domingo, 6 de octubre de 2013

A LOS POLÌITICOS ARGENTINOS LES GUSTA EL MARKETING ELECTORAL, PERO SE RESISTEN AL DEBATE PUBLICO YA QUE LA BUROCRACIA DEL PODER NO MUESTRA VOLUNTAD DE HACERLO (2011)

La falta de debate político nuevamente se discutió en 2011, en el Cronista  se resaltaba que la Argentina es un país “adolescente”, uno de los indicadores más claros era la falta de voluntad política para confrontar ideas entre los candidatos en  los medios masivos de comunicación.

A los dirigentes políticos argentinos les gustan todas las nuevas tendencias. El marketing electoral; actuar en el programa de Marcelo Tinelli o arder en discusiones en sus cuentas de twitter. No hay río desconocido en el que no se sumerjan. Sin embargo, los muchachos (y las muchachas, claro) cuya profesión es disputar el poder se siguen resistiendo al debate”, sostenía su director periodístico Fernando Gonzáléz.

La tradición se mantenía. Las iniciativas para legislar el debate obligatorio habían sido pocas.. Una pertenecía a María Eugenia Estenssoro, de la Coalición Cívica. Su propuesta consistía en reglamentar los debates en la Ciudad para que no sea una cuestión de último momento. La segunda, en tanto, era proyectada por del diputado del GEN, Gerardo Millman, para que sea obligatorio debatir durante las campañas presidenciales.

Nada de eso ocurrió, cada candidato siguió exponiendo las bondades de sus propuestas, las  confrontaba con las de los adversarios  e intentaba convencer a los ciudadanos de lo bueno que sería votarlos. En resumen “Nada más simple que promover sus virtudes antes del día sublime de la elección”, señala el diario.

González defendía  a Milman, opinaba a favor de la obligatoriedad del debate:”No estaría mal ya que la burocracia del poder no muestra voluntad de hacerlo por sí misma. Sería una inyección de sensatez para una Argentina en donde la Presidenta no da reportajes ni conferencias de prensa. Donde los actos oficiales de campaña se transmiten por cadena nacional y la discusión de ideas se parece más a un campeonato de intolerancia que a un ejercicio democrático para someterse al escrutinio inevitable de la sociedad”.

El motivo era evidente, precisaba:” los candidatos a cualquier cargo prefieren eludir olímpicamente el debate con sus oponentes y está claro que la única razón de semejante despropósito es el miedo”.

FUENTE:
González, Fernando, “La silla vacía sigue siendo la reina del debate electoral”. El Cronista.com. 1/7/11


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