domingo, 27 de mayo de 2018

Las ideas de Einstein pertenecen a las mentes inquietas de nuestro tiempo , constituyen lo más hermoso y profundo que un ser humano podría llegar a experimentar.

¿Es necesario otro libro sobre Albert Einstein? ¿Acaso no se ha escrito ya suficiente, incluso demasiado, sobre este legendario científico al que se llegó a caracterizar como el mayor personaje del siglo XX?, se preguntan los científicos José Edelstein y Andrés Gomberoff , autores de "Einstein para perplejos".

Escriben en el prólogo , probablemente, como les sucede a los niños con las repetidas lecturas de cuentos infantiles, nunca nos cansemos de leer y escuchar sobre él. Esto debido a que cuando hablamos de Einstein estamos haciendo mucho más que referirnos a aquel particular personaje que nació en Ulm en 1879 y que a lo largo de sus setenta y seis años de vida revolucionó la física en cada una de sus áreas, además de inaugurar otras tantas. Escribir sobre él es una forma de obligarnos a repasar sus trabajos científicos, sus ensayos, su correspondencia, a separar las anécdotas apócrifas de las que no lo son y, en definitiva, a interpelar al personaje desde la perspectiva de otros ilustres testigos de su tiempo. Cada vez que nos acercamos a Einstein nos exponemos a una de las síntesis más monumentales de todo aquello que nos distingue como especie en el cosmos. Un destilado en el que conviven extremos casi inverosímiles de la experiencia humana. Su sencilla infancia en el seno de una familia de clase media europea contrasta con sus años de fama, cuando se convirtió en una figura pública, cortejada por lo más granado de la escena política, artística y del espectáculo en los Estados Unidos. Su juventud en Alemania y Suiza, en tiempos en los que allí florecía una de las sociedades más extraordinarias de la historia en términos culturales, rebosante de ciencia, arte, filosofía y tolerancia, pero que ante sus propios ojos y en muy poco tiempo se transmutó en el escenario del horror más inconcebible del que tengamos memoria.

Las ideas de Einstein también oscilaron entre extremos de la realidad natural. Desde la existencia de átomos y moléculas, hasta el origen y el devenir del universo en su totalidad, Einstein forjó una buena parte de las ideas más radicales de la física del siglo XX: la misteriosa relatividad del tiempo, la enigmática dualidad onda-partícula que exhiben la luz y el resto de las partículas elementales, la curvatura del espacio-tiempo, la equivalencia entra la masa y la energía, y un larguísimo etcétera. Pero no todas sus ideas gozaron de éxito. Einstein también tuvo sonoras derrotas. Particularmente durante sus últimos veinte años, en los que con obstinación quijotesca persiguió ideas que resultaron inconducentes. Se resistió con vehemencia a una de las nociones de la realidad mejor establecidas, a pesar de que esta surgió de sus propias investigaciones: la naturaleza indeterminista de la Mecánica Cuántica. Mientras una nueva generación de físicos cosechaba una victoria tras otra en este terreno ubérrimo, él optó por un creciente y autoimpuesto exilio.

Einstein era apasionado. Ningún tema le era ajeno. Tenía un humor ácido y un sentido profundo, casi religioso, del valor de la vida, del orden natural y de las posibilidades de la razón; no sólo en la empresa de develar los secretos del universo, sino también en la de conseguir la paz y el bienestar en el mundo. Alegre y dúctil violinista, hábil y apasionado navegante, también tuvo una vida emocional intensa, cosa que queda de manifiesto en su extensa obra epistolar, que constituye una de las páginas más profundamente humanas del siglo pasado.

Para dos físicos teóricos latinoamericanos, a más de un siglo de publicación de las obras más memorables de Einstein y a varios miles de kilómetros de los lugares en los que fueron escritas, puede parecer extraño que su presencia sea tan ubicua, intensa y determinante. Pero es que no sólo su ciencia está presente en nosotros. Su estética, su mirada y su pasión se entrelazan indisolublemente y desde las raíces con el curso de nuestras vidas. Somos, después de todo, inmigrantes judíos en América, fruto de las mismas persecuciones que Einstein experimentó. Es imposible no recordar los relatos de nuestros abuelos —salpicados de la abrumadora crueldad sufrida en tantos rincones de Europa— en las vivencias de Albert Einstein, quien llegó a ser denostado por la comunidad científica alemana, más dispuesta a cavarse su propia tumba que a reconocer la obra del mayor de los talentos que prohijó a lo largo de su historia.

Somos parte de una generación que aún percibe a Einstein como un faro que guía nuestra forma de mirar la ciencia y de transmitirla. Son suyas las ideas que alumbraron la pregunta que ha motivado nuestras carreras y que, como se verá en estas páginas, se ha mantenido por casi un siglo indemne a los embates de varias generaciones de físicos brillantes: ¿cómo es posible compatibilizar la Mecánica Cuántica y la Gravitación? Necesitamos dar una respuesta a este interrogante para entender lo que no sólo todo físico quiere elucidar, sino también cualquier ser humano: ¿cómo tuvo origen el universo? ¿de dónde salió tanta materia, tanta inmensidad, y a qué se deben sus leyes?

Es así como más libros sobre Albert Einstein son necesarios e incluso imprescindibles. Porque Einstein no es finalmente más que un pretexto para hablar de lo que más amamos. De la majestuosidad de la ciencia que lo motivó, de aquella que creó y de la que a partir de esta se gestó, iluminada por su legado. Hablar de él es hablar de la humanidad que hay en la ciencia, idioma universal de nuestra especie. Es también pensar en cuestiones tan dispares como los derechos humanos, los dilemas morales, las capacidades creativas del cerebro, el valor de la derrota, los celos profesionales y hasta las dificultades de la vida conyugal. Einstein es un extracto vital superlativo y no creemos que sea posible que lleguemos a cansarnos de él. Porque hacerlo sería cansarnos de la vida misma.

