lunes, 31 de octubre de 2022

La Noche de los Cristales fue la organización concienzuda de parte de los nazis que produjo el estallido de violencia de una manera simultánea en toda Alemania y en Austria,incendio de sinaghogas destruidas, y profanación de cementeriios y trasladados a campos de concentración de 20 mil judíos( Diana Wang, 2011)

La Shoá está siendo conmemorada cada vez más en su distintas fechas. El 27 de enero el Día Internacional del Holocausto, Iom Hashoá el 27 de Nisán del calendario hebreo (entre marzo y mayo del calendario gregoriano), el 8 de mayo el Día de la Capitulación de Alemania y el 9 de noviembre popularizado como la Kristallnacht –la noche de cristal- y mal traducido como “la noche de los cristales rotos”. "Kristallnacht" es el nombre creado por la usina de pensadores del Ministerio de Propaganda del Reich, el famoso centro de generación de operaciones políticas liderado por Joseph Goebbels. Esta evidencia ha determinado que tanto en conmemoraciones oficiales de Alemania como para académicos de otros sitios[1], se ha convenido que el nombre sea Pogrom de Noviembre. Todo cambio de denominación requiere un tiempo de conocimiento, convencimiento, adaptación e incorporación. No ha sido fácil con la palabra Shoá pero lo estamos consiguiendo. Tal vez por un tiempo habrá que hacer lo mismo que se hace con ella, a la que se le agrega a veces Holocausto como aclaración. Sería “Pogrom de Noviembre” (conocido como la Kristallnacht). ¿Qué quiere decir Kristallnacht? y ¿qué pasó en realidad? Kristallnacht es una formulación cuasi poética, “la noche de cristal”, que más que decir, oculta lo ocurrido esa fatídica noche de noviembre. Evocamos junto con esa formulación las fotografías tan profusamente difundidas de los frentes de negocios judíos con sus vidrieras rotas y los fragmentos de vidrios esparcidos por la calle. ¿Quiénes tiraron las piedras que quebraron los vidrios? Tal vez jóvenes rebeldes y aventurados o quizás enojados luego de conocida la muerte de vom Rath. Son imágenes que no llegan a ser delictivas, algo más que travesuras, casi anodinas y que refieren al ataque a propiedades en manos de espíritus vengadores por la muerte del diplomático alemán en Paris. Claro que sabemos que las cosas no fueron así, pero lo sabemos solo los que lo sabemos. Los que no lo saben, no tienen más que los rótulos y las fotos de vidrieras rotas, no saben que no saben, no saben sobre lo asesinatos y las deportaciones, sobre el terror desatado, los incendios, los robos, las humillaciones y acosos, sobre la organización concienzuda que produjo el estallido de violencia de una manera simultánea en toda Alemania y en Austria, no saben que fueron incendiadas 267 sinagogas, que 177 de ellas fueron totalmente destruidas, que se dañaron casi 8 mil negocios de los que casi todos quedaron en escombros, que fueron arrestados y trasladados a campos de concentración 20 mil judíos, que fueron asesinados casi cien, que fueron profanados los cementerios judíos, que fueron humillados, golpeados y torturados decenas de miles ante la vista indiferente del público y las fuerzas del orden que habían recibido órdenes de intervenir solo si las llamas ponían en peligro edificios vecinos cuyos propietarios no fueran judíos. ¿Por qué llamarlo pogrom? Un Pogrom se define como una explosión de violencia en manos de una turba desatada que viola, roba y asesina a mansalva a una población judía indefensa sin mediar razón real. Un Pogrom alude a injusticia, brutalidad, blancos previamente designados, -siempre los judíos-, redireccionando el descontento popular por carriles previamente dibujados por los prejuicios y los estereotipos que definen a los judíos como el “enemigo interno” que permite la cohesión de las masas oponiéndose a él. La palabra Pogrom no es una palabra conocida, no es una palabra del habla común como lo son “cristales” y “rotos”. Para los que no saben lo que pasó, la palabra Pogrom no evoca imágenes construidas previamente ni simulacros ni disimulos usados por el nazismo para ocultar sus crímenes. Es como la palabra Shoá, debe ser explicada, no evoca imágenes ni es evidente por sí misma. Pogrom y Shoá se refieren claramente a ataques dirigidos al pueblo judío y es el primer dato relevante que comportan. Una operación organizada. La violenta acción del 9 de noviembre de 1938 tuvo lugar gracias a una organización que proveyó los recursos, armó los equipos de asalto, brindó el entrenamiento previo y la motivación, colaboró con la logística necesaria: sistema de comunicaciones y traslados, aparato