domingo, 28 de julio de 2019

Íntima y ardorosamen­te, deseo contribuir al trabajo de saqueo de las arcas del Estado, aspiración noble que ustedes tienen que comprender es la más intensa aspiración del corazón de todo candidato a diputado (ironía de Roberto Arlt a los políticos en la década del 30)

En los años 30, el escritor, periodista y gran lector de la realidad argentina, con ironía se dirigía a los políticos recomendandoles. que cambien su discurso 
Arlt proponía con ironía "Si usted quiere ser diputado, no hable en favor de las remolachas, del petróleo, del trigo, del impuesto a la renta; no hable de fidelidad a la Constitución, al país; no hable de defensa del obrero, del empleado y del niño. No; si usted quiere ser diputado, exclame por todas partes:

-Soy un ladrón, he robado… he robado todo lo que he podido y siempre.

Explicaba que la gente se "enternecería " frente a tanta sinceridad.
Artlt explicaba "Todos los sinvergüenzas que aspiran a chuparle la sangre al país y a ven­derlo a empresas extranjeras, todos los sinvergüenzas del pasado, el pre­sente y el futuro, tuvieron la mala costumbre de hablar a la gente de su honestidad. Ellos “eran honestos”. “

Ellos aspiraban a desempeñar una administración honesta.” Embaldosaron y empedraron a la ciudad de honestidad. La palabra honestidad ha estado y está en la boca de cual­quier atorrante que se para en el primer guardacantón y exclama que “el país necesita gente honesta”.En  definitiva, sobre el país se ha desatado tal catarata de honestidad, que ya no se encuentra un solo pillo auténtico. No hay malandrino que alar­dee de serlo. No hay ladrón que se enorgullezca de su profesión.

Entonces, siempre con  sorna, Arlt  escribía en sus aguafuertes porteñas" : Y la gen­te, el público, harto de macanas, no quiere saber nada de conferencias. Ahora, yo que conozco un poco a nuestro público y a los que aspiran a ser candidatos a diputados, les propondré el siguiente discurso. Creo que sería de un éxito definitivo.

Les brindaba a los políticos , la clave para captar votos,

Señores:

Aspiro a ser diputado, porque aspiro a robar en grande y a “aco­modarme” mejor.

Mi finalidad no es salvar al país de la ruina en la que lo han hundi­do las anteriores administraciones de compinches sinvergüenzas; no, se­ñores, no es ese mi elemental propósito, sino que, íntima y ardorosamen­te, deseo contribuir al trabajo de saqueo con que se vacían las arcas del Estado, aspiración noble que ustedes tienen que comprender es la más intensa y efectiva que guarda el corazón de todo hombre que se presenta a candidato a diputado.

Robar no es fácil, señores. Para robar se necesitan determinadas condiciones que creo no tienen mis rivales. Ante todo, se necesita ser un cínico perfecto, y yo lo soy, no lo duden, señores. En segundo término, se necesita ser un traidor, y yo también lo soy, señores. Saber venderse oportunamente, no desvergonzadamente, sino “evolutivamente”. Me per­mito el lujo de inventar el término que será un sustitutivo de traición, so­bre todo necesario en estos tiempos en que vender el país al mejor postor es un trabajo arduo e ímprobo, porque tengo entendido, caballeros, que nuestra posición, es decir, la posición del país no encuentra postor ni por un plato de lentejas en el actual momento histórico y trascendental. Y créanme, señores, yo seré un ladrón, pero antes de vender el país por un plato de lentejas, créanlo…, prefiero ser honrado. Abarquen la magni­tud de mi sacrificio y se darán cuenta de que soy un perfecto candidato a diputado.

Cierto es que quiero robar, pero ¿quién no quiere robar? Díganme ustedes quién es el desfachatado que en estos momentos de confusión no quiere robar. Si ese hombre honrado existe, yo me dejo crucificar. Mis camaradas también quieren robar, es cierto, pero no saben robar. Vende­rán al país por una bicoca, y eso es injusto. Yo venderé a mi patria, pero bien vendida. 

Ustedes saben que las arcas del Estado están enjutas, es de­cir, que no tienen un mal cobre para satisfacer la deuda externa; pues bien, yo remataré al país en cien mensualidades, de Ushuaia hasta el Chaco bo­liviano, y no sólo traficaré el Estado, sino que me acomodaré con comer­ciantes, con falsificadores de alimentos, con concesionarios; adquiriré ar­mas inofensivas para el Estado, lo cual es un medio más eficaz de evitar la guerra que teniendo armas de ofensiva efectiva, le regatearé el pienso al caballo del comisario y el bodrio al habitante de la cárcel, y carteles, impuestos a las moscas y a los perros, ladrillos y adoquines… ¡Lo que no robaré yo, señores! ¿Qué es lo que no robaré?, díganme ustedes. Y si ustedes son capaces de enumerarme una sola materia en la cual yo no sea capaz de robar, renuncio “ipso facto” a mi candidatura…

