domingo, 24 de enero de 2021

Atentado a la embajada de Israel:” Los familiares rechazamos la historia que nos quieren vender de que la autoría de los atentados está esclarecida, tenemos la amarga sospecha de que la sangre de nuestros muertos sirvió para saldar facturas impagas de oscuros negocios y que el ocultamiento deliberado de esa verdad responde a compromisos políticos difíciles de desentrañar ( Carlos Susevich, 2004)

En 2004 se cumplían doce años del atentado a la embajada de Israel, Estaban en el poder desde hacía menos de un año los Kirchner con Néstor Kirchner como presidente, que una semana después bajara los cuadros de los genocidas del proceso que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983 y se adueñra de la lucha por los derechos humanos, con polémicas juzgó a Videla, Bignone,Massera y Astiz, entre otros, cerebros de haber ejecutado el plan sistemático de persecución a todo aquel que pensara distintos y comno confesó{ó Adolfo Scilingo, muchos terminaron desapareciendo en las aguas del Río de la Plata. Néstor Kirchner que subió con un porcentaje bajo de votos, logró que su movimiento perdurara en el poder doce años consecutivos a los que hay que sumarle el primer año de su adalid , Alberto Fernández . Su política de derechos humanos, contradictoria por negarse a juzgar a otros hombres que también supieron ser parte del baño de sangre de la Argentina en los ´70 años. Cristinja Fernández de Kirchner, su espopsa en 2013 firmó el acto de defunción del ataque a la AMIA, que sucedió al de la Embajada de Israel y que de haberse esclarecido el de la Embajada nunca se hubiera concretato En 2003 con él fallecido y su esposa como máxima mandataria, se firmó junto al canciller Timemrman el “Memorandum de acuerdo con Irán” que según sus palabras :” Representa un principio de acuerdo para investigar el ataque terrorista a la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires el 18 de julio de 1994 en el que murieron 85 personas y 300 resultaron heridas. Una investigación judicial argentina determinó en 2006 que el Gobierno iraní había planeado el atentado, y que sus impulsores eran cinco exfuncionarios iraníes y un libanés miembro de Hezbolá En 2004, nueve años antes que se firmara el pacto con Irán , ya habían pasado los gobiernos de Carlos Menem, máximo responsable de lo que hasta hoy es una causa sin valor para quienes toman las decisiones; Fernando de la Rúa en sus dos años tampoco se esmeró para que la justicia avance sobre Irán y sobre la complicidad local; tampoco Eduardo Duhalde en su interinato mostró un interés genuino más allá de palabras de circunstancia. Corría 2004 cuando Carlos Susevich criticó duramente la investigación y el encubrimiento. El embajador Orón sostuvo su teoría de que fue Hezbolla. A sus 80 años, Carlos Susevich , fallecido en 2018, supo levantatr la voz y erigirse en casi la única persona que reclamaba el esclarecimiento. En su discurso de 2004, fue eloecuente:”“Ha sido muy duro transitar estos doce años marcados por la inoperancia y casi seguro encubrimiento de quienes debían investigar y juzgar el por qué, cómo y quién atacó la embajada de un país amigo de la Argentina.”