de propaganda, difusión masiva por el medio entronizado por el nazismo como su herramienta más poderosa de penetración e influencia, la radio. Años después, en la década del noventa, la radio fue el vehículo que multiplicó la consigna asesina en toda Ruanda y gran parte de su población Hutu asesinó de manera sangrienta y a machetazos a sus vecinos y amigos Tutsis. Estas cosas no se han de manera espontánea. Son explosiones de violencia generadas, alimentadas, sostenidas y planificadas por una entidad poseedora de la logística y el poder apropiados. Fue luego de una intensa campaña propagandística, igual que en la Alemania nazi. En este caso las matanzas no fueron secretas sino que se hicieron de manera abierta, subiendo la apuesta del horror del Mal que ni siquiera sentía repulsión por el derramamiento de sangre de amigos, vecinos, y fundamentalmente de niños. ¿Espontáneo? Lejos de ello. Pensado, armado, estructurado y ejecutado por el aparato estatal. Por todo ello estamos propulsando el cambio del nombre de este acontecimiento sucedido durante el nazismo. En Alemania desde fines de los 1970 el nombre público es “Reichspogromnacht”, la Noche del Pogrom del Reich y también “Pogromnacht”, Noche del Pogrom, o “Novemberpogrom”, Pogrom de Noviembre. Aunque al principio no definían una denominación homogénea en todas las denominaciones oficiales está la palabra pogrom. Una curiosa coincidencia en las fechas. Estas órdenes y la simultaneidad de los vandalismos revela que la pretendida espontaneidad no fue tal aunque sí lo fue el asesinato de vom Rath, un evento perfecto para gatillar el estallido de violencia. El 9 de noviembre tuvo una gran resonancia simbólica para el partido nazi, y la violencia desatada ese día de 1938 no fue accidental. Ni siquiera la fecha es inocente y es reveladora de otras intenciones. Un 9 de noviembre de 1918, 30 años antes, había abdicado el Káiser Guillermo II, lo que determinó el fin de la monarquía en Alemania, tomada por Hitler y sus simpatizantes como una traición al alma alemana. Quince años antes, un 9 de noviembre de 1923, Hitler y sus seguidores hicieron lo que se conoce como el Putsch de la Cervecería, el intento fracasado de toma del poder en Múnich cuya consecuencia fue el arresto de Hitler y la lección de que el poder solo podía tomarse mediante el voto popular, hacia lo que trabajaría una vez salido de la cárcel con su “Mi lucha” terminado de escribir. La fecha elegida para la acción de 1938 no fue por cierto azarosa, hasta hay una progresión aritmética precisa, de quince en quince años. (Y también un 9 de noviembre pero de 1989 fue la caída del Muro de Berlín, fecha elegida para "lavar" a la de 1938 que sigue avergonzando al pueblo alemán) ¿Banalización? Últimamente se habla mucho de la banalización de la Shoá y en parte somos culpables de ello con cosas como éstas. Usar la palabra elegida por los nazis abona la tendencia a banalizar, porque se toma un hecho importante y se lo reduce a una formulación que es encubridora y engañosa. Después nos sorprende que las frases hechas, los lugares comunes se repitan sin sustento ni contenido por políticos y comunicadores sociales. Una esperanza. Esperamos que en el año 2023 y en los siguientes, las convocatorias a la conmemoración del 9 de noviembre comiencen a incluir esta denominación más descriptiva y adecuada que la generada por los mismos nazis y que la fecha empiece a ser conocida y difundida como “El Pogrom de noviembre (Kristallnacht)”. Wang, Diana ( 2011). Shoa, Otras cosas .El Pogrom de Noviembre (conocido como la Kristallnacht), Diana Wang. net, Buenos Aires, Argentina

sábado, 29 de octubre de 2022

El asesinato de Rabin no puede ser visto como algo puntual e impredecible; fue un proyecto , por eso, la educación post magnicidio debe apuntar a combatirlo, pero también, a crear alternativas( 2020)

Se cumplen 27 años del asesinato del expremiuer israelí, Itzjak Rabin Cuabdio se cunplieron A 25 años del asesinato de Itzjak Rabin se organzió la iniciativa 5x5: cinco palabras y cinco voces de Argentina e Israel que reflexionaron sobre el legado de Rabin desde la complejidad de aquella época a la tensión y la encrucijada de la sociedad israelí en nuestros días, parte de aquella inicitiva conpartimos en Perlitas de la historia Como cada año, la llegada de un nuevo aniversario del asesinato de Itzjak Rabin nos vuelve a interrogar sobre lo acontecido hace ya 25 años ¿Qué provocó entonces? ¿Cómo afectó a los procesos de paz y al tejido social israelí? Pero, al mismo tiempo, vemos como se