 Me propongo vender el Congreso e instalar un conventillo o casa de departamento en el Pa­lacio de Justicia, porque si yo ando en libertad es que no hay justicia, señores…
Fiinalizaba, Arlt , "Con este discurso, la matan o lo eligen presidente de la República.
Roberto Arlt,: "¿Quiere ser Usted diputado?", Aguafuertes porteñas" ( 1933)


domingo, 21 de julio de 2019

Noche de los bastones largos: fue el comienzo de la fuga de cerebros más grande de la historia argentina ,fueron minadas las bases de la excelencia académica junto con el proyecto político que incidiera y aportara a la realidad social y nacional”


El 29 de julio de 1966 es una bisagra en la historia argentina
Cuando se quiso poner fin a la autonomía universitaria, fue la noche que empezó la fuga de cerebros más grande de la historia

 Allí  se pone de manifiesto que el modelo de universidad pública, que de forma incipiente comenzaba a mostrar la potencia de la ciencia y la tecnología asumida como compromiso social, no era compatible con el papel asignado a la Argentina en la división internacional del trabajo. Retrospectivamente, “la noche de los bastones largos” hoy puede verse como el preludio de las políticas de terrorismo de estado que sobrevendrían en la Argentina con la dictadura cívico-militar de marzo de 1976.

El 29 de julio de 1966 la Guardia de Infantería de la Policía Federal se preparó para una misión especial: el Operativo "Escarmiento". Bajo la orden de Juan Carlos Onganía, a un mes del quinto golpe de facto en el país, tenía un objetivo central: el de golpear y detener estudiantes en las universidades públicas, y, así, imponer las primeras marcas de la intervención militar. El impacto se concentraría en la Universidad de Buenos Aires (UBA), el centro neurálgico de la vida académica. En cuestión de horas, los pasillos se colmaron de policías, que ocuparon Ciencias Exactas, Arquitectura y Filosofía y Letras. Encontrar a un policía dentro de una facultad alarmó a más de un estudiante, que intentó resistir la embestida sin éxito. Fue el principio de “La noche de los bastones largos”. Más de 150 estudiantes y profesores fueron encarcelados -aunque se detuvieron cientos más-, otros agredidos, grupos de investigadores fueron expulsados y muchos docentes partieron al exilio. Se ponía fin a la autonomía universitaria.

“El efecto inmediato tras la intervención furiosa de los militares en la universidad, que implicó un antecedente directo de la persecución sistemática de la dictadura, fue la fuga de cerebros más grande de la historia. Muchos de ellos se habían afianzado después de la modernización de mediados de los ´50 y tuvieron que exiliarse en institutos de investigación en el exterior. La pérdida fue irreparable”, dijo a Infojus Noticias el historiador Pablo Buchbinder, autor del libro "Historia de las universidades argentinas".

Investigaciones posteriores sostienen que luego del 29 de julio de 1966 renunciaron en la UBA alrededor de 1.380 docentes e investigadores y que el mayor número pertenecía a la FCEN. Más de 300 científicos emigraron hacia otros países. A partir de ese momento la fuga de cerebros iba a ser un mal crónico de nuestro país hasta 2003.

A los pocos días, el subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos de EEUU, Lincoln Gordon, justificó el hecho,  sostuvo ante la prensa que el ataque a la universidad había sido justificado, porque allí se encubrían agitadores profesionales. En las páginas de New York Times Gordon explicaba que algunas universidades latinoamericanas se habían convertido en “asilos de gángsters”, de “estudiantes crónicos” o de “agitadores profesionales”.
Sin embargo, otro artículo de esos días del New York Times, sostenía: “Reclutadores universitarios listos para ubicar profesores”. Allí se contaba cómo algunas de las universidades como MIT y Harvard, así como sociedades científicas y académicas de Estados Unidos, “han establecido contacto con profesores argentinos en las últimas dos semanas para colaborar con su plan de partida”
Lo cierto, como señala Carnota, las bases de aquel proyecto académico “fueron minadas”. Esa base era la búsqueda de reunir “la excelencia académica con un proyecto político que incidiera y aportara a la realidad social y nacional”.

Fuentes:

Un punto de quiebre, Página 12, 28 de Julio de 2016
https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-305404-2016-07-28.html

A 50 años de la noche de los bastones largos, Universidad Nacional de San Martín , 29 de Julio de 2016http://www.unsam.edu.ar/tss/a-50-anos-de-la-noche-de-los-bastones-largos/

A 50 años de la noche de los bastones largos
http://www.archivoinfojus.gob.ar/nacionales/la-noche-que-empezo-la-fuga-de-cerebros-mas-grande-de-la-historia-9283.html

sábado, 13 de julio de 2019

Perón pretendió abarcarlo todo,con masas unificadas bajo una mística oficial, se convirtió en el líder con más atribuciones que cualquier otro, a él se subordinaban desde los jueces de la nación hasta los maestros de las escuelas, que eran obligados a sembrar su doctrina (Kocik y Gambini :"Las traiciones de Perón")

La llegada de Juan Domingo Perón al poder significó un parte aguas en la historia argentina, como nadie lo había logrado antes, las clases bajas, el subsuelo de la patria, como lo llamó Scalabrini Ortiz, se vieron beneficiados con leyes sociales y facilidades que a las que antes no habían tenido acceso.

