sábado, 25 de mayo de 2019

El patrón de acumulación de capital” neoliberal se vincula al Estado, al poder, la hegemonía y las luchas sociales

Desde algunas corrientes de pensamiento, se considera a la economía como una caja de herramientas a la que acudir para resolver necesidades múltiples contando con recursos escasos. Desde otras, en cambio, se adopta la categoría de economía política como clave para articular teoría y conceptos con el análisis de procesos históricos y sujetos sociales. Este es justamente el camino que sigue Eduardo Basualdo en este libro publicado por SigloXXI editores  de Buenos Aires,  toma el concepto de “patrón de acumulación de capital” como una categoría central para la investigación social en general, y amplía su alcance para incluir cuestiones vinculadas con el Estado, el poder, la hegemonía y las luchas sociales en su análisis.
En estas páginas, en las que se presenta una mirada sobre la historia del capitalismo, Basualdo demuestra persuasivamente cómo, dentro de ese modo de producción, no solo ha habido fases en la economía mundial sino que en los países se han desarrollado patrones de acumulación específicos. Son esos factores nacionales, sostiene el autor, los que explican las formas concretas que han adoptado los modelos de producción alineados con el capitalismo y también los que han buscado oponerse a él.
En un arco que se remonta a los autores clásicos de la economía (Smith, Ricardo, Marx) y llega al neoliberalismo de nuestros días, con numerosos ejemplos que anclan sus conceptos en la realidad argentina y latinoamericana, Basualdo construye un recorrido ambicioso y riguroso por los avatares de las economías periféricas y despliega una serie de categorías fundamentales para pensar hoy el capitalismo dependiente.

Basualdo, E. ( 2019)" Fundamentos de economía política, los patrones de acumulación, de los clásicos al neoliberalismo del siglo xxi Editores, Buenos Aires








El Martín Fierro nos sirve para pensar los conflictos irresueltos que marcaron nuestra constitución como nación y que ayudan a entender los antagonismos del presente ( Ezequiel Adamovsky)

Hace más de cien años que la figura del gaucho –encarnada en Martín Fierro– es el emblema central de la argentinidad. Hay algo desconcertante en eso: ¿cómo puede ser que nuestro héroe nacional sea un resentido con problemas de bebida que asesina sin razón a un compatriota? ¿Asegura la identificación con el Estado un matrero que descree de las leyes? ¿Alienta el progreso un personaje que se refugia en las tolderías? ¿Invita a la unidad nacional un gaucho que habla pestes de los inmigrantes? Como símbolo nacional, el Martín Fierro hace ruido, funciona mal.
Interrogando este hecho insólito, Ezequiel Adamovsky construye en "el gaucho indómito ,de martín fierro a Perón, el emblema imposible de una nación desgarrada" (Siglo XXI editores) un relato histórico y un ensayo poderosísimo para pensar los conflictos irresueltos que marcaron nuestra constitución como nación y que ayudan a entender los antagonismos del presente.

Aunque las historias de matreros perdieron el lugar central que tenían hasta los años cuarenta, los usos de la figura del gaucho –apropiado por la izquierda y la derecha, por posiciones tradicionalistas y conservadoras o heréticas y rebeldes– atraviesan la historia reciente , llegan hasta hoy, Y explican en parte la incapacidad de las clases altas para lograr una hegemonía cultural y política. Impecable y filoso, este libro muestra que el gaucho es el mito imposible, prenda de unidad y al mismo tiempo síntoma de nuestros enfrentamientos políticos, de clase, étnicos y raciales. construye un relato histórico y un ensayo poderosísimo para pensar los conflictos irresueltos que marcaron nuestra constitución como nación y que ayudan a entender los antagonismos del presente. 


A partir de un recorrido exhaustivo por las obras del criollismo popular, que cuentan las hazañas o desventuras de personajes del mundo rural para hablar de sus valores y sus problemas –desde la gauchesca de tiempos de la Independencia, pasando por el Martín Fierro, los folletines de Eduardo Gutiérrez, el circo criollo, el canto de payadores y folkloristas, hasta la relectura de la historia durante el primer peronismo, cuando la figura del gaucho se asoció a la del cabecita negra–, Adamovsky revela la extraordinaria productividad cultural de las clases populares para expresar visiones disidentes y alternativas acerca de la nación. Frente a la narrativa que proponían las élites y el Estado –la imagen de una Argentina blanca, europea, porteña y letrada–, las obras del criollismo popular restituían el lugar de lo mestizo y lo moreno, y hablaban de las injusticias con los pobres, de la solidaridad entre los de abajo y de una comunidad víctima del abuso de los poderosos.