. Raúl Kollman en Página 12, analizaba :”Reflejó la bronca de una pesquisa en la que nunca hubo un sospechoso, mucho menos un detenid”. Por su parte, y el embajador de Israel en la Argentina, Benjamín Orón, dijo ayer que existió una conexión local, una apoyatura al atentado, pero que nada se descubrió sobre quiénes fueron esos cómplices de la masacre.. Se habían hecho presentes unas dos mil personas ( cada año, la cifra merma y solamente la mantienen los jóvenes, que , en muchos casos no habían nacido” se congregaron ayer en la esquina de Arroyo y Suipacha, frente al predio donde estaba la embajada. El ataque de Madrid del 7.M volvió a poner en el tapete la la cuestión del terrorismo y ello derivó en una cantidad de gente superior a la de los años anteriores. En verdad, el atentado contra la embajada de Israel fue de hecho el primero de envergadura fuera del escenario del conflicto de Medio Oriente, una modalidad que recién después se repitió con la AMIA, los ataques a las embajadas norteamericanas en Africa, ya con otra envergadura en las Torres Gemelas de Nueva York y el jueves pasado en Madrid. Tal vez por ser el primer atentado de ese tipo, en aquel 1992 casi no se le prestó atención a la investigación, al punto que se informó oficialmente que hubo 29 víctimas y cinco años más tarde la Corte Suprema tuvo que corregir semejante dato tan elemental: en 1997 estableció que en verdad las víctimas fueron 22. La concentración se realizó en el marco de estrictísimas medidas de seguridad, con francotiradores en los techos, hombres de corbata conectados entre sí y caminando vigilantes entre la multitud y una concurrencia que debió pasar de a uno por detectores de metales similares a los de los aeropuertos. En el palco, hicieron acto de presencia, la senadora Cristina Fernández de Kirchner, el canciller Rafael Bielsa, el ministro de Salud Ginés González García, el jefe del gobierno porteño; Aníbal Ibarra y su vice Jorge Telerman, y el gobernador bonaerense Felipe Solá. En algún momento se dijo que estaría el presidente Kirchner, pero éste bajó del avión proveniente de Brasil y se fue a la Casa Rosada. Bielsa fue quien habló en nombre del Gobierno y optó por un breve discurso de tono poético: “Miles de años de amor, de reflexión, de sabiduría, de cultura concebida alrededor de los calderos, de palabras pronunciadas en medio del frío invierno, siglos que vinieron a dar a esta patria, a enriquecerla, a hacerla más cultural, más comprensiva, más culta, devastadas en un segundo por la llamarada, la sinrazón, por el Holocausto”, expresó el canciller. Entre los familiares de las víctimas y el embajador de Israel pareció deslizarse un contrapunto. “Los familiares no vamos a comprar la historia que nos quieren vender de que la autoría de los atentados está esclarecida. La rechazamos. Tenemos la amarga sospecha de que la sangre de nuestros muertos sirvió para saldar facturas impagas de oscuros negocios y que el ocultamiento deliberado de esa verdad responde a compromisos políticos difíciles de desentrañar”, sostuvo Susevich en obvia referencia al gobierno de Carlos Menem. A su turno, el embajador Orón reiteró lo dicho por Israel hace un año: “Nuestras investigaciones han determinado, sin lugar a dudas, que el atentado fue perpetrado por la organización libanesa Hezbolla y por el régimen de Irán”. Sin embargo, el embajador sostuvo, en diálogo con Página/12, que la información israelí todavía no tiene estado judicial por tratarse de información de inteligencia que “por distintas razones, todavía no puede ser desclasificada”. En lo que sí hubo coincidencia es en un hecho incontrastable: hasta ahora no se determinó lo central, quiénes fueron los cómplices que ayudaron a realizar el ataque en la Argentina. Orón los sintetizó así: “En el tiempo transcurrido no se pudo señalar a un solo individuo que directa o indirectamente colaboró en la consumación del atentado”. Ese hecho tiñó hasta ahora todos los aniversarios. Fuentes: Raúl Kollmann, Raúl (2004)Doce años de inoperancia, Página 12, Buenos Aires, EL PAÍS:¿ En qué consiste el memorándum entre Argentina e Irán? ( 2015) Madrid https://elpais.com/internacional/2015/01/20/actualidad/1421761447_821346.html