Sin embargo, como escriben Hugo Gambini y Ariel Kocik en "Las traiciones de Perón", sacado a la luz recientemente por Sudamericana "Perón usó a sus amigos, parejas, familiares, aliados, colaboradores y seguidores para luego engañarlos sistemáticamente cuando dejaban de servir a sus ambiciones políticas.

Adempas detrás de la reivindicación al trabajador, al deportista, detrás de la Fundación de asistencia social como lo fue la Fundación Eva Perón, se esconde otra historia, de métodos non- sanctos . Del mismo modo, atravesar la biografía de Perón siguiendo el hilo de sus traiciones es un recorrido que a muchos puede resultarles perturbador.

Para nosotros, enfatizan sus autores, obedece a la necesidad de narrar aquello que está oculto porque nadie se anima a descubrirlo. Atreverse a revisar lo siniestro del poder peronista, proyectado por su máximo líder, es un desafío frente a la fantasía política y los símbolos engañosos. También es un modo de desmitificar el uso de la palabra “traición” en manos del peronismo original, que sirvió para justificar el autoritarismo, la cárcel y la tortura. Investigando, advertimos que los crímenes de Perón no tenían nombre, porque nadie se atrevía a mencionarlos. La obra se inicia con la cronología del ascenso de Perón, continúa con capítulos temáticos, dedicados a sus dos primeros gobiernos, y luego retoma la línea de tiempo del exilio, el regreso y la herencia del líder.

Gambini y Kocik, se proponen narrar los engaños reveladores de la vida de una persona y de la vida política de un movimiento que pretendió abarcarlo todo, primero como nación en armas (la doctrina militar del caudillo) y luego como estado sindical corporativo, con masas unificadas bajo una mística oficial. A partir del manejo de los recursos del país, Perón se convirtió en el líder con más atribuciones que cualquier otro presidente hasta entonces, según él mismo se definió. Llegó un momento en que a él se subordinaban desde los jueces de la nación hasta los maestros de las escuelas, que eran obligados a sembrar su doctrina.

El peronismo no inventó el fascismo criollo, que ya tenía adeptos en el Río de la Plata. Pero muchos observadores de países como Brasil y Chile lo consideraron la expresión de ese fenómeno en Sudamérica, con una faceta usuraria por explotar las necesidades de los vecinos, usando el cereal como elemento extorsivo en tiempos de hambre. Perón se ganó el rechazo de los dirigentes democráticos de América Latina y por eso, cuando fue derrocado, no logró asilo firme en ninguna nación que no estuviera gobernada por un dictador.

En el plano interno, el proyecto de Perón surgió de un golpe militar en 1943, utilizó las formas de la democracia en 1946, construyó una escena ficticia de felicidad social, y detrás de ella causó más víctimas fatales en la clase obrera que varias dictaduras, como demostramos en Crímenes y mentiras. Las prácticas oscuras de Perón (Sudamericana, 2017). Aunque la aplicación de su doctrina fue cambiante, Perón mantuvo las promesas de justicia social en el centro de su discurso, y palabras como lealtad y traición son parte del vocabulario peronista. Para ver qué hay detrás de ellas, debemos bucear un poco en los orígenes.

Perón conocía el mundo de la conspiración desde el golpe de 1930, experiencia que le fue útil en la toma del poder en 1943 (luego de servir esos años al régimen oligárquico). Entonces, además de mentirles a los sectores democráticos con la promesa de sanear las instituciones, engañó a su círculo militar íntimo, que fue barrido de escena cuando cuestionó su ambición personal y objetó imposiciones como la traicionera delación entre pares, que violaba códigos de honor y lealtad. Perón creía que no alcanzaba con tomar el poder: había que construirlo, y para ello explotó la inteligencia militar, la inserción sindical y la comunicación popular.

Aunque sembró flores en todos los campos, adulando a imperialistas y a nacionalistas, a nazis y a judíos, a obreros y a empresarios, a radicales y a conservadores, la marca de origen era la conspiración militar, que condujo al golpe de 1930, y la admiración sincera por el fascismo, que lo entusiasmó cuando fue enviado a Europa en 1939, mientras se prefiguraba el estallido de una nueva Guerra (Alemania ya se había anexado Austria y ocupado Checoslovaquia). Perón dijo que Mussolini era un artista, y él mismo vio al peronismo como una obra de arte. Acaso lo fuera, en el sentido escenográfico.