En este libro no pretendemos ser exhaustivos ni detalladamente biográficos. Los veintitrés textos que lo integran pretenden poner el foco en circunstancias especiales o, como los llamaría Stefan Zweig, «momentos estelares» de su vida y de su obra. Aquellos que nos permiten abordar lo que más nos deslumbra de este personaje y que, creemos y sentimos, se proyecta con mayor claridad en nuestro presente. Einstein construyó catedrales intelectuales de extraordinaria belleza y lo hizo desde las entrañas de la primera mitad del siglo XX, envuelto en sus luces y sus horrores. Sin dejar de ser protagonista y testigo de los tiempos convulsos que le tocaron en suerte, con hondura, humanidad y sabiduría revolucionó nuestra comprensión del universo de manera definitiva.

Quizás sea oportuno subrayar el hecho de que la larga sombra de Einstein se proyecta con inusitada y reconfortante frescura sobre el mundo contemporáneo, habitando los entresijos más insospechados de nuestra realidad cotidiana. Uno de los desarrollos tecnológicos más relevantes de la década de los noventa, del que hoy disfrutamos en cualquier teléfono móvil, es el GPS (las siglas en inglés para referirnos al Sistema de Posicionamiento Global), que hace un uso crucial de su Teoría de la Relatividad General. Asimismo, los últimos meses han visto el nacimiento de una nueva era de la astronomía; aquella que «mira» el universo utilizando ondas gravitacionales, cuya existencia fue predicha por Einstein en 1916 y que sólo pudieron observarse un siglo más tarde, en uno de los esfuerzos tecnológicos más importantes acometidos por nuestra especie. Esta empresa, que parecía imposible hasta hace pocos años, es un acontecimiento tan importante como el instante en el que Galileo Galilei elevó por primera vez la vista al cielo a través de un telescopio.

Albert Einstein, el hombre y su legado, no ha dejado de sorprendernos jamás. Omnipresente en nuestras aulas, nuestra tecnología y nuestra iconografía, se lo nombra cada día en todos los idiomas, tanto en conversaciones de bar de cualquier punto del planeta, como en comerciales de televisión o en las redes sociales. Pero su presencia universal contrasta tristemente con la distancia que sus fabulosas ideas han tomado con el público. Esperamos que estas páginas ayuden a acercarlas. A llevarlas allí adonde pertenecen: a las mentes inquietas de las mujeres y hombres de nuestro tiempo que estén ávidas por recrearse en la sobrecogedora belleza que atesoran estas ideas y sumergirse en los misterios que, para este personaje irrepetible, constituían lo más hermoso y profundo que un ser humano podría llegar a experimentar.

Edelstein, J y Gomberoff A ( 2018)Einstein para perplejos, Debate, Buenos Aires, Argentina.

A 50 años de Mayo del 68, «Nos guste o no, todos somos hijos del 68, y como todos los hijos, tenemos el derecho, incluso el deber, de cuestionar el legado recibido

Cincuenta años después de Mayo del 68, el caso se reabre. El mundo ha cambiado considerablemente desde aquel año de ruptura, pero los políticos se posicionan de nuevo frente a los acontecimientos del Mayo francés, que unos tratan de desempolvar y otros prefieren enterrar.
«Nos guste o no, todos somos hijos del 68. Y como todos los hijos, tenemos el derecho, incluso el deber, de cuestionar el legado recibido. Sin jugar a ser guardianes de museo. Ni cazadores de brujas.», sostiene Raphaël Glucksmann, del prólogo a esta nueva edición de "Mayo del 68, por la subversión permanente

Por qué atacar Mayo del 68 en el siglo XXI? ¿Por qué volver a un caso archivado en un momento en que hay asuntos más graves, problemas más urgentes? El espíritu de Mayo del 68 pervive, y ello quedó patente en esta reflexión a dos voces en la que André y Raphaël Glucksmann, padre e hijo, dos personalidades sólidas, libres y pertenecientes a distintas generaciones, debaten sobre «qué parte del 68 hierve, actúa y vive aún en 2008».

Diez años después, Raphaël retoma la conversación.

«Siento la necesidad, tanto hoy como hace diez años, de defender los derechos y las libertades que nos legó el 68 [...]. Y sin embargo, aún más que hace diez años, siento la necesidad de cuestionar ese legado. Aunque no dejo de hacerme preguntas y este libro debería poder seguir enriqueciéndose, escribiéndose, mi padre ya no está aquí para dialogar conmigo. Por lo tanto, sigo discutiendo en solitario de lo que nos une y de lo que nos diferencia.»

Glucksmann , A. ( 2018, reedición) "Mayo del 68, por la subversión permanente", Taurus, Buenos Aires.


Osvaldo Bayer, mantiene su espíritu de rebelión y búsqueda la lucha por una Argentina más justa que no se conforme con su subdesarrollo y su mero rol de pagadora de una deuda que aumenta todos los días