Adamovsky , E. ( 2019 )"El gaucho indómito,de martín fierro a Perón, el emblema imposible de una nación desgarrada", Siglo XXI Editores, Buenos Aires.

El 25 de Mayo, fue el comienzo de un proceso revolucionario , hubo un antes y un después con el cambio de gobierno, pero no fue una revolución propiamente dicha ( Prof. Gabriel Di Meglio)

La siguiente es una entrevista al profesor e investigador Gabriel Di Meglio, quien rompe con algunos supuestos arraigados sobre el 25 de Mayo de 1810 y que a raíz de investigaciones toman un nuevo cariz.

-En las escuelas es muy importante la presencia de la Revolución de Mayo, pero me parece que se maneja una visión bastante tradicional.
Por eso queríamos preguntarte qué nuevos aspectos de la Revolución se están investigando; cuáles son, si las hay, las miradas nuevas de los especialistas. ¿Hay una vuelta sobre el estudio de estos tiempos históricos?

-Gabriel Di Meglio: Bueno, me parece que el tema de la Revolución de Mayo es un tema que nunca se abandona porque como mito fundacional de la Nación siempre se vuelve a revisar. Pero creo que la proximidad del bicentenario hace que se ponga más atención que la habitual. En los últimos años se revisaron muchas cosas con respecto a las miradas más clásicas, propias de la vida escolar más tradicional.

Creo que la nueva mirada se ha impuesto bastante en el mundo académico, pero no fuera de él. Por ejemplo, la idea de que no es una revolución de los criollos contra los españoles, ni de emancipación nacional. Sobre todo porque en realidad lo que hoy tiene consenso en
el mundo académico es que en 1810 no existía la Nación Argentina, es una construcción posterior a la Revolución. Entonces no podemos asumir el relato según el cual los criollos estaban hartos de la dominación de los españoles y querían quitársela de encima, y así, independizar la Nación. Esta versión es muy difícil de sostener hoy con evidencia histórica. Y, en particular, la idea de Nación que tienen los criollos tampoco es muy clara en Mayo de 1810, se irá armando después de la Revolución. Una idea fuerte también, quizás más renovadora, es la idea de que la Revolución de Mayo es el principio de una revolución y no el final.

En general, la efeméride es la Semana de Mayo hasta el 25, y el 25 es la conclusión. Pero el 25 es simplemente el principio, así como la Revolución Francesa no termina con la toma de la Bastilla, empieza con la toma de la Bastilla, digamos con la Asamblea Nacional, y es
sólo el comienzo de un proceso revolucionario. Acá, salvando la distancia entre las dos revoluciones, es lo mismo; es decir, 1810 es simplemente el principio de un proceso revolucionario. De hecho, podemos discutir mucho si el 25 de Mayo es una revolución o no, en realidad es más bien un cambio de gobierno.

-Los objetivos se van a ir definiendo de a poquito y después...

-Gabriel Di Meglio: Se van a ir radicalizando, como suele ocurrir en muchas revoluciones. A medida que pasa el tiempo se van proponiendo cambios más fuertes. Entonces, la revolución dura al menos 10 años. Eso también se discute, ¿cuándo termina?.

Es fácil saber cuándo empiezan las revoluciones pero no cuándo terminan ¿no? 


- Duró por lo menos hasta 1820, sin duda. Ahí sí uno puede ver que hubo cambios revolucionarios y que esa sociedad que era de una manera en 1810, en la década de 1820 es distinta.sin duda. Ahí sí uno puede ver que hubo cambios revolucionarios y que esa sociedad que era de una manera en 1810, en la década de 1820 es distinta. […] Hay cambios muy grandes, por empezar de una sociedad de súbditos de un rey, de una monarquía, se pasa a una república de ciudadanos. Más allá de que esto sea un cambio lento en realidad, claramente considerarse parte de una monarquía o de una república es un cambio muy radical.

E: Vos decías que los revolucionarios se van volviendo más revolucionarios, y también los contrarrevolucionarios se van volviendo más reaccionarios y las distancias aumentan a medida que la revolución avanza...

-Gabriel Di Meglio: Sí, la Revolución tiene dos momentos muy claros. Hay un momento bastante radical (por decirlo de algún modo, radical en el sentido de que busca cambios fuertes) que va de 1810 a 1815, y es la época marcada por la idea de crear una república, de la independencia, de imponer la libertad, creo que el ejemplo más claro
de esto es la Asamblea del año XIII , que dice "no más títulos de nobleza, no más inquisición, no más tortura", todo este tipo de medidas libertarias aunque limitadas, claro, porque por ejemplo la esclavitud sigue existiendo. Lo cierto es que había un espíritu de
transformación. Ahora, a partir de 1815 los sectores que dirigen la revolución son más conservadores, de hecho el Congreso de Tucumán que declara la independencia saca una proclama que dice "Fin de la revolución, principio del orden". Y eso marca un poco ideológicamente este segundo momento.


