jueves, 28 de febrero de 2019

Se precisan instituciones fuertes más que presidentes fuertes, para la República que exige la división de poderes para evitar que un gobierno arbitrario haga lo que quiera, sobre esos derechos se construye la verdadera democracia ( Raúl Alfonsín, 2005)


A 10 años de su partida, recordar al Dr. Raúl Alfonsin, es recordar a quien  intentó construir una democracia cimentada en valores opuestos a los que habían caracterizado a la Argentina desde 1930  con los sucesivos golpes militares y que  estuvieron presentes en los gobiernos democráticos: "el autoritarismo, la violencia y la arbitrariedad eran norma de las dictaduras y, al mismo tiempo, tentaciones a las cuales se cedía con deplorable
frecuencia durante los interregnos constitucionales, a partir de un funda-
mento cultural que por momentos parecía ser común a los dos modos de gobernar el país”, aseguraba en 2005.

Entrevistado por la revista Gente, recordaba que  10 de Diciembre de 1983, se reinstauró la Democracia” y  la  esperanza renacía luego del terrorismo estatal que fracturó a la sociedad , dado que con la figura del desaparecido , los militares genocidas que asaltaron el poder el 24  de Marzo de 1976, pretendieron borrar de la faz de la tierra todo vestigio y  memoria del “ enemigo subversivo” , según el lenguaje de la dictadura.

  En el mencionado reportaje , Alfonsín respondió -si al dejar el gobierno anticipadamente, usted dijo que no pudo, no supo, no quiso… ¿Hoy tiene resuelto qué no quiso, no supo y no pudo?.

  En defensa de su actuación al frente de un país donde empresarios, militares, sindicalistas y el FMI jaquearon su mandato, Alfonsín expresó

  –Durante toda la campaña dije que con la Democracia se come, se educa y se cura. Y lo cierto es que la crisis no me dejó hacerlo del todo, aunque pusimos en marcha el PAN, que dio alimentación complementaria a cinco millones de personas, el plan ABC para dar por millones útiles a los niños, y bajamos la deserción escolar con los comedores, y un plan
de alfabetización premiado por las Naciones Unidas. Y en salud, quisimos poner en marcha un seguro, pero me lo detuvieron en el Senado (en manos del PJ).

  De todos modos, Alfonsín reivindicó sus ideas y la forma de conducir el país, donde el presidente sea la cabeza del Estado, tal como lo marca la constitución, pero sin caer en el personalismo y con instituciones fuertes que acompañen y/o controlen la actividad presidencial ” Para crecer definitivamente, se precisan instituciones fuertes más que presidentes fuertes. Es elemental para la República, que exige la división de poderes para evitar que un gobierno arbitrario haga lo que quiera. Es sobre esos derechos fundamentales se construye la verdadera Democracia.

  En 1987, cuando la primavera alfonsinista ya no era tal, dado el deterioro económico y el alzamiento militar de Semana Santa,  visto por la sociedad como un signo de  fragilidad ante la amenazada democracia, reivindicaba la senda y el valor de vivir en democracia, condición base para la consecución de otros items:”  Estamos en el camino correcto, sigamos marchando, hemos logrado la condición necesaria: la democracia. Y es esta democracia laque nos permite avanzar en el encuentro regional, pues sólo con la democracia, esto es, con la voluntad de los pueblos, pueden deponerse las pretensiones hegemónicas, superarse los enfrentamientos, desterrar absurdas hipótesis de conflictos.

 Contrariando a los militares y sus socios civiles, que pretendían reorganizar verticalmente la sociedad, y “modernizarla” con la ruptura de la pequeña y mediana industria y favoreciendo a las corporaciones económicas, expresaba :
  
  ” A los argentinos alguna vez se nos dijo que para llegar a la convivencia civilizada, primero era necesario transcurrir una etapa autoritaria que posibilitara el crecimiento económico que haría viable, en un futuro nunca precisado, la convivencia respetuosa, fundada en la ley. Lo sucedido, es sabido, los lazos se quebraron, apelaba Alfonsín a utilizar la memoria:”Sé bien que no es necesario recordarles que fue lo que nos pasó.”

  En contraposición, Alfonsín, resaltaba: “Hoy nuestro principal patrimonio es la fortaleza que surge de ese aprendizaje, la inclaudicable decisión de mantener y consolidar nuestra juricidad, la unidad de todos los argentinos, más allá de las diferencias, en la defensa del sistema de la ley, de la convivencia civilizada, de la Constitución”.

  Aquellos años aciagos habían dejado su lección, en donde pedía, acorde a la teoría de los dos demonios, no olvidar que la violencia no nació en el 76  y que grupos de izquierda,  derecha y para policiales, la habían alimentado desde “Porque sabemos qué es lo que pasó y por qué pasó, surge allí  nuestra fortaleza que posibilita la generosidad, permite comprender que en una tragedia nacional nadie es totalmente víctima, ni nadie totalmente victimario”.

  Finalmente, reiteraba la importancia suprema de la democracia, del dialogo, del debate y no de las discusiones  sin sentido, de la “aceptación sensata”, como la llama:” Nuestro camino es el de la construcción del poder civil, popular, republicano, el poder de la ley asentada en la soberanía popular. Es en definitiva, el poder que surge de nuestra historia, no  como una abstracción sino como resultado concreto de nuestra formación como pueblo y como nación, de una cultura, de una aceptación sensata y racional de lo que somos: una sociedad compleja en la que la conjunción de intereses y de aspiraciones sólo puede lograrse a través de los mecanismos de la democracia.

