sábado, 27 de junio de 2020

Antes de empezar el mundial éramos malos, malísimos; una banda de perros que no podíamos tirar una pared; cuando ganamos y llegamos a Argentina, todo fue asombroso: la salida al balcón de la Plaza de Mayo, festejar con la gente, todo eso forma parte del ritual del fútbol y de la manera desproporcionada que tenemos los argentinos de vivir el fútbol (Maradona y Valdano)

  Maradona, fue el mejor y más sobresaliente jugador de México 86, no hay dudas de eso, su figura alcanzó el cenit y gran parte de lo que es y le sucede hoy está ligado al Mundial. En esta recopilación de notas Maradopna y Valdano, recuerdan el Mundial del que hoy se cumplen 34 años de su final

  Valdano también fue figura sobresaliente, autor del primer gol argentina en el Mundial y del segundo en la final, amén de haber acompañado todo el segundo gol de Maradona contra los ingleses. Así recordaba la consagración que le dio a Argentina su segunda Copa del Mundo,

  Hace pocos días, Maradona, recordó cómo llegaba la selección a México, llena de críticas y con gente de diferentes ámbitos ( medios de comnunicación y el gobierno ) que quisieron que Bilardo renuncie.

  “La realidad es que a aquel Mundial fuimos con un equipo mediocre. Cuando en la etapa previa nos juntamos en Barranquilla, nos miramos a la cara y nos dijimos que teníamos más equipo de lo pensado. El tema fue que unos días después jugamos contra Junior y no pasamos de mitad de la cancha (0-0). Es que éramos malos, malísimos, una banda de perros, que no podíamos tirar una pared", reconoció

Valdano, por su parte, en dialogo con el sitio de Fifa en 2007, aseguraba,
  En el ámbito personal no tenía dudas. De hecho, marcó el primer gol en el debut contra la República de Corea...
  Si. fue muy importante encontrar ese gol antes que el partido en sí, tanto para mí como para la selección. Nos quitó toda la angustia, la presión y empezamos a funcionar como un equipo verdadero.   De todas maneras, ahí habían dos focos de influencia: uno era el equipo y el otro Maradona, que era capaz de elevarnos hasta otra dimensión.

  ¿Es cierto que Maradona quería entrenar todo el tiempo y que el cuerpo técnico se lo impedía?
  Sí, es verdad. Maradona se aburría mucho en la concentración, como todos, y la única manera de resolver el aburrimiento era jugar. Pero (Carlos) Bilardo no quería que restáramos fuerzas en el entrenamiento, sobre todo por la altura que hay en la ciudad de México. Teníamos que cuidar el capital físico. A veces nos veíamos en esa situación extraña: el equipo quería jugar, entrenar y el técnico no nos dejaba. ¡El mundo al revés!.

  ¿Cuánto influyeron sus dos goles en el primer partido para el resto del campeonato?
Recibí una gran energía inicial que me sirvió para todo el torneo. Cuando llegamos a México, tenía muchos problemas físicos para la adaptación a la altura y luego sufrí una fuerte lesión. Llegué al primer partido con lo justo y, de hecho, había sido duda hasta último momento. Pero bueno, vemos que la confianza tiene propiedades curativas. ¿No?.

  En la fase de grupos se toparon con Italia, la defensora del título. ¿Qué recuerda de ese empate?
Empezamos perdiendo con un penal muy riguroso, aunque la reacción fue inmediata. El equipo luego empató con facilidad y sacó el partido delante. Fue el único empate que cosechamos en el Mundial, aunque creo que jugamos con mucha tranquilidad porque no necesitábamos mucho más que ese resultado. Si hubiéramos necesitado más, seguramente lo habríamos conseguido. Ya nos sentíamos muy fuertes.

  Y después llegó su tercer gol, ante Bulgaria. ¿Diría que fue un partido sencillo?
Fue el partido más cómodo que hayamos jugado en el Mundial. Con el nerviosismo natural de un partido que teníamos que ganar sí o sí para terminar primeros, pero con un juego muy fluido. En el análisis final, creo que el resultado de dos goles quedó corto para lo que pudimos haber logrado.

  Todos recuerdan el partido con Inglaterra, pero antes debieron pasar un choque durísimo ante Uruguay. ¿Qué recuerda de ese clásico del Río de La Plata?

  Fue un partido muy complicado para nosotros. Uruguay puso todo su talento en el banco de suplentes, y salió a jugar con un equipo de gran fortaleza física. A ese primer equipo nos impusimos con facilidad pero, una vez que empezamos a mandar en el marcador, ellos hicieron ingresar a jugadores que tenían muchísimo talento y nos complicaron muchísimo. A Maradona le anularon un gol que podría haber definido las acciones, pero llegamos 1-0 a los últimos minutos y vivimos situaciones de mucha angustia. Además, estábamos en esa fase donde había que ganar o irse. No se podía especular.

