domingo, 27 de octubre de 2019

Las promesas electorales hechas a sabiendas de su incumplimiento pasarían a ser un delito susceptible de ser penalizado ( España, 2015)


El siguiente artículo fue escrito en España en 2015 enfocándose en lo sucedido en la península ibérica, sin embargo guarda una similitud o igualdad a lo que sucede en Argentina , vale aclarar que mi objetivo no es para un partido en particular, sino lo hago extensivo a todo el arco político.

Uno de los reproches que con más frecuencia se les hace a los políticos es su propensión a prometer lo que no van a cumplir, y seguir mintiendo al justificar el quebrantamiento de sus promesas a una ciudadanía que, incomprensiblemente y en un elevado porcentaje, tiende dejarse engañar hasta el extremo de volver a votar a quienes previamente les mintieron, un fenómeno sociológico que les convierte en carne de diván por su propensión a autoflagelarse. Cada vez que se habla de las mentiras en tiempo de elecciones, surge la cuestión de hacer obligatorio, por ley, el cumplimiento de las promesas que se hacen a través de los programas y la necesidad de que éstos tengan, a efectos legales, la misma consideración que un contrato suscrito entre un representante y su representado.

¿Cómo se podría obligar a los políticos a que cumplan sus promesas, y hacer que los programas electorales no promesas vacías

Uno de los reproches que con más frecuencia se les hace a los políticos es su propensión a prometer lo que no van a cumplir, y seguir mintiendo al justificar el quebrantamiento de sus promesas a una ciudadanía que, incomprensiblemente y en un elevado porcentaje, tiende dejarse engañar hasta el extremo de volver a votar a quienes previamente les mintieron, un fenómeno sociológico que les convierte en carne de diván por su propensión a autoflagelarse.

Cada vez que se habla de las mentiras en tiempo de elecciones, surge la cuestión de hacer obligatorio, por ley, el cumplimiento de las promesas que se hacen a través de los programas y la necesidad de que éstos tengan, a efectos legales, la misma consideración que un contrato suscrito entre un representante y su representado, algo que de entrada parece obvio pero que, analizado con detenimiento, pone en evidencia las diferencias entre un contrato mercantil y un programas electoral así como también las similitudes entre las promesas de los políticos y los pactos matrimoniales o los acuerdos entre amigos, por poner dos ejemplos de compromisos cuyo cumplimiento depende del tiempo que perduren las condiciones con que fueron suscritos (el amor en el matrimonio y la confianza en un pacto de amistad).

Al comenzar a escribir este artículo pensaba hacer un repaso anecdótico de los incumplimientos históricos de promesas electorales en nuestro país durante la actual democracia. Luego, lo he pensado mejor y he preferido remitir al lector a datos más recientes como son las mentiras con las que un partido ganó por mayoría absoluta las elecciones de 2011, cuando ofreció crear empleo y reducir impuestos en un contexto de crisis en el que era imposible hacerlo, una circunstancia que los populares conocían tan bien como sabedores eran de esa herencia recibida que luego utilizaron para exonerarse del engaño con que habían embaucado a sus votantes.

Sin embargo, y para no sería reincidir en unos datos de sobra conocidos por el lector, he optado por centrarme en el compromiso ético que los partidos contraen con sus votantes a través de sus promesas electorales y ponderar hasta que extremo ese compromiso ético puede llegar a ser una responsabilidad legal.

¿Es ético que los políticos jueguen con la ilusión de los votantes prometiéndoles soluciones a sus necesidades más acuciantes?

¿Es decente crear falsas esperanzas en los sectores sociales más vulnerables (pensionistas, desempleados, perceptores de salarios mínimos o familias que han rebasado el umbral de la pobreza) cuando se aproximan las elecciones?

Cómo se podría obligar a los políticos a que cumplan sus promesas, y hacer que los programas electorales no sean meras promesas vacías

En primer lugar, la ciudadanía debería estar educada en el voto crítico para que no surgiera la inercia de depositar la confianza en quien previamente nos engañó, algo que, por sesgo ideológico, o por descarte de otras opciones, no se da en la práctica y hace frecuente la reincidencia de votar a un partido que no cumplió sus promesas.

En segundo lugar debería revisarse la legislación para conferir a los programas electorales una entidad de contrato (contrato-programa) según el cual se pudiera exigir que los partidos sólo ofrecieran programas realizables so pena de que el peso de la ley recayera sobre ellos en caso de incumplimiento.

De este modo, las promesas electorales hechas a sabiendas de su incumplimiento pasarían a ser un delito susceptible de ser penalizado con la convocatoria inmediata de nuevas elecciones independientemente de que no se hubiera terminado su mandato.-

Fuente:
Las mentiras electorales deberían ser un delito punible, Alberto Soler Montagud ( Nueva Tribuna, España, 9/12/2015

https://www.nuevatribuna.es/opinion/alberto-soler-montagud/mentiras-electorales-deberian-ser-delito-punible/20151209124510123215.html

viernes, 18 de octubre de 2019

El año 1943, en que agonizó el régimen de los conservadores y un golpe militar anunció el advenimiento de una renovada Argentina con la emergencia del peronismo ( María Saénz Quesada)

María Sáenz Quesada, reconocida historiadora y actual directora de "Todo es historia", la revista de divulgación en la materia más importante de la Argentina, acaba de publicar 1943(Sudamericana), se trata del primer trabajo historiográficamente riguroso, narrativamente apasionante e interpretativamente iluminador sobre la Argentina apenas antes del surgimiento, consolidación y expansión del peronismo como fenómeno político de masas que cambiaría para siempre la historia del país.

Muchos de los cambios que se dieron en los años 30, y cristalizaron en el golpe del 43, echaron raíces profundas en la cultura política de nuestro país y su remanente es visible todavía en comportamientos políticos, concepciones económicas, creencias sociales y aun la visión que se tiene de la Argentina en el mundo. Entonces se desmoronó una clase gobernante y el sistema vigente perdió validez víctima de sus propias lacras. Todo ocurrió en medio de un cataclismo mundial que impuso nuevos paradigmas, al tiempo que surgían otros liderazgos y se instalaba la idea de Estado benefactor.

El año 1943, en que agonizó el régimen de los conservadores y un golpe militar anunció el advenimiento de una renovada Argentina, marca el fin de un periodo y el comienzo de otro enteramente nuevo. La importancia de la República Argentina antes de la guerra, su riqueza cultural y potencial económico, forman parte de la mirada retrospectiva de este trabajo que presenta por primera vez una óptica historiográficamente rigurosa, narrativamente apasionante e interpretativamente iluminadora sobre nuestro país apenas antes del surgimiento, consolidación y expansión del peronismo como fenómeno político de masas que cambiaría la historia para siempre.