Fuentes
http://libroalfonsin.blogspot.com/
Muiño, Oscar ( 2013), “Alfonsín”, Aguilar, Buenos Aires.
https://www.megustaleer.com.ar/libros/alfonsn/MUY-000556/fragmento/
35 años del regreso de la Democracia: así recordaba Raúl Alfonsín el 10 de diciembre de 1983, Infobae, 10 de Diciembre de 2018
https://www.infobae.com/gente/personajes/2018/12/10/35-anos-del-regreso-de-la-democracia-asi-recordaba-raul-alfonsin-el-10-de-diciembre-de-1983/

Discurso del Señor Presidente de la Nación, Doctor Raúl R. Alfonsín,
ante la Asamblea legislativa de la República Oriental del Uruguay, el
día 25 de mayo de 1987(En: Discursos Presidenciales. Buenos Aires, Subsecretaría deComunicación Social. Dirección General de Difusión, 1987, p.p.152-154)

sábado, 23 de febrero de 2019

Día Internacional de la mujer: las primeras egresadas de la UBA, fueron pioneras, enfrentaron las dificultades de su tiempo histórico con las mejores armas: conocimiento y compromiso, abrieron caminos, ejercieron su profesión y se involucraron inteligentemente en la sociedad que les tocó vivir


El día internacional de la Mujer, se torna un momento propicio para rescatar  y ponderar a aquellas que buscaron y lucharon por valorar su rol en el marco de la Universidad de Buenos Aires, para ello e basaré en el  trabajo  "Las primeras mujeres en la UBA" de  la Prof. María Clementina González , donde resume y analiza  las vidas de aquellas que con su graduación marcaron un hito para que hoy, con serios obstáculos que permanecen, las mujeres tengan su lugar en la Universidad de Buenos Aires, la más importante del  país y  la de mayor reconocimiento en el mundo.

Desde creación de la Universidad de Buenos Aires en el año 1821 hasta la primera graduada de la Facultad de Ciencias Médicas, Cecilia Grierson, transcurrieron más de sesenta años. Las primeras universitarias egresadas de la Universidad fueron médicas. Tal vez porque la medicina y la enseñanza impartida en las escuelas normales para la formación de maestras constituyeron las dos orientaciones “naturales” donde las mujeres desarrollarían su vocación. En efecto, la Medicina, en cualquiera de sus dos vertientes Obstetricia y Farmacia, era la carrera que mejor se ajustaba a la “naturaleza” femenina. De este modo el ingreso de las mujeres a la UBA se dio en el marco de una significativa división de género en el campo del saber.

En 1885 se registró la primera egresada de la carrera de Farmacia: Elida Passo, hija de un farmacéutico quien luego de graduarse intentó matricularse en la carrera de Doctorado en Medicina. En un principio su inscripción fue rechazada por el Rector, sin embargo no logró graduarse pues falleció de tuberculosis mientras estudiaba. La primera mujer en terminar el doctorado en medicina fue Cecilia Grierson en 1889. Preocupada por los problemas de su tiempo y siendo aún estudiante ayudó a las víctimas de la epidemia de cólera que azolara a la ciudad de Buenos Aires. Por impulso de su propia experiencia, fundó la primera Escuela de Enfermeras en el país al año siguiente de su egreso. Posteriormente fundó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios que luego se incorporaría a la Cruz Roja.

 La continuó   Elvira Rawson en 1892. Durante la Revolución del Parque, siendo aún estudiante estableció junto a otros compañeros un hospital de campaña para atender a los heridos. Comprometida políticamente participó en la Unión Cívica primero y más tarde militó en las filas de la Unión Cívica Radical.

  Julieta Lanteri graduada en medicina en 1907, fue un emblema no solamente en sus estudios, y su profesión,  también ella se atrevió a ingresar en el mundo de la política: en 1919 fundó el Partido Feminista Nacional y aún cuando no existía el derecho al sufragio femenino se presentó como candidata a diputada en elecciones nacionales.
  Un rasgo que caracterizó a estas mujeres fue el hecho que no sólo desempeñaron su profesión sino que en todas ellas primó la constante preocupación por la defensa de los derechos de la mujer desde sus diversas orientaciones políticas imbuidas tal vez por el pensamiento liberal y laicista dominante en la época
  Julieta Lanteri consagró su vida a la defensa de los derechos del niño y a la igualdad jurídica entre varones y mujeres. Junto con Raquel Camaña fundó el Centro Feminista Socialista (1902) procurando transformar las asimetrías de género. A pesar de pertenecer a diferentes ámbitos de la Universidad -Facultad de Ciencias Médicas y Facultad de Filosofía y Letras-, las dos mujeres se asociaron en un objetivo común: promover y difundir iniciativas para mejorar la situación de los infantes en el país. Continuando con esta línea de acción las dos mujeres instauraron la Liga Pro-derechos de la Mujer y del Niño en 1911 donde sus ideas quedarían plasmadas cinco años más tarde en el primer Congreso Nacional del Niño.
  Un caso paradigmático fue Raquel Camaña. En el año del centenario patrio, solicitó primero al Decano de la Facultad de Filosofía y Letras la suplencia de la cátedra libre en Ciencias de la Educación esgrimiendo como antecedente su monografía “La educación sexual de nuestros hijos”. Como no encontrara una contestación satisfactoria elevó su demanda al Consejo Superior de la UBA. La respuesta definitiva lleva la firma del Dr. Eufemio Uballes y del secretario M. Nirenstein: “Siendo privativa de las Facultades la atribución de nombrar profesores suplentes de acuerdo con el inc. 4º del art. 32 de los Estatutos, El Consejo Superior se declara incompetente para entender en la precedente solicitud de la señorita Raquel Camaña”.