Jorge Luis Borges decía que hay una historia del peronismo de índole criminal (torturas y crímenes), y otra relacionada con el montaje escénico, que ha resultado la más divulgada y cautivante. Casualmente Perón decía que no había leído a Borges, y que los cuentos los hacía él mismo.

La propaganda del peronismo original, los contradictorios testimonios de Perón y una gran variedad de novelas, películas y relatos posteriores alimentaron la mitología más allá del contraste documental y de la búsqueda objetiva.

En nuestro caso, no solo hay que captar el clima de época de las historias que se narran. También el contexto del siglo veintiuno, donde nos paramos para comprender el mito de Perón y analizar sus traiciones. La historia que investigamos no es la que siempre se contó. La imagen que muchos tienen del jefe justicialista difiere de lo que contaron peronistas traicionados por él a uno de los autores de este libro y de aquello que revelan documentos ocultos por décadas y que hemos investigado. Perón es un símbolo adaptado a la época que lo lee y que lo narra, y la construcción que se hace de él nunca es demasiado fiel al personaje que nació en Roque Pérez, en la pampa bonaerense, a fines del siglo diecinueve, y que se formó en el sindicato militar germano, como él definió al ejército. Hasta el año, el día, la tierra y la casa en que nació han quedado detrás del montaje. La memoria peronista es traicionera porque existe miedo de investigar la verdad.

Las corrientes de opiniones correctas, o sainetes de progresismo teatral, sobreactúan posturas políticas amoldadas a las modas culturales y los climas ideológicos, y parecen estar destinadas a lograr un certificado de buena conducta (algo que se usaba en la primera época de Perón para poder estudiar y salir del país). El mito de Perón genera “anticuerpos” frente a la verdad histórica. Por muchos años, costaba encontrar un profesor que supiera decir quién era Cipriano Reyes, autor del 17 de octubre, traicionado por su directo beneficiario, y otras verdades ocultas, como las torturas a funcionarios de Domingo A. Mercante, el “corazón” de Perón que fue desterrado del movimiento, o la suerte de Eduardo Seijo, dirigente de la Confederación General del Trabajo (CGT) deportado por Perón. La historia del peronismo, sin espejismos, puede ser la historia de la traición a los leales y el despojo a la clase obrera.

A quien tomó contacto con el mito escénico del peronismo le costará reconocerlo en el testimonio de los protagonistas directos, los alumnos de Perón traicionados y proscriptos por él y la historia criminal que existió debajo de la fachada. El hombre de las traiciones de palacio, el verdugo de sus propios camaradas, el Presidente que premió a los torturadores, el especulador con el hambre de otros países es irreconocible en el personaje que construyó la propaganda y alienta la fantasía. Hoy el símbolo de Perón está en oficinas de intelectuales y navega en el mundo de las redes sociales. Pero hay muchísima información oculta sobre las miserias de su sistema de poder.

En el origen del peronismo estaba casi todo lo traicionero, pero también lo enredador y tragicómico que se le conoció en épocas posteriores. Detrás de bambalinas, Perón preparó el asalto al poder en 1943. Desde el poder, montó la historia escénica, armó el guion y dirigió la obra, con una pulida técnica de propaganda. Nadie reparó en los crímenes, pocos recuerdan las grandes venganzas y traiciones.

La mentira fue un arma desde el golpe militar del 4 de junio de 1943, cuando la proclama golpista, cuya redacción Perón se atribuyó, prometió combatir la corrupción. Poco después el caudillo protegió a las empresas responsables de los negociados, disolvió la logia militar a la que había jurado lealtad y expulsó del gobierno a sus amigos nacionalistas, mientras negociaba con el radicalismo para hacerse de una estructura política. Protegió a jerarcas nazis, pero se quedó con las empresas alemanas aprovechando su debilidad después de la derrota en la guerra.

Con su proyecto social o corporativo, Perón se acercó a los sindicatos, aprovechó su apoyo, pero luego —convertido en Presidente— los reprimió, los intervino y proscribió al Partido Laborista que lo llevó al poder constitucional. Antes de subir a la cumbre prometió la reforma agraria, y una vez en el poder reprimió a los campesinos indígenas que reclamaron por su derecho a la tierra. También la legislación social tenía una contracara traicionera, que era la legislación represiva, que permitía ilegalizar las huelgas aduciendo razones de seguridad nacional.

La traición marcó al peronismo. Perón dramatizó su pelea con el embajador norteamericano Spruille Braden en 1945, pero secretamente intentó reconciliarse con él y reconstruyó las relaciones con los Estados Unidos luego de insultarlos, mientras las empeoraba con los países vecinos. Esto último ocurrió debido a su agresivo intento de dominar la región, con el cereal como arma extorsiva y sus agregados de la CGT como infiltradores de su doctrina, sin omitir las campañas difamatorias contra políticos liberales adversarios de Perón.