sábado, 23 de enero de 2021

A 24 años del asesinato de Cabezas: quedò un mensaje, se convirtió en una referencia por su compromiso con la verdad , la ética develando la realidad de una organización que operaba cómodamente desde las sombras ( Sindicato de Prensa Rosario - ARGRA)

Se cumplen 24 años, y no nos olvidamos. El 25 de enero de 1997, José Luis Cabezas fue brutalmente asesinado en Pinamar por hacer visible el rostro de Alfredo Yabrán, uno de los protagonistas de la trama mafiosa del poder de los ‘90. La escena terrorífica de la cava, a cargo de Gustavo Prellezo y de la banda de “Los Horneros” significó, además, un escarmiento para lxs trabajadorxs de prensa y una advertencia a quien se atreviera a mostrar los hechos tal cual son, como lo hizo el reportero gráfico de la Revista Noticias. Pero el caso Cabezas también dejó un mensaje. Se convirtió en una referencia para quienes ejercemos día a día este oficio-profesión, por su compromiso con la verdad y con la ética periodística, por su mirada audaz en la búsqueda de la información y por su valentía. Y, a la sociedad toda, le dio la posibilidad no sólo de conocer la realidad de una organización que operaba cómodamente desde las sombras, sino también, de caer en la cuenta de los asuntos de interés público que se le ocultaban deliberadamente. En medio de la pandemia, el año pasado y el presente, las y los periodistas y trabajadorxs de prensa estuvimos y estamos en primera línea desarrollando una tarea esencial: informar con la verdad, lo que supone, también, dar una lucha diaria contra los diversos procedimientos que siguen apostando a tapar los ojos de la sociedad, como las operaciones mediáticas o las fake news. El desafío sigue siendo organizarnos para enfrentar juntxs estos nuevos mecanismos, más sutiles, pero no menos peligrosos, que atentan contra el derecho de todxs de contar con información de calidad, libre y emancipadora. Desde cada uno de nuestros espacios, lxs periodistas y trabajadorxs de Prensa nos unimos en una misma voz para profundizar el camino recorrido, seguir luchando por garantizar la libertad de expresión y el derecho a la información: ¡Cabezas presente!, ¡Cabezas presente!, ¡Cabezas presente! Fuente: Swñales-Sindicato de Prensa Rosario - ARGRA

martes, 19 de enero de 2021

Nisman y AMIA: la vergüenza de la impunidad, la destrucción de la justicia, por Pilar Rahola

La periodista y escritora española, Pilar Rahola, se expresó en su canal de YouTube sobre el sexto aniversario de la muerte del fiscal Alberto Nisman. «En el 6° aniversario de su muerte, Mi homenaje al amigo Alberto Nisman. Mi denuncia contra la impunidad. Mi grito contra el silencio. ¿Qué ocurre en la Argentina? ¿Cómo es posible que tres acontecimientos trágicos de dimensión internacional, que han ocurrido en los últimos años, ninguno de ellos tenga ni sentada una sola persona en los juzgados? ¿No hay ni un solo detenido? Recordémoslo: Atentado a la Embajada de Israel. Atentado de AMIA que significó el asesinato de 85 personas y 300 heridos. Y la muerte del fiscal Alberto Nisman, mi querido amigo, que un día como hoy hace seis años aparecía con un tiro en la cabeza en el baño de su departamento. Justo cuando acababa de denunciar públicamente a la presidenta Cristina Kirchner por connivencia con Irán, el país acusado junto con Hezbollah del asesinato masivo de AMIA y de la Embajada de Israel Las víctimas de AMIA y de Israel habían sido asesinadas por Hezbollah. La pista estaba clara. Alberto Nisman era el fiscal. Muchas veces hablé con él. Cada vez que iba a Argentina o cuando él (Nisman) me llamaba y me explicaba los datos que tenía. La información y cuando se firmó el memorándum. Era un memorándum de encubrimiento de los crímenes. Alberto Nisman me dijo personalmente en el Hotel Alvear recuerdo una tarde hablando tranquilamente me dijo: ‘Estos tipos van a vender a las víctimas de AMIA. Van a negociar con ellas. Van a traficar con su muerte. Todo para poder hacer negocios con Irán, para poder acercarse geopolíticamente con el eje bolivariano a Irán y para poder además tener alguna alegría energética’. Pilar, me dijo Alberto Nisman: ‘Un día de estos, estos tipos me van a matar porque los voy a denunciar’. Hablé con él poco antes de su muerte. Estaba eufórico. ‘Tengo las pruebas, tengo la capacidad de demostrarlas. Pilar, vamos a conseguir sacarle los colores a este gobierno. Vamos a conseguir denunciarlo’, me dijo Nisman. Leer más: A seis años de la muerte de Nisman: Argentina, el país que nunca resuelve nada. Por Gustavo Szpigiel ¿Seis años después que ha ocurrido? Lo recordamos seis años después de su muerte. El fiscal que llevó la causa original ingresó en prisión por graves delitos. El aparato de inteligencia durante el atentado fue usado de encubrirlo y dos presidentes fueron acusados de proteger a los verdugos. Carlos Menem acusado de desviar la investigación para impedir que se investigará la pista Siria. ¿Se acuerdan? fue absuelto en un escandaloso juicio que se limitó a la pista eterna; y Cristina Fernández de Kirchner acusada de encubrimiento y responsable del vergonzoso memorándum. Después de todo lo que ha ocurrido, seis años después, ni uno de los responsables del atentado de la Embajada (de Israel), ni uno de los responsables del atentado de AMIA, ni uno de los responsables de la muerte de Alberto Nisman están sentados en el banquillo. Es una vergüenza para Argentina. Una vergüenza para el mundo. Un hundimiento de la justicia. Es una impunidad de los asesinos. Es un dolor, una segunda muerte de las víctimas. Hoy en el sexto aniversario del asesinato de Alberto Nisman levanto la voz para recordar al amigo, para homenajear al gran fiscal y para denunciar la enorme vergüenza de la impunidad que está ocurriendo en Argentina. No a la impunidad. Sí a la justicia. Sí a la memoria». Pilar Rahola – Periodista y escritora Fuente: Nisman y AMIA: la vergüenza de la impunidad, la destrucción de la justicia. Por Pilar Rahola, Vis a Vis , Buenos Aires, 18 Enero 2021