 En 1914 Alicia Moreau egresó de la Facultad de Ciencias Médicas con diploma de honor. Al igual que sus pares, aunó la medicina con la actividad política canalizando sus preocupaciones sociales en el Partido Socialista, espacio que le permitió involucrarse en la lucha por los derechos de la mujer. Tal como estaba planificado, el Primer Congreso Americano del Niño vio la luz en el mes de febrero del año 1916. Julieta Lanteri al frente del Comité Ejecutivo y  Raquel Camaña y Alicia Moreau, secretarias generales, invitaron al Rector de la Universidad a participar del mismo en conmemoración del centenario de la Independencia Nacional. La doctora Lanteri expresó en su nota de presentación las motivaciones que llevaron a la convocatoria: “El Congreso Argentino del Niño realizado en momentos trágicos para el mundo, debe mostrar nuestra íntima capacidad para abordar el problema del porvenir, que nos pertenece y la fortaleza de nuestro espíritu para realizarlo. El estudio del Niño es el más fundamental y profundamente humano que en él puede caber; abordarlo con amor y sinceridad y con el concurso y el esfuerzo de la mayoría, es ya de por sí la mejor manera de demostrar nuestra preparación y asegurar nuestro éxito”. Los intentos de las primeras médicas para acceder a la docencia universitaria o a la investigación –ámbitos profesionales negados al desempeño femenino- pusieron de manifiesto las dificultades que debieron sortear en el campo del conocimiento. Aquellas que alcanzaron la docencia universitaria, lo hicieron en calidad de auxiliares, es decir, en la escala más baja de la estructura académica

  En la Facultad de Derecho  de forma paradojal , las mujeres debieron enfrentar estas al l ideario de la época donde la Universidad era pensada como  un espacio exclusivo y paradójicamente inclusivo sólo para hombres, pues la carrera implicaba un camino seguro para acceder al poder político, destinada a la formación de la élite dirigente, la élite que integraría los cargos de funcionarios públicos. En este contexto político-social las mujeres no tenían cabida
  La lista de las “valientes”  precursoras de que accedieron a los estudios superiores y tanto desde el ámbito universitario algunas , y desde la militancia en los partidos políticos otras, todas lucharon en defensa de los derechos civiles y políticos de la mujer: participaron activamente al pretender votar y ser votadas. Ellas son  María Teresa Ferrari de Gaudino,  Lucía Giorgi, Florentina Garcia, María Teresa Romero  Leticia Astier de Emma Day , Alicia, Lola Ubeda,  Adelcira Agostini: Antonina Freuler, Isabel Kaminsky,  Rosario Berón,  Elvira y Ernestina Lopez, María Atilia Canetti , Ana Mauthe, Antonia María González, Carmen Esther Nuñez, Rafaela Matilde Dolcetti, Amalia Pesce de Fagonde,  María Teresa Pausecchi de Marzoratti, Finlandia Elisa Pizzul, Elisa B. Bachoffen , Ángeles Delmon. Angela Chiarelli Guillermina Dieckmann y las hermanas Axa y Lía Acevedo Celia Tapias , María Laura López Saavedra, debe añadirse a   Clara Maradona, Esther María Ignacia Smith Bunge y María Catalina Negri, Finlandia Elisa Pizzul. María H. Cúneo Krey, Florinda Ibarra, Mabel Mira.  Amalia Pesce de Fagonde, María Teresa Pausecchi de Marzoratti, Antonia María González, Carmen Esther Nuñez, Rafaela Matilde Dolcetti, 

Fuente
Las primeras mujeres en la UBA Por: Prof. María Clementina González, 2014. Buenos Aires.
http://www.uba.ar/ahistorico/descargas/mujeres-uba.pdf

martes, 19 de febrero de 2019

La grandeza de de La Historia Oficial , radica en trascender tiempos y lugares,no habla sólo de algunos acontecimientos vividos durante la dictadura, sino que plantea cuestiones profundas: " ¿quiénes somos verdaderamente?, ¿por qué es necesario recordar?

A pocos días de la entrega de los premios Oscar, surge el recuerdo de la Historia Oficial, que en 1986 fue la primera película argentina galardonada por la Academia.

La Historia Oficial fue concebida y plasmada en un momento  especial del país, con la democracia recuperada y planteando espinoso y casi “ tabú “ para la sociedad de la primavera alfonsinista que ya conocía las aberraciones de la dictadura plasmada en el Nunca Más y , al momento de la filmación, el Juicio a las Juntas.