Tempranamente Perón afirmó que las revoluciones se comen a sus hijos. Usó la extorsión para quedarse con las radiodifusoras y las empresas periodísticas del país, incluso los diarios de simpatizantes que le dieron su apoyo. También se valió de su poder omnímodo para quedarse con los bienes de empresarios que eran sus amigos, como Alberto Dodero, magnate naviero cuya flota puso a su servicio.

El caudillo fue saltando vallas. La Corte Suprema, los medios de comunicación, el parlamento nacional quedaron bajo su control. Finalmente quebró el originario pacto de la nación, la Constitución de 1853 que había jurado al asumir su presidencia. La nueva Constitución de 1949, aunque muchos la elogian, convalidó la deportación de trabajadores y refrendó instrumentos de represión militar y policial. Un conductor que quiso fundar una fe nacional, y una justicia peronista, no podía sino traicionar a la república constitucional, un credo de libertad básico. Perón decía que la democracia de partidos políticos era una trampa para el peronismo, que según él era lo más sabio y lo más evolucionado, no asimilable a un partido clásico.

Perón también traicionó en familia: usó a su esposa Eva como domesticadora y figura amenazante frente a “los traidores” de adentro y de afuera. Le dio un rol estelar a su lado, pero también le negó la vicepresidencia de la Nación, y posteriormente defraudó a la familia Duarte, al quedarse con toda la herencia de Eva y los bienes de su fundación, en forma de despojo. Además, los Duarte afirmaron siempre que el hermano de Eva, Juancito, secretario de Perón, no se suicidó como sostiene el relato más tradicional, sino que lo mató el oscuro sistema de poder del caudillo, del que ellos también fueron actores, beneficiarios, verdugos y víctimas.

Fuente: Gambini, Hugo y Kocik, Ariel ( 2019) Las traiciones de Perón, Sudamericana, Buenos Aires, Argentina.

Perón y la raza argentina, los médicos nazis y el plan para replicar los experimentos de manipulación genética en la Patria justicialista

Desde sus comienzos se unieron las ideas de Juan Domigo Perón al nazismo y al fascismo, ambos movimientos totalitarios, Perón que fuera agregado militar en Italia, tomó de ambos lideres la forma de conducir a las masas, al bajo pueblo. Del mismo modo, en Argentina se lo tildó reiteradamente de nazo, ya no solo por sus ideas, si no también por haber cobijado en nuestro país a a muchos de los jerarcas nazis que huyeron al finalizar la guerra, en especial fueron acogidos científicos de la derrotada Alemania.

Alemania y el nazismo fueron emblemáticos. Con la llegada del nacionalsocialismo al gobierno, respetados hombres de ciencia y médicos prestigiosos se convirtieron en las caras no tan visibles de un sistema de exclusión y exterminio del “raro”, el “diferente” y el “anormal”, que escondió sus verdaderas intenciones bajo la cubierta de un inasible bien común cuyo real objetivo era, sin embargo, el control del poder absoluto y total. Pero esos médicos (muchos con grado de mando en la estructura criminal de las SS de Heinrich Himmler durante los años de apogeo del III Reich) fueron nada menos que el fiel reflejo y la lógica consecuencia de un pensamiento colectivo que había calado hondo desde mucho tiempo antes del nombramiento de Adolf Hitler como canciller alemán.

Hablamos de la manipulación genética disimulada bajo las formas científicas de la eugenesia, la idea utópica de la pureza racial por la aplicación sistemática y organizada de la eutanasia, los experimentos en busca de la fórmula para la vida eterna, y luego la búsqueda ciertamente delirante de la “cura” a la homosexualidad.

En Argentina vivió Joseph Mengele. el científico por excelencia del nazismo y autor de numerosos experimentos ( muchos de ellos solamente entran en la perversión, pata entronizar a la raza aria; también vivió Friedrich Bergius, Premio Nobel de Química, que colaboró activamente en la redacción del Primer Plan Quinquenal del peronismo; Ronald Richter, que prometió llevar al país a la vanguardia de la energía atómica ( lo que fue el predecesor del Instituto Balseiro en Bariloche y sólo logró ridiculizarlo y gastar preciosos recursos; a Kurt Tank, que apuntó a lo mismo en el plano de la aviación, con similares resultados a los obtenidos por Richter.

Marcelo García en Perón y la raza argentina ( Ediciones B) intenta demostrar que el líder, además de la orientación de las políticas de gobierno, existió desde la ciencia un plan similar al de los nazis para hacer una" raza argentina", basada en las ideas de Adiolf Hitler y sus seguidores¿Cómo llegaron algunos de los científicos más siniestros de la Alemania nazi a la Argentina y por qué encuentran aquí refugio y complicidad? ¿Qué condiciones convirtieron a este país en el lugar indicado para continuar las pruebas que estos personajes habían iniciado en Europa? ¿Con qué métodos cruentos buscaban los médicos del III Reich eliminar las discapacidades físicas y mentales y "curar" la homosexualidad? ¿Qué papel jugó en este aberrante proyecto el Dr. Ramón Carrillo, ministro de Salud de los dos primeros gobiernos justicialistas?

