viernes, 30 de marzo de 2018

El fútbol, es ¿Un negocio vulgar y silvestre? o ¿una fábrica de trucos manejada por sus dueños?, yo soy de los que creen que puede ser eso, pero es también mucho más que eso, como fiesta de los ojos que lo miran y como alegría del cuerpo que lo juega (Eduardo Galeano)

En 70 días, con el comienzo del mundial de Rusia, el fútbol casi que  pasará a ser el centro del mundo, los partidos atraparán a miles de hinchas que poco les importa el deporte durante el año. Sea como negocio, sea como anestésico social, como pasión o bien como enamorado del juego, la mundialitis llegará, aún contra la voluntad de muchos a nuestras vidas. Con seguridad, no pasará desapercibido.

Para intentar comprender qué el fútbol abarca mucho más que “ 22 locos corriendo atrás de una pelota, la jueza y académica costarricense brinda en este artículo su mirada sobre el deporte, tomando como partida textos de Eduardo Galeano, lo analiza en tres dimensiones, desde el juego “puro”, como fenómeno socio político y desde la psicología de masas .
Eduardo Galeano bautizó con el metafórico título:  El Fútbol a Sol y Sombra, uno de sus libros. Empecé su lectura porque sentí curiosidad  por ese fenómeno de masas que es el fútbol: un deporte capaz de desatar los más grandes entusiasmos. Me pareció que esa obra sería una buena fuente de iniciación, entre otras razones, porque ya había leído magníficos artículos y libros del mismo autor, entre ellos, el irónico y subversivo: Patas arriba. La escuela del mundo al revés .

Además, todavía recuerdo vívidamente la formidable conferencia que hace años ofreció Galeano en el repleto auditorio de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica, donde expuso sus puntos de vista sobre el capitalismo salvaje, la educación, la igualdad de oportunidades y otros temas sensibles para el Mundo contemporáneo. Me llamaba la atención encontrar a un profundo estudioso, como Galeano, asumiendo el arduo trabajo de escribir un libro sobre fútbol. Pero rápidamente tomé conciencia de que aquello, lejos de ser una molesta tarea, fue en realidad un enorme placer. De hecho, luego me enteré que ya en 1968 el mismo autor había publicado: Su majestad el fútbol. Obra en la que selecciona los comentarios de escritores como Mario Benedetti, Albert Camus, Horacio Quiroga y otras personas amantes del también llamado: deporte rey. En síntesis, tenía buenas razones para suponer que: El Fútbol a sol y sombra, podía iniciarme en el conocimiento del más globalizado de los deportes. Y no exagero al decir que su lectura me brindó muchas páginas de  intenso placer literario.

Desde el inicio el autor confiesa ser un auténtico ‘mendigo del buen fútbol’ de ésos que van  por el Mundo suplicando en los estadios: “Una linda jugadita, por el amor de Dios”,  y cuando el milagro se concreta lo agradece sin que le importe un rábano el nombre del club, o del país, que se lo obsequia. Actitud que, en mi criterio, sería importante fomentar tanto en las viejas como en las nuevas generaciones. Porque nos ayudaría a metabolizar la violencia y la ciega locura de los fanatismos nacionalistas que, como sabemos, también han sido exacerbados a través del fútbol que, a pesar de ser el más democratizador de los deportes, también muestra deplorables actos de intolerancia.
A continuación rescato algunos ejemplos de los citados por Galeano. Como aquel sucedido en 1964 en la capital de Perú, cuando un árbitro anuló un gol en un partido contra Argentina, lo que llevó a los aficionados a protestar con acciones violentas, que fueron reprimidas por la policía, lo que a su vez provocó una estampida contra las puertas cerradas del estadio y el lamentable resultado de más de trescientos muertos: “Esa noche un gentío protestó en las calles de Lima: la manifestación protestó contra el árbitro, no contra la policía”…¡¿Protestaron contra el árbitro y no contra la policía?!… así como lo estás leyendo.
Otro caso de fanática barbarie tuvo lugar dieciocho años antes: en 1942, mientras Ucrania se encontraba ocupada por los nazis. Relata Galeano que los jugadores del Dínamo de Kiev “…cometieron la locura de derrotar a una selección de Hitler en el estadio local. Les habían advertido: –Si ganan, mueren. Entraron resignados a perder, temblando de miedo y de hambre, pero no pudieron aguantarse las ganas de ser dignos. Los once fueron fusilados con las camisetas puestas, en lo alto de un barranco, cuando terminó el partido.”
En ese estimulante libro abundan las evidencias de que el más popular de los deportes ha sido una cuestión de Estado para Hitler, Mussolini, Franco y demás dictadores que lo han utilizado en beneficio de innobles causas. Lo mismo ha sucedido en muchas de las actuaciones de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), y de las empresas  capitalistas que convierten a los jugadores en anuncios ambulantes y que terminan siendo las grandes ganadoras; entre ellas, esa aberración moderna que Galeano llama la ‘telecracia’, ilustrada con anécdotas como ésta:
“En el Mundial del 86, Valdano, Maradona y otros jugadores protestaron porque los principales partidos se jugaban al mediodía, bajo un sol que freía lo que tocaba. El mediodía de México, anochecer de Europa, era el horario que convenía a la televisión europea. El arquero alemán Harald Schumacher, contó lo que ocurría: –Sudo. Tengo la garganta seca. La hierba está como la mierda seca: dura, extraña, hostil. El sol cae a pique sobre el estadio y estalla sobre nuestras cabezas. No proyectamos sombras. Dicen que esto es bueno para la televisión.” Ante la más que justa protesta de los jugadores, el Presidente de la FIFA resolvió el molesto asunto sentenciando: “–Que jueguen y se callen la boca.
Esa respuesta me dejó sin palabras. Sirva este momento de silencio para que tu sensibilidad e imaginación saquen sus propias conclusiones de semejante actitud. ¿Otra anécdota que ilustra las sombras del fútbol? Aquí va: cuando terminó el Mundial de 1994, el césped del Estadio de Los Ángeles se vendió en pedazos… ¡a veinte dólares la porción!.
Ese libro recopila muchas historias donde es sencillo observar que la explotación capitalista del fútbol condena lo inútil porque no es rentable y elimina lo bello de jugar con espontaneidad, como jugamos en la niñez, porque la industria profesional busca sólo la eficiencia, la velocidad y la fuerza; renunciando a la alegría, la fantasía y la osadía.
Pese a todo, Galeano –que se declaró ‘fútbol-adicto’ y que en cada Campeonato Mundial colocaba en la puerta de su casa un rótulo con la frase ‘cerrado por fútbol’, para dedicase por entero a disfrutar de los partidos–, también escribió: “Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad.”
¡Libertad, libertad!, al pronunciar y repetir esa palabra se me ocurre pensar que por ahí viene todo ese asunto de la entusiasta dedicación  al fútbol: de la sensación de libertad que viven sus amantes durante la celebración de esa “gran misa pagana, que tan distintos lenguajes es capaz de hablar y tan universales pasiones puede desatar”. Porque, en el estadio… “Flamean las banderas, suenan las matracas, los cohetes, los tambores, llueven las serpentinas y el papel picado: la ciudad desaparece, la rutina se olvida, sólo existe el templo. En este espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos exhibe a sus divinidades… Mientras dura la misa pagana, el hincha es muchos.”
Me valgo de las anteriores palabras de Eduardo Galeano para introducir, aunque sea brevemente, el importante tema de la conformación de masas.  Me parece que ese asunto fue muy bien explicado por Sigmund Freud en: Psicología de las masas y análisis del yo(Obras Completas, tomo III, Madrid, 1981), donde  expone que las masas festivas generalmente provocan en sus participantes  un estado de regresión que asemeja a la horda primitiva.  En palabras de Freud:
“La psicología de dichas masas, según nos es conocida por las descripciones repetidamente mencionadas –la desaparición de la personalidad individual consciente, la orientación de los pensamientos y los sentimientos en un mismo sentido, el predominio de la afectividad y de la vida psíquica inconsciente, la tendencia a la realización inmediata de las intenciones que puedan surgir–, toda esta psicología, repetimos, corresponde a un estado de regresión a una actividad anímica primitiva, tal y como la atribuiríamos a la horda prehistórica.”
Resumiendo las ideas desarrolladas por este autor: pese a todas las restricciones y privaciones que la sociedad le impone al Yo, gracias a la institución de las fiestas se abren espacios  periódicos en que los excesos y la violación de las prohibiciones se permiten. Esto resulta fundamental para entender la alegría que provocan dichas celebraciones:  “Las saturnales de los romanos y nuestro moderno carnaval coinciden en este rasgo esencial con las fiestas de los primitivos, durante las cuales se entregan los individuos a orgías en las que violan los mandamientos más sagrados.”
Luego de estudiar a fondo: Psicología de las masas y análisis del yo, me resultó más sencillo detectar lo que tienen en común todas las fiestas, incluyendo las deportivas. Así que ya imaginarás la renovada complicidad de mi sonrisa cuando leí que para Galeano: “el gol es el orgasmo del fútbol” y mientras disfrutaba, hasta el fondo, con los entusiastas relatos de los de los goles más gloriosos. Citaré algunos que son buena muestra de intensidad literaria.
Inicio evocando el placer que sentí mientras gozaba la narración del llamado: ‘gol olímpico’, que sucede en un saque de esquina, cuando la pelota entra al arco sin que nadie la toque. Otro gol espectacular, que tuvo lugar en el Mundial de 1950 en un partido entre Brasil y Yugoslavia, fue el ‘gol bis’, que ejecutó Tomás Soares da Silva, mejor conocido como  Zizinho. Así de intenso lo narra Galeano:
“Este señor de la gracia del fútbol había convertido un gol de limpia manera y el juez lo había anulado injustamente. Entonces él lo repitió igualito, paso a paso. Zizinho entró al área por el mismo lugar, esquivó al mismo defensa yugoslavo con la misma delicadeza, escapando por la izquierda como había hecho antes, y clavó la pelota exactamente en el mismo ángulo. Después la pateó con furia, varias veces, contra la red. El árbitro comprendió que Zizinho era capaz de repetir aquel gol diez veces más, y no tuvo más remedio que aceptarlo.”
También aparece aquel gol increíble, pero cierto, que fue disparado por el arquero brasileño Haílton Corrêa de Arruda, más conocido como Manga, a quien Galeano observó, en vivo, en aquel estadio donde pateó la bola desde su portería y realizó un gol de arco a arco, sin intermediarios. ¿Imaginás la intensidad del momento?…¡yo también!
Otro gol que además de excepcional resultó muy divertido, sucedió en 1938, en la semifinal entre Italia y Brasil. Fue un penal que cobró Giuseppe Meazza, quien era considerado como el gran artillero de los penales del equipo italiano.  Le paso el balón literario a Galeano:
“Meazza tomó impulso, y en el preciso momento en que iba a asestar el golpe, se le cayó el pantalón. El público quedó estupefacto y el árbitro casi se tragó el pito. Pero Meazza, sin detenerse, atrapó el pantalón de un manotazo y venció al arquero desarmado por la risa. Ese fue el gol que lanzó a Italia a la final del campeonato.”
Ese gol, que despierta alegres carcajadas, me recuerda que para Galeano existieron tiempos mejores en la historia del fútbol: cuando aún tenía   esa magia del juego que se juega porque sí; y se anotaban goles en medio de malabares que provocaban la risa de los aficionados. Como los que hacía Manuel Francisco dos Santos –mundialmente conocido como Garrincha, que significa: pajarito inútil y feo–, de quien los médicos nunca creyeron que sería deportista: “…este anormal, este pobre resto del hambre y de la poliomielitis, burro y cojo, con un cerebro infantil, una columna vertebral hecha una S y las dos piernas torcidas para el mismo lado.”  A pesar de todo,  Manuel Francisco dos Santos fue el mejor de los punteros en el Mundial de 1958 y en el de 1962 fue el mejor jugador. De él comenta Galeano:
“Pero a lo largo de sus años en las canchas, Garrincha fue más: él fue el hombre que dio más alegría en toda la historia del fútbol. Cuando él estaba allí, el campo de juego era un picadero de circo: la pelota, un bicho amaestrado, el partido, una invitación a la fiesta. Garrincha no se dejaba sacar la pelota, niño defendiendo su mascota, y la pelota y él cometían diabluras que mataban de la risa a la gente: él saltaba sobre ella, ella brincaba sobre él, ella se escondía, él se escapaba, ella corría. En el camino los rivales se chocaban entre sí, se enredaban las piernas, se mareaban, caían sentados…”
Imagino el intenso júbilo que experimentó Galeano a lo largo de su vida. Primero como gosozo espectador de los memorables Campeonatos Mundiales. Luego, mientras escribía, disfrutando el poder de la intensidad mientras expresaba con palabras el placer de los momentos más orgásmicos en la historia del fútbol. Pero también comprendo y comparto la indignación que sintió ese amante del fútbol cuando fue testigo de las irracionalidades y fanáticas intolerancias que, desgraciadamente, también se agitan en esos Campeonatos. Precisamente porque Galeano tenía claro el panorama de las luces y sombras que se mezclan en el fútbol, ante la pregunta de si toda esta locura  no será digna de mejores causas, responde:
“¿Un negocio vulgar y silvestre? ¿Una fábrica de trucos manejada por sus dueños? Yo soy de los que creen que el fútbol puede ser eso, pero es también mucho más que eso, como fiesta de los ojos que lo miran y como alegría del cuerpo que lo juega. Un periodista preguntó a la teóloga alemana Dorothee Sölle: –¿Cómo explicaría usted a un niño qué es la felicidad?. –No se lo explicaría –respondió–, Le daría una pelota para que jugara. El fútbol profesional hace todo lo posible por castrar esa energía de felicidad, pero ella sobrevive a pesar de todos los pesares. Y por eso es que el fútbol no puede dejar de ser asombroso. Como dice mi amigo Ángel Ruocco, eso es lo mejor que tiene: su porfiada capacidad de sorpresa. Por más que los tecnócratas lo programen hasta el mínimo detalle, por mucho que los poderosos lo manipulen, el fútbol continúa queriendo ser el arte de lo imprevisto. Donde menos se espera salta lo imposible, el enano propina una lección al gigante y un negro esmirriado y chueco deja bobo al atleta esculpido en Grecia.”
Rodríguez Gonzalo, N El poder de la intensidad,  El País, Costa Rica,  2 de Marzo de 2017