  Ante Inglaterra se palpaba un ambiente caldeado debido al reciente pasado bélico que involucraba a ambos países. ¿Cómo tomaron esa situación?
Hicimos un gran esfuerzo para que fuera sólo un partido de fútbol, porque los medios de comunicación querían sacar la situación de contexto. Era inevitable rememorar la guerra de las Malvinas porque aún estaba cerca todo lo ocurrido. A eso debe sumarse que un clásico futbolístico como Argentina-Inglaterra es de por sí ya muy especial. Son encuentros donde hay mucho nerviosismo, y eso lo notamos los dos. Creo que Argentina jugó su peor encuentro del Mundial, pero los goles de Maradona lo han elevado al carácter de súper encuentro. Tal vez no ameritaba tanto.

  En el segundo gol de Maradona, usted acompañó toda la jugada. ¿Podríamos decir que fue un testigo privilegiado?
  Yo era como el traveling de la televisión, acompañando en el segundo palo como corresponde a un buen delantero. Sin embargo, la mayor sorpresa me la dio él en las duchas, cuando me dijo que me estuvo buscando para darme el balón en mi mejor posición. O sea que hizo lo que hizo y aparte tuvo tiempo de mirar a su alrededor para pasarme el balón, lo que a mí me parece un insulto a la profesión (risas). Eso quiere decir que estábamos ante un genio. Claro que si me la hubiera dado, yo solo la habría resuelto con mucha facilidad, aunque en ese caso no habría sido el mejor gol de la historia de los mundiales.

  Luego llegó la semifinal ante Bélgica, un partido que de seguro le trae gratos recuerdos...
Claro que sí. Cuando vimos que Bélgica le ganaba a España en cuartos de final, lo celebramos como propio. Ya nos veíamos en la final. Nos daba miedo España, que había crecido mucho durante el campeonato. En cambio, a Bélgica le emocionó tanto la victoria que nos daba la sensación que se daban ya por cumplidos, que ya habían conseguido su objetivo. De todos modos, jugamos un partido muy serio. Y con un gran Maradona otra vez, les ganamos con facilidad, tuvimos bastantes ocasiones de gol.

  En la final ante Alemania se dio el gusto de anotar el segundo gol argentino. ¿Podría describirnos esa jugada?
  Recuerdo que fue una pelota descolgada por (Nery) Pumpido, quien salió a jugar en corto conmigo que estaba dentro del área de Argentina. Había acompañado a Briegel, que era el lateral de Alemania y con el que tuve un duelo terrible toda la tarde. Allí saqué un jugador, aunque el segundo me barrió con tanta mala suerte para él que la pelota llegó a los pies de Maradona. Allí realicé una diagonal bien marcada, mientras Maradona se la pasaba al Negro (Héctor) Enrique. Él me la pasó a mí, por lo que se me hizo todo fácil. No tuve que cambiar de dirección, sino que cuando llegué al área contraria me puse de perfil a la bola y le pegué muy suave al ángulo contrario. Ahí termina la alegría más grande de mi vida.

  Pareciera que fue ayer, ¿verdad?
Si, como todos los grandes recuerdos, los grandes impactos, uno los tiene muy presentes, ¿no? Y cuando quedo ante la evidencia de que han pasado veinte años, ¡no lo puedo creer!

¿Pensaba entonces que el partido estaba terminado?
¡Totalmente! Con el 2-0, recuerdo mirar a las tribunas y diciéndome 'somos campeones del mundo'. Pero claro, me había olvidado de un pequeño detalle: al frente estaba Alemania, y Alemania no muere nunca. Nos metieron dos goles de manera muy parecida, de corner. Y bueno, Alemania siempre es Alemania, ¿no?. Pero no perdimos la tranquilidad, seguimos jugando y a falta de cinco minutos para finalizar el encuentro concretamos el gol de la victoria por intermedio de (Jorge) Burruchaga. Así que la angustia hasta el final fue relativamente corta.

¿Cuál fue el ambiente en el azteca una vez finalizado el encuentro?
Fue un espectáculo extraordinario en cuanto a la luz, al color, a los gritos... Yo pensé que era un recuerdo mío, el recuerdo del ganador. Pero hace poco, cenando con Rummenigge, me dijo que para él fue el partido más grande que jugó en su vida. ¡Y por el escenario! Era un ruido raro, habían muchos argentinos y alemanes, pero sobre todo mexicanos. No era un ruido futbolístico, era un ruido de fiesta.