Reconstruir la vida de una personalidad pública multifacética —quizá sea más preciso describirla como renacentista— que ha atravesado dos siglos, entusiasma y ahoga, aturde y arrolla, desborda y atrapa. Es casi imposible vivir el tiempo de la investigación y la escritura sin pensar o sentir un solo segundo en función de ese armado, de ese ensamble de piezas. Adentrarse en el universo de Bayer obliga a asumir un compromiso inusual con el trabajo. Cualquiera puede pensar que escribir la biografía de un famoso o emprender un trabajo de investigación en general son tareas con los mismos requisitos, inalterables. Es posible, pero lo fascinante y atormentador de recorrer las nueve décadas de trayectoria de un referente en el periodismo, la investigación histórica y el compromiso con los derechos humanos es que una mirada invisible monitorea cada instancia de la reconstrucción, los avances y los retrocesos, las dudas y las certezas, las revelaciones y las neblinas.
Gracias a la generosidad de Bayer para permitirme conversar con él, a la charla con personas que lo conocieron en distintas épocas, a la recuperación de escritos olvidados y al hallazgo de una inmensa cantidad de documentación, desde diarios y revistas hasta expedientes judiciales, detenerse en la vida de este “cronista con opinión” se convirtió en una travesía similar a los viajes por el Paraná que él mismo había realizado como marinero timonel a mediados del siglo pasado: deslumbran el paisaje, los sonidos de los animales, la noche con su luna y sus estrellas, los verdes de la vegetación frondosa, los amaneceres y los ocasos, e inquietan los espíritus que, según el capitán, se apoderan del barco. Es poner rumbo al paraíso —una palabra usada por el propio Bayer—, un paraíso que encierra algo del edén bíblico, no de cualquier parte de la Biblia sino del “Sermón de la montaña”, y algo de paraíso anarquista, que bien podría ser la isla de Utopía o la bucólica Arcadia.
Y así como hay paraíso también hay rebeldía. Sin entrar en disquisiciones filosóficas, el “hombre rebelde” de Albert Camus es reivindicado por grandes sectores del anarquismo —ideología que Bayer fue abrazando cada vez con más devoción a lo largo del tiempo hasta definirse como un “socialista libertario”—, en desmedro, por ejemplo, del existencialista comprometido a lo Jean-Paul Sartre. A fines de la década de 1980, Bayer escribió “Reivindicación de la rebeldía”, un artículo en el que rescataba “el espíritu de rebelión” de las generaciones truncadas por el terrorismo de Estado y luego bastardeadas por la “teoría de los dos demonios”, más allá de que la investigación histórica pueda “hablar en el futuro sobre equivocaciones, errores o soberbias”. La revolución sobrevuela, pero es la rebeldía la que se enarbola: “Espíritu de rebelión y búsqueda que será el antecedente para los que retomen la lucha por una República más justa que no se conforma con su subdesarrollo y su mero rol de pagadora de una deuda que aumenta todos los días”.
Estas páginas transitarán con Bayer por la “Década Infame”, entre lecturas, juegos y el catecismo en la Iglesia Redonda, en medio de la colonia alemana impregnada de nazismo del barrio porteño de Belgrano; el joven aprendiz de poeta, enamorado, colimba y estudiante universitario socialista, aterrorizado por el peronismo; el hombre que parte a buscar a su amada Marlies en Alemania; el periodista que busca en Esquel  de su Utopía .
Ferrari, G ( 2018) " Osvaldo Bayer", Sudamericana, Buenos Aires.

EL MUNDIAL 78 FUE UN ESLABÓN ADICIONAL DEL PLAN SISTEMÁTICO DE LA DICTADURA, SE MAQUILLÓ AL PAÍS EN LA SUPERFICIE, MIENTRAS EL DISPOSITIVO DEL TERROR SEGUÍA INTACTO EN LOS CENTROS CLANDESTINOS

El Mundial 78 tuvo dos caras interrelacionadas, por un lado, el triunfo y el festejo por la obtención de la Copa del Mundo por primera vez para nuestro país y por el otro, la utilización por parte de la dictadura para legitimarse, esconder las aberrantes violaciones a los derechos humanos y querer mostrar que las denuncias desde el extranjero eran simplemente habladurías mal intencionadas, inventos de “resentidos” que orquestaban una “campaña anti argentina”.

El triunfo deportivo fue la excusa perfecta para que los militares, exalten que se erigía al sur del mundo una nueva nación, en la que sin exclusiones los 25 millones de argentinos habían jugado y ganado, habían apostado por “EL país” y acertado. Como lo expresaran en la Fiesta de Todos, la película propagandística estrenada en Mayo de 1979, para que nadie olvide la “gesta” argentina que había refundado el país como parte de la reorganización, objetivo que habían trazado los militares al asaltar el poder el 24 de Marzo de 1976, como ejemplo el filme en su primera imagen muestra el genocida Jorge Rafael Videla. Fue nuestra mejor fiesta, la fiesta de Todos, quien no sintió que esta alegría Ganas de ser, hacer y demostrar que podemos”. Trabajaron para la organización tanto los hombres que lo pensaron ( unia al EAM 78 y a la FIFA) junto a miles de argentinos anónimos, es decir “la fiesta había sido de Todos”, porque se incluyó a todos los argentinos que pusieron su granito, “todos” se enfrentaron a la “malevolencia y al escepticismo, nosotros le respondimos con la actitud generosa y de pantalones largos”, tal como subraya el periodista Roberto Maidana

En respuesta a quienes, según sostenían los militares, eran enemigos de la nación , de la que los medios de comunicación habían contribuido “ “Para los de afuera, para todo ese periodismo insidioso y malintencionado que durante meses montó una campaña de mentiras acerca de la Argentina, este certamen le está revelando al mundo la realidad de nuestro país y su capacidad de hacer, con responsabilidad y bien, cosas importantes, es la mejor oportunidad que ha tenido el país para mostrar su verdadera imagen a todo el mundo, a través de los periodistas extranjeros que han venido a presenciarlo y de alguna manera a juzgarnos, aun los que no puedan superar los prejuicios que traían, nos documentarán como pueblo”, insistia Maidana,


Abel Gilbert, co autor del “Terror y la Gloria”, resume qué ocurría mientras se jugaba el Mundial: se desarrolló en medio de la omisión, el entusiasmo militante y el alborozo por las victorias deportivas. Hizo que bajara la productividad laboral y se recuperaran en calidad de préstamo, espacios públicos cercenados. El Mundial se introdujo en las cárceles y los hospicios, en las fronteras y las escuelas, en las mismas escuelas donde se difundía una circular ministerial según aducían los militares, la subversión se agazapaba en los mismos jardines de infantes. Además como hecho excepcional, recuerda Gilbert que en 1978, la represión estatal había mermado en comparación a los números registrados en los años precedentes.