martes, 20 de marzo de 2018

El 2 de Abril de 1982 celebramos con Galtieri la invasión a las islas y tres meses después, ante la derrota, vilipendiamos a los incompetentes comandantes de la picana que no supieron organizar el asalto, pero para no tener que pensar en el fracaso dimos la espalda a miles de jóvenes, a su regreso de la batalla de Malvinas, maltrechos y desilusionados”

La guerra de Malvinas y el nuevo aniversario llevan a repensar algunas preguntas que fueron realizadas hace varios años y siguen sin respuesta :¿cómo fue que unos militares tercermundistas creyeron poder ganar en el campo de batalla a la potencia militar inglesa? ¿Cómo pudo suceder que la población argentina, «oprimida y empobrecida», haya olvidado sus pesares para apoyar de manera entusiasta y masiva a los «hombres de hierro» que invadieron las lejanas islas? ¿Reivindicar Malvinas es reivindicar la última y sangrienta dictadura militar? ¿A los jóvenes que hacían el servicio militar obligatorio los llamó a luchar el dictador Galtieri o la nación (o la Patria, con mayúscula)? ¿La mayoría de la gente creyó lo que quería creer o pesó mucho la manipulación gubernamental o mediática? ¿Fue una gesta patriótica o una agresión injustificada?, plantea el historiador Julián Corvaglia que define a Malvinas como un “enigma" ," una historia marcada por la muerte, un trauma no superado para los argentinos”, y a su vez” un tema controvertido, denso y lleno de prejuicios y preguntas difíciles .

¿Qué fue y qué significó la guerra de Malvinas, librada a 1900 kilometros de Buenos Aires?, Miguel Talento  resume su postura :” No solamente significó el final de la dictadura iniciada en 1976, sino que fue ella misma producto de tal régimen, de su dinámica interna y de su lógica histórica. En este sentido el final dictatorial, el del Partido Militar y el de su autonomía, está indisolublemente ligado a la guerra de Malvinas, resultado de un cálculo con corolario no esperado: pensada como carta salvadora del régimen, sólo se convirtió en la manifestación final de su trágica monstruosidad”.
Por su parte Vicente Palermo, fustigó a los militares que decidieron ir a la guerra:” Los dictadores carecían de inteligencia, realismo y conocimiento del mundo exterior, eran espadas sin cabeza “.

Un análisis poco común hasta entrados los 2000, fue el de separar la guerra de Malvinas y la conducta de los miliares procesistas del terrorismo de Estado , ambos aspectos se encuentran correlacionados :”El genocidio iniciado por los militares y sus apoyos civiles con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, continuó de algún modo en Malvinas. La misma crueldad, la misma incompetencia, el mismo desprecio por la vida ajena, la misma cobardíaEn Malvinas, los militares cometieron aberraciones progresivamente denunciadas por quienes las sufrieron en carne propia: tortura física y psicológica; traición. Con alguna otra excepción, sólo la valentía y capacidad técnica de los pilotos de la Fuerza Aérea quedan fuera de estas calificaciones.
De manera similar, Federico Lorenz, afirma sobre la continuidad de la represión del Proceso en Malvinas” La guerra mostró una nueva faz nefasta de la dictadura militar, cuyos oficiales no vacilaron en reproducir sobre los cuerpos semicongelados de los jóvenes soldados, aquellas metodologías represivas destinadas a eliminar al "enemigo interno”.
Una  mirada “mixta” la brinda Andrew Graham Yool ,con conocimiento profundo de ambas sociedades, nacido  Buenos Aires en el seno de una familia de origen británico, y exiliado  en Gran Bretaña desde 1976 luego de ser amenazado por la dictadura, regresó a  la Argentina en 1982 como corresponsal  de  diferentes medios de comunicación. Durante tres meses cubrió desde esta ciudad “la guerrita”, como le decían los ingleses, para los lectores británicos.