Si bien el peronismo nació en la revolución del 4 junio de 1943 y de ella heredó aspiraciones, ideas, conductas políticas y consignas. Debido a la ambigüedad del acontecimiento fue necesario separarlo del ocurrido el 17 de octubre de 1945, su afortunado heredero, aunque ambas fechas formen parte del proceso de instalación del país en la posguerra mundial, que tuvo características propias y perduró en el tiempo.

En efecto, el cambio cultural ocurrido en los años treinta, que se manifestó en el golpe de 1943, echó raíces profundas todavía visibles en los comportamientos políticos, en las decisiones económicas, en las creencias de muchos y en la visión que se tiene de la Argentina en el mundo. Entonces se desmoronó una clase gobernante y perdió validez el sistema político vigente, víctima de sus propias lacras. Todo sucedió en medio de un cataclismo mundial que impuso nuevos paradigmas, permitió que surgieran otros liderazgos y que se introdujera la idea de Estado benefactor, como forma de reparar los horrores de la guerra, el sufrimiento de los soldados y de la población civil.

Este libro consta de 25 capítulos, que pueden leerse según el orden propuesto o en forma independiente. El tema de la guerra mundial y de la posguerra se menciona en todos ellos. La importancia de la República Argentina antes de la contienda bélica, su riqueza cultural y su potencial económico forman parte de esta mirada retrospectiva que incluye a las provincias en sus desarrollos y en sus conflictos con el poder central. También se explican los rasgos propios del régimen conservador, las durísimas internas partidarias y los elementos positivos de la administración de Ramón S. Castillo, que suscitaron expectativas y elogios de quienes lo derrocaron poco después. Asimismo se habla de los partidos de la oposición —radicales, socialistas y comunistas—, que intentaron alianzas, frentes y candidaturas para salir del pantano, con resultado negativo y en cierto modo dramático.

Actores principales de esta época son los sindicalistas, cuya larga lucha cambiará de enfoque con la llegada de los militares al poder; los nacionalistas, empecinados en destruir al liberalismo en el clima de época de los fascismos europeos; los católicos, que tuvieron un resurgimiento notable, y desde luego los militares, que oscilaron entre el profesionalismo y la conspiración, para volcarse a la acción política directa en medio de tremendas luchas internas.

Los ocho capítulos que van desde el 4 de junio de 1943 hasta el 4 de junio de 1944 tienen como punto central la reeducación de la sociedad para quitarle el “virus” del liberalismo, en lo que constituyó un avance del Estado sobre la conciencia individual, ejercicio que serviría a otros proyectos políticos. Las oscilaciones de la dictadura militar con respecto al problema internacional y la desinformación sobre el mundo del mañana unifican en una misma trama a conservadores y militares y los diferencian de los círculos liberales, radicales y demócratas, cuya perspectiva de la situación mundial era más realista.

El relato de este tramo de la historia argentina concluye en la gran exposición que celebró el Año II de la Revolución, en junio de 1944. El escenario estaba listo para la consagración de Juan Domingo Perón, a quien le bastaron algunos pasos más para desalojar a sus rivales, conseguir colaboradores eficaces, absorber y acomodar ideas, proyectos e iniciativas del más variado origen y, superado el escollo de la derrota del Eje en la guerra, dar comienzo a la Nueva Argentina.

Fuente: María Sáenz Quesada.1943, Sudamericana, Buenos Aires, 2019.
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La final Boca- River 1976, bajo el gobierno de la dictadura militar, se disputó sin incidentes, con una convivencia normal, con un entusiasmo indetenible y una organización caótica

En 1976 River y Boca se encontraron en la final que indicaba el reglamento del Campeonato Nacional. Un solo partido en cancha neutral, alargue y penales. Fue la única vez en la historia que se registró esta circunstancia en el campeonato local ( el de Diciembre de 2018 en España, fue por Copa Libertadores) En su libro “La Final” de 2016 publicado por editorial Aguilar, el periodista Diego Estévez reconstruye los antecedentes con los que llegaban los eternos rivales al momento de verse las caras y describe minuciosamente cada fotograma de esa película en la que se convirtió el partido, presenciado en plena dictadura por 90.000 espectadores que desbordaron la cancha de Racing.

Era el 22 de Diciembre de 1976, nueve meses antes el Proceso de Reorganización Nacional.instauró la cultura del terror,  mediante un golpe de Estado, la Junta Militar encabezada por Videla Massera y Agosti gobernaba el país. el Bajo ese marco dictatorial se disputó el partido.

Estévez reseña :" A las cinco de la tarde se abren las puertas del cilindro, pero las colas serpentean desde hace rato en las calles del barrio. Se grita por Boca y también por River. No hay incidentes. La convivencia es normal, lo cual es llamativo si se tiene en cuenta la realidad del siglo XXI. Algunos de los 350 policías —hoy en día, una cifra irrisoria— son, quizás, los más exaltados: el palpado de armas es poco amable, el ingreso de paraguas y banderas de palo está prohibido y hasta el mínimo desacuerdo se dirime con un palazo. Dos cosas quedan claras: el entusiasmo es indetenible y la organización, un caos…
"Dentro del estadio, el espectáculo emociona. Los de Boca, en la bandeja superior, llenan las populares con avidez y no dejan de saltar. Los de River, en la inferior, responden a puro grito, y cientos invaden la platea lateral más cara. Los lugares libres van desapareciendo, la gente comienza a ponerse de pie y los pasillos de las plateas se vuelven peligrosamente intransitables", describe Estevez.

A falta de una una hora para el comienzo , afuera, las colas serpenteantes dejaron paso a una marea humana que pugna por ingresar. En tanto, a dentro, el clima impacta: el cemento vibra tanto que algunos pedazos de revoque de la bandeja superior caen peligrosamente en la inferior, donde las discusiones por la propiedad de una platea se dirimen a gritos y, en algunos casos, a trompada limpia ( nada o casi nada ha cambiado en este aspecto en 43 años)

De pronto, el “Mariscal” Perfumo, capitán de los “millonarios”, asoma por el túnel local y los de River descargan un arsenal de papelitos. Falsa alarma: Perfumo desaparece por el túnel central, el del árbitro. Casi al instante, Rubén Suñé -capitán xeneize– repite la maniobra y los de Boca también caen en la trampa.

