miércoles, 17 de mayo de 2023

MAYO DE 1810 FUE LA CONTINGENCIA DONDE SE PUSIERON EN JUEGO DISTINTAS ALTERNATIVAS POLITICAS QUE RONDABAN EN LOS SECTORES DE LAS ELITES

La interpretación de la Revolución de Mayo fue variando a lo largo de nuestra historia en sintonía con las demandas sociales, los derechos en disputa y los desafíos de cada momento de la sociedad argentina. Esto nos invita a reflexionar en torno a algunos interrogantes: ¿cómo pensar el pasado nacional? Cuando pensamos la semana de Mayo, ¿desde dónde lo hacemos?, es decir, ¿desde una mirada federal, porteña, de las elites o de los sectores populares? Acercarse a la Revolución de Mayo y enseñarla constituye un desafío historiográfico y pedagógico que supone poner en cuestión imágenes muy arraigadas y generar interrogantes sobre nuestro pasado, presente y futuro. Una representación tradicional es la que asocia a la Revolución con el origen de la nación Argentina, como el acto fundante de la patria. Esta mirada sacralizada es la que tradicionalmente ha tenido lugar en las fiestas escolares y explica la Revolución de Mayo como la irrupción de un espíritu nacional oprimido. Desde mediados del siglo XIX y principios del XX, acorde a la necesidad de legitimar al Estado Nacional naciente tras el derrocamiento de Juan Manuel de Rosas, se construyó y difundió un relato que ganó consenso entre las elites que consideraba la existencia de una nacionalidad argentina antes de 1810, portadora de rasgos específicos que la diferenciaban del resto del mundo americano colonial. Este relato tradicional configura una disputa histórica entre la denominada historia oficial o mitrista y los revisionismos. Sin embargo, ambas coincidían en lo que llamamos el mito de origen de las naciones. Las miradas renovadoras aportaron nuevas formas de pensar y enseñar no solo a la Revolución de Mayo sino al proceso revolucionario en su conjunto. Los motivos inmediatos de la Revolución están en la caída de la monarquía española de 1808, cuando Napoleón Bonaparte invadió España y dejó en una situación de acefalía a los dominios americanos. Esto habilitó la intervención de las elites y los sectores populares que tenían demandas sociales, políticas y económicas preexistentes al conflicto. Un mundo colonial segregado racialmente, con tensiones cada vez más fuertes entre los indios, los “españoles americanos” y los “españoles peninsulares”, empezó a crujir al menos desde las rebeliones en el Alto Perú. La revolución norteamericana, la francesa y la de Haití confluyeron con la crisis de la monarquía española en una era de guerras interimperiales. En el Río de la Plata, las Invasiones Inglesas de junio y julio de 1806 y 1807 respectivamente, armaron a una sociedad que si bien estaba organizada por milicias de batallones segregados, tenía una pretensión de igualdad en el acceso a sus derechos por el hecho de defender a la Ciudad de Buenos Aires. La defensa exitosa por parte de las milicias criollas puso de relieve la total ineficacia de las autoridades virreinales en la protección de la ciudad. La llegada de las noticias sobre la caída de la Junta Central en la península se sumaba la grave crisis de legitimidad del gobierno a nivel local. La convocatoria a conformar Juntas de gobierno integradas por vecinos derivó en un cambio trascendental, proyectando diferentes debates acerca de las formas de gobierno, debates representativos de intereses fuertemente afectados por las políticas de un imperio en crisis. De este modo, la revolución abrió un escenario sinuoso donde se puso en disputa la edificación de un orden nuevo por medio de la acción política y de una guerra que movilizó a vastos sectores de la sociedad. Esta nueva coyuntura dio lugar a disputas sociales y políticas en torno a la forma que debía adoptar el nuevo orden (¿sistema de unidad o federal?) y a una reformulación de las relaciones sociales vigentes desde los tiempos de la colonia (¿igualdad política entre los hombres con eliminación de los fueros o privilegios de raza?). Mayo de 1810 fue la contingencia donde se pusieron en juego distintas alternativas políticas que rondaban en los sectores de las elites. Algunos propiciaron una autonomía mayor de gobierno en el marco de la soberanía real, otros propugnaron transitoriamente la confluencia con la Corona de Portugal a través de Carlota Joaquina, y finalmente, otro sector que por entonces no era mayoritario, propiciaba una independencia absoluta que rompiera los lazos coloniales. Ahora bien, el desarrollo de la guerra y la acción política de vastos sectores de las elites y de las clases populares constituyeron un basamento en común, una experiencia social que finalmente daría lugar a la nación. Pero esta ya es parte de otra historia. Fuente:Equipo de docentes de la carrera de Historia del ISFD N° 1 de Avellaneda. Profesores y profesoras Paula Alajarin, Dante Barbato, Agustín Comicciolli, Marina de Palma, Mónica Higa y Cristian Poczynock