En su libro de 2006 “Memorias del  horror”, Graham Yool, describe el cambio radical de la sociedad en el período:” Celebramos con el general Leopoldo Fortunato Galtieri la invasión a las islas Malvinas en abril del 82, y tres meses después, ante la derrota, vilipendiamos a los incompetentes comandantes de la picana que no supieron organizar el asalto a  una zona abandonada y que no despertaba el mayor interés . Pero, reiterando la falta de autocrítica de la sociedad argentina:” Para no tener que pensar en el fracaso dimos la espalda a miles de jóvenes, a su regreso de la batalla de Malvinas, maltrechos y desilusionados”

Por su parte , Corvaglia, analiza  “En 1982 militares argentinos invadieron Malvinas principalmente por motivos de política interna: para cimentar la unidad nacional y dotar a la dictadura vigente de un urgente respaldo social y unidad interna. Añade que fue un manotazo de ahogado de un régimen desesperado por frenar su caída.

En coincidencia con las visiones que resaltan la ineptitud y desconocimiento de los militares argentinos  de la realidad, asegura que no pensaron que Inglaterra iba a llegar al punto de que corriera sangre, contaban con que antes negociaría, y daban por sentado que Estados Unidos sería neutral (por la amistad debida a la colaboración en la represión ilegal en Centroamérica y la formación de los jerarcas de la dictadura bajo el ala americana).

El apoyo de la sociedad influenciada por los medios y las noticias triunfalistas difundidas en aquel entonces  alardeando “Estamos Ganando”, rápidamente prendió el fervor popular y el clima de unidad nacional. Según encuestas de la época, un 90%, de la población, viviendo en la dictadura más sangrienta y feroz de la historia del país, aprobaba la invasión militar.

La guerra de Malvinas, librada entre el 2 de Abril, día de la recuperación y vitoreo  a Galtieri en Plaza de Mayo y el 14 de Junio, cuando se produjo la rendición significó, en opinión de Corvaglia “Un gran sentimiento de frustración y pérdida colectivo”. A la vez dejó marcas que perduran  :” Fue un choque que dejó una impresión duradera en la sociedad, que la enfermó y bloqueó en parte, por ser un pasado no resuelto que impide armar una historia coherente, que inhibe, que genera inseguridad y evasión”.

El sociólogo Ricardo Sidicaro, trazó un paralelo entre los militares golpistas que se presentaron como la salvaguardia moral de la patria y el comportamiento de los mismos en la Guerra de Malvinas: “Las Fuerzas Armadas del golpe de 1976 expresaron la decadencia y la lumpenización de la institución militar, cuyas intervenciones anteriores nunca habían sido tan brutales y mafiosas. Galtieri culminó este ciclo y de manera irresponsable creyó que encontraría la impunidad para los crímenes cometidos en una victoria en Malvinas”.

Como final y como argumento para repensar la actitud hacia los combatientes de  Malvinas , olvidados y silenciados y hasta, sindicados como  “responsables “ de la derrota. Malvinas , como expresa Maristella Svampa, es una herida generacional, que durante mucho tiempo fue desoída e invisibilizada, marcada por la indiferencia y la negación de parte de una sociedad que prefería olvidar la guerra perdida, luego de tanta euforia nacionalista, y un Estado que proponía ignorar los reclamos de los ex combatientes,  desprecio que  potenció los sufrimientos psíquicos y sociales.
A  35 años de la guerra, siguen  pendientes debates y  autocríticas serias y responsables por parte de los militares ( sin el adecentamiento que se le dio al informe Rattenbach), es verdad que Malvinas continúa generando  controversias y densas incomodidades que derivan  prejuicios y preguntas difíciles
Y además de la autocrítica de los militares, poco esperable, es deseable , tal como lo  proponen Esteban, Svampa y Corvaglia que la sociedad y el Estado lo hagan. El primero sugiere    ganarle a nuestra propia guerra, esa que deambula en nuestra mente y que nos acecha. Malvinas exige que se castigue a todos los culpables, que se proteja y asista a los ex combatientes. Que se recuerde tanto a los que murieron en las islas, como a los que volvieron y como consecuencia de la indiferencia y el olvido se quitaron la vida.
Svampa, acuerda en realizar una “ revisión  crítica y reflexivamente, sin manipulaciones ni imposturas políticas de las tres heridas centrales  de Malvinas,: la cuestión neocolonial, la exacerbación nacionalista y la falta de cuidado por la vida de nuestros jóvenes”.
Finalmente y de modo similar, Corvaglia, aconseja empezar a hablar del problema en serio, sin tapujos, sin medias tintas y con valentía. Dado que sobre el tema de Malvinas todavía falta un ejercicio muy grande de autocrítica, tanto en la sociedad como en el Estado. Sería un buen inicio para el buen procesamiento de una situación socialmente traumática”, concluye.

Fuentes:

Corvaglia, J.” Malvinas, unas islas demasiado cercanas”, Revista de Libros, 1/8 / 2008 .

Sidicaro, R. La política procesista y la guerra de las Malvina, en Cuadernos de la historia reciente Número 4 / Julio/Agosto 2007 Nº4 / Julio-Agosto 2007,. Guerra de Malvinas, Veinticinco años después.

Esteban, E. “Malvinas: Una herida abierta. Encubrimiento de una gran vergüenza nacional Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE) , Febrero de 2008.

Graham-Yooll, A.( 2006),”Memoria del miedo© Andrew Graham-Yooll, Arcadi Espada, 2006 .

Svampa, M. “Las tres heridas “.


Talento, M. Malvinas como punto de quiebre. Origen, desarrollo y consecuencias de la autonomización militar en la Argentina, en Cuadernos de la historia reciente Número 4 / Julio/Agosto 2007 Nº4 / Julio-Agosto 2007,. Guerra de Malvinas, Veinticinco años después.

jueves, 15 de marzo de 2018

Ni el populismo ni el neoliberalismo permiten que la ciudadanía tome decisiones políticas significativas, aunque ambos son parte del espectro democrático y están causalmente conectados entre sí (Federico Finchelstein, del fascismo al populismo en la historia)

El historiador e investigador argentino Federico Finchelstein , se pregunta en su nuevo libro Del fascismo al populismo en la historia. ¿De qué hablamos cuando hablamos de fascismo y populismo? ¿Qué los asemeja y qué los diferencia? ¿Cuáles son sus conexiones en términos teóricos y cuáles en su decurso histórico? ¿Cómo y por qué el fascismo se transformó en el populismo en la historia?.

Asegura Finchelstein , que en la actualidad se desempeña como profesor de Historia en New School for Social Research y en Eugene Lang College de New School en la ciudad de Nueva York, que su última obra contradice la idea de que las experiencias fascistas y populistas del pasado y el presente pueden reducirse a condiciones nacionales o regionales particulares. Debate con las perspectivas norteamericanas y eurocéntricas dominantes. Especialmente a la luz del punto de inflexión histórico de la victoria populista de Trump, el cuento del excepcionalismo democrático norteamericano por fin ha terminado. Esta nueva era de populismo prueba a las claras que Estados Unidos es como el resto del mundo. Lo mismo se puede decir de la cultura democrática francesa o alemana. Ya no hay excusas para que el narcisismo geopolítico obstaculice la interpretación histórica, especialmente a la hora de analizar ideologías que cruzan fronteras y océanos y hasta se influencian unas a otras.

Autor de numerosos artículos en diversas revistas especializadas así como ensayos en volúmenes colectivos acerca del fascismo, el Holocausto, la historia de los judíos en América Latina y Europa, el populismo en América Latina y el antisemitismo, Postula una mirada histórica sobre el populismo y el fascismo, pero también propongo una perspectiva desde el sur. En otras palabras, me pregunto qué sucede con el centro cuando lo pensamos desde los márgenes2. Ni el populismo ni el fascismo son exclusivamente europeos, norteamericanos o latinoamericanos. El populismo es tan norteamericano como argentino. Por eso mismo el fascismo también se dio tanto en Alemania como en India. Hay demasiados investigadores de Estados Unidos y Europa que explican el pasado y presente del fascismo y el populismo subrayando las dimensiones norteamericana o europea de lo que en realidad es un fenómeno global y transnacional. Descentrar la historia del fascismo y el populismo no significa adoptar una explicación alternativa única de sus orígenes. Todos los antecedentes son importantes.