La espera se hace larga. Las cámaras de Canal 7 se aprestan, mientras cronistas y relatores de radio de todo el país se apretujan en las escasas cabinas de transmisión, de cuyos techos la policía debió desalojar a una turba de colados. En el campo, más de ciento cuarenta fotógrafos buscan la mejor posición.

Hasta que, exactamente a las 21.03, cuando la tensión ya no se aguanta, la silueta inconfundible del “Pato” Fillol emerge del túnel local, y tras él, todo River. La bandeja inferior del Cilindro estalla. Tres minutos más tarde, el “Loco” Gatti pisa el césped con todo Boca detrás. Ahora los que es-tallan son los de arriba (y algunos de las plateas de abajo). No hay sorteo: para eso fueron Suñé y Perfumo al camarín del árbitro, Arturo Ithurralde. Los equipos posan para la posteridad y los fotógrafos, ahora sí, pierden toda compostura. La búsqueda del mejor ángulo provoca empujones, malas caras y caídas.

Lentamente, el campo de juego se despeja. La mente de todos se turba, se empantana. Por eso, seguramente, es que nadie puede imaginárselo, porque no siempre es fácil darse cuenta, tomar conciencia de que uno es testigo o protagonista de un hecho histórico. Boca y River están por jugar la final del Campeonato Nacional de 1976. Noventa minutos a todo o nada, a un solo partido y en cancha neutral. Si empatan, habrá media hora de alargue. Y si siguen sin sacarse ventajas, deberán ejecutar penales. De los más de trescientos cincuenta partidos disputados entre ambos, nunca antes habían disputado una final. Por eso es que la mente está empantanada, la respiración, contenida y la boca, reseca. Y si todos estaban en un solo cuerpo, ahora se reunieron en su centro vital: el corazón, que bombea como un desesperado y ruega por ese pitazo inicial que pareciera no llegar.


Fuente: La Final de Diego Estévez. Editorial Aguilar – 2015
Un Superclásico con Supermorbo, revista Un Caño
http://revistauncanio.com.ar/picado/un-superclasico-con-supermorbo/


martes, 15 de octubre de 2019

A 35 AÑOS DEL PREMIO NOBEL A CÉSAR MILSTEIN, EL ÚLTIMO A UN ARGENTINO: " LA CIENCIA SE APRENDE COMO LA ARTESENIA, NO EN LOS LIBROS, SINO EN LOS EL CONTACTOS DIRECTO , A TRAVÉS DE LAS INSTITUCIÓN, A TRAVÉS DE MAESTROS

Una noticia sacudió la mañana argentina ese 15 de octubre de 1984. Un argentino había ganado el Premio Nobel. Los distraídos, o los apresurados, deben haber creído que se trataba de Jorge Luis Borges, el eterno postergado en las preferencias suecas. Pero, no. El galardón que se otorgaba ese día era el de Medicina y el ganador también hacía unos años que se encontraba en la lista de máximos candidatos. No era para menos. En 1975, César Milstein, junto al alemán George Kohler, publicaron en la revista Science un trabajo en el que daban a conocer los anticuerpos monoclonales, un hallazgo revolucionario para la ciencia.

Ese premio de hace 35 años fue el último de ese tipo que recibió un argentino.

La historia de los Nobel con el país siempre resultó esquiva. Sólo cinco. Dos de la Paz: Carlos Saavedra Lamas en 1936 y Adolfo Pérez Esquivel en 1980 -este recibido con escaso júbilo, casi como una afrenta por la Dictadura y gran parte de la población-. Y tres científicos: Bernardo Houssay en 1947, Luis Federico Leloir en 1970 y César Milstein en 1984.


César Milstein nació en 1927 en Bahía Blanca. Su padre era un ruso llegado a Argentina en 1913 que aprendió el idioma con esfuerzo y se ganaba la vida recorriendo el país como viajante de comercio. Su madre era maestra. César era el hermano del medio de tres varones. Era el más rebelde, travieso y desobediente.

La vocación, como suele suceder, le llegó por un ramalazo que lo conmovió cuando tenía 10 años. Su madre le regaló un libro, Los cazadores de Microbios de Paul de Kruif. Ese texto lo cautivó. Lo que para otros se hubiera tratado de una obra científica que recorría la biografía de célebres microbiólogos, para Milstein se trató de un libro de aventuras.
El empujón final lo recibió de una visita de una prima mayor que estudiaba y trabajaba en el Instituto Malbrán en Buenos Aires. Ella contó en la mesa familiar cómo realizaba experimentos con el veneno de las serpientes. César supo que ese sería su mundo.

Estudió en la UBA se recibió de químico y luego se doctoró. Mientras tanto fue a pedirle un lugar en su equipo de investigación al Dr. Houssay. Pero no había vacantes. Lo recomendaron al Dr. Andrés Stoppani, que lo aceptó cautivado por el entusiasmo del joven. Milstein siempre reconocería a Stoppani como su maestro.

Luego de un tiempo de trabajo obtuvo una beca para perfeccionarse en Cambridge bajo la tutela de Fred Sanger. Los de Inglaterra fueron años intensos y fructíferos. Poco después regresó a Argentina para ocupar el cargo de jefe de biología molecular en el Instituto Malbrán. La institución era dirigida por el Dr. Pirosky. Había una efervescencia intelectual como pocas veces se vio en el ámbito científico en el país. Los grupos de trabajo eran vitales, publicaban en las revistas científicas de mayor prestigio, conseguían avances al nivel del primer mundo, recibían invitados extranjeros. Era un sitio de vanguardia.


Pero llegó el golpe que derrocó a Arturo Frondizi. Con la presidencia de José María Guido, la intervención arribó al Malbrán. Primero fueron los cargos: ser judíos y comunistas. Comenzaron los despidos y las presiones. Pirosky fue desplazado de su cargo. Milstein no soportó que echaran a algunos miembros de su equipo y renunció: no concebía trabajar en una ámbito de coerción y sin los mejores.

Al referirse a ese episodio, decía: “Cuando tuve que renunciar al Malbrán”. Elegía las palabras exactas, lo contaba con naturalidad. Habían echado a colegas y discípulos. No tuvo opción. Seguir en ese clima hubiera sido inaceptable. Era convalidar el atropello, la injusticia. Validar el maltrato dado a sus compañeros.