Claramente el Mundial no era irrelevante, era un eslabón adicional del plan sistemático: abarcaba las áreas sociales, económicas, educacionales, comunicación y turismo. Se remodelaron estadios y se construyeron nuevos, con gastos millonarios en dólares cuyo balance jamás se conoció para acondicionar a la Argentina (para maquillarla en la superficie, mientras los torturadores seguían picaneando en los centros clandestinos, y mientras dispositivo del terror seguía intacto). En ese sentido Gilbert marca la existencia de una involuntaria ( ndr¿ realmente involuntaria? y atroz asociación topográfica, a cada estadio le correspondía en sus inmediaciones un campo de concentración: River Plate-ESMA, Chateau Carreras-La Perla, Vélez Sarsfield-Olimpo, Mar del Plata-Unidad Regional, Mendoza-Liceo Militar, Rosario Central-II Cuerpo.

En la apertura del campeonato, el entonces presidente Jorge Videla, vestido de civil, quizá simbolizando que el torneo lo involucraba mucho más allá de su rol de militar y presidente de facto, dejaba los honores solamente para el palco y el ámbito castrense, pero el fútbol debería ser unificatorio y él como cabeza de los “25 millones de argentinos” lo demostraba con su ropa (en realidad su ropaje, dado que era apenas un disfraz, tanto su vestimenta como el mundial 78, la primera buscaba mostrar a un ser humano afable cuya vestimenta no era diferente a la del común de la población, aunque, en realidad mantenía su rol como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y miembro de la Junta militar, por lo tanto el uniforme era su ropa. En tanto, el Mundial 78 fue una máscara para aparentar un país sin tensiones, unificado bajo la camiseta de la selección, cuando la realidad era que las tensiones estaban al orden del día, los campos de concentración en todo el país, adonde de forma ilegal eran llevados los opositores al régimen “tildados de subversivos, todo ciudadano era sospechoso y no estaba exento de ser “chupado”, aún aquel cuyo único “pecado” eran figurar en la agenda de los contrarios a las ideas de los genocidas.

En su discurso inaugural, Videla, parafraseando a la Constitución Nacional (cuya validez estaba anulada ya que en sui lugar regía el estatuto del Proceso), daba la bienvenida a los hombres y mujeres de todo el mundo, que, amistosamente solamente con la condición de buena voluntad habían arribado al Mundial en un marco de afecto y respeto reciproco.

El entonces presidente de facto, reemplazaba la “guerra sucia”, con la que legitimaron las treinta mil desapariciones para usar una palabra más suave “confrontación”, aclarando que era en “ el campo deportivo”, allí seria apenas un choque circunstancial , solamente un encuentro deportivo, donde , tal como ocurría con los Juegos Olímpicos, la máxima expresión deportiva donde la guerra quedaba suspendida, por lo tanto, mientras durara el Mundial, según Videla, el deporte estaría por encima de todo y unificaría a los hombres y mujeres de buena voluntad en torno a un valor “la amistad en las relaciones humanas”, que, puede, aseguraba Videla:” conseguir la unidad en la diversidad”.

Videla en su alocución enfatizó sobre las relaciones humanas, entendidas como respeto y la unidad en la diversidad. Como paradoja, el respeto por las relaciones humanas y la diversidad, fueron dos de los valores que Videla y el Proceso genocida se encargaron de quebrar: los lazos laborales , con la represión económica delegada en un socio civil como José Martinez de Hoz, avaló la supresión del derecho a huelga, persecución a obreros y el secuestro en las fábricas, sin olvidar la colaboración prestada por las grandes empresas, también socias en la represión económica así como en la delatación para su posterior secuestro de trabajadores , además el plan sistemático de exterminio negó cualquier opinión contraria, ejerciendo la censura, prohibiendo criticas ( en el caso del futbol, a los medios , de modo explícito se les prohibió criticar el equipo de Menotti). Por lo tanto, el “disenso y el respeto a la vida”, eran una ficción. Al desaparecido se le quitaba toda identidad, no solamente se desconocía su paradero o su lugar de muerte, sino que el hecho se agravaba al arrojar sus cuerpos al rio de la Plata, negándole una sepultura.

Desde el palco oficial , Videla proclamaba “Esta es la única forma para construir la paz, y por eso pido a Dios, nuestro Señor, que este evento sea para afirmar la paz que deseamos en todo el mundo, una paz en cuyo marco pueda realizarse el hombre con dignidad y libertad”, aquí , como representante de la Junta de gobierno, reafirmaba los “valores occidentales y cristianos”, proclamados desde los comunicados emitidos apenas depuesta Isabelita y asociando el Mundial a otra de las patas del autodenominado Proceso, la Iglesia católica, cómplice de la dictadura un nuevo ejemplo de proclamaba Videla desde el palco oficial En este marco declaró inaugurado oficialmente el Campeonato del Mundo.

Consumado el triunfo y en medio de los festejos, en la Fiesta de Todos, Menotti, asegura el slogan de la nueva argentina potencia:” Argentina ahora está entre los mejores del mundo”, no era solamente la selección, el Mundial 78 era un símbolo de una Argentina que ya había “renacido”, según el discurso oficialista dictatorial. Palabras similares utiliza, el historiador Felix Luna retoma la idea propuesta por la dictadura para limpiar su imagen: “Una multitud delirante, pero limpia, es lo más parecido que vi a un pueblo maduro, con un sentimiento común, sin que nadie se sienta marginado, excluido y por primera vez en nuestro país la alegría de unos no significó la tristeza de otros”, en otros términos los “25 millones de argentinos que habían jugado el mundial”, como indicaba la canción oficial, ahora eran parte de Argentina campeón mundial, es decir, todos bajo una misma camiseta, una “Fiesta de Todos”.