¿Qué es el fascismo y qué es el populismo? Los primeros que se hicieron esas preguntas fueron algunos fascistas, antifascistas, populistas y antipopulistas que buscaban convalidar, criticar o distanciarse de lo que se percibía como rasgos comunes asociados con esos términos. Desde entonces las han repetido sus partidarios y algunos de sus críticos más acérrimos3. Tanto entonces como ahora, actores e intérpretes han coincidido en que ambos términos se contraponen al liberalismo, ambos implican una condena moral del orden de cosas de la democracia liberal y ambos representan una reacción masiva que líderes fuertes promueven en nombre del pueblo contra élites y políticos tradicionales. Pero, más allá de esas afinidades, y dejando de lado los tipos ideales y los límites de las interpretaciones genéricas, ¿cómo se han conectado histórica y teóricamente el fascismo y el populismo, y cómo deberíamos abordar sus significativas diferencias? Este libro brinda respuestas históricas a esas preguntas. Aunque el fascismo y el populismo ocupen el centro de las discusiones políticas y aparezcan a menudo mezclados, en realidad representan trayectorias políticas e históricas diferentes. Al mismo tiempo, fascismo y populismo están genealógicamente conectados. Forman parte de la misma historia.

El populismo moderno nació del fascismo. Así como la política de masas fascista llevó las luchas populares más allá de ciertas formas de populismo agrarias democráticas premodernas como la Narodnik rusa o el People’s Party (Partido del Pueblo) americano, y se distinguió también radicalmente de formaciones protopopulistas como el yrigoyenismo argentino o el battlismo uruguayo, los primeros regímenes populistas latinoamericanos de posguerra se apartaron del fascismo al mismo tiempo que conservaban rasgos antidemocráticos decisivos, no tan predominantes en los movimientos prepopulistas y protopopulistas previos a la Segunda Guerra Mundial.

Con la derrota del fascismo nació una nueva modernidad populista. Tras la guerra, el populismo reformuló el legado del «antiiluminismo» durante la Guerra Fría y por primera vez en la historia se completó, es decir, accedió al poder4. Hacia 1945, el populismo había llegado a representar una continuación del fascismo, pero también una renuncia a ciertos aspectos dictatoriales determinantes. El fascismo postulaba un orden totalitario que produjo formas radicales de violencia política y genocidio. En cambio, y como resultado de la derrota del fascismo, el populismo intentaba reformar y modular el legado fascista en clave democrática. Tras la guerra, el populismo era un resultado del efecto civilizacional del fascismo. El ascenso y caída de los fascismos afectó no sólo a quienes habían sido fascistas, como el general Juan Perón en la Argentina, sino también a muchos compañeros de ruta autoritarios como Getúlio Vargas en Brasil, o muchos miembros de la derecha populista norteamericana que en un primer momento no habían experimentado o coincidido plenamente con el fascismo. Para acceder al poder, el populismo de posguerra renunció a sus fundamentos prodictatoriales de entreguerras pero no dejó el fascismo del todo atrás. Ocupó su lugar mientras se convertía en una nueva «tercera vía» entre el liberalismo y el comunismo. Sin embargo, a diferencia de los partidarios del fascismo, sus simpatizantes querían que el populismo fuera una opción democrática. Esta intención populista de crear una tradición política nueva que pudiera gobernar la nación pero se diferenciara del fascismo, sumada al éxito que finalmente la coronó, explican la compleja naturaleza histórica del populismo de posguerra como un conjunto variado de experimentos autoritarios con la democracia. Sin duda el populismo moderno incorporó elementos de otras tradiciones, pero los orígenes y efectos fascistas del populismo tras la derrota de Hitler y Mussolini moldearon su tensión posfascista constitutiva entre la democracia y la dictadura.

Introducción:

Pensando el fascismo y el populismo en función del pasado

Indagación histórica de cómo y por qué el fascismo se transformó en el populismo en la historia, este libro describe las genealogías dictatoriales del populismo moderno. Subraya también las diferencias significativas entre el populismo como forma de democracia y el fascismo como forma de dictadura. Vuelve a pensar las experiencias conceptuales e históricas del fascismo y el populismo, evaluando sus afinidades ideológicas electivas y sus diferencias políticas sustanciales en el plano histórico y teórico. Un abordaje histórico no implica subordinar las experiencias vividas a modelos o tipos ideales, sino más bien subrayar cómo los actores se vieron a sí mismos en contextos a la vez nacionales y transnacionales. Implica subrayar contingencias diversas y fuentes múltiples. La historia combina evidencia con interpretación. Los tipos ideales ignoran la cronología y la centralidad de los procesos históricos. El conocimiento histórico requiere dar cuenta de cómo el pasado se experimenta y explica a través de relatos de continuidades y cambios a lo largo del tiempo.

Contra la idea de que el populismo es un fenómeno exclusivamente europeo o norteamericano, propongo una lectura global de sus trayectorias históricas. Al debatir con definiciones teóricas genéricas que reducen el populismo a una sola frase, insisto en la necesidad de restituir el populismo a la historia. Las formas de populismo de izquierda y de derecha que se entrecruzan en el mundo son diversas y hasta opuestas, y coincido con historiadores como Eric Hobsbawm en que las formas de populismo de izquierda y las de derecha no pueden confundirse por la simple razón de que a menudo son antitéticas1. Mientras los populistas de izquierda presentan a quienes se oponen a sus opiniones políticas como enemigos del pueblo, los de derecha conectan esa intolerancia populista hacia las opiniones políticas distintas con una concepción del pueblo basada en la etnicidad y el país de origen. En pocas palabras, los populistas de derecha son xenófobos.

Al enfatizar el estilo populista antes que sus contenidos, la mayoría de los historiadores han rechazado las dimensiones más genéricas y transhistóricas de las numerosas teorías del populismo que minimizan las diferencias históricas e ideológicas. Cuestionando las definiciones que hacen del populismo algo exclusivamente de izquierda o de derecha, pongo el acento en el rango de posibilidades históricas que presenta el populismo, de Hugo Chávez a Donald Trump, conservando distinciones sociales y políticas esenciales entre la izquierda y la derecha pero sin perder sus propiedades antiliberales decisivas en sus diversas manifestaciones históricas. Y contra la idea estereotipada de que el populismo es una experiencia política nueva, sin una historia profunda —concretamente, una formación nueva nacida con el cambio de siglo y la caída del comunismo—, propongo un análisis histórico según el cual el populismo arraiga por igual en los otros tres momentos globales del siglo pasado: las dos guerras mundiales y la Guerra Fría.

De la derecha europea a los Estados Unidos, el populismo, la xenofobia, el racismo, los líderes narcisistas, el nacionalismo y la antipolítica ocupan el centro de la política. ¿Debemos prepararnos para una tormenta ideológica similar a la que desencadenó el fascismo cuando apareció, hace poco menos de cien años? Eso piensan algunos actores y analistas de política mundial, y el surgimiento reciente de políticas populistas racistas en Estados Unidos, Austria, Francia, Alemania y tantos otros lugares del planeta parece confirmarlo. Pero pocos coinciden en una misma definición de fascismo y populismo, y los estudiosos del fascismo y del populismo suelen mostrarse reticentes a debatir en público los usos de esos términos. Al retirarse del debate público han permitido que los usos del fascismo y el populismo carezcan básicamente de una interpretación histórica. En un momento en que el fascismo y el populismo parecen estar en todas partes, muchos actores e intérpretes actuales desconocen sus verdaderas historias.
Los usos del fascismo y el populismo

El fascismo, como el populismo, suele servir para designar el mal absoluto, el desgobierno, los liderazgos autoritarios y el racismo. Pero esa función despoja a los términos de sus sentidos históricos. La creencia problemática de que la historia no hace sino repetirse a sí misma ha viajado del norte global al sur global, de Moscú a Washington y de Ankara a Caracas. En 2014, tras la anexión rusa de Crimea y la crisis ucraniana, las autoridades rusas decían que el gobierno de Ucrania era el resultado de un golpe fascista. Hillary Clinton, por entonces secretaria de estado, comparaba el accionar del presidente ruso Vladimir Putin en relación con Ucrania con «lo que Hitler hizo en los años 30». Ese mismo año, lejos del Mar Negro, el presidente de Venezuela Nicolás Maduro recurrió a la amenaza del fascismo para justificar el encarcelamiento de un líder de la oposición. El mismo tipo de afirmaciones problemáticas hacían y hacen quienes se oponen a los experimentos latinoamericanos con el populismo. Epítetos similares suelen circular a propósito de Oriente Medio y África. En 2017, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan describía a Europa como «fascista y cruel». Caracterizaciones casi idénticas, según las cuales tanto el gobierno como la oposición son fascistas, recorren el sur y el norte global, de la Argentina a Estados Unidos, donde Donald Trump debió enfrentar ese tipo de acusaciones durante su exitosa campaña presidencial de 2015-2016; él mismo, ya como presidente electo, acusó a las agencias de inteligencia de haber incurrido en prácticas nazis en su contra. Sintomáticamente, Trump se preguntaba: «¿Acaso vivimos en la Alemania nazi?3».