lunes, 18 de enero de 2021

Del 23 al 30 de Enero vuelve festival escena 8 : ¡con todo y pese a todo!

Del 23 al 30 de Enero se  desarrollrá el Festival Escena8 .Habrá talleres, obras virtuales y postas poéticas. En esta oportunidad el slogan se basa en el esfuerzo realizado y los obstáculos sorteados por la pandemia que azota al mundo "¡Vuelve nuestro festival y lo hace con todo (y pese a todo)!10 años de ESCENA, 8 festivales y muchas preguntas. Como agrupación, hablamos con nuestras acciones, avanzando de manera colectiva, horizontal, motorizadxs por el deseo de mantener viva la cultura emergente e independiente. Luchamos alegremente; luchamos con y desde nuestros lenguajes; luchamos a partir de la diversidad que nos aúna; luchamos contra todo intento normalizador, viejo o nuevo. 10 años de ESCENA, 8 festivales y muchos meses de incertidumbre.Nos organizamos para frenar las clausuras y hoy nos encontramos nuevamente en emergencia. ¿Se puede celebrar estando en emergencia? Una emergencia es algo que surge, que brota sin pedir permiso. Una pandemia es una emergencia. Un festival también lo es. 10 años de ESCENA, 8 festivales e innumerables reflexiones. Preguntas-heridas abiertas. “El teatro no volvió”, circula, pero nos preguntamos también si “volver” es el mejor verbo para nombrar la acción que deseamos. Nuestro presente pandémico precario tiene sus raíces más atrás.“Cuidar” es el verbo que nos ocupa. El cuidado es, para nosotrxs, un elemento fundante. Nacimos con el objetivo de cuidar nuestros espacios, para hacer crecer y darle lugar a la creación artística, a la gestión autónoma y a la producción de pensamiento crítico.¿Quién cuida la potencia creadora?Nosotrxs. Todxs. Cada unx.Celebrémoslo. Fuente Jimena López

martes, 12 de enero de 2021

La Shoà no fue sólo lo que ocurrió en Auschwitz, cubrió a todo el continente europeo de sangre, el proceso de deshumanización inspira una reflexión inagotable sobre la conciencia y la dignidad de las personas, recordándonos que lo peor siempre es posible ( Simone Veil , 2005)