sábado, 6 de mayo de 2023

ARGENTINA ES UN PAÍS QUE VIVE AL MARGEN DE LA LEY: SE TOLERAN FUNCIOINARIOS CORRUPTOS , LA ECOMOMIA INFORMAL , LA LEGA,LIDAD ARBITRATRIA IMPREGNA NUESTRAS VIDAS ,ES UN ESPIRAL DE ANOMIA BOBA EN LA QUE TODOS SALIMOS PERDIENDO ( CARLOS NINO, 1992)

Al comentar el libro de Carlos Nino " Un país al margen de la ley" reeditado recientemente por Sivglo XXI Editores de Argentina), Roberto Gargarella describe los usos y costumbres de los argentinos , escenas de la vida cotdiana, temas que , en un país calesita comno elo nuestro, nada ha cambiado, Decir que la Argentina es un país que vive al margen de la ley (que seguir las normas es optativo; que si las incumplimos no pasa nada) es parte de un resignado sentido común. En gran medida; este libro pionero es responsable de haber señalado que nuestra pronunciada tendencia a la ilegalidad es; más que un dato simpático de la argentinidad; una verdadera cuestión estructural. Y que; por eso; no basta con devolver una media sonrisa al reconocernos en estos comportamientos; sino que deben ser tomados como un verdadero problema social y político. En efecto; Un país al margen de la ley es un esfuerzo inteligente e inspirado de diagnóstico de la sociedad y las instituciones argentinas y; sobre todo; un llamado de atención: la extendida cultura del desacato a las normas tiene costos para el desarrollo económico y la consolidación de la democracia en la Argentina. Buscar la forma de no pagar un impuesto; la cultura de la coima; pasar un semáforo en rojo o ir por la banquina; no levantar la caca de tu perro; tolerar funcionarios corruptos; la economía informal: la legalidad arbitraria impregna nuestras vidas; en una espiral de anomia boba en la que todos salimos perdiendo. Pero ¿se puede escapar de la trampa? Sí; responde el autor; y propone una serie de cambios concretos para avanzar en un camino que nos permita entender; de una vez por todas; por qué ponernos de acuerdo en una norma y respetarla nos hace bien a todos y a cada uno al mismo tiempo. Resta que algún día se pueda modificar aquel lema de las autoridades coloniales frente a los mandatos de la corona (Se acata; pero no se cumple) y; haciendo honor a nuestra ciudadanía siempre movilizada; sea justo decir: Aquí la ley se discute; pero se cumple. Un país al margen de la ley fue, desde su concepción, un libro muy especial dentro de la amplia obra de su autor, Carlos Nino. Al momento de escribirlo –inicios de los años 90– Nino se mostraba desencantado con los modos en que había evolucionado la vida política del país, luego de los primeros años de entusiasmo democrático. [...] Un país al margen de la ley aparece, entonces, como un producto de aquel desencanto, a la vez que como un intento de reflexionar libre y creativamente sobre lo que evocaban los sucesos en curso. Nino se esmera por hacer de éste un libro legible, autolimitando sus impulsos por profundizar en cuestiones conceptuales, y relegando a apéndices todas aquellas discusiones que pudieran alejar a ciertos lectores, menos acostumbrados a los modos de razonamiento más propios del ámbito académico.” Roberto Gargarella Por su parte Decir que la Argentina es un país que vive al margen de la ley (que seguir las normas es optativo; que si las incumplimos no pasa nada) es parte de un resignado sentido común. En gran medida; este libro pionero es responsable de haber señalado que nuestra pronunciada tendencia a la ilegalidad es; más que un dato simpático de la argentinidad; una verdadera cuestión estructural. Y que; por eso; no basta con