Otro cambio fundamental es que la economía, que antes estaba totalmente articulada en todo el Virreinato del Río de la Plata con la Ciudad de Potosí, con la guerra de la Independencia queda totalmente transformada y pasa a ser una economía que se vuelca hacia el mercado mundial, ya no español, sino Atlántico en general, y eso va a generar transformaciones grandes para todas las provincias. Otro punto clave, el sector dominante de la economía, que en la colonia era el grupo de los grandes comerciantes, cambia y va a pasar a los estancieros, y esto tiene un peso muy grande para la Argentina en tanto país. 

-Del mismo modo, hay otros quiebres como la incorporación de nuevos actores  es que sectores que antes no participaban en las discusiones sobre los destinos de estos territorios pasan a hacerlo, en un lugar subordinado, en general. 

-Di Meglio: En muchos lugares rioplatenses, las clases populares pasan a ser parte de la política, y eso es un cambio sustancial. Además de que trajo algunos cambios concretos, por ejemplo en el sentido de que en el mundo colonial la desigualdad es legal; la sociedad revolucionaria sigue siendo desigual, pero salvo por una esclavitud que se mantiene, todas las otras desigualdades legales se abolen, y eso también para la gente que lo vivió fue significativo. Una cosa más que me parece importante es que fue una revolución muy grande, porque para los que la vivieron lo fue.
Entonces, los historiadores estamos sentados en nuestro escritorio: “Esto cambió, esto no me parece tanto…”, pero para los que la vivieron, y no sólo los sectores dirigentes, es un antes y un después.
-Sin dudas, 1810-1820 fue un verdadero vendaval en las transformaciones de la vida de la gente. Y eso es fundamental, cómo 
la gente percibe lo que ocurre, para ellos hubo un antes y un después. 


Bicentenario : Pasado y presente de Buenos Aires, en clave de Mayo /
coordinado por Susana Wolman. - 1a ed. - Buenos Aires : Ministerio de
Educación - Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2010

lunes, 13 de mayo de 2019

El año de Artaud se interna en la no siempre armoniosa relación entre la acción política y los sueños de una música que supo encarnar la imaginación utópica de su tiempo.

El año de Artaud se interna en la no siempre armoniosa relación entre la acción política y los sueños de una música que supo encarnar la imaginación utópica de su tiempo.
  
Argentina, 1973, fue año de la “juventud maravillosa”, el de la asunción del “Tío” Cámpora, como presidente , bajo el mandato de "Cámpora al gobierno, Perón al Poder", el de la Juventud Peronista y los Montoneros. 1973 en Argentina, fue el año de la masacre de Ezeiza, cuando la derecha peronista y la izquierda del PJ, se batieron a tiros en la vuelta de Perón , que meses más tarde, iniciaba su  tercer mandato presidencial de Perón. Fue el año del  el asesinato de José I. Rucci. El año en que el poder del ministro José López Rega empezaba a perfilarse y las organizaciones guerrilleras creían en la inminencia de la revolución. 
  ¿Los jóvenes al poder, finalmente? Mientras tanto, en la habitación de su casa paterna, un joven de veintitrés años, Luis Alberto Spinetta, componía una serie de canciones mayormente inspiradas en la lectura de Antonin Artaud, el más maldito de los surrealistas franceses. De aquel viaje poblado de música, poesía y la realidad de un país en ebullición nacería Artaud, un disco esencial de la cultura argentina: un clamor de liberación en el año de las grandes promesas liberadoras.
  En "El año Artaud (Rock y politica en 1973),publicado por Planeta , Sergio Pujol sigue  la línea de sus anteriores libros, La década rebelde y Rock y dictadura. Crónica de una generación (1976-1983), Pujol pone a dialogar los hechos de la historia nacional con las prácticas y representaciones de una música “progresiva” que empezaba a hacerse oír con fuerza y convicción, a menudo a espaldas del mercado, del gusto establecido y los guardianes de la tradición. “Aunque me fuercen yo nunca voy a decir/que todo tiempo por pasado fue mejor./ Mañana es mejor”, anotaba Spinetta en el verso más célebre de su “Cantata de puentes amarillos”.
  Con un estilo narrativo que no da respiro y un uso pocas veces visto de diversas fuentes documentales, El año de Artaud se interna en la no siempre armoniosa relación entre la acción política y los sueños de una música que, acaso como ninguna otra, supo encarnar la imaginación utópica de su tiempo.

Pujol, Sergio ( 2019), " El año Artaud, Rock y politica en 1973), Planeta, Buenos Aires.