lunes, 11 de octubre de 2021

La noche de los cristales rotos , Pogrom de Noviembre de 1938 : fue un acto espontáneo, no improvisado, marcó un punto de no retorno en la violencia ejercida contra la población judía alemana.

La “noche de los cristales rotos” o Kristallanacht es un punto de quiebre para la población judía alemana. El nombre hace referencia a una serie de actos violentos contra los judíos llevados a cabo en Alemania y algunas zonas de Austria y la República Checa entre el 9 y 10 de noviembre de 1938. Los Cristales rotos al que alude el nombre fue puesto por los nazis, minimizando el acto y reduciéndolo solamente a vidrios que se rompieron. Debería llamarse en realidad “ Pogrom de Noviembre de 1938”, dado que fue uno de los sucesos que culminarían con la Shoá , el Holocausto perpetrado entre 1939 y 1945. Por más de 48 horas, cerca de 400 sinagogas fueron incendiadas y alrededor de siete mil negocios saqueados o destruidos sin que la policía hiciera nada al respecto. Los bomberos fueron requeridos solo para impedir que el fuego se propagara a las propiedades contiguas, pues las llamas amenazaban algunas posesiones “arias” cercanas. La Kristallnacht no fue un acto espontaneo o improvisado, marcó un punto de no retorno en la violencia ejercida contra la población judía alemana. A esas infames acciones se les denominó “la noche de los cristales rotos” debido al incontable número de fragmentos de vidrio quebrado proveniente de sinagogas, casas y locales comerciales pertenecientes a los judíos agredidos. Durante escasos dos días, 90 personas fueron asesinadas en las calles, alrededor de 30 mil judíos aprisionados y enviados al campo de concentración de Dachau. La violencia fue instigada por el Partido Nazi. Miembros de la SA (tropas paramilitares de asalto) y las Juventudes Hitlerianas, apoyaron y supervisaron los combates contra la población judía. Los oficiales alemanes argumentaron que la violencia había surgido de manera “natural”, como un sentimiento en respuesta pública al asesinato de Ernst vom Rath. A principios de noviembre, las autoridades alemanas habían expulsado a miles de judíos polacos que habitaban en los márgenes del Reich; por lo que el 7 de noviembre de 1938, Herschel Grynszpan, un judío polaco de 17 años cuyos padres sufrieron los embates de la expulsión, mató a tiros a Vom Rath quien se desempeñaba como oficial de la embajada germana en París. Tras un discurso condenatorio por parte de Joseph Goebbels, los líderes regionales del Partido Nazi emitieron instrucciones a sus oficinas locales para comenzar la violencia y el incendio en las sinagogas. La intimidación comenzó desde las últimas horas de la tarde del 9 de noviembre y hasta bien entrada la mañana del siguiente día. A la 1:20 a.m. del 10 de noviembre, Reynhard Heydrich, cabeza del cuartel de seguridad, envió un telegrama urgente a las sedes principales de la Policía Estatal y a los líderes de la SA de varios distritos en el que describía detenidamente las instrucciones para empeorar las revueltas. De tal manera, unidades de la SA y de las Juventudes Hitlerianas se apostaron a lo largo de Alemania y de los territorios anexados, participando de la destrucción de los hogares y negocios judíos. Un gran número de oficiales utilizaron ropa de civiles para apoyar la ficción de que los disturbios eran expresiones públicas que exigían acallar la “conspiración de los judíos”. Tras el evento, el gobierno nazi aseveró que los semitas alemanes eran responsables de la destrucción y se les impuso una multa de un billón de Reichsmark (alrededor de 400 millones de dólares), así como una prohibición para reconstruir sus propiedades. Fuente: Kristallnacht: la noche de los cristales rotos, Museo de la Memoria y Tolerancia , México.

lunes, 4 de octubre de 2021

Una novela histórica, relata los días de Adolf Eichmann en Tucumán

Marcos Rosenzvaig construye en "Querido Eichmann" ( Marea)una ficción alucinada sobre el período que el jerarca nazi Adolf Eichmann trabajó y vivió en Tucumán. En 1950, recién llegado a la Argentina luego de haber huido de un centro de detención en Europa, Adolf Eichmann –uno de los máximos responsables de la “solución final”, es decir la matanza de 6 millones de judíos–, se traslada a Tucumán. Viaja contratado por una empresa alemana para desempeñarse como hidrólogo en la construcción de una futura represa que nunca pudo concluirse. Su nueva identidad es Ricardo Klement y su rostro es el mismo, ya que se ha ocupado de hacer desaparecer todas las fotografías suyas. Con las herramientas de la novela histórica, Marcos Rosenzvaig se mete en la mente del monstruo y narra en primera persona ese período desconocido en la vida del criminal nazi. Como una pesadilla emanada de la mente de Eichmann, la novela convoca los espíritus de los judíos asesinados a los que trata de ahuyentar con planes desbocados para construir un IV Reich en Tucumán con sus cómplices locales. Presencias extraterrestres, proyectos de rescatar a Adolf Hitler escondido en la Patagonia, limpiezas étnicas en el norte argentino. A medida que crece la irracionalidad de sus proyectos, se desarrolla el inquietante vínculo con la preadolescente Cecilia, hija del ingeniero que dirige la obra, y alter ego de su hermana Irmgard, que desde la infancia lejana sigue escribiéndole con tinta invisible las dos palabras que sellaron su destino: “Querido Eichmann”. Sobre el autor: Marcos (Tucumán, 1954) es profesor de Letras egresado de la Universidad de Tucumán y doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Málaga, con la tesis Ser e identidad en la obra de Copi. Es actor, director y autor de más de veinte libros de ensayos y obras teatrales publicadas, entre las que se destacan El veneno de la vida, Edipo en la cruz, El sacrificio, Hipólito o la peste del amor, El pecado del éxito y Regreso a casa. Dirigió numerosas obras teatrales tanto propias como de otros autores en Argentina, Italia, España y Suecia. Fuente:Rosenzvaig, M ( 2021)" Querido Eichmann", Marea Editorial, Buenos Aires.