buscan los puntos de comparación entre lo que ocurrió entonces y lo que pasa hoy. Como si tal paralelismo fuera posible. Para repensar esta fecha convocamos a cinco personalidades argentinas e israelíes del mundo de la academia, la educación, la política y el activismo. Les propusimos a cada uno una palabra. Judaísmo La noche de aquel sábado 4 de noviembre de 1995, tembló la tierra, se estremecieron los cimientos de la sociedad israelí y judía, y del mundo entero. El Primer Ministro israelí Itzjak Rabin, Comandante en Jefe del Ejército que lideró la victoria en la Guerra de los Seis Días, Embajador de Israel en los Estados Unidos que profundizó la relación estratégica con el principal aliado. Un hombre honesto e inocente, un hombre humilde, un pacifista, un protector de Israel que nunca bajó la guardia. Rabin fue asesinado al final de aquella masiva concentración por la Paz en Tel Aviv. Lo asesinó un hombre al cual las fuerzas extremistas de la sociedad le inculcaron el odio y la violencia. «No matarás» es uno de los Diez Mandamientos que conforman los pilares de la tradición judía. La sociedad judía e israelí no superó el inimaginable acto del asesinato de Rabin. Debemos aprender la lección moral y social que la vida y la muerte de Itzjak Rabin nos han legado: Bregar por la unidad y contra la uniformidad. Luchar por el respeto a la opinión de los otros, por la moderación y contra el extremismo. Defender el amor por el ser humano sin distinción alguna. Shulamit Bahat – Beit Hatfutzot, Museo del Pueblo Judío Educación Ma Haya Im, canción de la banda israelí Hadag Nachash, nos trae un cuestionamiento importante: “Qué hubiese sido si…?”. Hace reflexionar, imaginar y crear realidades utópicas que podríamos estar viviendo si Rabin no hubiese sido asesinado. Pero el presente es otro, Rabin fue asesinado. Fue asesinado por su propio pueblo, por muchas voces que, gritando “traidor” al unísono, apretaron un gatillo. Es así que como educadores/as/xs se nos plantea un desafío. Educar para la Paz en un contexto en el que el odio está eternizado. De nada sirve mirar a nuestro alrededor, al Estado de Israel, al movimiento sionista, y preguntarnos qué diría Rabin si estuviera vivo, porque quienes vivimos somos nosotros, nosotras y nosotres. Queda en nuestras manos sentarnos a esperar, o construir un presente que permita que en el futuro, el pasado esté más vivo que nunca. Rabin fue asesinado por el odio, por la intolerancia y por la polarización. Por la no aceptación del otro, del diferente, del convivir. Su muerte no puede ser vista como algo puntual e impredecible. Fue un proyecto y, por eso, la educación post Rabin debe apuntar a combatirlo, pero también, a crear alternativas. Educar en una era post Rabin, entonces, es educar a la transformación. Transformar nuestras banderas, nuestro lenguaje, nuestras dudas y nuestras certezas, tomar lo que fue y transformarlo para que sea relevante con lo que es, hasta que la utopía sea una realidad. Pero igual, cuando ese día llegue, nuestras miradas siempre serán un reflejo de lo que nos falta. Porque aunque podamos honrarte, Chaver, ata Chasser – Amigo, haces falta. Nadu Rogovsky y Rafa Arkader – Hashomer Hatzair Latinoamérica Liderazgo El legado de Rabin es el liderazgo por la paz. Es un liderazgo que asume responsabilidad y coraje, y promueve un gobierno civil democrático de cooperación árabe-judía. El gobierno de Rabin tuvo el respaldo de los parlamentarios árabes, logrando así la mayoría, a cambio del apoyo para el desarrollo y la inversión en la sociedad árabe. Cuán diferente de los políticos de «centro» de hoy, que están dispuestos a hundir a Israel en el lodo del fracaso y la corrupción a cambio del principio supremo «todo menos árabes». Aún tenemos la oportunidad de hacer en el Parlamento aquello que los ciudadanos israelíes nos vienen demandando en estos últimos tres meses y medio, en las manifestaciones en la calle Balfour, en los cruces y en los puentes. Tenemos la oportunidad de poner fin a un régimen corrupto que ha perdido toda la confianza de la ciudadanía. Es tiempo de abrir un camino de paz, cooperación e igualdad. Tenemos la oportunidad de decidir y construir un futuro diferente, que en 25 años más podamos estar orgullosos de vivir en paz con nuestros vecinos, que la próxima generación no tenga que crecer en una realidad de guerra, división, incitación, corrupción y odio, sino más bien en una tierra de paz, cooperación e igualdad. Tamar Zandberg – Partido Meretz Schapiro, Alex ( 2020). Rabin, nos hacés falta Nueva Sión, Buenos Aires.