Luego de la dimisión le envió una carta a Fred Sanger (uno de los pocos galardonados dos veces con el Nobel en 1958 y 1980), quien lo invitó a sumarse a su equipo en Cambridge. Sanger fue el que le propuso a Milstein especializarse en el estudio de los anticuerpos. Y el argentino se abocó a ello con devoción.

El descubrimiento de los anticuerpos monoclonales llegó después de una idea y de años de estudio, discusiones y experimentos. Este hallazgo produjo una revolución en el proceso de reconocimiento y lectura de las células y de moléculas extrañas al sistema inmunológico. Consiste en la producción de anticuerpos o proteínas capaces de atacar sustancias invasoras en el paciente para dirigirse específicamente a un tipo de células. Estos anticuerpos se producen en el laboratorio.

“Es un imán que busca una aguja en un pajar”, graficó Milstein. Estos anticuerpos monoclonales son unas nuevas e increíbles herramientas con aplicación en los más variados campos. Su uso es tan amplio que se extiende desde la lucha contra el cáncer hasta los test caseros de embarazo, de métodos de diagnóstico hasta a la producción de vacunas.

Milstein se tomaba muy en serio su trabajo. Se lo ve reconcentrado, preocupado por la precisión cuando habla de él. Hay dos momentos en que ese rostro sereno pero parco se exalta, dos momentos públicos en los que no puede contener su sonrisa que casi se convierte en carcajada y la alegría lo desborda.

El primero se percibe en las fotografías del día que obtuvo el Nobel. Sus colegas y discípulos de Cambridge brindan con él y lo abrazan. Una vida de esfuerzo se había visto coronada. Era el reconocimiento definitivo, la inmortalidad. Las distinciones anteriores -múltiples, abundantes y prestigiosas- no se comparaban con esta, sólo resultaban un prolegómeno, una preparación para el gran momento.

El segundo momento en que la alegría lo desborda y en el que las sonrisas se convierten casi en risas desbordadas, se puede percibir en una grabación de un noticiero televisivo de 1987. Milstein regresa a Bahía Blanca y es recibido por sus viejos amigos, sus maestras y por toda la ciudad. Era volver a lo propio, a su esencia, a su infancia.

Milstein demostraba una enorme gratitud por Argentina. “Gran parte de una persona es su educación. Y yo toda mi educación la hice en mi país. Recién viajé por primera vez cuando tenía más de treinta años” dijo en una entrevista.


El título de una de las últimas conferencias que Milstein dio en el país resume su espíritu: “La curiosidad como fuente de riqueza”. Para él, el trabajo científico era adentrarse en lo desconocido. Una aventura que debía enfrentarse con al menos tres herramientas: pasión, ilusión y plena dedicación.

Cuando alguien que trabajaba con él, luego de conversar sobre el tema un rato, proponía comenzar el experimento, Milstein lo detenía: “¿Por qué arruinar la diversión? Si hacemos el experimento tendremos la respuesta. Mucho más divertido es discutirlo antes”.Ese era su modo de trabajar. Escuchar a los otros, confrontar ideas, absorber conocimientos, aceptar el disenso para pensar mejor. Así se ejerce la ciencia (y cualquier otra actividad noble y que pretenda ser productiva). Creía en el poder de la discusión y del intercambio, de la retroalimentación.

Era un cruzado de la investigación. Creía que la investigación de las ciencias básicas era imprescindible para el desarrollo intelectual y los avances tecnológicos. Y recordaba que una vez le preguntaron a Houssay si Argentina con su pobreza podía darse el lujo de destinar recursos a este tipo de búsquedas. “Argentina es un país demasiado pobre como para darse el lujo de no tener investigación básica”, afirmaba Houssay.

Se solía contrariar cuando le preguntaban si su trabajo era fruto de un fenómeno excepcional o era el emergente de un sistema. Para que surja un individuo único, que le puede dar ese toque casi mágico, personal, al taller de cristalería que es un laboratorio o una investigación científica compleja; para que ese talento especial encuentre la respuesta, llegue al descubrimiento revolucionario deben estar dadas las condiciones para que se manifieste. Recordaba la importancia de los procesos formativos. Y daba un ejemplo. Houssay había sido maestro de Stoppani y este de él. Esa línea de tiempo demuestra la importancia de la continuidad en los procesos formativos.

“La ciencia se aprende como la artesanía. No en los libros sino en los contactos directos. A través de las instituciones. Se adquiere a través de maestros. En nuestro caso fue Houssay. Él formó un equipo de primera del que salen grandes hombres, no sólo Leloir. Y cada uno formó su grupo de trabajo”, declaró cuando ya era un científico consagrado.

De joven participó en la vida universitaria de los movimientos estudiantiles. Estaba a favor de la reforma universitaria. Una anécdota de esos años lo describe a la perfección. “En la facultad me llamaban El Pulpito. Fundé una cooperativa para comprar libros y apuntes porque al que lo hacía hasta entonces con precios exorbitantes lo llamaban El Pulpo”.

Siempre mostró un espíritu solidario y libertario, algo anarquista. Esa tendencia, esa libertad hizo que algunos tejieran una historia que no tiene sustento en la realidad.

Una afirmación recorre las redes y varios artículos periodísticos. Es la que sostiene que Milstein no patentó su descubrimiento de los anticuerpos monoclonales porque deseaba que fuera propiedad de la humanidad y que así lo legaba a las futuras generaciones. Es un mito urbano con poco o nulo sustento en la realidad.

En las últimas dos líneas del artículo de 1975 en que MIlstein y Kholer dieron a conocer su hallazgo dejaron sentado que el descubrimiento “puede tener uso (o al menos gran potencial) médicos, económicos e industriales”.

Un año después, John Vickers, un ejecutivo al que respondía Milstein, le solicita todos los papeles para tramitar la patente de invención. Pero la respuesta del organismo pertinente, la National Research Development Corporation, fechada en Londres en octubre de 1976, fue negativa. La argumentación fue la siguiente: “Si bien Milstein y Köhler sugieren que los cultivos por ellos desarrollados podrían ser valiosos para usos médicos o industriales, tal aseveración debería tomarse como un tema con potencial a largo plazo y no de aplicación inmediata que pueda desarrollarse comercialmente. El campo de la ingeniería genética es un área difícil desde el punto de vista de su patentamiento; por tanto sugerimos no tomar ninguna acción al respecto”.