Hombres de ciencia, políticos, diplomáticos y militares argentinos buscaron, desde principios del siglo XX, detentar el control sobre la reproducción de "grupos humanos sanos", un plan que aspiraba al "mejoramiento del hombre" atacando al "asocial" y al "degenerado" para gestar una "raza argentina". Durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón esos planes fueron reflotados, a fin de replicar el modelo nazi de manipulación genética y así conducir al país a su presunto destino de liderazgo total sobre Sudamérica.

Producto de un nuevo y exhaustivo trabajo del investigador histórico Marcelo García, Perón y la raza argentina devela los detalles más asombrosos de este relato. Desfilan por él personajes ineludibles como Josef Mengele y Carl Peter Vaernet -entre otros que, al igual que ellos, ingresaron clandestinamente a la Argentina después de la Segunda Guerra Mundial- y el doctor Carrillo, quien llevó adelante un plan sanitario nacional alimentado por el oscuro propósito de dar vida a una generación de "perfectos" adeptos al régimen.

La idea de un superhombre encarnado en el Líder, la formación del Soldado Ideal, la eugenesia y experimentos diseñados para crear la vida eterna. Esta es la historia de aquella apuesta demencial, increíble pero absolutamente real.

Fuentes:
García, Marcelo ( 2019): Perón y la raza argentina, Ediciones B, Buenos Aires.
De Nápoli, Carlos ( 2008) " Los científicos nazis en la Argentina, Edhasa, Buenos Aires.

Sobre el autor del  libro:
Marcelo García nació en Buenos Aires en 1970. Desde hace años escribe artículos periodísticos en sitios web como Coches20. Actualmente se desempeña como redactor periodístico en el portal Diario26. Volcado a la investigación histórica, dirige y edita HistoriasLadoB.blogspot.com.ar, donde revisa -cuestiona, confirma o corrige- la historia oficial. Participó de los documentales Josef Mengele. Hunting a nazi criminal (Emmanuel Amara; 2017) y Populismo en América Latina (Emmanuel Amara, Olga de Orellana y Javier García Mata; 2018). Es autor de La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler (Sudamericana, 2017). Este es su segundo libro.
https://www.megustaleer.com.ar/libros/pern-y-la-raza-argentina/MAR-016334



viernes, 12 de julio de 2019

Pepe Biondi, como nadie, supo transmitir esa sensación de humanidad “chapliniana”, fue cultor de una comicidad simple y directa: creía firmemente en lo que hacía, estaba consustanciado profundamente con el tipo de humor que practicaba

  Pepe Biondi, fue uno de los grandes cómicos que dio nuestro país y parte de la cultura argentina,  personajes como “Pepe Curdela”,Pepe Galleta Galleta ("el único guapo en camiseta"), Pepe Curdeles ("abogado, jurisconsulto y manyapapeles"), Narciso Bello ("beldad de fama universal") y muchos otros más que , hiperbolizados y  llevadas al absurdo ingenuo  eran parte de la vida cotidiana de nuestro país. A ello  hay que agregarle frases que hicieron historia y que son parte de su legado"¡Qué suerte para la desgracia!", "¡Qué fenómeno, m´hijo!" y la payasesca onomatopeya "¡patapúfete!".

  Leonardo Mauricio Greco publicó recientemente “Pepe Biondi, el campeón del humor”, una biografía repasando la vida del enorme actor nacido en  1909 y fallecido en 1975, no se trata solamente de un  repaso de  la vida del excelentísimo actor, sino también un modo de homenajearlo, aportando su admiración.

  Pepe Biondi, nacido en un hogar de mucha  pobreza, en Barracas,  al sur de la ciudad de Buenos Aires, luego de vivir, siempre carenciado, en Parque Patricios, gracias al trabajo de sus padre , Pepe y sus   siete hermanos  recalaron  en Remedios de Escalada, en Lanús , al sur de la Provincia de Buenos Aires . Claro, que las comodidades no eran muchas, su hogar fue  un galpón se asemejaba a una sala de espectáculos y las habitaciones”, según contaba,” debieron ser los camerinos”.