En el 2005 se conmemoró el 60 aniversario de la liberación del campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau, en este acto Simone Veil realizó un discurso de homenaje a las víctimas y de denuncia de los horrores de la guerra. Era la primera vez que volvía después de su liberación. Aquel mismo año fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional por la defensa de la libertad, la dignidad de la persona, de los derechos humanos, la justicia, la solidaridad y el papel de la mujer en la sociedad moderna Como deportada y superviviente de los campos de concentración, creo que es mi deber hablar sobre la Shoah y explicar continuamente a las generaciones más jóvenes, a las personalidades influyentes en la opinión pública de las naciones y a nuestros políticos cómo 6 millones de hombres y mujeres, incluidos 1 millón y medio de niños, murieron simplemente porque habían nacido judíos. Hace cinco años, el Consejo de Europa decidió organizar un Día europeo en memoria del Holocausto y para la prevención de crímenes de lesa humanidad. El Consejo escogió el 27 de enero, el día que una unidad de soldados soviéticos llegó a Auschwitz. En las instalaciones, estos soldados sólo encontraron fantasmas, unos pocos miles de personas moribundas y aterrorizadas, abandonadas porque las SS pensaron que el hambre, la sed, el frío o la enfermedad harían su trabajo con mayor rapidez. Diez días antes, a la mayoría de los supervivientes se los había obligado a caminar fuera del campo, bajo la nieve, arriesgándose a ser ejecutados a cada paso. Éstas eran las "marchas de la muerte", donde sucumbieron tantos de nuestros compañeros. El 1º de noviembre de 2005, las Naciones Unidas decidieron instituir un "Día Internacional de Conmemoración en memoria de las víctimas del Holocausto", permaneciendo fieles a sus principios originales. Fue una decisión sumamente simbólica para esta institución, la cual surgió de las ruinas y cenizas de la segunda guerra mundial. No hablamos de una imagen, sino de una realidad. Fue en un país europeo, admirado durante mucho tiempo por sus filósofos y sus músicos, donde se tomó la decisión de gasear y quemar a millones de hombres, mujeres y niños en hornos crematorios. Sus cenizas también descansan en el fondo de tumbas en Belarús, Lituania, Polonia, Ucrania y otros lugares. Éstas eran tumbas que los judíos tuvieron que cavar con sus propias manos, antes de verse arrojados a ellas por las balas de los Einsatzgruppen y después quemados, con objeto de borrar todos los rastros de los crímenes. Con esta decisión, que hoy afecta a todo el mundo, las Naciones Unidas nos recuerdan el carácter específico y universal de la Shoah, el exterminio planificado dirigido a eliminar a todo un pueblo: el pueblo judío. Este objetivo se consiguió en gran medida y desobedeció los fundamentos de nuestra humanidad. Para aquellos a los que se había deportado, incluida yo misma, no pasa un solo día en que no pensemos en la Shoah. Más que las palizas, el agotamiento, el hambre, el frío o la fatiga, son las humillaciones lo que siguen siendo, hasta el día de hoy, el peor de nuestros recuerdos. Ya no teníamos nombres, solo un número tatuado en el brazo que servía como identificación. Lo que también nos persigue es el recuerdo de aquellas personas de quienes se nos separó brutalmente a nuestra llegada al campo y a las que, según nos contaron poco tiempo después, se las llevó directamente a las cámaras de gas. A mí me deportaron junto a mi madre y mi hermana a Auschwitz en abril de 1944. Después de pasar una semana en Drancy, un campo de tránsito para judíos franceses, nos amontonaron durante tres días horribles en vagones de animales cerrados, prácticamente sin comida ni agua y sin saber nuestro destino. A mi padre y a mi hermano los deportaron a Kaunas en Lituania en un convoy de 850 hombres, del cual sólo sobrevivieron unos 20. Nunca llegamos a conocer el paradero de los otros hombres, entre ellos mi padre y mi hermano. Llegamos a Auschwitz en mitad de la noche. Todo estaba preparado para aterrorizarnos: focos cegadores, los ladridos de los perros de las SS, los deportados vestidos como reclusos que nos arrastraban desde los vagones. El Dr. Mengele, el experto de selección de las SS, decidía quién entraría al campo y a quién se enviaría directamente a las cámaras de gas. Milagrosamente, nosotras tres pudimos entrar al campo. Trabajábamos más de 12 horas al día en un trabajo de excavación que demostraba ser en su mayor parte inútil. Apenas nos alimentaban. Pero nuestro destino no era la peor. Durante el verano de 1944, llegaron 435.000 judíos procedentes de Hungría. En cuanto se bajaron del tren, se llevó a la mayoría de ellos a la cámara de gas. Para aquellos de nosotros que sabíamos lo que les esperaba, fue una visión de horror. Todavía recuerdo sus caras, esas mujeres llevando a sus hijos, esas masas ignorantes de su destino. Esto es lo peor que presencié en Auschwitz. } En julio, mi madre, mi hermana y yo tuvimos la suerte de ir a un campo pequeño menos severo respecto al trabajo y la disciplina. Y la tarde del 18 de enero de 1945, abandonamos el campo, obligadas a caminar más de 70 kilómetros bajo amenaza de los rifles de las SS. Tras dos días de espera en Gleiwitz en un campo enorme, nos amontonaron en vagones descubiertos, que cruzaron Checoslovaquia, Austria y Alemania, hasta el campo Bergen-Belsen. Cuando llegamos, casi la mitad de nosotros se había muerto de frío o hambre. En Bergen-Belsen, no había ni cámaras de gas ni selecciones. En su lugar, el tifus, el frío y el hambre mataron, en sólo unos pocos meses, a decenas de miles de las personas deportadas. Finalmente, el 15 de abril, el ejército británico nos liberó. Todavía puedo ver las caras aterrorizadas de los soldados que, mirando desde sus tanques, descubrían los cuerpos amontonados a los lados de la carretera y los esqueletos tambaleantes en que nos habíamos convertido. No