Es decir, el organismo inglés le negó la patentación. Pero mientras tanto, y de acuerdo a los usos científicos de la época, Milstein había enviado muestras de su trabajo a los investigadores que se lo habían solicitado para que ellos pudieran seguir estudiando la cuestión. Varios de los más eminentes especialistas en la cuestión de la época tenían las muestras enviados por el argentino. Milstein las acompañaba con una breve carta, escrita a máquina pero firmada a mano, con tres condiciones: reconocer y citar el origen del hallazgo, no patentarlo, no cederlo a terceros.

Sin embargo, un año después, un importante científico de origen polaco radicado en Estados Unidos, Hilary Koprowski patentó el descubrimiento como propio. Esa patente le significó ingresos por cientos de millones de dólares en regalías a lo largo de las décadas. Koprowski fue un científico de perfil muy polémico. Participó de la creación de la vacuna oral contra la polio, de avances contra la rabia y fue, también, acusado tras una larga investigación como responsable de la propagación del SIDA mientras investigaba para la vacuna contra la polio.

Es cierto que la preocupación de Milstein no estaba puesta en el desarrollo comercial de su descubrimiento. Su libido se centraba en extremar las posibilidades científicas de su trabajo. Y los trámites nunca fueron su fuerte. Pero cuando se lo solicitaron, envió todos los papeles para que se tramitara la patente. En ese entonces el estado inglés hubiera sido el gran beneficiario de esas regalías. Se comenta que el enojo de Margaret Thatcher fue épico cuando se enteró que Koprowski los primereó inscribiendo las mismas cepas enviadas por MIlstein.

. César Milstein falleció el 24 de marzo de 2002, en Cambridge, Reino Unido

La treta de Koprowski fue la de no responder (o hacer desaparecer la respuesta: con los años se comprobó que faltaban piezas del archivo documental de MIlstein) la carta con las condiciones de Milstein. Los otros científicos que recibieron las muestras respondieron que aceptaban las (usuales) condiciones impuestas por el argentino y Kohler. Pero el compromiso escrito por parte de Koprowski para no patentar el procedimiento, nunca fue encontrado por Milstein. Sí la carta enviada por Milstein a él.

Milstein menospreció el alcance comercial de su descubrimiento y otro sacó ventaja. La situación lo enfureció pero no se permitió demostrarlo en público. Siguió trabajando, maravillado por el potencial extraordinario de su hallazgo.

“Estábamos muy verdes en el tema de las patentes y alguien se aprovechó. Lo que inscribieron fue básicamente nuestro procedimiento”, dijo.

No haberlo patentado más allá del evidente perjuicio económico, le trajo algo de libertad para seguir profundizando sus líneas de investigación.

César Milstein fue un científico excepcional que produjo un hallazgo revolucionario cuyas consecuencias se siguen expandiendo en la actualidad. Se formó en la Argentina pero encontró en Inglaterra las condiciones para desarrollar su genio y su trabajo.

No obtuvo el rédito económico que su descubrimiento le pudo haber reportado. Dejó de percibir una fortuna inmensa A él le correspondió otra recompensa. La de la inmortalidad.
https://www.infobae.com/sociedad/2019/10/15/cesar-milstein-a-35-anos-del-ultimo-premio-nobel-argentino-su-descubrimiento-revolucionario-y-el-engano-que-le-hizo-perder-millones/

lunes, 14 de octubre de 2019

GONZALO BONADEO, TREINTA Y CINCO AÑOS DE PASIÓN POR LA COPA DAVIS CON ANÉCDOTAS, VIVENCIAS, PORMENORES DEPORTIVOS Y EXTRADEPORTIVOS

La Copa Davis tiene un gusto especial que se ahonda cuando se juega la final, y más aún cuando la juega Argentina y la gana en forma épica a miles de kilometros de Buenos Aires, como sucedió en CroaciA en 2016. Argentina traía consigo varias frustraciones, amén de la de 1981 von Vilas y Clerc, es decir el reinventor del tenis argentino que logró que el deporte blanco y elitista pase a ser popular junto al otro argentino top de los 70 y 80, ambos peleados no pudieron contra Estados Unidos.
Tampoco se pudo en 2006, 2008 y 2011, peleas, egos y mala suerte ( a la que mucho se ayudó) se concatenaron para que la ensaladera no sea parte de las vitrinas de la Asociación Argentina de Tenis ( AAT). Del Potro, un capitán sabio como Daniel Orsanic y unos laderos confiables como le dieron a Argentina su primera Copa Davis
En 2016 , finalmente la suerte se revirtió y Argentina ganó la maldita Davis, con un jugador sobresaliente como Juan Martín del Potro ,campeón del US Open, una y otra vez sufrió lesiones , una y otra vez volvió y hasta se dio el lujo de traer una medalla de plata de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.Delbonis, Pella y Mayer, capitaneados por Daniel Orsanic, fueron los responsables que la competición comenzada en 1900, engalane las vitrinas de la AAT en Buenos Aires.
Si bien hay una importante cantidad de periodistas especializados en tenis, Gonzalo Bonadeo, es quizá el más reconocido por ser un "todo terreno" y comentar con precisión varios deportes, más aún cuando de los Juegos Olímpicos se trata, pero en esta oportunidad vuelca su sapiencia para narrar su Pasión por la Davis ( Sudamericana), allí cuenta desde adentro los pormenores deportivos y extradeportivos de una competencia que siempre tuvo en vilo a los argentinos. 

Desde fines de los 70, cuando el tenis pasó a formar parte de nuestro lenguaje común; los recuerdos más agridulces de las Davis de su juventud y sus primeras coberturas, hasta la difícil década del 90, la época dorada de La Legión, las tres finales perdidas en seis años y un viaje pleno de detalles por la ansiada consagración de 2016, culminando con el inmediato descenso, el regreso a Primera y su opinión sobre el nuevo formato del torneo, un hito en la historia de esta copa. Un relato histórico -por el que desfilan los nombres de todos sus protagonistas, de Vilas y Clerc a Nalbandian y Del Potro- pero a la vez íntimo y sin pelos en la lengua, que lleva el sello inconfundible de Bonadeo, uno de los periodistas deportivos con más credibilidad de la Argentina.

