martes, 1 de octubre de 2013

LOS ìNDICES BRINDADOS POR EL INDEC A PARTIR DE SU INTERVENCION NO REFLEJAN LA REALIDAD, SOLO SATISFACEN LAS APETENCIAS POR MOSTRAR UN MUNDO CARENTE DE DIFICULTADES Y CONFLICTOS QUE SOLO SATISFACEN A LAS AUTORIDADES DE TURNO (2007)

“La polémica intervención del INDEC, los Índices de la discordia”, es el título del artículo publicado en Octubre de 2007 por el economista especializado en economía política,  Javier Lindenboim. En un rechazo tajante a los guarismos del Estado, manifestaba: “La comparación de la evolución del IPC Gran Buenos Aires con el indicador de trece jurisdicciones refleja la profunda distorsión generada por la manipulación en el Indec”.´

Asimismo agregaba en el estudio de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA:”Difícilmente pueda imaginarse un Estado moderno que prescinda de un sistema ordenado de estadísticas o que no procure mantener un sistema transparente y basado en las mejores técnicas y prácticas o que no busque su constante mejoramiento.Todo ello requiere, entre otras cosas, garantizar tanto la calidad intrínseca del dato producido como velar porque éste pueda ser adecuadamente comparado históricamente”.

Esto no significa que una serie no deba ser modificada, todo lo contrario. De hecho, en la Argentina antes de llegar al índice de precios al consumidor vigente desde 1999 se dispuso de media docena de antecedentes. Claro que cada uno de tales cambios fue resultado de  minuciosos estudios que partieron de precisar el cometido principal que se buscaba, el universo de representación deseado y demás atributos.

Hoy, en su lugar hemos asistido desde hace un año aproximadamente a toscos esfuerzos por lograr que el IPC (correspondiente a la ciudad de Buenos Aires y su entorno  inmediato) dejara de reflejar la realidad y, en cambio, sólo satisfaga las apetencias por mostrar un mundo carente de dificultades y conflictos. Es decir, valores resultantes no de una metodología establecida sino de las indicaciones de las autoridades de turno.

Probablemente quienes operaron en tal sentido no fueron conscientes del daño poco menos que irreparable que se infligía no sólo a la institución Indec sino a un bien que  cuesta mucho lograr, que es la credibilidad. Credibilidad que refiere no sólo a la confianza en los resultados obtenidos de sus procesamientos sino también credibilidad por parte de quienes como ciudadanos proporcionan la información que sustenta aquellos resultados construidos por los técnicos.

…”Los planteos que asomaron en estos días sobre que  hace falta un cambio de metodología se destruyen en sus mismos términos puesto que en este año iba a operarse el inicio del cambio metodológico, pero con los recaudos apropiados y no en base a misteriosas y nocturnas manipulaciones. Además, ningún cambio en adelante será válido si no se recalculan los datos de todo el año en curso. Ese será el camino para conciliar al estadista con la estadística.

Javier Lindenboim: Licenciado en Economía Política. Investigador independiente del CONICET, profesor regular de la Universidad de Buenos Aires (Facultad de Ciencias Económicas/UBA). Director del CEPED (Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo) del Instituto de Investigaciones Económicas (FCE/UBA). Especialista en temas laborales y de desarrollo urbano-regional. Es autor de más de 100 publicaciones nacionales e internacionales y de un número similar de presentaciones en eventos y universidades del país y del extranjero.
Fuente: La polémica intervención del INDEC Indices de la discordia, Facultad de Ciencias Económicas ( UBA; 2007)


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