sábado, 8 de octubre de 2022

EL MARACANAZO SE JUGÓ EN MEDIO DE LA GUERRA FRÍA

La guerra fría estaba a punto de caramelo. Y la guerra caliente también. Porque mientras en Occidente se jugaba un partido de ajedrez entre Estados Unidos y la Unión Soviética, la guerra de Corea hacía estragos entre las filas militares y la población civil. Daños colaterales se llamó a este asunto años después para suavizar las consecuencias. Pero en 1950 era lisa y llanamente una matanza indiscriminada. Era toda una paradoja que, en Brasil, casi en el Edén, se disponían las mejores galas para organizar un Mundial cuando el horror dejaba su huella en la otra punta del planeta. Pero la cuestión es que Brasil tenía su Mundial y lo quería ganar. Para obtenerlo, el Mariscal Gaspar Dutra le había ganado la pulseada a la Argentina, al General Juan Domingo Perón, que también quería apoderarse del torneo. Argentina ya había conseguido la organización del Mundial de Básquet, el primero que organizaba la FIBA y quería coronar ese éxito con los primos del fútbol. El Mundial FIBA se iba a realizar en Buenos Aires, entre el 22 de octubre y el 22 de noviembre. Perón quería también el torneo más importante, el del fútbol, pero se topó con Dutra en el Poder Ejecutivo y Getulio Vargas detrás de escena, quienes impusieron su criterio. Al cabo, Brasil no había faltado a ninguno de los tres mundiales que se habían hecho hasta el momento y Argentina no había concurrido al de Francia. Cuenta la leyenda que a Perón le disgustó tanto haber perdido el Mundial que, como represalia, no envió una delegación de Argentina para disputarlo. Sea como fuere, Brasil tuvo su Mundial y Argentina no fue. Pero mientras estas cuestiones se tejían en Sudamérica, en el mundo pasaban cosas. Estados Unidos y la Unión Soviética disputaban una partida silenciosa de espionaje y contraespionaje aunque también despuntaban el vicio de la guerra en un terreno que no les era propio: Corea. Como parte de ese juego de intrigas, el 1º de marzo de 1950, un físico y teórico alemán radicado en Estados Unidos, fue condenado por pasarle a los soviéticos secretos sobre la bomba atómica estadounidense. Se trataba de Emil Julius Klaus Fuchs, quien participaba en el Proyecto Manhattan. Fuchs era un científico competente en cálculos teóricos relativos a las primeras armas de fisión y en los prototipos de la bomba de hidrógeno que se estaban desarrollando en el Laboratorio de Los Álamos. Había nacido en Rüsselsheim, Alemania, y en su juventud se afilió al Partido Socialdemócrata para luego recalar, en 1932, en el Partido Comunista alemán. En 1933, luego del ascenso de los nazis al poder, huyó a Francia e Inglaterra. Allí, en la Universidad de Bristol, obtuvo el doctorado en Física en 1937 y en 1939, con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, como ocurría con todos los exiliados alemanes, fue encerrado en un campo de prisioneros en la Isla de Man y posteriormente, trasladado a Québec, Canadá, en donde permaneció hasta diciembre de 1940. Gracias a sus contactos con académicos ingleses, Fuchs salió libre en 1941 y regresó a Edimburgo en donde trabajó en el programa Tube Alloys, que no era ni más ni menos que el proyecto de armamento nuclear británico. En 1942 le dieron la ciudadanía británica y todo parecía marchar bien hasta que fue descubierto enviando cables a la Unión Soviética con información clasificada. El propio Fuchs, en su juicio, testificaría que después de la invasión alemana a la URSS, en 1941, comenzó a transmitir secretos porque creía que los soviéticos tenían derecho a saber en qué estaban trabajando los británicos y los estadounidenses. A fines de 1943 Fuchs había sido transferido a la Universidad de Columbia en Nueva York para desarrollar el proyecto Manhattan y, desde agosto de 1944, fue parte de la División de Física Teórica del Laboratorio de Los Álamos. Su área era la implosión del núcleo fisionable