La final de 2016,Bonadeo la describe así :"Quizás el mayor tributo al tan mentado trabajo en equipo de 2016 fue que haya sido Federico Delbonis el elegido para jugar el encuentro más trascendente de la historia del tenis argentino. El mismo que se hizo cargo ante Fognini en Pesaro; el que no jugó ni un partido en Glasgow, donde el peso de honrar el enorme triunfo de Del Potro ante Murray recayera, primero, en Pella y, luego, en Mayer; el grandote de Azul al que le tocó debutar en Sunrise, soportando una derrota peligrosa que nos dejaba a un paso de la B pese a que jugó muy bien en una especialidad como el dobles y una cancha como la de cemento que no son sus predilectas; el mismo que, a esta altura del asunto, uno debe reconocer como un formidable jugador de Davis. Es cierto que su historial marca apenas 5 victorias sobre 9 partidos, pero así como tres de esas derrotas fueron en condiciones bien adversas —Cilic en Croacia y los dos singles en Bruselas—, sus victorias dejaron en claro su capacidad para absorber la presión y abstraerse de lo que está en juego para desarrollar con las menores interferencias posibles su plan de juego. 


  Así lo hizo contra Bellucci en Tecnópolis cuando definió la serie del famoso Mayer-Sousa. ¿A quién no le hubiera pesado tener que honrar el esfuerzo hecho por Leo el día anterior? Nada diferente sucedió en el mismo predio, pero bajo techo, cuando dio vuelta el partido ante Viktor Troicki, quien lo había llevado de las pestañas con el 6-2 y 6-2 inicial. Evidentemente, más allá de sus vaivenes en el circuito, de sus mejores y de sus peores, Federico es uno de esos tenistas llamados a hacer cosas diferentes cuando se trata de jugar la Davis. Sólo el entorno ya le daba un mensaje claro a la hora de salir a la cancha: mientras los más de 4000 argentinos no paraban en su euforia, gran parte del público local se había ido del estadio. 

  Era como si le estuvieran avisando a Karlovic que su esfuerzo no valía la pena, que sentían que la ilusión se había muerto de la mano de Cilic. Dudo mucho de que Delbonis se haya enterado de algo de esto. Durante la transmisión previa del partido y, sobre todo, en la de los momentos sensibles, fui hasta cansador en la idea de que la clave para el argentino era concentrarse en jugar contra el rival y no contra la circunstancia. Otra vez, el asunto del deporte individual. Así como en el fútbol, el rugby, el hockey o el básquet hay gente a tu alrededor que puede cubrir tus errores o contenerte en tus nervios, aquí todo pasa por uno. 

Una macana, un bajón anímico o una distracción en el tenis no la compensa nadie más que uno mismo, ¿cómo lograr que Delbonis pensara, exclusivamente, en cuánto mejor tenista era que Karlovic y no en que ganar ese partido lo metía definitivamente dentro de la historia de ese deporte que comenzó a practicar de chiquito en la escuela del profe Nacho Bardón? Justamente, porque los de afuera jamás sabremos lo que sienten los de adentro y porque todavía nos faltaban asignaturas por aprender del mentado trabajo en equipo, Federico tardó 2 horas y 8 minutos en sentir el miedo a la circunstancia. 

  En ese momento, estando match-point arriba, por primera vez en el partido cometió un error casi de torpeza. Fue uno de los apenas 17 errores no forzados que cometió. “No puedo mentirles. En ese momento, me di cuenta de lo que estaba pasando. Y me cagué”, confesó post partido. Por lo demás, el 6-3, 6-4 y 6-2 con el que liquidó el asunto sólo tuvo un aspecto cuestionable: le quitó épica y misterio a una saga increíble. Repasando los números globales de 2016, surge otra paradoja, otra enseñanza más para quienes, entre ansiosos y bocones, no paramos de conjeturar en las previas. Desde la serie con los italianos en Pesaro, incluyendo Glasgow y Zagreb, el de Delbonis ante Karlovic fue el único punto que el equipo argentino ganó en tres sets. El más importante, el que más hubiera justificado nervios, dudas y hasta una derrota, fue el de más fácil resolución. Claramente fue obra de Delbonis, pero en esa imagen de individuo ensimismado, inalterable y como ausente que se veía cada vez que Federico se sentaba en la silla al lado de Orsanic, siempre dio la impresión de que había un gran grupo de laburo que lo rodeaba impidiendo que nada lo sacara de foco. En estos tiempos de viralizaciones, clicks y redes sociales es frecuente ver a relatores, sobre todo de fútbol, que se filman a sí mismos gritando goles. 

  Si es posible llorar durante el relato, mejor aún: más likes. Por cierto, no podría negar haber sido partícipe de alguno de esos videos, pero mi coartada es que no los grabo yo. Ni siquiera fue idea mía sino de mis compañeros y amigos de la ya mencionada Banda de la Garrocha —así nos autodenominamos quienes formamos el equipo “olímpico” de TyC Sports— esto de grabar algún relato onda Peque Pareto ganando la dorada en Río, o Cachito Vigil abrazándose con Jaite en el estudio luego de cada gol de Las Leonas o Los Leones. También admito que en más de una ocasión se me cruzó la posibilidad de pensar algún cliché distintivo para cerrar un momento especial, pero en ese instante no me sale más que lo que sale, que no es ortodoxo ni ocurrente. 

  A veces, ni siquiera se entiende. Algo así fue el alarido con el que acompañé el match-point de Delbonis. Algo que, no por vergonzante, deja de darme algo de vanidad satisfecha. Porque así como insisto en que nuestra tarea no es relatar triunfos —eso queda para norteamericanos o chinos— sino contar lo que sucede y ayudar a que al televidente le importe lo que está viendo, tampoco me negaría el placer de quedar pegado oralmente a la memoria colectiva de semejante momento. Lo demás es todo eso que pasó como una película muda de los años 20, en cámara rápida y casi como una caricatura. El festejo del equipo, las notas, el reto de Carmela porque me puse a llorar recordando a mi viejo fallecido poco antes —“cómo no entenderte, pero disfrutá de este momento”—, el abrazo y la foto con el equipo multinacional con el que trabajamos, la vuelta al hotel y la subida a la habitación en un ascensor que se quedó atorado por la superpoblación de hinchas que se quisieron meter acompañando a Leo Mayer. También, los líos para comer algo cuando, pasadas la euforia y la medianoche, la emoción había dejado paso a un hambre feroz. Nada que una caminata de diez cuadras con mi esposa y nuestra entrañable amiga Marian Morea hasta un McDonald’s no resolviese. Nada que un McDonald’s con la cocina abierta pero el servicio de mesa cerrado no complicase. Por eso, si tuviera que resumir mi paseo por Zagreb, diría que me llevé dos experiencias hermosas. Haber atestiguado la primera Copa Davis ganada por la Argentina. Y haber hecho un Automac… a pie.