Reflexionaba el periodista Gustavo Noriega :“Quizás ninguna otra vez como en este caso el cine nacional conectó con su época de manera tan clara como La historia oficial lo hizo con la recuperación democrática y el develamiento de los horrores de la represión. A través de su personaje central, Alicia (Norma Aleandro), una profesora de historia de colegio secundario que descubre con espanto que su hija adoptada es hija de desaparecidos y fue apropiada ilegalmente, la sociedad argentina de los ochenta encuentra una representación que la exculpabiliza y la convierte en testigo más que en protagonista.


La decisión del director Luis Puenzo y la guionista Aída Bortnik de contar la historia del secuestro de bebés a través de una madre apropiadora y no siguiendo la búsqueda de una abuela fue clave. La refundación democrática argentina necesitaba una historia que legitime a la sociedad y la deje por fuera de la violencia que había arrasado al país desde comienzos de la década del 70 y que no se había detenido hasta el desastre de Malvinas. La película de Luis Puenzo cumplía inconscientemente con ese rol de manera brillante.


La Historia Oficial empezó casi como un sueño mínimo. Todavía reinaba la censura de la más sangrienta dictadura cívico-militar que sufrió nuestro país y escribir un guion de esas características podía parecer poco más que un ejercicio. "Empecé a tipear el primer texto durante la Guerra de Malvinas. Y en el verano del '83 me junté con Aída (Bortnik) para hacer el guion. El plan original era registrarla en 16 mm. y hacerla en forma clandestina porque no nos iban a autorizar ni locos a
filmar eso. También pensamos en concretar una coproducción con España por un tema económico y de amparo internacional", revelaba Puenzo hace algunos años.

En síntesis, grandeza de La Historia Oficial , radica en trascender tiempos y lugares, dado que no habla sólo de algunos acontecimientos argentinos de finales de los setenta y principios de los ochenta, sino que plantea cuestiones de gran profundidad independientemente de los coordenadas geográficas y las referencias cronológicas en las que nos encontremos: ¿quiénes somos verdaderamente?, ¿por qué es necesario recordar?, ¿cómo la maquinaria del poder influye en nuestras vidas?, ¿qué peso tienen las mentiras en cada uno de nosotros?, ¿qué sentido posee la solidaridad?, ¿podemos
mejorar el mundo?

Fuentes

02/04/2015
La historia oficial, un símbolo del regreso de la democracia . Diario UNO, 2 de Abril de 2015

La historia oficial, 30 años después: las contradicciones del gran clásico del cine argentino del regreso de la democracia , INFOBAE 11 de Septiembre de 2018







martes, 12 de febrero de 2019

EL COMBATE DE SAN LORENZO FUE UNA LUCHA POR IDEAS DE INNOVACIÓN DE FORMAS DE ENTENDER Y REFUNDAR LA SOCIEDAD , LA POLÍTICA Y LA ECONOMÍA QUE ATRAVESABAN AMBOS LADOS DEL ATLÁNTICO ( IGNACIO MARTINEZ,CONICET, 2013)

El combate de San Lorenzo del que el último 3 de Febrero se cumplieron 106 AÑOS , quedó grabado en la memoria de generaciones de alumnos argentinos a partir de la marcha homónima que honrío a José de San Martin y al heroísmo del sargento Cabral, quien dio su vida para salvar a su jefe, en 1813 se enfrentaron junto al Convento de San Carlos Borromeo en la actual localidad santafesina en Argentina, las fuerzas independentistas rioplatenses vencieron a las españolas (realistas). Fue el único combate en territorio argentino que libraron tanto el Regimiento de Granaderos a Caballo como su creador, el entonces coronel José de San Martín.


Ignacio Martínez, investigador del CONICET, analiza el suceso respondiendo a la pregunta ¿Qué fue lo que movilizó a San Martín a involucrarse en esos combates en tierra americana?

-Los valores que movían la batalla no estaban condensados todavía en torno a un sentimiento nacional argentino, ya que en 1810 esa nación como la conocemos hoy todavía no existía. 

“Podríamos decir que en San Martín, como en muchos de los protagonistas de esos sucesos, pueden haber confluido un sentimiento patriótico, que refería a la patria chica, al lugar de origen y al mismo tiempo un sentimiento de identidad americana”, señaló. “San Martín regresa por las ideas”, subrayó.
Martínez concluye:” fue una lucha por ideas de innovación, de formas de entender y refundar la política, la sociedad y la economía que atravesaba de un lado y del otro el Atlántico y la experiencia más fuerte en nuestro territorio fue la guerra, que logró comprometer a toda la población. San Martín fue uno de los grandes “ingenieros” de esa movilización, fue uno de los que trató de organizar esa empresa gigantesca, la guerra revolucionaria, que movilizó alrededor de 14.000 hombres, con todo lo que ello implicaba. Era un esfuerzo que involucró a toda la población profundamente, y uno de los protagonistas de todo eso, sin dudas, fue San Martín”.
Más info en perlitasdelahistoria.blogspot.com/2019/02/el-combate-de-san-lorenzo-fue-una-lucha.html y en Perlitas de la historia en facebook

EL COMBATE DE SAN LORENZO FUE UNA LUCHA POR IDEAS DE INNOVACIÓN DE FORMAS DE ENTENDER Y REFUNDAR LA SOCIEDAD , LA POLÍTICA Y LA ECONOMÍA QUE ATRAVESABAN AMBOS LADOS DEL ATLÁNTICO ( IGNACIO MARTINEZ,CONICET, 2013)