de la bomba de plutonio. O sea, una pequeñez. El asunto es que entre 1947 y 1949, Fuchs le pasó a su oficial de enlace los esbozos para crear una bomba de hidrógeno y los bosquejos iniciales para su desarrollo y también comunicó los resultados de las pruebas de las bombas de plutonio y uranio realizadas en el atolón de Eniwetok. Fuchs no se quedó ahí: además informó el número de bombas atómicas que tenían los Estados Unidos y explicó que los estadounidenses no estarían listos para una guerra nuclear hasta principios de la década de 1950. Gracias a esa información la Unión Soviética supo que Estados Unidos no tenía suficientes armas nucleares para afrontar el bloqueo de Berlín o frenar la victoria comunista en China. La pantalla de Fuchs se cayó en 1946 cuando fue atrapado por oficiales de inteligencia gracias a que descifraron los códigos soviéticos conocido como el Proyecto Venona. Después de un interrogatorio no del todo amable realizado por el MI-5, Fuchs confesó. Fue declarado culpable el 1º de marzo de 1950 y sentenciado a 14 años en prisión. Una semana después del veredicto, la Unión Soviética negó toda relación con Fuchs. O sea, lo dejaron más solo que a Robinson Crusoe en la isla. Fuchs fue liberado luego de cumplir nueve años y cuatro meses en la prisión de Wakefield y, ya libre, se fue a Dresde en la República Democrática Alemana. En Alemania Oriental continuó con su carrera científica hasta que en 1963 fue nombrado presidente de la Academia de Ciencias Naturales y subdirector del Instituto de Investigación Nuclear en Rossendorfn en donde trabajó hasta retirarse, en 1979. En 1984 recibió la Orden de Mérito de la Patria y la Orden Karl Marx. Murió en 1988 en Berlín Oriental. Mientras todo esto pasaba en Occidente, Estados Unidos entraba de lleno en la guerra de Corea, en donde no había juego de intrigas sino sonido de cañones. La guerra de Corea, una de las menos revisadas de la historia, fue el conflicto entre la República de Corea (o Corea del Sur) y la República Popular Democrática de Corea (o Corea del Norte). El sur era respaldado por los Estados Unidos y el norte por China y la URSS. Esta guerra fue la puesta en escena real de la Guerra Fría. Además de las pérdidas militares, en esa contienda murieron cerca de 3 millones de civiles y casi el 15 % de la población del norte. Fue una de las guerras más sanguinarias de la historia. Para dar contexto, hay que decir que, en 1945, Estados Unidos y la Unión Soviética acordaron dividir a Corea y trazaron la frontera en el paralelo 38. La franja norte quedaba bajo la órbita soviética y la sur a cargo de los Estados Unidos. Aunque se realizaron negociaciones para la reunificación, la tensión se intensificó con escaramuzas transfronterizas en el paralelo 38. La escalada degeneró en una guerra abierta cuando Corea del Norte invadió Corea del Sur el 25 de junio de 1950. Los Estados Unidos acudieron en ayuda de Corea del Sur para repeler la invasión y ya el conflicto se hizo imparable hasta julio de 1953, poco después de la muerte de Stalin, con la firma del Armisticio de Panmunjong. En Corea del Norte, murieron 2 millones y medio de civiles. Corea del Sur y sus aliados perdieron 778 mil combatientes; en Corea del Norte la cantidad de militares muertos rondó los 2 millones y medio y los ya mencionados 3 millones de civiles. Además, 5 millones de personas quedaron sin hogar. En medio de esos números exorbitantes, los muertos estadounidenses fueron 54 mil y los chinos medio millón. El día 27 de junio de 1950 el secretario de la ONU, el noruego Trygve Lie, en vez de pedir la paz, reclamó respaldo para las fuerzas de Estados Unidos desplegadas en Corea y así fue como se sumaron al combate soldados de Australia, Bélgica, Luxemburgo, Grecia, Países Bajos, Francia, Turquía y Canadá. También se les pidió colaboración a los países americanos, pero México, Argentina, Brasil y Chile se negaron a enviar