devolver una media sonrisa al reconocernos en estos comportamientos; sino que deben ser tomados como un verdadero problema social y político. En efecto; Un país al margen de la ley es un esfuerzo inteligente e inspirado de diagnóstico de la sociedad y las instituciones argentinas y; sobre todo; un llamado de atención: la extendida cultura del desacato a las normas tiene costos para el desarrollo económico y la consolidación de la democracia en la Argentina. Buscar la forma de no pagar un impuesto; la cultura de la coima; pasar un semáforo en rojo o ir por la banquina; no levantar la caca de tu perro; tolerar funcionarios corruptos; la economía informal: la legalidad arbitraria impregna nuestras vidas; en una espiral de anomia boba en la que todos salimos perdiendo. Pero ¿se puede escapar de la trampa? Sí; responde el autor; y propone una serie de cambios concretos para avanzar en un camino que nos permita entender; de una vez por todas; por qué ponernos de acuerdo en una norma y respetarla nos hace bien a todos y a cada uno al mismo tiempo. Resta que algún día se pueda modificar aquel lema de las autoridades coloniales frente a los mandatos de la corona (Se acata; pero no se cumple) y; haciendo honor a nuestra ciudadanía siempre movilizada; sea justo decir: Aquí la ley se discute; pero se cumple. Un país al margen de la ley fue, desde su concepción, un libro muy especial dentro de la amplia obra de su autor, Carlos Nino. Al momento de escribirlo –inicios de los años 90– Nino se mostraba desencantado con los modos en que había evolucionado la vida política del país, luego de los primeros años de entusiasmo democrático. [...] Un país al margen de la ley aparece, entonces, como un producto de aquel desencanto, a la vez que como un intento de reflexionar libre y creativamente sobre lo que evocaban los sucesos en curso. Nino se esmera por hacer de éste un libro legible, autolimitando sus impulsos por profundizar en cuestiones conceptuales, y relegando a apéndices todas aquellas discusiones que pudieran alejar a ciertos lectores, menos acostumbrados a los modos de razonamiento más propios del ámbito académico.” Roberto Gargarella.} Sobre ek autor: carlos nino(1943-1993) se graduó de abogado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y obtuvo un doctorado en Leyes en la Universidad de Oxford. Fue profesor titular de Filosofía del Derecho en las facultades de Derecho y de Filosofía y Letras de la UBA, y profesor visitante regular de la Escuela de Leyes de la Universidad de Yale y de la Pompeu Fabra. Autor de una vasta obra, fue uno de los juristas que alcanzaron mayor notoriedad académica a nivel internacional en la segunda mitad del siglo XX. Entre sus principales libros, cabe mencionar Notas de Introducción al Derecho, La validez del derecho, Los límites de la responsabilidad penal, La legítima defensa. Fundamentación y régimen jurídico, Introducción a la filosofía de la acción humana, Ética y derechos humanos y Un país al margen de la ley. Durante la transición democrática en la Argentina, fue asesor del presidente Raúl Alfonsín en cuestiones de derechos humanos y coordinador del Consejo para la Consolidación de la Democracia, un órgano ad honórem para el estudio y diseño de reformas institucionales. También estuvo entre los autores del nuevo Plan de Estudios de la Facultad de Derecho de la UBA, reforma que modernizó el currículum y la estructura de la enseñanza del derecho. Fuente: Nino, Carlos Santiago ( 1992)" Un país al margen de la ley", Siglo XXI edityores de Argentina, reedityado en 2023.