Los jugadores, fueron entrevistados cientos de veces, negando siempre que supieran que durante el Mundial que desaparecía gente y que eran torturados en cárceles subterráneas, Osvaldo Ardiles, el jugador argentino con mayor formación educativa de los campeones mundiales de 1978, aseguró que nada sabía de las atrocidades que cometían los militares, aunque esbozó una autocrítica para el documental: Mundial 78, la historia paralela,”, realizado para conmemorar los 25 años del Mundial 78 :” fuimos utilizados como propaganda por parte de los militares”, aunque rescató que para una gran cantidad el triunfo fue una catarsis:” también servimos como bálsamo para mucha gente oprimida que pudo volver a salir a la calle envuelta en una bandera argentina”. Por su parte, quien fuera su compañero en la selección y con posterioridad en el Tottenham de Inglaterra , Ricardo Julio Villa, reiteró que estuvo ciego ante las torturas y desapariciones que el mundial 78 intentó soterrar : “Asumo mi responsabilidad individual, era un boludo que no veía nada más allá de la pelota. En la concentración teníamos que dejar el auto a cien metros y después nos encontrábamos con dos controles del Ejército que nos palpaban y revisaban los bolsos. A la noche, veíamos a los centinelas y escuchábamos tiros. Nos usaron para tapar las desapariciones de personas que pensaban distinto. Me siento engañado...

Una definición que precisa la visión de los años de plomo, la brindó el fotógrafo Ricardo Alfieri, en 1992, escribía en El Gráfico: " Los periodistas extranjeros tenían más conocimientos que los locales sobre la represión. La alegría de la gente fue fabricada por la publicidad oficial".

Como culminación, vale reflexionar, por un lado, qué es lo que nos ocurre con el fútbol, por qué la pasión que llevamos en el ADN, nos hace cegarnos y logramos ser engañados, como sucedió en el Mundial 78, donde, como lo definió Pablo Llonto:” Fuimos parte de un país entre ciegos y enloquecidos, que creyó que la patria era la pelota, y la pelota, la patria” .

Finalmente, poniendo el acento en el Mundial 78, no fue solamente la gesta deportiva sin igual, escindido de las atrocidades y deshumanización llevada a cabo por los militares , uno y otro se corresponden, retomando la idea de Gilbert, fue un eslabón adicional del plan sistemático dictatorial , abarcabó diferentes áreas ,se maquilló al país en la superficie, mientras los torturadores seguían picaneando en los centros clandestinos, y mientras dispositivo del terror seguía intacto

Jurado, J, C. "El Mundial de la barbarie",Marca ( España), 2010
El deporte en los tiempos del horror, Clarín, 24 de Marzo de 2003
Ferrero, L. y Sazbon, D Argentina: la nación en juego, 2010
Gilbert, A. El Mundial de los veinticinco millones”, la Nación, 31 de Mayo de 1998

sábado, 19 de mayo de 2018

EL 25 DE MAYO NO HUBO UNA REVOLUCIÓN,COMENZÓ UN PROCESO QUE ROMPIÓ UNA FORMA VIGENTE DURANTE MUCHOS AÑOS DE ORGANIZAR LA ADMINISTRACIÓN PUBLICA, BUSCANDO GENERAR NUEVAS REGLAS ( GABRIEL DI MEGLIO, HISTORIADOR)

En la mirada escolar, el 25 Mayo está asociado a la "Revolución", al principio de la Independencia y a la reunión del pueblo en en las afueras del cabildo clamando "El pueblo quiere saber de qué se trata", queda claro que es válida para que los niños se acerquen al tema o comiencen a conocer qué ocurrió en una de las fechas más relevantes de la historia argentina( aún con lo lejana que nos queda en el tiempo), sin embargo para una mejor comprensión es necesario abrir el panorama y ampliarlo buscando nuevas miradas como lo hace el el historiador e investigador Gabriel Di Meglio

En la escuela tendemos a homogeneizar a todos los patriotas, pensamos que todos están convencidos y que de alguna manera saben "el final de la película",el historiador e investigador Gabriel Di Meglio, director el Museo Histórico Nacional del Cabildo de Buenos Aires y de la Revolución de Mayo, profundiza la visión :" los actores sociales van tomando decisiones y van cambiando los alineamientos en forma permanente, por ello la Revolución de Mayo probablemente fue más un cambio de gobierno que una revolución. A partir de ese momento empieza la verdadera revolución. Si uno analiza el comienzo de este período, entre 1810 y 1820 hay cambios muy fuertes. Por empezar la gente deja de mandar y de obedecer por las razones que lo hacía antes, porque pasa de la condición de súbditos de una monarquía a ciudadanos de una república. Es una manera distinta de entender el poder",

Entrevistado para el sitio del ministerio de Educación del Gobierno de la Ciuidad de Buenos Aires, explica que El 25 de Mayo no se produce una revolución sino que a partir de esa fecha empieza a dar sus primeros pasos, asimismo en otro reportaje añadió en mi opinión una revolución es una transformación de aspectos fundamentales en la vida de las personas que no necesariamente tiene que ser de un solo tipo. Si uno mira a la sociedad de la época es posible ésta sea lo que menos cambió con la revolución que empieza en mayo, siempre entendiendo que la revolución de independencia no fue la Revolución de Mayo.