ejércitos porque decían, con razón, que se trataba de una guerra encubierta entre la Unión Soviética y los Estados Unidos. El único país que envió tropas fue Colombia, gobernada por Laureano Gómez Castro, quien ofreció una unidad naval y un batallón de infantería que fue creado para tal efecto. En 1951, ambas unidades integradas por 5 mil 100 hombres entraron en combate con el resultado de 163 muertos, 448 heridos, 28 prisioneros y 47 desaparecidos. } Para otra columna dejamos de lado lo que pasaba en Oriente Medio entre israelíes y palestinos por la reciente creación de Estado de Israel, en 1948, es decir otro conflicto que tenía y tiene al mundo en vilo. En medio de esta batahola se disputó el Mundial de Brasil. Era la cuarta copa después del parate de 12 años por la Segunda Guerra y se disputó entre el 24 de junio y el 16 de julio. Desde esa edición, la copa pasó a llamarse Jules Rimet, como homenaje a los 25 años de presidencia del fulano francés en la FIFA. El éxito del torneo, en medio del caos mundial, fue relativo, ya que sólo lo disputaron 13 países: seis europeos y siete americanos. Los datos destacados fueron el regreso de Uruguay, ausente en los dos últimos torneos; y el debut de Inglaterra luego de que las federaciones británicas reingresaran a la FIFA. Merecen mencionarse las razones de algunas deserciones, para aquellos que dicen que el deporte y la política corren por carriles paralelos y que no se juntan. Para las 16 plazas se inscribieron 34 selecciones. Los campeones de la última edición (Italia) y el anfitrión (Brasil) se clasificaron automáticamente, por lo que quedaron en juego 14 cupos. L a FIFA ya había decretado que Alemania y Japón no podían jugar por su rol en la Segunda Guerra pese a que habían pasado cinco años. Italia fue admitida porque el dirigente Ottorino Barassi, presidente de la Federación Italiana, había protegido la Copa durante los 6 años de la Guerra. Otro que se anotó pero luego se bajó fue la URSS, que andaba con un quilombito en Corea. Por Sudamérica, sorprendió la baja de Argentina y tampoco jugó Colombia por haber sido expulsada de la FIFA, en 1949, porque se decía que tenía una liga pirata. Los cuatro equipos del Reino Unido –Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte– jugaron la clasificación por dos lugares. Inglaterra y Escocia ganaron el derecho a participar, pero la federación escocesa finalmente se bajó. España, Italia, Suecia, Suiza y Yugoslavia jugaron. Turquía se ausentó por "dificultades insalvables" sin más explicaciones, al igual que Portugal y Francia. Los portugueses no viajaron porque no aceptaron ser el reemplazo de los turcos y los franceses por razones económicas. India, otro de los clasificados, argumentó lo mismo que Francia. El sistema de disputa fue tan raro que el de Brasil fue en el único mundial que se usó. Lo más extraño es que el torneo no tuvo una final. En la primera fase los 13 participantes se dividieron en cuatro grupos para enfrentarse todos contra todos. Los ganadores (Brasil, España, Suecia y Uruguay) pasaron a una liguilla de cuatro equipos y el primero de ese mini torneo sería el campeón. Ese Mundial de Brasil es recordado por el Maracanazo, por la sorprendente victoria de Uruguay sobre el local en la última jornada. Por el formato extraño del certamen, a Brasil le alcanzaba con el empate para ser campeón. Para Uruguay, sólo servía ganar. En ese juego decisivo, Friaça adelantó a Brasil, pero Uruguay remontó con goles de Schiaffino y Ghiggia y con ese 2-1 Uruguay ganó su segunda Copa e igualó a Italia. En 20 años se habían jugado cuatro mundiales y dos los habían ganado los uruguayos y dos los italianos. Así estaba el mundo del deporte por esos años. } Nadie imaginaba que, cuatro años después, se despertaría el gigante dormido: Alemania (NA). Fuente: Hamilton ( 2922): " En medio de la Guerra Fría se juega el Mundial Brasil 1950, Nuevos Palapeles, Buenos Aires.