El combate de San Lorenzo del que el último 3 de Febrero se cumplieron 106 AÑOS , quedó grabado en la memoria de generaciones de alumnos argentinos a partir de la marcha  homónima que honrío  a José de San Martin y al heroísmo del sargento Cabral, quien dio su vida para salvar a su jefe.
El 3 de Febrero de 1813 se enfrentaron junto al Convento de San Carlos Borromeo en la actual localidad santafesina  en Argentina, las fuerzas independentistas rioplatenses vencieron a las españolas (realistas). Fue el único combate en territorio argentino que libraron tanto el Regimiento de Granaderos a Caballo como su creador, el entonces coronel José de San Martín.
Juan Parish Robertson, comerciante inglés, fue testigo del combate de San Lorenzo, y el relato que escribió en Londres constituye la fuente principal de las crónicas sobre dicha acción militar. Robertson había salido de Buenos Aires llevando mercadería para vender en el Para­guay, y en la posta de San Lorenzo se encontró casualmente con San Martín y sus granaderos y en la noche del 2 de febrero de 1813., el Jefe militar lo invitó a presenciar el combate que se libraría al día siguiente.
En el  libro “Letters on Paraguay, ” publicado en Londres en 1834, Robertson ,testigo del combate  relató  en colaboración con su hermano Guillermo los vivido junto al  futuro padre de la patria y Libertador de Chile y Perú..” Por la tarde del quinto día llegamos a la posta de San Lorenzo, distante como dos leguas del convento del mismo nombre, construido sobre las riberas del Paraná, que allí son prodigiosamente altas y empinadas. Allí nos in­formaron que se habían recibido órdenes de no permitir a los pasajeros seguir desde aquel punto, no solamente porque era inseguro a causa de la proximidad del enemigo, sino porque los caballos habían sido requisados y puestos a disposición del Gobierno y listos para, al primer aviso, ser internados o usados en servicio activo.
Yo había temido encontrar tal interrupción a través de todo el camino, porque sabía que los marinos, en considerable número, estaban en alguna parte del río, y cuando recordaba mi delincuencia en burlar su bloqueo, ansiaba caer en manos de cualquiera menos en las suyas. Todo lo que pude convenir con el maestro de postas fue que si los marinos desembarcaban en la costa yo tendría dos caballos para mí y mi sirviente y estaría en libertad de internarme con su familia a un sitio conocido por él, donde el enemigo no podría seguirnos” “
. “No dudé estar en manos de los marinos. ‘¿Quién está ahí?’, dijo autoritariamente uno de ellos. ‘Un viajero’, contesté, no queriendo señalarme inmediatamente como víctima confesando que era inglés. ‘Apúrese’, dijo la misma voz ‘y salga’. En ese momento se acercó a la ventanilla una persona cuyas facciones no podía distinguir en lo oscuro, pero cuya voz estaba seguro de conocer, cuando dijo a los hombres: ‘No sean groseros, no es enemigo, sino, según el maestro de posta me informa, un caballero inglés en viaje al Paraguay”. “Los hombres se retiraron y el oficial se aproximó más a la ventanilla.
Confusamente pude entonces discernir sus finas y prominentes facciones, sin embargo, combinando sus rasgos con el metal de voz, dije: ‘Seguramente usted es el coronel San Martín, y, si es así, aquí está su amigo míster Robertson’. “El reconocimiento fue instantáneo, mutuo y cordial, y él se regocijó con franca risa cuando le manifesté el miedo que había tenido, con­fundiendo sus tropas con un cuerpo de marinos. El coronel entonces me informó que el Gobierno tenía noticias seguras de que los marinos españoles intentarían desembarcar esa misma mañana, para saquear el país circunvecino y especialmente el convento de San Lorenzo. Agregó que para impedirlo había sido destacado con ciento cincuenta Granaderos a caballo de su Regimiento. Que había venido (andando principalmente de noche para no ser observado) en tres noches desde Buenos Aires. Dijo estar seguro de que los marinos no conocían su pro­ximidad y que dentro de pocas horas esperaba entrar en contacto con ellos”. “Son doble en número’, añadió el valiente coronel, ‘pero por eso no creo que tengan a mejor parte de la jornada’. “‘Estoy seguro que no’, dije, y descendiendo sin dilación empecé con mi sirviente a buscar a tientas vino con qué refrescar a mis muy bien venidos huéspedes.
“No tuve dificultad en persuadir al coronel de que me permitiera acompañarlo hasta el convento. ‘Recuerde solamente’, dijo, ‘que no es su deber ni oficio pelear. Le daré un buen caballo y si ve que la jornada se decide contra nosotros, aléjese lo más ligero posible. Usted sabe que los marineros no son de a caballo’. A este consejo prometí sujetarme y, aceptando su delicada oferta de un caballo excelente y estimando debidamente su consideración hacia mí, cabalgué al costado de San Martín cuando marchaba al frente de sus hombres, en oscura y silenciosa falange”. “Justo antes de despuntar la aurora, por una tranquera en el lado del fondo de la construcción, llegamos al Convento de San Lorenzo, que quedó interpuesto entre el Paraná y las tropas de Buenos Aires y ocultos todos los movimientos a las miradas del enemigo.
El coronel San Martín, acompañado por dos o tres oficiales y por mí, ascendió al campanario del Convento y con ayuda de un anteojo de noche y por una ventana trasera trató de darse cuenta de la fuerza y movimientos del enemigo. “Cada momento transcurrido daba prueba más clara de su intención de desembarcar y tan pronto como aclaró el día percibimos el afanoso embarcar de sus hombres en los botes de siete barcos que componían su escuadrilla”
“Fue un momento de intensa ansiedad para mí. San Mar­tín había ordenado a sus hombres no disparar un solo tiro. El enemigo aparecía a mis pies seguramente a no más de cien yardas. Su bandera flameaba alegremente, sus tambores y pitos tocaban marcha redoblada, cuando en un instante y a toda brida, los dos escuadrones desembocaron por atrás del convento y flanqueando al enemigo por las dos alas, comenzaron con sus lucientes sables la matanza que fue instantánea y espantosa” “Las tropas de San Martín recibieron una descarga solamente, pero desatinada, del enemigo, porque, cerca de él como estaba la caballería, sólo cinco hombres cayeron en la embestida contra los marinos.
Todo lo demás fue de­rrota, estrago y espanto entre aquel desdichado cuerpo. La persecución, la matanza, el triunfo siguieron al asalto de las tropas de Buenos Aires. La suerte de la batalla, aun para un ojo inexperto como el mío, no estuvo indecisa tres minutos”. “La carga de los dos escuadrones instantáneamente rompió las filas enemigas y desde aquel momento los fulgurantes sables hicieron su obra de muerte tan rápidamente, que en un cuarto de hora el terreno estaba cubierto de muertos y heridos. “Un grupito de españoles había huido hasta el borde de la barranca y allí, viéndose perseguidos por una docena de granaderos de San Martín, se precipitaron barranca abajo y fueron aplastados en la caída. Fue en vano que el oficial a cargo de la partida les pidiera se rindiesen para salvarse.
En tanto,  Ignacio Martínez, investigador del CONICET, analiza el suceso respondiendo a la pregunta ¿Qué fue lo que movilizó a San Martín a involucrarse en esos combates en tierra americana?
-Llos valores que movían la batalla no estaban condensados todavía en torno a un sentimiento nacional argentino, ya que en 1810 esa nación como la conocemos hoy todavía no existía. “Podríamos decir que en San Martín, como en muchos de los protagonistas de esos sucesos, pueden haber confluido un sentimiento patriótico, que refería a la patria chica, al lugar de origen y al mismo tiempo un sentimiento de identidad americana”, señaló. “San Martín regresa por las ideas”, subrayó.
Martínez concluye:” fue una lucha por ideas de innovación, de formas de entender y refundar la política, la sociedad y la economía que atravesaba de un lado y del otro el Atlántico y la experiencia más fuerte en nuestro territorio fue la guerra, que logró comprometer a toda la población. San Martín fue uno de los grandes “ingenieros” de esa movilización, fue uno de los que trató de organizar esa empresa gigantesca, la guerra revolucionaria, que movilizó alrededor de 14.000 hombres, con todo lo que ello implicaba. Era un esfuerzo que involucró a toda la población profundamente, y uno de los protagonistas de todo eso, sin dudas, fue San Martín”, concluyó.
El arcón de la historia “El combate de San Lorenzo relatado por un testigo ( 3/2/1813)