Como el término fascismo, el término populismo también es objeto de una mala interpretación cuando se lo define como una condensación de extremos de derecha e izquierda. Se lo ha exagerado o mezclado con cualquier cosa que se oponga a la democracia liberal. Por ejemplo, políticos como el presidente mexicano Enrique Peña Nieto o el ex primer ministro británico Tony Blair (en particular tras el Brexit de 2016) denunciaban que el populismo se oponía al statu quo liberal del que ellos eran representantes apasionados. En realidad, esta tendencia a pintar el populismo como una visión negativa de la democracia revela una identificación simplista, a menudo interesada, de la democracia con el neoliberalismo. Esas posiciones reproducen las concepciones totalizantes del populismo del tipo «nosotros versus ellos». Más aún, vacían a la democracia de cualquier potencial emancipatorio. En ese contexto, enfrentados con sus enemigos neoliberales, los sectores de la sociedad (de izquierda o derecha) que se sienten marginados por las élites tecnocráticas se ven aún más atraídos por el populismo. Se puede pensar que populismo y neoliberalismo socavan por igual la diversidad e igualdad democráticas, pero ninguno de los dos es una forma de fascismo.

Ni el populismo ni el neoliberalismo permiten que la ciudadanía tome decisiones políticas significativas. Pero ambos son parte del espectro democrático y, a partir de 1989 especialmente, han estado causalmente conectados entre sí y a menudo se han sucedido uno al otro. A escala global, el populismo no es una patología de la democracia sino una forma política que prospera en democracias particularmente desiguales, es decir, en lugares donde la brecha de ingresos crece y la legitimidad de la representación democrática decrece. El populismo puede reaccionar socavando la democracia aun sin destruirla, y si y cuando llega a acabar con ella, deja de ser populismo y se convierte en otra cosa: una dictadura.

Históricamente, el populismo ha respondido a estos contextos (de derecha o izquierda) de manera diversa, y aunque esas respuestas se encuadren en culturas políticas y situaciones nacionales distintas, por lo general tienden al autoritarismo. Esto se debe principalmente a que el populismo, como anteriormente el fascismo, interpreta que su propia posición es la única y verdadera forma de legitimidad política. La única verdad del populismo es que el líder y la nación forman un todo. Para el populismo, la voluntad singular de la mayoría no puede aceptar otros puntos de vista. Aquí el populismo se parece al fascismo en el hecho de que es una reacción al modo en que liberalismo y socialismo explican lo político. Y, como el fascismo, una vez más, el populismo no le reconoce un lugar político legítimo a una oposición a la que acusa de actuar contra los deseos del pueblo y de ser tiránica, conspirativa y antidemocrática. Pero esta negativa a reconocerle legitimidad a la oposición no suele ir más allá de la lógica de una demonización discursiva. Se convierte a los adversarios en enemigos públicos, pero sólo en el plano retórico. Si el populismo pasa de esa enemistad retórica a poner en práctica la identificación y persecución de enemigos, podríamos decir que se ha transformado en fascismo o en algún otro tipo de represión dictatorial. Es algo que ya ha sucedido antes, por ejemplo, en el caso de la Triple A peronista a principios de la «Guerra Sucia» argentina de los años 70, y sin duda podría volver a suceder en el futuro. El populismo siempre puede convertirse en fascismo, pero es una posibilidad muy poco común, y cuando sucede, y el populismo se vuelve totalmente antidemocrático, deja de ser populismo. El fascismo celebra la dictadura; el populismo nunca. El fascismo idealiza y pone en práctica formas crudas de violencia política que el populismo rechaza en teoría y, por lo general, también en la práctica. De modo que es problemático hablar de populismo y fascismo como si fueran lo mismo, en la medida en que ambos son significativamente distintos. El populismo es una forma de democracia autoritaria, mientras que el fascismo es una dictadura ultraviolenta. Los términos están conectados genealógicamente, pero por lo general no conceptual ni contextualmente. Historizado de modo correcto, el populismo no es el fascismo.

¿Por qué, pues, se habla de populismo y de fascismo sin hacer referencia a sus respectivas historias? ¿Es verdad que asistimos al retorno del fascismo, el ismo que marcó a sangre y acero la primera mitad del siglo XX? Por lo general se toma el fascismo no como una experiencia histórica específica, con resultados traumáticos, sino más bien como un insulto. Así, líderes y partidos populistas que representan concepciones autoritarias de la democracia pero no se oponen a ella son erróneamente equiparados con formaciones dictatoriales fascistas. A partir de 1945, por primera vez en su historia, el populismo pasó por fin de ser una ideología y un tipo de movimiento de protesta a un régimen de poder. Fue un punto de inflexión en su trayectoria conceptual y práctica cuya relevancia histórica no puede dejar de subrayarse. Del mismo modo, el fascismo sólo se volvió realmente influyente cuando pasó de ideología y movimiento a régimen. En este sentido, en su calidad de primer líder populista en el poder, Perón desempeñó un papel similar al que encarnaron los líderes fascistas Mussolini y Hitler. Al convertirse en un régimen, el populismo terminó cristalizando una forma política nueva, eficaz, de gobernar la nación. Así fue como el populismo reformuló al fascismo, y en esa medida, como en el célebre caso del pe­ronismo argentino, se convirtió en un ismo totalmente dife­renciado: uno que echó y echa sus raíces en la democracia electoral, al tiempo que despliega una tendencia a rechazar la diversidad democrática.



Fuente Finchelstein. F ( 2018) Del fascismo al populismo en la historia, Buenos Aires, Argentina ( Taurus).
https://www.megustaleer.com.ar/libro/del-fascismo-al-populismo-en-la-historia/AR32249/fragmento/

miércoles, 14 de marzo de 2018

El diario de Ana Frank nos convoca a revisar la conducta humana privilegiando el derecho a la identidad y el de vivir sin violencia


Más de siete décadas después de su publicación original,  el cineasta Ari Folman y el ilustrador David Polonsky, repensaron y readaptaron "El diario de Ana Frank "  para  darle vida a la versión en  formato de  novela gráfica .Editado y publicado por Penguin Random House, nos presenta la posibilidad de hacer más asequible esta obra mediante un género que abre el abanico de lectores, si ya de por sí este libro no hubiera tenido detrás a esa multitud, que generación tras generación, ha conocido lo que ocurrió en aquella buhardilla y lo que pasó por la mente de una niña de apenas 13 años.


Polonsky y Folman ,quienes  preparan asimismo una película de animación del diario , aceptaron el encargo de la Fundación Ana Frank, gestora del legado histórico de Ana. “Al final, realizar este libro me lo tomé como una misión, no como un trabajo. Tenía que hacerlo“, explicó Polonsky

El objetivo de esta nueva versión de Diario de Ana Frank es divulgar el holocausto nazi entre los lectores más jóvenes, de ahí que hayan recurrido  “al lenguaje visual y dinámico”. “Tiene muchas declaraciones feministas, como en la que denunciaba que las mujeres eran apenas vistas como máquinas de hacer bebés, que eran criadas para ser máquinas de guerra. Lo paradójico del caso es que hablamos de una obra que todavía está viva, y que por desgracia, en pleno siglo XXI aún hay personas que viven y sufren como aquella inmortal Ana Frank.Creo que Anne Frank continúa siendo un modelo vital imprescindible en el siglo XXI, más aún, cuando las inevitables y escasas secuelas del tiempo han sido pulidas en una adaptación no solo fiel, sino coherente y atractiva", reflexiona la escritora catalana Montserrat Morera Escarré

Héctor Shalom, director y fundador del Centro, dice que la figura de Ana genera especial empatía entre los más jóvenes ya que tenía su misma edad. Y reivindica, de todos modos, el carácter universal de su testimonio: “Su diario convoca a revisar la conducta humana privilegiando el derecho a la identidad y el de vivir sin violencia”.
 En este sentido, la muestra también dedica una buena parte a la reflexión sobre el terrorismo de Estado en nuestro país. Este año agregaron una actividad en torno a la violencia de género, agrega Shalom añadiendo la visión actual del best seller-

Si el diario de Anne Frank se ha convertido en un mito es porque, por una parte, refleja la persecución brutal contra una chica inocente, que primero será discriminada por su origen, y más tarde tendrá que vivir enclaustrada para evitar ser asesinada. Pero el dietario también es especial por la habilidad que tiene Anne Frank para explicar el microuniverso claustrofóbico en el que están obligados a convivir dos familias, 24 horas al día, 365 días al año. Un mundo en que la solidaridad convive con la irritación, las fobias, la tensión, los antagonismos... La chica no esconde los conflictos, los choques, las tensiones, pero también los amores, los detalles... Es, obviamente, un texto que no estaba pensado para ser publicado, y por lo tanto presenta la intimidad sin disfrazarla. Además, Anne Frank explica a su diario la transformación que sufre como chica, y el papel que juegan en su maduración el encierro y la persecución. Y muestra una gran madurez y una tremenda lucidez al explicar su situación.

Por su parte, en su reseña el diario  catalán "El Nacional" , sostiene que " los autores han logrado  muy bien el, objetrivo, dado que No era fácil ilustrar la historia de Anne Frank en la que si bien  las descripciones de su padecimiento en la casa, se llevan la mayor parte. En el diario abarca  también  largos monólogos sobre sus sentimientos y sobre su proceso de crecimiento, así como reflexiones más generales sobre la judeidad, la situación de la mujer y  la adolescencia... "Los autores lo resuelven intercalando páginas de texto del diario entre las viñetas que representan escenas de la vida de Anne Frank. Ario Folman y David Polonsky son capaces de abarcar todo el drama de Anne Frank, y de condensar toda la tensión narrativa de su dietario en este cómic", manifiestan desde el medio español.
Como debilidad han criticado el exceso de texto combinado con las imágenes.