Bonadeo, Gonzalo.Pasión por la Davis, luces y sombras de la copa que siempre obsesionó a los argentinos, Sudamericana, Buenos Aires, 2019

12 de Octubre Día del Respeto a la Diversidad Cultural :esta fecha invita a realizar una reflexión permanente sobre la historia de nuestros países y mantener un diálogo abierto entre las distintas culturas


El 12 de Octubre fue durante muchos años celebrado  como el día de la raza, representando  el momento histórico en que Europa occidental arribó por primera vez al continente americano y lo "descubrió", ere la llegada de Cristóbal Colón a América y la unión del Viejo Mundo con el Nuevo Mundo
 En Argentina esta efeméride fue reconocida como tal, por el Decreto Nacional, en el año 1917.
 
Durante casi 100 años se omitió el genocidio perpetrado por la corona española ( de la que Colón era un simple funcionario) contra los indígenas, los pueblos originarios que vivían en la región en la que Colón era un simple funcionario.En 2010, a instancias del gobierno argentino, el 12 de Octubre fue instituido para promover la reflexión respecto de la interculturalidad en Latinoamérica y el reconocimiento y respeto por los derechos humanos de los pueblos originarios.

El "descubrimiento de América, no fue una simple conquista y arribo a nuevas tierras, en palabras de Cecilia Zamudio: "el colonialismo europeo perpetró el genocidio más brutal de la historia de la humanidad en el continente que hoy se conoce como “América”: exterminó al 90% de sus habitantes tan solo en el primer siglo y medio de invasión (90 millones de personas). La colonización europea blandió ´la espada y la cruz´: desgarrando los cuerpos de los rebeldes con las espadas y la pólvora, amputando culturas y lacerando identidad con la imposición de la religión católica.

Con la modificación  en 2010  comenzó a  denominarse  Día del Respeto a la Diversidad Cultural, dotando a dicha fecha, de un significado acorde al valor que asigna nuestra Constitución Nacional y diversos tratados y declaraciones de derechos humanos a la diversidad étnica y cultural de todos los pueblos.

En la actualidad  esta fecha invita a todos los organismos, instituciones y la población entera a realizar una reflexión permanente sobre la historia de nuestros países y mantener un diálogo abierto entre las distintas culturas, todo con el objetivo de generar Estados donde predominen las vías democráticas para la solución de conflictos que puedan suscitarse entre las distintas culturas que habitan sobre un mismo territorio, con costumbres e instituciones diferentes.

Fuente Zamudio, C. "12 de Octubre: Genocidio y saqueo, hito histórico de la acumulación capitalista originaria.
https://www.alainet.org/es/articulo/195901

 Día del Respeto a la Diversidad Cultural Americana.( 2018= Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria, Universidad de Cuyo
http://fcai.uncuyo.edu.ar/12-de-octubre-dia-del-respeto-a-la-diversidad-cultural


sábado, 12 de octubre de 2019

Todo lo que dice Serrat arriba del escenario es verdad, además de ser un artista de muchísima calidad, a él lo mueve la comunicación con la gente,él quiere comunicarse con la gente

Joan J Manuel Serrat cumple 50 años en la Argentina , si bien es un orgulloso catalán y defensor de su cultura, el cantautor visitó en 1969 por primera vez nuestro país.Diego Fischerman en el prólogo del libro de Tamara Smerling "Serrat en la Argentina "( Planeta) relata que en 1969, Serrat un joven casi desaliñado. Alguien que cantaba la frase “tu nombre me sabe a hierba” como si se la estuviera diciendo en secreto a quien lo escuchaba. Era un músico, un cantante de quien se decía que era un poeta, que frecuentaba los programas interminables de los sábados, en la televisión argentina, con apenas una guitarra en la mano y un puñado de canciones que recorrían el mundo de Jacques Brel aprendido desde el franquismo. Y que pintaban el retrato más ácido –y también el más tierno– de esos personajes de pueblos blancos, que espiaban tras los visillos. Pero su historia, o, mejor, la historia de amor con la Argentina, contada con meticulosa pasión por Tamara Smerling, es a su vez otras historias. La de una época pero, sobre todo, la de un cambio notable en las maneras de escuchar y en las formas de relacionarse con la música. Las canciones de Serrat podían bailarse. Pero también debían escucharse. Como toda Gran Historia, se construye con las pequeñas historias. La de la chica que llamó por teléfono a su mejor amiga para decirle que se había enamorado, después de haberlo visto por primera vez, aún un desconocido, en la televisión; el improbable encuentro con Aníbal Troilo y Rubén Juárez, mientras empujaba su auto descompuesto hasta la vereda; los tira y afloja con los productores de la época. La historia de una voz, finalmente, contada, como se debe, a muchas voces.


Natalí Schejtman , en un reportaje publicado en 2015 en la revista Anfibia, recordaba que Serrat repudió la última dictadura y fue reticente a pisar suelo argentino durante el gobierno genocida de los militares del Proceso de Reorganización Nacional por lo tanto sus canciones prácticamente se habían esfumado de las radios y la televisión, los vecinos de la cárcel de Devoto pudieron haber escuchado algunos conciertos que irradiaba el lugar menos pensado: la minúscula ventana de una celda. Del lado de adentro estaba Liliana Chiernajowsky haciendo escalerita humana con sus compañeras para vociferar su acto de rebeldía: cantar canciones, salir momentáneamente de la cárcel desparramando versos como “Para la libertad,/ sangro lucho y pervivo” o “Los muertos están en cautiverio / y no los dejan salir del cementerio”, dos canciones de Serrat modelo 71. Acaso sea esa una de las imágenes más frescas que Liliana, militante, ex constituyente y legisladora de la ciudad de Buenos Aires y comunicadora, guarda de sus años de presa política, entre 1974 y 1981. La música –mucha música, autores diversos- y las historias, como los relatos minuciosos de los sueños que soñaban en la cárcel y de películas que habían visto antes de caer, eran, para ella, una especie de fuga. Y las canciones de Serrat aparecían ahí, como un emblema.

En el mismo reportaje, declaraba que su carrera lo marcó en lo personal y todas sus actitudes han estado debidas a una cosa: yo soy un artista popular. Si esta popularidad me ha llegado, es debido a una gente, a un pueblo, que es el que escucha mis canciones, compra mis discos, me viene a ver al teatro. Cuando existen problemas que implican a toda esta gente me implican a mí. Por el hecho de que soy un artista popular no me inhibo, al contrario, debo estar mucho más el servicio de todas estas cosas.