Paradiso, Ana “Reflexiones a 200 años del combate de San Lorenzo”, . CCT Rosario, sobre investigación de Ignacio Martínez. Investigador asistente. CONICET-UNR., 1 DE Febrero de 2013

lunes, 11 de febrero de 2019

Los militares dentro del plan sistemático de desaparición llenaron de cadáveres los cimientos del país; dejaron una sociedad calada por el terror; destruyeron la educación, la cultura, la salud, la ciencia, la conciencia y desterraron la solidaridad (Osvaldo Soriano,1996)


En 1996, Al cumplirse 20 años de la instalación del terrorismo de Estado en Argentina, producido con la toma del poder  del Proceso de Reorganización Nacional, acaecido el 24 de Marzo de 1976,  el escritor y pensador argentino, Osvaldo Soriano que lo vivió en su exilio  belga, describía las vivencias en aquel país europea, observaba a Videla y sus cómplices a través de los medios “El noticiero de la televisivo mostraba tipos bigotudos, ceñudos y entorchados que parecían la caricatura de una irrecuperable republiqueta bananera”,

Con dolor, aceptaba que “Esa mañana que supe que había perdido la Argentina de mi infancia, la de mi escuela y mi primer trabajo. Perdía, como millones de compatriotas, cosas íntimas e intransferibles”, se refería a que los militares , ahondarían los métodos la presidencia de Juan Carlos Onganía, represión, control al extremo y el país bajo la tutela de las Fuerzas Armadas, así lo confirmarían

Con treinta y tres años de edad,  fue parte junto con el escritor Julio Cortázar, el historiador y periodista Osvaldo Bayer, fallecido hace pocos meses; el escritor David Viñas y otros  miles, formò  de lo que los militares llamaban la  "campaña anti argentina, es decir aquellos que desde el exterior denunciaban las atrocidades ( campos de concentración, torturas, vejaciones de todo tipo en hombres y mujeres , llegando al extremo de persecuciones que terminaban en desapariciones, tèrmino que significaba que el cuerpo había sido tirado al mar y que, en consonancia con su proceder los militares no respetaron ni el derecho
a una digna sepultura.).