De  todos modos, el presente volumen recoge este estremecedor relato bella y delicadamente para volcarlo a la novela gráfica. Una nueva oportunidad de acercarse a una historia que ya forma parte de todos nosotros, como uno de sus sueños plasmado en la frase rescatada en el relato«La riqueza, la fama, todo se puede perder, pero la dicha en el corazón a lo sumo puede velarse, y siempre, mientras vivas, volverá a hacerte feliz.»

Fuentes:

Folman, A y Polnsky D. (2017) El diario de Anne Frank. Penguin Random House

https://www.megustaleer.com.ar/libro/el-diario-de-anne-frank-novela-grafica/AR32669

¿Qué dice hoy Ana Frank sobre nosotros?, Caminos de Tinta19 febrero, 2018
http://caminosdetinta.com/que-dice-hoy-ana-frank-sobre-nosotros/


Morera Escarré, M:"Ari Folman, David Polnsky (2017) El diario de Anne Frank. Barcelona: Penguin Random Househttp://tempsdemetafora.blogspot.com.ar/2018/02/ari-folman-david-polnsky-2017-el-diario.html


Nerin, G. El 'Diario' de Anne Frank llega al cómic". El Nacional (Barcelona, s, 24 de noviembre de 2017
https://www.elnacional.cat/es/cultura-ideas-artes/diario-anne-frank-comic_202320_102.html

martes, 13 de marzo de 2018

Rodolfo Walsh escribe sobre su hija muerta enfrentando a los militares, para desbaratar los planes de silenciarlo, es un espacio ganado por el dolor y la escritura, es un arma que parece volverse impotente pero continua

"Oración" es una relectura de la obra periodística de Rodolfo Walsh y sus procedimientos estético-políticos a partir de sus "Carta a Vicki" (escrita horas después de enterarse de la muerte de su hija Victoria ).

La periodista María Moreno toma como punto de partida el suceso ( se suicidó luego de un enfrentamiento-combate en septiembre de 1976, luego que un centenar de soldados del Ejército rodearan con tanques, autos y hasta un helicóptero la casa de la calle Corro, donde estaba reunida la secretaría política de Montoneros).


A través de documentos y testimonios de sobrevivientes, y "Carta a mis amigos", menos conocidas que su "Carta a la Junta". Combinación y cruce de géneros, el libro es principalmente una investigación sobre la verdad en su dimensión para-judicial, sus metáforas y el nuevo valor del testimonio.

Dice Moreno en "Oración " (editado por Random House)" Rodolfo Walsh escribe sobre Vicki con una precisión abrumadora, como si intentara más el ademán científico que el impacto de la retórica para dar cuenta de una verdad en detalles. Lo fija a través de dos textos: uno, Carta a Vicki, escrito cuando ya la corresponsal estaba muerta, y otro, Carta a mis amigos, escrito para sus compañeros de militancia, que él traduce a “amigos” tal vez en el sentido político-militar de que hay amigos y enemigos.

Carta a Vicki forma parte de los papeles secuestrados por el grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) que allanó su casa de San Vicente. Una sobreviviente, Lila Pastoriza, pudo verla durante su cautiverio y arrancó esas páginas, que luego entregó a la viuda del escritor, Lilia Ferreyra. Consta de tres partes donde se consigna el día en que fueron escritas, registro que marca las sucesivas distancias cronológicas del acontecimiento trágico. En esas pausas puede sospecharse el espacio ganado por el dolor y donde la herramienta familiar —la escritura— parece volverse impotente pero continua.

En tanto,Carta a mis amigos, difundida entre los exiliados tres meses después de la muerte de Vicki, tiene el tono de un adelantarse a los hechos; en este caso, los de la interpretación, y hasta puede decirse que es una orden de interpretación. El texto construye en su ascetismo un padre personaje que se recupera y se asume como autor y lo hace sin anotar las pausas ni el horario que escanden Carta a Vicki pero que, en aquello que parece haber escrito de un tirón, deja la huella de ese sobreponerse como un triunfo más sobre su enemigo —Walsh imaginaba la máquina de escribir como un arma—.

Walsh , escribe, como siempre, para desbaratar los planes de silenciarlo, pero también con la necesidad perentoria por inscribir a la hija en un quién es quién de un sino radicalmente distinto al original que hace el catálogo de los privilegiados: “Fue a militar a una villa miseria. Era su primer contacto con la pobreza extrema en cuyo nombre combatía. Salió de esa experiencia convertida a un ascetismo que impresionaba. Su marido, Emiliano Costa, fue detenido a principios de 1975 y no lo vio más. La hija de ambos nació poco después. El último año de mi hija fue muy duro. El sentido del deber la llevó a relegar toda gratificación individual, a empeñarse mucho más allá de sus fuerzas físicas. Como tantos muchachos que repentinamente se volvieron adultos, anduvo a los saltos, huyendo de casa en casa. No se quejaba. Sólo su sonrisa se volvía un poco más desvaída. En las últimas semanas varios de sus compañeros fueron muertos; no pudo detenerse a llorarlos [...]”.

Según interpreta Moreno, hay que leer en voz alta esta letanía biográfica, la enumeración que intenta una síntesis de imágenes capaz de descomponer en muchos otros el verbo “militar”, verbo taimado que define la acción ante un enemigo, que en su forma sustantiva es la misma palabra (militar): “pobreza extrema en cuyo nombre combatía”, “sentido del deber”, “relegar toda gratificación”, “no se quejaba”. Es el modo de decir que la vida que Vicki se había quitado ya no le pertenecía y que ahora que ella era una compañera muerta, no había tiempo para detenerse a llorarla. A escribir o a morir.


Moreno, María :" Oración, Carta a Vicki y otras elegías políticas", Literatura Random House, Buenos Aires, 2018

lunes, 12 de marzo de 2018

El gobierno de Macri dejará una Argentina más desigual y egoísta, se mueve dentro de los límites de la democracia; reducirlo a una versión de la dictadura o del menemismo no ayuda a captar su complejidad ni a entender u eficacia

Puede resultar incómodo, irritante y hasta doloroso, pero entender que el macrismo pelea y por momentos gana la subjetividad de los argentinos es fundamental para explicar su éxito. Aunque hasta el momento las miradas críticas han hecho algunos planteos pertinentes y valiosos, mi impresión es que no alcanzan para explicarlo, y que no se proponen superar el rechazo que les produce sino reforzarlo. Por eso aquí intento un abordaje distinto, que no apunta a denunciar al macrismo o desenmascarar la perversidad de su alma verdadera sino a explorar los motivos que hicieron que una parte importante de la población se decidiera a apoyarlo. Este es por lo tanto un libro sobre el gobierno pero también sobre la sociedad.
El de Macri es un gobierno de derecha, que dejará una Argentina más desigual y egoísta, menos popular y solidaria. Pero se mueve dentro de los límites de la democracia, y reducirlo a una versión de la dictadura o del menemismo no ayuda a captar su complejidad ni a entender su eficacia.”
Por qué es un libro sobre el ascenso y la consolidación del macrismo, pero también sobre el rápido declive kirchnerista, que comenzó cuando Cristina obtuvo su reelección con el 54% de los votos y eso, que era una realidad contingente, se entendió como un dato tallado en piedra.
Con un estilo singular, que combina entrevistas periodísticas y anécdotas personales con una argumentación impecable y sólida, José Natanson ha escrito un libro irreverente y despiadado, nunca neutral, que se atreve a hacer algo inédito: pensar sin reforzar creencias previas, ni siquiera las del autor. No importa de qué lado de la grieta estés: va a incomodar tus certezas.

Natanson , José ¿por qué? la rápida agonía de la argentina kirchnerista y la brutal eficacia de una nueva derecha, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2018http://www.sigloxxieditores.com.ar/fichaLibro.php?libro=978-987-629-804-9

Las nuevas derechas supieron descartar sus rostros más violentos y “cambiar de piel”, embanderándose con la defensa de los sectores populares y un ideal de nación amenazada, que ve a inmigrantes, pobres y los jóvenes de barrios periféricos como responsable de la crisis económica y socia

Un fantasma recorre el mundo de hoy, y sin duda no es el comunismo, sino una nueva derecha que gana espacios en Europa, los Estados Unidos y América Latina y que, ya sea por rechazo o perplejidad, casi nadie entiende. El historiador Enzo Traverso –genial analista de las ideas contemporáneas– pone la lupa sobre las nuevas caras de la derecha que, atentas a las fluctuaciones de la opinión pública, jugaron como nunca antes la carta de la institucionalidad democrática y de los valores republicanos para conquistar a los electores. En pleno ascenso, estos movimientos supieron descartar sus rostros más violentos y “cambiar de piel”, embanderándose con la defensa de los sectores populares y un ideal de nación amenazada, que ve al otro (el inmigrante, el pobre, los jóvenes de barrios periféricos) como responsable de la crisis económica y social.