Di Meglio, entiende que si bien existe un amplio acuerdo en que esta fue una revolución, hay otros le sacan peso diciendo que fue una revolución política como si sólo fuera un cambio de Gobierno. Como si lo que ocurrió fuera sólo la formación de un país nuevo, pero en realidad fue un proceso de transformación muchísimo más grande", subraya el autor ¡Viva el bajo pueblo! La plebe urbana de Buenos Aires y la política entre la Revolución de Mayo y el rosismo, basado en su tesis de doctorado, donde reivindica el papel jugado por las clases populares de la ciudad de Buenos Aires en las décadas de 1810 y 1820. En ese sentido, señala que el 25 de Mayo de 1810 generó un cambio en muchos lugares de lo que terminaría siendo Argentina, la política pasa a ser una actividad de la que participan todos los sectores sociales y no solamente las élites dominantes, indica

Di Meglio a fin de matizar sus respuestas y análisis señala " La de Mayo es una revolución porque para la gente de época lo fue. Si todo el mundo cree que vive una revolución, es una revolución. Los historiadores tratamos de saber qué le pasó a la gente y a la gente le pasó una revolución y hay un antes y un después absolutos a partir de esos años y de las Guerras de Independencia".

Un cambio fundamental, observa el autor es el cambio radical producido en el sistema económico , se deja de depender de la minería para pasar a la exportación de productos ganaderos. Esto va a ser clave en la transformación de la economía argentina. Además hay un cambio muy importante en las diferencias raciales, que antes de la revolución eran muy importantes y después dejan de serlo, aunque de hecho siguieran existiendo. Ya no se estaba condenado a priori, legalmente, por el color de la piel a ser tratado como un ser inferior. Este fue muy importante para todos aquellos que pertenecían a esos sectores".

En la búsqueda de ampliar los sentidos y significados del 25 de Mayo y sus hechos posteriores, sin limitarlos ni homogeneizarlos, Di Meglio, resalta que el caso rioplatense y en el caso hispanoamericano en general, hay una ruptura muy grande, sin un plan tan claro. la gente quería cambios, y algunos, muy poquitos como Rodríguez Peña, proponían la independencia. El grueso de la población no está a favor de eso. Sin embargo, frente a los eventos metropolitanos tiene que reaccionar y de ahí surge la idea de independencia. Me parece que el cambio más fuerte en las miradas sobre la Revolución es esto: que la idea de independencia no la antecede, sino que es posterior, y que los grupos que van a luchar por el poder no son siempre los mismos. El primer enfrentamiento claro fue entre los seguidores de Moreno y el sector de Saavedra, que es moderado. Es peligroso olvidarse de estos cambios porque entonces se plantea la idea de que siempre todo es igual, es una especie de Señor de los Anillos: lo bueno y lo malo, o sin ponerle valoración de buenos y malos, de dos grupos que se pelean siempre. Probablemente no es así, porque la historia va cambiando, porque los problemas son otros. Incluso en tiempos tan cortitos, como la época de la Revolución, los grupos van cambiando y no siempre son dos. Doy el ejemplo más claro, para no confundir: en 1810 hay un solo sector revolucionario, se parte en dos, en 1811 los saavedristas desplazan a los morenistas del poder, en abril. Ese gobierno que es la Junta Grande dura hasta septiembre de 1811, en el cual hay otra facción, otro grupo, que toma el poder y forma el Primer Triunvirato, que no son los antiguos morenistas y sacan a los saavedristas, ¿Quienes son? Son otros, ahí están Paso, Rivadavia, Pueyrredón. Un grupo que se armó para eso, y que a su vez, después sí va a ser desplazado por un sector de morenistas aliados con gente que viene de afuera como San Martín.

Concluye Di Meglio, entonces es complicado, esa dimensión política es compleja porque ya era compleja en la época. ¿Por qué? Porque justamente no hay reglas. Se rompió una forma vigente durante muchos años de organizar la administración pública, etcétera, etcétera, entonces hay que generar reglas nuevas.


Fuentes:

Rodón, Patricia, La Revolución de Mayo, ¿fue una revolución?, Mdzol ( Mendoza, Argentina)9 de Mayo de 2010.

https://www.mdzol.com/nota/208594-la-revolucion-de-mayo-fue-una-revolucion/

Nuevas miradas sobre la Revolución de Mayo, entrevista al Dr. Gabriel Di Meglio

http://www.buenosaires.gob.ar/areas/educacion/bicentenario/primaria/primaria3.php?menu_id=32635

sábado, 12 de mayo de 2018

Desde 1975, la Argentina vive carcomida por una inflación,este país se ha acostumbrado a convivir con la situación tan inexplicable para otros, no impide que aquí maúllen los gatos, ladren los perros y el sol se ponga a la hora que debe ponerse" ( Osvaldo Soriano, 1989)

Osvaldo Soriano, desde su exquisita pluma tanto en su rol de periodista como en el de escritor , supo narrar la actualidad argentina , sus peripecias y sus crisis constantes.
En Marzo de 1989 , cuando el gobierno de Alfonsín daba sus últimas brazadas en su punto más débil la economía ( Sourrille , su segundo ministro de Finanzas, cayó el 31 de Marzo , luego lo sucederían Jesús Rodríguez y Juan Carlos Pugliese ( "les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillio, les espetó a los grandes empresarios que se negaron a colaborar para paliar la malaria).
Historiaba el autor de una Sombra ya Pronto Serás "Desde 1975, la Argentina vive carcomida por una inflación, el gran desbande comenzó  durante el gobierno de Isabel Perón. Un efímero ministro de economía, Celestino Rodrigo, inmortalizó su nombre un día de invierno, cuando produjo lo que todavía se conoce como el «rodrigazo ».

A partir de su vivencia cotidiana , narraba Soriano aquel día que el ajuste terminó de aterrizar para nunca dar el adiós "Me acuerdo de aquel día porque estaba en un bar, con unos amigos, comentando la novedad, y a la hora de la cena llamamos al camarero - el mozo para nosotros - para pagarle la cuenta. -¿Cuánto le debemos?, - preguntó uno de nosotros. Y el mozo, con un gesto abatido, nos dijo: -No sé, muchachos. Ni el patrón sabe. Su Cualquier cosa que me den y que no baje de 10 mil pesos está bien. Si hay diferencia, mañana arreglamos.