Para Soriano, había pocas diferencias entre el nazismo hitleriano de los  40 en Europa con los hechos del Proceso de Reorganización nacional, el comportamiento era semejante. Por ello, aseguraba”  La dictadura ha significado, para mí, el mal absoluto”, enfatizaba que era imposible para él, encontrar palabras que lo suavicen: “No me salen matices
para explicarla”, enfatizaba..

Reiteraba “quiero decir, asimilo a aquellos militares con el régimen nazi”.  Soriano , en su crítica a la sociedad argentina , atacó con  dureza la actuación de los  colaboracionistas “ hayan sido cercanos o lejanos, era injustificable  su conducta; tampoco disculpaba a quienes habían sido  testigos  pasivos pero conscientes, ni exculpaba a los que repetían "yo no sabía lo que pasaba ", menos aún a las  repetidas justificaciones que la sociedad argentina supo realizar entre 1976 y 1983, "yo no sabía lo que pasaba" o al ver que alguien era "chupado", según la terminología utilizada por los genocidas , intentaban fundamentar "por  algo será" o "algo habrá hecho", del mismo modo, destestaba el slogan ideado por
la dictadura alentando a la poblaciòn a protestar a la comisiòn Interamericana de Derechos Humanos en 1979, a espetarle "somos derechos y humanos".

Soriano, en su crítica  sostenía que no eran meros  malos recuerdos, y, que en virtud de ello, no podía escribir sin "odio". Los militares habían dejado marcas en  en  la Argentina:"  treinta mil jóvenes y a algunos viejos, guerrilleros o no  y   a los sindicatos combativos". Además, por fuera de la política la huella de la dictadura también se percibió en la
destrucciòn de  la educación, la cultura, la salud, la ciencia y la conciencia (gran parte de la sociedad estuvo atomizada). Además dejaron otras huellas que se vinculan a las relaciones sociales "Desterraron la solidaridad, el barrio, la noche populosa". En la destrucción de la ciencia y la cultura, Soriano, rememoraba dos íconos: prohibidos 
a Einstein y Gardel".

Por su parte, respecto a  la obra pública, recordaba Soriano: "abrieron autopistas", en }
alusiòn a la idea no concluida del intendente porteño, Osvaldo Cacciatores. A  la vez, dentro del plan sistemático de desaparición, con crudeza puntualizaba :" los militares " llenaron de cadáveres los cimientos del país; dejaron una sociedad calada por el terror".

Concluía, el autor de “una sombra ya pronto serás”, entre otros libros y cuentos "Nada podrá hacernos olvidar ni  perdonar",  asimismo recordando el final de la dictadura, reflexionó “ la dictadura que gran parte de la sociedad  había reclamado para "salvar al país", con la guerra de Malvinas  marcò su  desmoronamiento:" el plan de aniquilamiento desató por su propia lógica una guerra a la vez  humillante y absurda. Eso dejaron: un escenario vacío y oscuro que había que tomar en silencio.


Fuente
Soriano Osvaldo 24 de marzo, 1996


Textos leídos en el Departamento de Artes Dramáticas del IUNA el 12 de julio de 2011

De Memoria ( 2004) “Testimonios, Textos y otras fuentes sobre el terrorismo de Estado en Argentina", Memoria Abierta, Secretaría de Educación y Subsecretaría de Derechos Humanos de la Nación.
www.elortiba.org/old/doc/De_Memoria.doc

martes, 5 de febrero de 2019

Rosas era a la vez juez y verdugo actuando en virtud de sus facultades extraordinarias, durante su mandato el miedo y la violencia estuvieron subyaciendo siempre, pues oponérsele fue un crimen, el ejercicio de la violencia y el terror respondieron a sus preocupaciones directas


Juan Manuel de Rosas construyó su liderazgo de una manera que se confundían el Estado con el “restaurador de la leyes”, el país estaba divido, sin medias tintas, o se estaba a favor del hombre que asumió por primera vez la gobernación de Buenos Aires en 1829 y la ejerció hasta 1832, luego de un interregno, retornó en 1835 , en los años posteriores  ,comenzó una escalada de violencia en la ciudad de Buenos Aires, cuya expresión máxima se produjo durante el segundo gobierno de Juan Manuel de Rosas, entre 1840 y 1852,la violencia derivada en miedo, primero y luego en terror, fue ejercido por la Mazorca, su fuerza parapolicial que le fue ciegamente devota. Se basó en la desconfianza a todo el que lo rodeó y buscó la docilidad política y personal. Su administración incluyó para sí poderes de justicia. “El Ejecutivo era a la vez juez y verdugo actuando en virtud de sus facultades extraordinarias. El miedo y la violencia estuvieron subyaciendo siempre, pues oponérsele  fue un crimen, el ejercicio de la violencia y el terror respondieron a preocupaciones directas de Rosas..