En un lenguaje accesible para todos y con enorme osadía política, Traverso traza en este libro una guía imperdible acerca de la “nueva derecha”, así como de su correlato: el vacío de poder del sistema de partidos tradicionales, que han perdido sus bases sociales y también sus discursos identitarios. Así, reconstruye las paradojas de un escenario en que líderes como Emmanuel Macron o Donald Trump se valen de sus carismas personales o mediáticos –y, muy especialmente, de los defectos de sus adversarios– para ascender sin necesidad de demostrar méritos propios.

A lo largo de estas páginas, que comienzan con un prefacio escrito especialmente para la presente edición considerando el contexto de América Latina y en especial de la Argentina, Traverso desmenuza las palabras que solemos utilizar para describir los fenómenos políticos y propone nuevos nombres para nuevas realidades. El resultado es una formidable descripción de un mundo en plena transición y el esbozo de una salida posible, bajo la forma de un populismo de izquierda capaz de defender el bien común sin mesianismos.

Traverso , Enzo las nuevas caras de la derecha, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2018.


sábado, 10 de marzo de 2018

La educación tiene una importancia decisiva para enseñar a pensar, enseñar a aprenderenseñar a desarrollar al máximo el espíritu crítico y liberar la creatividad, condición indispensable para sustraerse a cualquier tipo de dependencia ( Raúl Alfonsín, programa educativo)

En 2004, el ex presidente Raúl Alfonsín plasmó en Memoria Política su visión sobre su su gestión como jefe de gobierno, sirviendo tanto como análisis de los seis primeros años de democracia así como el testimonio directo del principal actor político de la Argentina entre 1983 y 1989. Advierte que se venía a restaurar la República, a sentar las bases para el progreso y el desarrollo de una sociedad para proyectarse hacia el futuro, para construir la democracia como sistema de vida y de convivencia.

En ese marco, la construcción democrática era una deuda en casi todos los estratos de la sociedad, hecho que se reflejaba en la Universidad y la ciencia que acarreaban un extenso período de destrucción iniciado con la "noche de los bastones largos" de 1966 con Onganía donde fue permanente la violación de la autonomía universitaria, de persecución política e ideológica de docentes y estudiantes, conllevando a la decadencia de la calidad educativa.

Como etapa de transición era necesario atravesar un proceso de normalización que, destacaba Alfonsín, acorde a lo ocurrido en la sociedad, puso fin a las discriminaciones políticas que caracterizaron un largo medio siglo de antagonismos. Se crearon así las condiciones requeridas para lograr una mayor eficiencia en la gestión y producción en todas las funciones de la institución. En oposición al autoritarismo y la censura impuestas por la dictadura, el expresidente subrayó que con la recuperación democrática en la universidad floreció una mirada amplia:” Se concibió la universidad como centro de gravedad de la cultura, entendida ésta como el modo de vida de nuestra sociedad, debiendo para ello convertirse en el motor del desarrollo de la ciudadanía y de la democracia, del progreso y el desenvolvimiento social y económico”.

En 2004, Alfonsín, recordaba la que la producción de ciencia fue objeto de consideraciones especiales. Fue necesario reestructurar y crear mecanismos y organismos necesarios para el cumplimiento de esas finalidades, tal como lo requería un mundo cada vez más dependiente de la ciencia, se tomó la frase "la única revolución industrial posible es la inteligencia" a través de la "innovación tecnológica como producto de la educación" y la universidad asumió este desafío.

A diez años de la esperanza, reflexionaba Alfonsín :” El sendero fue trazado y hoy, pese a los magros presupuestos que obligan a sus miembros a trabajar con un verdadero espíritu de sacrificio y amor por su tarea, la universidad "hace camino al andar".

La política científica y tecnológica, fue uno de los pilares del gobierno alfonsinista, tal como lo expresara en su mensaje inaugural:” Nuestro tiempo exige que los gobiernos atiendan como asunto de primordial relevancia el desarrollo del saber científico puro y de sus aplicaciones tecnológicas". Para encauzar esta acción, considerada impostergable, se creó la Secretaría de Ciencia y Técnica dependiente de la presidencia, cuya finalidad fue la de coordinar estas actividades entre el Estado y otros sectores, con el fin de utilizar e incrementar en grado óptimo el patrimonio nacional constituido por las inteligencias y los conocimientos de millares de especialistas, muchos de los cuales se [encontraban] radicados en el exterior por falta de oportunidades intelectuales en el país o para eludir absurdas discriminaciones.” No sólo estimularemos [...] las tareas de nuestros sabios e investigado - res, sino que corregiremos las prácticas discriminatorias del pasado; [...] en la selección y formación de recursos humanos dedicados a la labor científico-técnica sólo se atenderá a la idoneidad y la capacidad profesional”, reiteró .


A la cabeza de la Secretaría, estuvo el prestigioso científico Manuel Sadovsky, con quien coincidimos, explicó Alfonsín que la ciencia y la tecnología debían ser consideradas elementos básicos para un desarrollo independiente de la sociedad, debiendo nuestra inteligencia ponerse al servicio de las grandes prioridades nacionales y servir para romper la dependencia mental, que es la más grave”. “Esta dependencia ha determinado comportamientos sociales negativos o ineficientes que constituyen algunas de las causas principales del enorme retroceso comparativo de nuestro crecimiento económico y de muchos aspectos de nuestro desarrollo general”.

Por eso tiene una importancia decisiva la educación para enseñar a pensar, enseñar a aprender y, en todos los casos, enseñar a desarrollar al máximo el espíritu crítico y liberar la creatividad, condición indispensable para sustraerse a cualquier tipo de dependencia. Estos elementos están en la base de la naturaleza del pensamiento científico y formaron parte de los fundamentos de la política desarrollada.

Una tarea de primera importancia fue la reestructuración y el saneamiento del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).” Era imperioso corregir graves desviaciones producidas en el período de gobierno anterior, tanto en la concepción como en el funcionamiento del él. Por ello, esta institución y también las universidades debieron comenzar por normalizarse para reconstituir sus organismos participativos de gestión. Se procedió a la incorporación de alrededor de doscientos investigadores que habían sido segregados, de los cuales gran parte fueron repatriados desde el extranjero, adonde habían emigrado o estaban exiliados. Se reconstruyeron sus vínculos con la universidad, "institución de la cual depende como el ave depende del aire para volar", renovándose una relación simbiótica traducida en el sistema de subsidios, de equipamiento, de formación de posgrado, de colaboración de los investigadores en las tareas universitarias, de planeamiento y de iniciativa de los recursos humanos.


De este modo se logró poner término a una política corporativa que había encerrado al CONICET sobre sí mismo, y a su vez se puso el conocimiento en relación con la sociedad. Hacia afuera, la institución estableció una vasta red de intercambios. Los proyectos de cooperación con los países latinoamericanos tuvieron una alta prioridad, y hubo igualmente una vinculación importante y creciente con instituciones europeas y de Estados Unidos, y con organismos internacionales. El crecimiento gradual permitió un aumento considerable del número de investigadores, que pasaron de 1.583 en el año 1983 a 2.289 en 1988, y también un incremento de becarios, que siendo 1.763 en la primera fecha, llegaban a 2.159 en el último año considerado.


En 1985, al inaugurar el Observatorio Astronómico de El Leoncito, en la provincia de San Juan, Alfonsín había reiteró: "La tecnología, que es técnica más ciencia, no florece ni funciona en el vado. Tenemos que lograr una industria vigorosa como locomotora del desarrollo cultural el sentido moderno. No es obra de un día ni está al alcance de decisiones voluntaristas desde el poder". En 2004, agregaría :”No puedo dejar de hacer aquí una digresión destacar la importancia y la validez general de esta última afirmación, que involucra a todos los sectores del quehacer nacional, en los que cada uno de los actores es responsable de los caminos que recorremos, y que puede constituirse en un elemento dinamizador o en un escollo o impedimento para marchar en la buena dirección.

Terminado el mandato, Sadosky confesó: "De lo que queríamos a lo que conseguimos hay un trecho, por así decirlo, melancólico".
Alfonsín , si bien apoyó los dichos de Sadosky, prefirió ver el lado positivo :” En mi opinión, se había iniciado "la acumulación que, como él mismo dice, es en realidad un buen sinónimo de lo que comúnmente se llama desarrollo "-

Fuente:
Alfonsín, Raúl :" Memoria política ,transición a la democracia y derechos humanos "Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2004 .


lunes, 5 de marzo de 2018

A 42 años del golpe de Estado: el 24 de marzo nos recuerda cómo se construyen y destruyen órdenes políticos y proyectos y puede llegar a destruirse en lo más básico: la vida (Marina Franco, historiadora)

A 42 años del golpe de Estado del 24 de Marzo de 1976, la historiadora e investigadora Marina Franco , entiende fue una bisagra, dadas que sus implicancias sociales y políticas, siguen muy presentes en el país. Por ello, la función de la fecha debe ser “reabrir una discusión y recordar socialmente qué significa y significó la dictadura para la sociedad argentina”, subraya

Franco señala en relación a la educación en las escuelas, por ejemplo, es importante que la fecha no pase de largo, a los chicos de primer grado se les suele leer un cuento que estuvo prohibido y eso es suficiente para que los chicos construyan socialmente la idea de que no debería haber autores prohibidos, que en algunos momentos de la historia argentina hubo situaciones de cercenamiento de derechos y que la democracia es un valor a defender colectivamente.