  Sus inicios  en la actuación, los dio en el circo Anselmi, como acróbata “Yo andaba por allí macaneando, como hacen todos los pibes, dando vueltas carnero. Un buen día, un señor que era payaso le habló a mi madre. Le dijo: ‘¿Por qué no me da a este chico? Yo me lo llevo conmigo y lo convierto en un acróbata, va a tener un oficio’. Y mi pobre vieja, que estaba con ocho hijos y mucha miseria… me dio. Únicamente por eso pudo hacerlo, porque, naturalmente, ninguna madre da a su hijo, pero, pobre vieja… tenía sus motivos.”  recordó Pepe, en una nota concedida a la “Revista Antena” y citada en” Pepe Biondi, el campeón del humor”.
  
  Después de vivir en Espáña y en Cuba,  donde el régimen castrista , lo secuestró, preso del miedo y la incertidumbre, Pepe, decidió volver a su Argentina, quiso la “casualidad” que el empresario Goar Mestre, dueño de la Cadena CMQ de Cuba,  sufriera aprietes y la expropiación  de sui canal de parte de los adalides de Fidel Castro lo llevaron a  elegir como cobijo para su exilio, la Argentina ( su esposa, Alicia era oriunda de estos pagos.


   Mestre, un empresario con una visión y capacidad tanto en la faz económica así como para la parte artística, compra Canal 13 (aunque estaba prohibida la tenencia de medios de comunicación por parte de extranjeros, la nacionalidad argentina de su mujer, permitió éste artilugio legal y Mestre compró el 80 por ciento de las acciones de Proartel, la sociedad que manejaría mencionado Canal.


  Mestre, amplio conocedor de las virtudes de Biondi, lo incorpora a su staff en 1961 y el 7 de Abril de ese año, debuta” Viendo a Biondi” por Canal 13. Un dato no menor es que de  aquel programa y tal como sucede en diferentes ámbitos de nuestra sociedad, no hay registros de lo que se vio, un signo que marca que  la cultura del archivo, de la preservación de la memoria y la historia cultural, tiene poco valor en Argentina. De “Viendo a Biondi”,  tampoco se conservaron los programas de 1962, 1968 y 1971. El canal “Volver” conserva las emisiones de 1963 a 1967.

  Donde se pueden hallar datos del primer programa de Biondi en Canal 13, es  en la revista Radiolandia que  publicó el 10 de octubre de 1975,  recordando a  Pepe Biondi con motivo de su fallecimiento, ocurrido 6 días antes: “Tenemos fresco en nuestra memoria su primer sketch: un presidiario que enloquecía a sus guardias con sus zafadurías”, esa remembranza  nos brinda un atisbo para  saber de qué se trató ese primer episodio de los setecientos veintiocho que vendrían después (contando monólogos y segmentos de chistes).

  De  su personalidad  en una entrevista a la Revista Canal TV 5, se auto- definía como una persona que  “Tengo el corazón joven y todo lo tocante a la juventud me gusta. Los ojos llenos de inocencia de los niños, sus guardapolvos blancos, sus juegos inquietos me devuelven a mi propia infancia. Por eso es que, sin pensarlo, mis programas tienen algo así como un mensaje de mi lejana pero inolvidable niñez.”

  Con su fallecimiento ( del que el año que viene se cumplirá 45años), reseñaron los medios de comunicación , con Pepe Biondi, el espectáculo rioplatense, y en especial la televisión, pierde a una de sus figuras más representativas y más queridas. El actor, como nadie en el video, supo transmitir esa sensación de humanidad “chapliniana”, dando siempre la imagen del desventurado, del desvalido”.
  
Alabando su carerra y don de gente, La Nación, destacaba que :” Fue honesto consigo mismo en su carrera artística. Era casi como sus personajes. Un hombre sentimental, bondadoso, que siempre parecía a punto de ser engañado y que se salvaba porque los buenos, como los niños, tienen un Dios aparte. Eso sí, siempre terminaba golpeado, dolorido, solo,  como Chaplin.
  
  La criticada cachetada de los programas de Biondi tenía, por cierto, un gran sentido simbólico. No era sino el reflejo de lo que la vida le había deparado a través de azarosos y desventurados días. Jornadas en las que fue desgranando esperanzas en la búsqueda de un destino que siempre le resultó esquivo al cómico de la legua”.

  Las palabras finales en La Nación, marcaban su estilo y su legado, para los “chicos” de 40 a 100 años ( quizá más jóvenes también), Pepe Biondi fue cultor de una comicidad simple y directa, que se apoyaba en recursos tan clásicos e infalibles como la bofetada, la caída o el desempeño torpe y ridículo de un oficio determinado, Pepe Biondi llevaba, a casi todos los otros cómicos argentinos, una ventaja: creía firmemente en lo que hacía, estaba consustanciado profundamente con el tipo de humor que practicaba.