Rosas obligó a identificarse con la divisa punzó. “Fue desplegada en cada pecho. Ninguna persona, cualquiera que fuese su condición se atrevía a abstenerse de ella. El comediante en la escena, el sacerdote en el altar, y hasta el niño en la cuna, eran del mismo modo obligados a usarla, era vana toda otra resistencia; el miedo estaba en el corazón de la familia; la atmósfera misma esta envenenada con un terror pánico; absorta de horror, se doblegó y sometió”.

El encono proveniente de Francia por el bloqueo del puerto  junto a otros factores como el exilio de hombres prominentes provenientes de la cultura provocó su caída  el  3 de Febrero de 1852  en la batalla de Caseros. Fue destituido de su cargo de gobernador y encargado de las relaciones exteriores de la Confederación. Al  ser derrotado las fuerzas aliadas de Entre Ríos, Corrientes, Brasil y Uruguay, comandadas por Justo José de Urquiza. Y luego de haber dominado la Confederación argentina durante más de dos décadas, su poder se desmoronó por iniciativa de un líder federal del litoral que desde 1841 gobernaba la provincia de Entre Ríos. Urquiza, representante en su provincia de la unanimidad del régimen; cuando asumió su cargo, se mantuvo leal a Rosas durante el transcurso de la década de 1840. Pero durante ese período, otros cambios comenzaron a afectar de manera más silenciosa el orden impuesto desde Buenos Aires. Mientras que la provincia hegemónica venía experimentando un exitoso proceso de expansión ganadera, en gran parte gracias a la crisis que sufrieron con las guerras de independencia y las guerras civiles las provincias naturalmente destinadas a vivir un proceso similar, como eran los casos de Entre Ríos y la Banda Oriental, durante los años 40, Entre Ríos lograba recuperarse económicamente de la devastación sufrida luego de 1810. 

Tal recuperación actualizó las viejas disputas entre la ex capital y el litoral. El monopolio ejercido por la primera respecto al comercio ultramarino, la Aduana y la libre navegación de los ríos se convirtió, finalmente, en una de las causas detonantes del conflicto que derrocó a Rosas.

De hecho, la llamada “guerra grande” en Uruguay y el bloqueo anglo- francés en Buenos Aires habían estimulado la economía entrerriana. Sus estancieros -entre los que se encontraba el propio Urquiza- se habían convertido en los proveedores de la sitiada Montevideo. Por ello, el gobernador más poderoso del litoral tenía sumo interés en sostener el tráfico costero con la capital uruguaya. Por otro lado, desde tiempo atrás, Rosas mantenían con Brasil una situación conflictiva. Luego de la firma de los tratados que culminaron con el bloqueo anglofrancés, Buenos Aires y el imperio brasileño quedaron libres para enfrentarse en el escenario siempre disputado: la Banda Oriental. Brasil apoyaba al gobierno de Montevideo; Rosas, a Oribe. La pretensión de Brasil en su enfrentamiento con Rosas era mantener asegurada su provincia más meridional, Río Grande do Sul, y lograr la libre navegación del río Paraná. Rosas evaluaba esta pretensión como una muestra más de las apetencias del imperio brasileño y de su ancestral deseo expansionista sobre el Rio de la Plata.

El 3 de febrero de 1852, casi cincuenta mil hombres se hallaban en el campo de batalla. Aunque repartidos paritariamente en tos dos bandos, las tropas de Rosas no pudieron resistir el ataque del ejército comandado por Urquiza. La victoria fue rápida y hubo alrededor de doscientas bajas. Pocas horas después, la ciudad de Buenos Aires fue saqueada por soldados dispersos de uno y otro bando, mientras Urquiza establecía su comando general en Palermo, en la que había sido residencia y sede gubernamental de Rosas durante toda su gestión.

La rápida y contundente derrota del ejército de Rosas en Caseros -producto en gran parte de los errores estratégicos cometidos por sus tropas- condujo al Restaurador de las Leyes a embarcarse inmediatamente hacia Inglaterra, no sin antes embalar y llevar consigo su copiosa documentación. 

Los documentos oficiales de los años de su gobierno (que incluían cartas y notas recibidas, y copia de las que él había escrito o dictado) llenaron diecinueve cajones. Rosas partió al exilio, que se prolongó hasta su muerte, en 1877, con muy escasos recursos; una vez instalado en Inglaterra, no le fue posible vivir de las rentas de sus tierras porque éstas le fueron confiscadas.

El reclamo acerca de sus bienes y la protesta escrita en tres idiomas que distribuyó en Europa y América no lograron revertir la medida: Rosas sufrió en carne propia la misma política que había aplicado a sus enemigos durante su administración. Las penurias económicas fueron un tema constante en sus cartas del exilio, como también las quejas y críticas hacia aquellos parientes y amigos que, una vez caído en desgracia, le negaron su ayuda. No obstante, supo agradecer a Urquiza, su oponente, el haber intentado restituirle sus propiedades y el envió regular de una suma de dinero que el vencedor de Caseros le giró a título personal. Una de las tantas paradojas de los vaivenes políticos experimentados en aquellos tormentosos años.                     

- Marcela Ternavasio - Historia Argentina 1806-1852, Capitulo 9, Siglo XXI Editores , 2015, Buenos Aires.
González, C. (2006) Relatos del terror en Buenos Aires, 1833-1842. [En línea] Anuario del Instituto de Historia Argentina, (6). Disponible en: http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.56/pr.56. pdf