Y en cuanto a los adultos, enfatiza que el 24 de marzo no es un mero recuerdo del pasado, si no una instancia de rememoración de algo que sigue presente, que sigue produciendo heridas y cuyas consecuencias vivimos hasta el día de hoy. Además nos recuerda que ese pasado no está saldado, que en la sociedad siempre conviven memorias distintas sobre los hechos conflictivos, pero que debe existir un piso de verdad claro sobre lo sucedido y que sigue habiendo intenciones de cuestionar la importancia de la justicia sobre los crímenes perpetrados. Por otro lado, lo que debe recordarse es un proceso mucho más profundo y complejo que no se limita al 24 de marzo de 1976.

-¿Qué marca ese proceso complejo al que refiere?

La dictadura es para la historia argentina un momento de ruptura, donde se reconfiguraron la estructura social, política y económica hasta la actualidad. Hay una ruptura, pero al mismo tiempo esa ruptura fue posible porque la dictadura formó parte de un proceso político previo. Es decir, el proceso histórico de las décadas previas, de alguna manera, permitió que existiera un 24 de marzo y una dictadura. Por tomar el aspecto más obvio: la represión estatal y la violencia política eran dinámicas estatales, sociales y políticas de muy largo plazo. Esto generó dinámicas políticas y sociales donde el conflicto político adquirió una gravedad extrema y el adversario pasó a ser un enemigo que debía ser eliminado.

-¿Qué responsabilidades le cuadran a la sociedad civil en la caída de Isabelita con el clamor para que los militares se erigieran como "salvadores" de la Argentina?

El 24 de marzo nos recuerda cómo la sociedad construye y destruye órdenes políticos y proyectos y puede llegar a destruirse en lo más básico: la vida. En aquellos años se construyó -como ahora se hace con la idea del delincuente o de la inseguridad-, la idea de que cualquier desafío al orden era subversivo, y eso dio legitimidad para intervenir en pos de restablecer el orden. Necesitamos no sólo recordar por recordar, sino saber cómo un estado de derecho puede destruirse, cuál es la responsabilidad social colectiva cuando se construyen supuestos “peligros” sociales, cuál es nuestra responsabilidad en defender nuestros derechos. En fin, no es la mera efeméride, sino que lo que más interesa o tiene importancia ciudadana es la construcción de derechos y del orden democrático como construcción social, por eso la escuela es tan importante.

Hernán Invernizzi, sostiene que el régimen desarrolló una estrategia de represión, control y producción cultural de alcance nacional - tanto para la cultura como para la educación y comunicación en general. El modelo sostiene , tuvo su basamento en tres pilares: plan económico social, terrorismo de estado y política cultural, cuyo funcionamiento estuvo enlazado uno con el otro. Es decir, que la política dictatorial para la aniquilación de la subversión tuvo la característica de ser concebida como un proyecto sistemático de exterminio de alcance nacional, implementado en todos los ámbitos de la sociedad.

En ese marco, se produce el fenómeno del "desaparecido". Como dueños de la vida ( ya no solamente gobernantes de facto), las Fuerzas Armadas cumpliendo el rol de captores , en colaboración de sus cómplices civiles ( el empresariado y la jerarquía eclesiástica), no sólo se apropiaban de la decisión de acabar con la vida de los cautivos sino que, al privarlos de la posibilidad del entierro, los estaban
privando de la posibilidad de inscribir la muerte dentro de una historia más global que incluyera la historia misma de la persona asesinada, la de sus familiares y la de la comunidad a la que pertenecía.

Por ello, la figura del desaparecido encierra la pretensión más radical de la última dictadura: adueñarse de la vida de las personas a partir de la sustracción de sus muerte,la Junta Militar aparte de imponer un sistema, también impuso su propio lenguaje. De este modo y para encubrir las acciones de secuestro, tortura y asesinato de ciudadanos, inventaron la figura de “Los desaparecidos”. Con este eufemismo sostuvieron que en lugar de víctimas había gente que desaparecía por propia voluntad.
Como reflexiona Laura Bonaparte, madre de Plaza de Mayo línea Fundadora, Desaparecidos" es el término creado por las Fuerzas Arnadas y sus cómplices durante el terrorismo de estado para referirse al secuestro - detención, apropiación ilegal de personas, que ellos llevaron a cabo con total impunidad, desde antes aún del 76. Siempre que tuvieron
poder, manotearon la justicia y el tesoro público, asesinaron opositores políticos y mintieron sobre sus crímenes. Esta conducta aberrante, la falta de juzgamiento y castigo, crearon el monstruo de la impunidad, histórica por otra parte, que ha tallado de distintas maneras la subjetividad de todos los habitantes de este país. La justicia desaparecida, el saber desaparecido. Solo preguntas, ninguna respuesta. La imposibilidad de hablar de actos donde la crueldad
humana se despliega, produce efectos siniestros en la educación, en la política, en las diferentes clases sociales. No hay construcción colectiva de la historia. Se da sí una, autoritaria y falsa. Como van a ser juzgados si aquí no hay cuerpos que los señalen en su conducta criminal. Desgajadas las familias, apropiados ilegalmente sus miembros, "desaparecidos" en la terminología del genocida, los N.N. inauguran en su masividad, un nuevo estilo de represión brutal. O en palabras de Schmucler “La desaparición intenta suprimir toda huella, aún la de la voluntad de suprimir la huella”.

Finalmente, como síntesis de la etapa abierta con la dictadura genocida, el terror de Estado, como indican Ramos yVirginia Pisarello fue “un proceso cruel y desconcertante que arrasó con sujetos, identidades y resistencias dentro y fuera de los campos de concentración, el golpe no constituyó una irrupción abrupta, sino que se insertó en una cultura política atravesada por prácticas de violencia estatal y paraestatal, y por la continua alternancia de dictaduras militares y democracias restringidas durante todo el siglo XX.

Sólo recordando, el olvido no retorna. La desaparición intenta suprimir toda huella, aún la de la voluntad de suprimir la huella. Se trata de no olvidar que en la Argentina un espacio de desaparición fue posible. Un espacio que atañe a toda la sociedad y en el que víctimas y victimarios se propician en una coincidencia trágica. No es la “ verdad histórica” lo que intenta olvidarse, sino la responsabilidad de preguntarse porqué el crimen se hizo posible. No lo que ocurrió, sino cómo ocurrió.

Se torna imprescindible , parafraseando a Schmucler:” No olvidar que en la Argentina un espacio de desaparición fue posible. Un espacio que atañe a toda la sociedad y en el que víctimas y victimarios se propician en una coincidencia trágica”. Mediante la educación, la divulgación de testimonios de quienes la padecieron así como los de sus familias y difusión deben ser las herramientas en virtud que No es la ´verdad histórica´ lo que intenta olvidarse, sino la responsabilidad de preguntarse por qué el crimen se hizo posible. No lo que ocurrió, sino cómo ocurrió.

Al observar que el poder autoritario muta y reaparece, distinto y el mismo cada vez y sus formas se subsumen, se hacen subterráneas para volver a aparecer y rebrotar, considera Tomas Abraham:” Creo que un ejercicio interesante sería intentar comprender como se recicla el poder desaparecedor. Cuáles son sus desintegraciones y sus amnesias; cómo reprime y totaliza, aunque se manifieste en el individualismo más radical. Cuáles son sus esquizofrenias, y cómo se nutre de las falsas separaciones entre lo individual y lo social.

A partir de esta conducta, concluye Abraham, será posible conservar la memoria, encontrar los resquicios y sobrevivir a el poder desaparecedor.

Fuentes:

Abraham , Thomas "Voces Argentinas"

http://www.tomasabraham.com.ar/politica/memoria/vocesargentinas.htm

Laura Bonaparte:" Reflexiones, artistas Plásticos, Ausentes por Desaparición Forzada.Presentes en sus nombres y en su obra."martes 15 de Agosto de 1999.
http://www.desaparecidos.org/arg/voces/ensayos/bonaparte.html

Bocconi,María, 24/03/2016 , Día de la memoria, por la verdad y la justicia,a 40 años del inicio del último golpe de Estado
www.conicet.gov.ar/a-40-anos-del-inicio-de-ultimo-golpe-de-estado/

Ramos , Hugo ; Pisarello, María; Alonso,Luciano y Apaza Luciano: "Sobre la dictadura y otros demonios": KAF > Vol. 1, Núm. 2 (2010),Univ,. Nac.del Litoral, Santa Fe (Argentina)www.bibliotecavirtual.unl.edu.ar/ojs/index.php/KAF/a

Gudelevicius , Mariana (2008). Educación y dictadura. Las primeras medidas en materia educativa del "Proceso de Reorganización Nacional": análisis de la gestión Guzzetti. V Jornadas de Sociología de la UNLP. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de Sociología, La Plata