hubo gritos de alegría por nuestra parte, sólo silencio y lágrimas. Pensaba en mi madre, que hacía un mes que había fallecido de agotamiento y tifus. Durante las semanas que siguieron a la liberación, muchos más de nosotros murieron por falta de atención médica. Cuando regresé a casa en Francia con mi hermana, hacía meses que el país había sido liberado. Nadie quería oír hablar de las deportaciones, de lo que habíamos visto y a lo que habíamos sobrevivido. En cuanto a los judíos que no habían sido deportados, aproximadamente tres cuartas partes de los judíos que vivían en Francia por aquel entonces, la mayoría no podía soportar escucharnos. Otros preferían no saber. Es cierto que no éramos conscientes de la horrible naturaleza de nuestras historias. Así pues, era entre nosotros, los que habíamos sido deportados, entre quienes hablábamos sobre los campos. Incluso hoy en día, esto nutre nuestro espíritu e incluso diría que también nuestras conversaciones, porque de una forma extraordinaria, cuando hablamos de los campos, tenemos que reírnos para no llorar. La Shoah no fue sólo lo que ocurrió en Auschwitz. Cubrió a todo el continente europeo de sangre. El proceso de deshumanización inspira una reflexión inagotable sobre la conciencia y la dignidad de las personas, recordándonos que lo peor siempre es posible. A pesar de la promesa tantas veces expresada de "nunca más", nuestras advertencias fueron en vano. Tras las masacres de Camboya, es África la que más ha rendido homenaje a las locuras del genocidio durante los últimos 15 años. Tras Rwanda, se trata de Darfur y su dramático número de víctimas: 200.000 muertos y casi 2 millones de refugiados. Es hora de encontrar soluciones para que las resoluciones y los principios de las Naciones Unidas por fin se respeten en todas las situaciones de conflicto. Pasando de ayer a hoy, no puedo evitar discutir con aquellos que ahora dicen que el Holocausto nunca sucedió, que niegan la realidad de la Shoah y piden la destrucción de Israel. Ahora sabemos hasta qué punto es realmente preocupante un Irán con armas nucleares y cuán urgente resulta que este país vuelva al seno de la comunidad internacional respetando las leyes establecidas por las Naciones Unidas y el Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares del cual es signatario2. En el núcleo del Islam radical se realizan llamamientos sumamente inquietantes a la destrucción de Israel, la tierra ancestral de los judíos que se ha convertido en una tierra de refugio para muchos supervivientes de la Shoah. Al decir que la Shoah es una mentira perpetuada por los judíos para justificar la creación de Israel, estas personas faltan a la verdad para justificar su voluntad de destruir este Estado. Esta negación del Holocausto, utilizada únicamente con fines políticos, les permite justificar sus esfuerzos por poner fin al Estado de Israel. Esta nueva negación encuentra una resonancia considerable en espíritus fanáticos e ignorantes. En la actualidad las nuevas tecnologías de comunicaciones, entre otros medios, se usan para difundir estas ideas, especialmente entre los jóvenes, algunos de los cuales llegan a estar convencidos de que la Shoah nunca sucedió a pesar de todas las pruebas que indican lo contrario. Esperemos que la divulgación y la publicidad sobre el registro histórico que contienen los archivos de Arolsen los convenzan, si desean creer en los archivos. Asimismo, esperemos que la creación de un Estado palestino junto a un Estado israelí, cada uno viviendo en paz dentro de sus fronteras según los términos de una negociación justa, ponga fin a las campañas llevadas a cabo contra la existencia de Israel. Ante la cuestión de la conmemoración de la Shoah y la existencia del Estado de Israel, la comunidad internacional y los distintos Estados deben asumir su responsabilidad. También deben adoptar las medidas necesarias para luchar contra otros genocidios, los cuales deben identificarse y a cuyas víctimas se debe escuchar. Se debe juzgar y castigar a quienes han cometido o cometen crímenes masivos. Más allá de los Estados y las instituciones, sigue existiendo la parte de responsabilidad que recae sobre cada uno de nosotros. Esto se le recordaba a la población francesa en la ceremonia celebrada el 18 de enero de 2007 en el Panteón de París, cuando el Presidente Jacques Chirac, siguiendo mi sugerencia, rindió homenaje a los "justos de Francia". Los "justos" son millones de personas no judías a las que rinde homenaje Yad Vashem, la Dirección de Conmemoración de los Mártires y Héroes del Holocausto, por haber salvado a judíos de la deportación durante la segunda guerra mundial. En Francia, se deportó a 76.000 judíos. Pero las otras tres cuartas partes de judíos que se salvaron deben su salvación en parte al millar de justos que los ayudaron y encarnaron el honor de nuestro país. Los "justos" nos demostraron que siempre habrá hombres y mujeres, de todos los orígenes y en todos los países, capaces de lo mejor. Basándome en el ejemplo de los "justos", me gustaría creer que la fortaleza moral y la conciencia individual pueden vencer. En conclusión, y alegrándome de que la resolución 61/255, aprobada en enero de 2007 y que condena la negación del Holocausto, fuera aprobada de forma tan abrumadora por la Asamblea General de las Naciones Unidas, deseo sinceramente que este día, creado por las Naciones Unidas, nos inspire a todos a respetarnos los unos a los otros y a rechazar la violencia, el antisemitismo, el racismo y el odio, así como todas las demás formas de discriminación. La Shoah es "nuestro" recuerdo, pero también es "vuestro" legado. Fuentes: Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Simone Veil. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/v/veil.htm el 21 de noviembre de 2020. Programa de divulgación sobre el Holocausto y las Naciones Unidas. Serie Documentos de debate, Naciones Unidas Nueva York, 2010.