  Hablando de fiesta, ¿cómo fue la llegada a Buenos Aires?
También forma parte de esas cosas inolvidables del fútbol. Fue una gran fiesta con más de tres millones de personas en la calle. Todo fue asombroso: la llegada a la Casa Rosada, la salida al balcón histórico de la Plaza de Mayo, festejar con la gente. Todo eso forma parte del ritual del fútbol y de la manera desproporcionada que tenemos los argentinos de vivir el fútbol.
  ¿Recuerda que sensación tuvo la primera vez que tocó el trofeo de la Copa Mundial? * Es impactante, pero cuesta trabajo tocarla. ¡Todo el mundo quiere apoderarse de ella! Yo sólo la pude tocar en el avión yendo de vuelta a Argentina, pues antes no pude. La verdad es que di media vuelta olímpica y me metí en el vestuario. Quería estar solo y disfrutar de ese momento. La copa la toqué más tarde.

  ¿Qué análisis haría del trofeo desde lo meramente estético? * Es un balón que, a la vez, representa un mundo. Eso explica la universalidad del fútbol. Y también están las personas que mucha gente no descubre. Están allí, con los brazos estirados en una actitud de éxtasis, de gloria, sosteniendo el mundo. Pues el fútbol es eso: un deporte de personas, de pasión, de éxtasis. Es muy bonita, ¿no?
Jorge Valdano ( 2007): "No teníamos duda de que le íbamos a ganar a Alemania", FIFA.com sitio oficial de la FIFA

sábado, 20 de junio de 2020

El 9 de Julio de Argentina de 1816 la Independencia aparece asociada a una idea clave de la modernidad: la emancipación, que alude al momento en que un sujeto es capaz de asumirse como tal ante sí y ante los otros

El 9 de Julio de Argentina de 1816 a Independencia aparece asociada a una idea clave de la modernidad: la emancipación, que alude al momento en que un sujeto es capaz de asumirse como tal ante sí y ante los otros.

Claro que, como toda idea la concepción de emancipación, tuvo sus disidencias, distintas tradiciones pedagógicas y educativas en nuestro país y en el continente americano consideran que la “emancipación” es un objetivo fundamental de todo proceso educativo. Para algunas, sobre todo aquellas inspiradas en variantes del iluminismo, no hay emancipación sin la transmisión de saberes y valores tendientes a la construcción de una ciudadanía responsable; otras, identifican la “emancipación” con el despliegue de los propios saberes y valores que conforman la cultura popular.

En el marco de las filosofías del iluminismo, muchas de ellas inspiradoras de los movimientos independentistas, la “emancipación” era concebida como la instancia en que un sujeto adquiría la “mayoría de edad”, no sólo en el ámbito privado sino en la vida social, política e histórica. La Independencia, concebida como “emancipación”, aparece de este modo, como el deseo social de vivir sin tutela.

Como se vio anteriormente diferentes tradiciones pedagógicas y educativas en nuestro país y en el continente americano consideran que la “emancipación” es un objetivo fundamental de todo proceso educativo, en especial para aquellas inspiradas en variantes del iluminismo . Esta concepción surgida en a mitad del siglo XVIII fue un movimiento con el objetivo de crear conciencia por la propia razón, que llevaría a la confianza, libertad, dignidad, autonomía, emancipación y felicidad del hombre. }

Los pensadores del iluminismo establecían que la razón humana podía construir una mejor sociedad sin desigualdades y garantizando los derechos individuales de cada individuo, como también, desarrollar la educación, política y administración de un país.

Siguientes los postulados del iluminismo, aducen que no hay emancipación sin la transmisión de saberes y valores tendientes a la construcción de una ciudadanía responsable; otras, identifican la “emancipación” con el despliegue de los propios saberes y valores que conforman la cultura popular.

Sin embargo, en los años de la Independencia no todos accedían a la lectura y la escritura, como fue corrientes , salvo en casos aislados , el lugar para la mujer era la casa y ,los quehaceres domésticos. Para ellas era una práctica vedada. También para los gauchos, los negros y los indígenas, también una parte de la sociedad tenía vedada la ilustración: los varones de las clases acomodadas, se alfabetizaban a través de los llamados silabarios.

Trasladando las ideas de 1816 todavía existe deseo social de vivir sin tutelajes, la emancipación forma parte constitutiva del horizonte utópico de las actuales sociedades democráticas.

Si en 1816 los congresales reclamaban al mundo el reconocimiento de un nuevo “sujeto político”, en la actualidad distintos grupos sociales -desde los movimientos feministas a los inmigrantes, de los jóvenes a los pueblos originarios- en el acto mismo de peticionar por sus derechos, exigen ser reconocidos como “sujetos”.

Fuente:
Tres ejes para pensar la Independencia , Biblioteca Nacional de Maestros


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