Fuente: Greco, Leonardo Mauricio ( 2019), Pepe Biondi, el campeón del humor

jueves, 4 de julio de 2019

Atlanta, una historia de valientes, la pasión bohemia, escrita con el afecto de un hincha de toda la vida


  Atlanta está reconocido como uno de los clubes tradicionales del fútbol argentino, si bien  hace más de 30 años que no juega en primera ( 1984, fue su última temporada),  los “bohemios”, mantienen una hinchada  fiel , que, como señala uno de sus hinchas más famosos, Sebastián Wainraich , en el prólogo Atlanta, una historia de valientes ( Aguilar)es poco entendible” ¿Por qué, a pesar de tantos golpes, una persona sigue persiguiendo una causa que no termina de ser clara? , ¿Qué lleva a un ser humano a entregar horas de su vida? (el tiempo es lo más preciado) a una cuestión que no deja de lastimarlo.

  Para intentar explicar lo planeado por Wainraich, Federico Kotlar  decidió desde la pasión escribir  este libro, un a historia integral del Club Atlético Atlanta, hecha a partir de una profusa investigación periodística, con numerosas entrevistas y testimonios pero siempre desde el punto de vista afectivo de un  hincha de toda la vida.

  Atlanta, tuvo su presidente emblema León Kolbowski (hoy el estadio, construido bajo su administración, lleva su nombre),   arrancó en 1959. “Emprendedor y pícaro,  fue el motor que dio a la vida del Bohemio una enorme actividad en esos años. Comunista él —aunque con la temeridad de un lobo para defenderse en una sociedad capitalista—, asumió poquito después de que unos barbudos de su simpatía derrocaran al dictador Fulgencio Batista en Cuba. Su legado se extendería mucho más allá del tiempo en que ejerció el poder. El apellido Kolbowski, de origen  judío, como Wainraich y Kotlar, por ejemplo, ligan a Atlanta con  la colectividad judía, muchos de ellos afincados en Villa  Crespo. La ligazón, le traería a Atlanta, satisfacciones y chistes, pero también un alto malestar por la falta de respeto , por ser suaves ,de otras hinchadas que le cantan que lo “van a hacer jabón”, tal como lo hizo Hitler con los judíos durante la Segunda Guerra  Mundial.
  
Decíamos que en 1983, Atlanta, consiguió por última vez el ascenso a primera, de la mano de Juan Carlos el Toto Lorenzo, que ya había llevado a Boca en los 70 a ganar dos veces la Copa Libertadores y una vez la Intercontinental. Kotlar, relata ese momento…  “la tensión mandaba en la concentración antes del 19 de noviembre, y Jones se había clavado una pastilla para dormir. Entonces, el DT lo hizo despertarse de madrugada para tantear su ánimo. El Ruso Ribolzi me había contado que al Toto había que entrarle bien arriba. No sé cómo, pero salí de la cama como una fiera y le pateé la puerta. ‘Yo te voy a sacar campeón’, le dije”. Así se ganó la titularidad después de haber ido al banco contra Morón y Gimnasia.
  Kotlar, siempre apasionado, sigue “La formación en el partido frente a Central Córdoba de Rosario , jugado en el en Newell’s privilegió la máxima con la que el Toto había llegado al club: ´Si ganamos de locales y empatamos de visitantes, somos campeones´. Se armó el medio con Jones, Verón, Luis Díaz y Torres algo más adelantado, y arriba solo Villagra y Rojas. Más de dos mil quinientos bohemios festejaron el gol del Ñato de penal en el primer tiempo, y la radio trajo más alegrías: al final de la primera mitad, Chacarita ( el eterno rival de Atlanta) le ganaba 2-0 a Tigre en San Martín, lo que permitía consagrarnos hasta con un empate. Algo más relajados, en el segundo tiempo concedimos un gol de Lebioso a cinco minutos del cierre para el 1-1 final de Central Córdoba, que igual bajaría a la C. Mientras tanto, se consumaba el 6-2 a favor de Chaca, que daba un paso clave para entrar al octogonal (e iba a conseguir el segundo ascenso). Éramos campeones  ...

   Después de la vuelta olímpica, emprendimos la caravana triunfal para seguir los festejos en Villa Crespo. El último partido, ante armenio, nos lo dieron por perdido porque la hinchada se quedó con todas las pelotas cuando ganábamos 3-2. En el rival el técnico era Carlos Pandolfi, quien junto con Carlos Della Savia resultaría elegido para dirigirnos en Primera. Porque el Toto se marchó, con la tarea cumplida.
  
Hoy, Atlanta, como sintetiza, Kotlar, siguen esperando que   algunas alegrías se encadenaran. Para ser tan bohemios como siempre y en Primera, aunque ninguna derrota nos robará una alegría profunda. Que aflora cuando caminamos hacia la cancha y saludamos a algún conocido del que a veces no sabemos el nombre. Cuando escuchamos por Humboldt los cantitos y las conversaciones. Cuando sabemos que en un rato vamos a compartir con otros valientes el ritual bohemio que aprendimos a 
amar desde chicos.
Fuente:Kotlar, Federico (2019): “Atlanta, una historia de valientes”, Aguilar, Buenos Aires