Se lamentaba que la experiencia del Rodrigazo , no fuera sino el comienzo :"la convulsión de ese día iba a convertirse, a lo largo de los trece años que siguieron, en un ejercicio de pueril economía del día donde el fenómeno de la inflación se sumaba a la "bicicleta financiera", muchos argentinos , sin importar si eran pequeños o grandes rentistas se unieron al negocio y se acostumbraron a colocar su dinero a interés por siete días en un banco, para correr a llevarlo luego a una «mesa de dinero», el circuito especulativo donde los financistas ganan millones en un solo día. Hay enormes masas de dinero que se colocan a interés por una sola noche, entre el cierre y la apertura de los bancos, porque éstos necesitan cubrir sus obligaciones de dinero líquido para cumplir con las obligaciones que fija el Tesoro Nacional.

Recordaba que en su momento más dramático, hacia 1985, llegó al 100 por ciento mensual y en el año más benigno en 1980, durante la dictadura militar, al 90 por ciento anual ( todavía no había arribado al poder Menem y su burbuja del 1 a 1 ni Cavallo retornado con el "corralito").

Desde 1983 los padecimientos eran constantes , decía Soriano:" En lo que va del mandato constitucional de Raúl Alfonsín, la moneda se ha devaluado en un 86 mil por ciento. La pasada primavera, el gobierno, consciente de que a ese ritmo de desintegración económica el oficialismo }
( que perdería las elecciones de mayo de 1989 frente al peronismo) decidió instrumentar un plan de ajuste que redujo el alza a un 6 por ciento mensual. Este país se ha acostumbrado a convivir con la inflación como los caribeños conviven con los tifones, los limeños con la sequía y los mexicanos con el smog". De todos modos, resignado, describía de manera metafórica que la vida en Argentina continuaba "Al fin y al cabo ese modo de vida, tan inexplicable para otros, no impide que aquí maúllen los gatos, ladren los perros y el sol se ponga a la hora que debe ponerse".
Soriano que debió exiliarse durante la dictadura, traía a la memoria los momentos previos a su ida :" El día anterior a mi partida hacia Bruselas, en junio de 1976, fui a una agencia de viajes para convertir en dólares todos los «pesos-ley» (que hasta 1969, habían sido pesos «moneda nacional») obtenidos ese mismo día por la venta de mi automóvil y alguna otra menudencia. Recuerdo que la cola ante la ventanilla era muy larga, y por más que el pagador se apuraba, el precio del dólar iba más rápido que sus dedos al contar los billetes .


Claro que el habituarse no era gratuito, hubo muchos infartos, porque la apuesta depende de que el gobierno mantenga congelado, por cualquier artilugio, el precio del dólar. Cuando el sistema quiebra, como quebró a los seis meses de implementarse el Plan Austral en 1985, casi todos los pequeños ahorristas distraídos se quedan con papel inservible, aunque de nuevo se resignaba , ya que no había nada nuevo bajo el sol "eso forma parte, también, de la cultura de la inflación. Como las decenas de loterías, carreras, concursos deportivos y sorteos promovidos por la nación, las provincias, las empresas privadas y la televisión.

Dueño de un gran sentido del humor, el "Gordo", como se lo apodaba, bromeaba intentando bajar los decibeles a la reiterada situación :"Los uruguayos habían hecho circular un chiste que decía que, el último en marcharse del país, sería quien apagaría la luz. En la versión argentina, ese último acto de civilidad es imposible, porque antes, alguien, se ha robado la lámpara (o hay «corte» de luz).
Advertía a los argentinos estar alertas" Pobre de aquel que no tome precauciones! Una de las víctimas más frecuentes de la inflación es el inquilino que debe pagar una renta indexada, el médico que trabaja para una obra social (que le paga sesenta días después de prestados los servicios). Los que pueden imponer su criterio - muy pocos -, se hacen pagar un buen anticipo y pactan los pagos cada tres meses, pero de cualquier modo toda remuneración - empezando por los salarios -, se deteriora antes de hacerse efectiva. Se convive con la inflación como con el paisaje. El empresario captura moneda argentina para ponerla a interés y no piensa en reinvertirla. Así, los únicos buenos negocios son aquellos que dan dinero inmediato: supermercados, servicios de transporte, espectáculos, círculos de ahorro y préstamos para la compra de autos y viviendas. En algunos casos, los productos comprados al por mayor a precios preferenciales, se venden por debajo de su valor - sobre todo en los supermercados -, porque el ingreso inmediato del dinero al circuito de especulación hace que la diferencia se amortice en dos días y la ganancia se acumule en los cinco siguiente.


Se acercaban las elecciones presidenciales y legislativas de mayo de 1989 y Menem, opositor al gobierno lideraba las encuestas, el gobierno lo sabia, entonces procuraba bajar la inflación a fin de ofrecer una imagen de orden y eficacia que pueda darle alguna chance a su candidato. Por eso, el Banco Central ha autorizado tasas de interés tan elevadas y mantiene el dólar congelado. Como consecuencia de esa política, la inflación ha caído al 6 por ciento mensual. Soriano, optaba por la cautela al conocer la realidad:" nadie sabe qué ocurrirá cuando esta política se agote".