Schejtman observaba :"Todo lo que dice arriba del escenario es verdad. Él se siente un poco de aquí. Además de ser un artista de muchísima calidad, a él lo mueve la comunicación con la gente. Hay gente que no le da importancia a eso, dicen ´si se interesan, ya se interesarán´, pero él quiere comunicarse con la gente".

Schetjman definía a Serrat , reconociendo su impronta que excede la música: "no es sólo el emblema ideológico, un hombre maduro con el sex appeal intacto, el comprometido del 70, el rebelde partidario de vivir del 80, es también el botón que activa la memoria involuntaria, el que va y viene del presente al pasado, no sólo de su vida, sino de la de cualquier persona que “creció con él”, tal como uno de sus seguidores Hugo, y que considera a sus canciones la música de algunos hechos fundamentales de su vida: la cárcel, el amor, su infancia, la vuelta de la democracia o los hijos.

El mismo Joan Manuel Serrat teorizaba que el amor ( en general y el del público hacia él :" es en cierta forma un amor a uno mismo, como le decía hace unos años en un diario español: “Dicen que aman las canciones cuando lo que aman es lo que esas canciones les resucitan. Yo compongo en función de lo que la vida me dicta en cada momento y eso conforma la banda de sonido de los demás y la mía propia”

Fuente: Smerling, Tamara ( 2019), Serrat en la Argentina, cincuenta años de amor y aventuras, Planeta Argentina

Schejtman , Natalí " Crecer con Serrat", Revista Anfibia http://revistaanfibia.com/cronica/crecer-con-serrat/

DÍA INTERNACIONAL DE RECUERDO DEL HOLOCAUSTO: RECORDAR SIGNIFICA DAR UNA DIMENSIÓN ÉTICA A TODOS LOS ESFUERZOS Y ASPIRACIONES, SIN MEMORIA NO HAY HISTORIA ( ELIE WIESEL,2003)


Sin memoria no hay historia, afirma desde Generaciones de la Shoá, una de las organizaciones erigidas en Argentina como portavoz  a través de la publicación de material y el dictado de clases y seminarios en pos del no olvido y la negación de las aberraciones perpetradas por los nazis con Hitler como su mayor líder , así como la lucha por la negación que en la actualidad posee como emblema a Irán y su ex presidente Mahmoud Ahmadinejad.
Por su parte, la docente  Tamara Kleiman, agrega describiendo la particularidad de la Shoá y sus lecciones "Si el Holocausto es el paradigma del Mal, sus lecciones son esenciales para estudiar, conocer y reconocer precozmente los indicios de totalitarismos y procesos genocidas"

Tal como lo han señalado distintos autores, resalta lo buscado por los nazis durante los doce años que gobernaron Alemania y en especial a partir de la explosión de la Segunda Guerra Mundial :"Erradicar la existencia judía, no sólo la religión judía, sino la vida misma y erradicarla de tal manera que no quede ninguna huella de esa existencia." En otras palabras borrar su nombre y su memoria así como su cultura.
En tanto, Elie Wiesel,galardonado con Premio Nobel de la Paz en 1986,una de las voces más reconocidas a  nivel mundial brindando su testimonio tanto en conferencias, libros y reportajes, además de su lucha contra toda forma de violencia e indiferencia sobre las atrocidades cometidas  durante el Siglo XX resaltó en 1989, una de las victorias sobre los nazis y sus herederos:
 El enemigo no consiguió destruir los vestigios de sus crímenes. Y así fue vencido el enemigo en solo un área, el área del recuerdo. No queda ninguna persona que dude que la Guerra total del enemigo nazi contra los judíos fue también una guerra de aniquilación del recuerdo de los judíos. Su finalidad no era solamente borrar la voz de los judíos de la faz de la tierra, sino también torturarlos, llevarlos a un grado extremo de desesperación y vergüenza, en pocas palabras, su finalidad era la deshumanización de los judíos, aún antes de hacerlos desaparecer en las tinieblas de la historia, de las cuales nunca podrían salir.
" No existía una razón lógica para la tragedia del Holocausto, y todos los intentos de encontrar explicaciones lógicas han fracasado. Jamás lograremos entender cómo se permitió el exterminio de seis millones de seres humanos. Lo que sí sabemos, es cómo se llevó a cabo el exterminio", reflexionaba.
Aunque dolido por las crueldades reiteradas , mantenía un hilo de esperanza :
" Sin esperanza, el recuerdo sería morboso y estéril. Sin recuerdo, la esperanza estaría vacía de significado, y por sobre todo, vacía de gratitud".
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Destacaba en 1989  que "Olvidar las víctimas es como matarlas nuevamente", si bien aceptaba que :"  Queda claro que nunca podremos entender la crueldad y falta de humanidad del verdugo, o la pureza humana de las víctimas. No obstante, la cuestión aquí no es comprender los hechos, sino conocerlos. La aceptación de nuestra incapacidad para comprender los hechos es modestia y la resistencia a conocer los acontecimientos es prueba de arrogancia e indiferencia. Eli Wiesel - Septiembre de 1989 (Extraído del prólogo de la Enciclopedia del Holocausto)

Años más tarde,en 2003, Wiesel ,fallecido en 2016 se auto interrogaba ¿Pero con recordar alcanza? ¿Qué se puede hacer con el recuerdo de la agonía y el sufrimiento?  y respondía :" El recuerdo tiene su propio idioma, su propia textura, su propia melodía secreta, su propia arqueología y sus propias limitaciones: también puede lastimarse, robarse y avergonzarse; pero depende de nosotros rescatarlo e impedir que se convierta en algo barato, trivial y estéril".

Finalmente en la misma alocución , culminaba con su teoría sobre el recuerdo:"Recordar significa dar una dimensión ética a todos los esfuerzos y las aspiraciones.Sin memoria no hay historia”


Fuentes: 
Elie Wiesel - Septiembre de 1989 (Extraído del prólogo de la Enciclopedia del Holocausto)
Generaciones de  la Shoá, Cuadernos de la Shoá ( 2011)
Tamara Kleiman, Proyecto sobre la Shoá, escuela Natan Gesang
Elie Wiesel  extractos de los discursos que pronunciados en el Día del Recuerdo, Enciclopedia del Museo del Holocausto de Estados Unidos.