Como queda dicho, Soriano conocía la realidad y la historia, por lo tanto, veía como la emisión de billetes sin respaldo era un hecho, por lo que su prudencia de las lineas anteriores, se caía:"De cualquier manera, las imprentas de la Casa de la Moneda no se detienen. Los diseñadores de billetes, que han elegido las caras de los presidentes constitucionales para decorar los billetes, preparan ya los de cinco y diez mil" ( se concretarían) y con sorna remataba que los números serian tan grandes que seria necesario acudir a los gobernantes más cercanos en el tiempo:" Tal vez antes de que este gobierno cumpla su mandato, a fines de 1989, aparezca el retrato del radical Hipólito Irigoyen, el primer Jefe de Estado elegido por sufragio universal. Y si las cosas siguen así, mucho antes de entrar en el siglo XXI, tendremos en el bolsillo al sonriente general Perón. Es aventurado predecir cuándo aparecerá, impresa sobre el billete de 1.000.000, la austera, castigada cara, de Raúl Alfonsín.


Soriano, Osvaldo, "Vivir Con Inflación", Nueva Sociedad, Numero 100, Marzo- Abril 1989

viernes, 4 de mayo de 2018

El menemismo exaltó el consumo al tiempo que banalizó la política y vació el estado,fue una fantasía, una fantochada, un derroche; fue también, un robo, una traición, una estafa,fue la fiesta menemista

Hace pocos meses, Carlos Menem, todavía senador nacional por La Rioja, aun cuando sus colegas conocen bien el legado de su década al mando de la Argentina, lanzó una frase que refleja su caradurez y falta de autocrítica. "En todos los gobiernos, salvo el mío, hubo corrupción".

Para desmentir los “olvidos “ menemistas ,La Nación, resumió la década del 90 en Argentina bajo el gobierno del riojano :” En el país en que la leche se vendía adulterada ( su responsable fue Miguel Vicco, hombre de confianza del exmandatario); se privatizaban empresas del Estado como quien compra al fiado en el almacén del chino ( los problemas se mantienen , sin que a las empresas les interese invertir , vivieron de subsidios y ahora de altísimas tarifas, siempre con el aval de los gobernantes).

Otras marca fue la faraonesca obra que jamás se realizó ” prometían sanear el Riachuelo en 1000 días”, sin omitir que funcionaba una aduana paralela y un banco estatal otorgaba a una empresa una licitación para renovar su sistema informático pagando millones de dólares en sobornos. Los 90 fueron una época en que se contrabandeaban armas por decreto, seguida por la voladura de una fábrica militar y se daban créditos estatales a mansalva a familiares y amigos del poder. Un lapso en que lo único seguro para los viejitos del PAMI era que sus fondos se escurrían como agua en pagos irregulares, anteojos truchos y contratación de geriátricos sin contratos y en la que los narcodólares viajaban en valijas de primera marca. Un período en que cientos de miles de guardapolvos se compraban a una empresa insolvente, cuyo capital era menor al precio de una sola de esas prendas y su presidente era un indigente.

Más aun, un ministro del Interior confesaba que robaba para la corona y en que un sindicalista pedía dejar de robar por dos años para que el país pudiera despegar.

En lo social, a su sucesor le dejó un legado:” La distribución de la riqueza ha profundizado la desigualdad desde los años ochenta hasta la actualidad, según datos de la Fundación FIE. más del 17% de la población del Gran Buenos Aires está bajo la línea de pobreza (las cifras oficiales hablan de 10 millones de pobres en todo el país).
En salud, aunque datos oficiales, marcaban en 1999 que había relación de tres médicos por cada 1.000 habitantes, superior a la de muchos países desarrollados, y la inversión representa el 6,9% del PIB, la más elevada de todo el continente después de Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, la mortalidad infantil es del 20%, dos veces más que Chile y tres más que Cuba, y la tercera parte de la población carece de cobertura médica.

La periodista Silvina Walger, escribió su libro “Pizza con Champagne,” , el espejo mejor logrado del gobierno que asumió el 14 de Mayo de 1989 prometiendo la revolución productiva y el salariazo que provocaría la entrada al primer mundo y se fue un 10 de Diciembre de 1999 despreciado por la sociedad :”Fue el retrato de las ausencia de todo atisbo de discreción, la clase en el poder desconoce el significado de la palabra ´pudor´.
“Pizza con champagne” fue una definición de gustos gastronómicos, estilos políticos, tendencias culturales que definía en un plato y una bebida al peronismo privatizador de los noventa. La idea de que ese mix entre comida barata y bebida exclusiva decía algo más de la Argentina que una mera alianza.

La pizza con champagne plasmó a la vez la denuncia con la descripción sobre la cultura menemista. La pizza con champagne combinaba la muzarella dicroica de los pizza con café que poblaron Buenos Aires y despoblaron gallegos (con oficio de pedir sin anotar) y el champagne de los nuevos ricos con gustos populares y debilidad por el derroche (tan chic y tan cliché de quien no gana la plata trabajando). El champagne, entonces, era la confirmación de que la pizza se comía por origen social (igual que el amor de Menem por su Anillaco natal) y el champagne era la copa que rebasaba el vaso de la clase media promedio.

El menemismo fue el derroche. Fue ese nuevo rico que combinó hábitos disímiles. Tan disímiles como la pizza con champagne. Y como quiso ser rico en serio fue al shopping y con devoción compró las mismas ropas que los ricos de las revistas, buscó las mismas marcas. Porque en tiempos así, en donde la capacidad adquisitiva era lo único que teníamos, comprar valía mucho. Y tener era pertenecer.

El menemismo exaltó el consumo al tiempo que banalizó la política y vació el estado. Fue una fantasía, una fantochada, un derroche. Fue también, un robo, una traición, una estafa. Fue la fiesta menemista.


Fuentes:

Graciela Guadalupe Pizza con champán4 de marzo de 2018

“Pizza con champagne”15 de junio, 2015Foreign Policy –

Peker, Luciana, El champagne por la ventana, Página 12, 2 de Marzo de 2007

Ares, Carlos ,Una 'manga' de estafados, El País ( España) 9 de junio de 2002