domingo, 10 de enero de 2021

Pandemia Verano 2021:la dicotomía jóvenes-adultos es falsa y que lo importante es apostar a los comportamientos solidarios y constructivos, más allá de la edad y de la pertenencia social de cada uno (Daniel Feierstein)

El crecimiento de la curva de contagios generó críticas a la “irresponsabilidad” de los jóvenes, lo que motivó una nota de José Natanson advirtiendo sobre el riesgo de cargar las tintas sobre este sector como el culpable exclusivo del rebrote. En respuesta, el sociólogo Daniel Feierstein sostiene en este artículo que la dicotomía jóvenes-adultos es falsa y que lo importante es apostar a los comportamientos solidarios y constructivos, más allá de la edad y de la pertenencia social de cada uno. (Mariel Reiser/Unsplash) «Hacerse responsable es reconocer que esto extraño que aparece de noche es algo que me pertenece» Silvia Bleichmar (1) «El comienzo de la elaboración crítica es la conciencia de lo que realmente se es, o sea, un ‘conócete a ti mismo’ como producto del proceso histórico desarrollado hasta ahora, el cual ha dejado en ti mismo una infinidad de huellas recibidas sin beneficio de inventario. Hay que empezar por hacer ese inventario» Antonio Gramsci (2) La cuestión de la irresponsabilidad en las respuestas ante una crisis se ha transformado en un debate sobre las actitudes de los jóvenes, planteado entre otros por José Natanson en una nota en el Dipló (3). Pero resulta un foco, a mi modo de ver, errado. Mostrar una fiesta electrónica en la playa al tiempo que se olvidan las marchas anticuarentena, el velorio de Maradona o las manifestaciones verdes y celestes, entre muchos eventos multigeneracionales que han obviado las normas de cuidado, esconde un problema detrás de otro. Me gustaría llevar el debate a otro campo: no el de los jóvenes versus los adultos, sino el debate sobre nuestra relación con las normas en la construcción de nuestra identidad… seamos jóvenes o adultos. Toda organización social, ya desde la historia más antigua, se ha basado en la construcción de normas, sean o no codificadas. Para funcionar como sociedad, pero para el caso para fundar un club, un partido político, una organización vecinal y hasta un grupo de amigos, se necesita establecer qué es lo que está permitido, qué es lo que está prohibido, qué es lo aconsejable o lo desaconsejado, qué actitudes excluyen del lazo social de apoyo de los demás al amenazarlo. Ser parte de una comunidad no solo es recibir sino también dar, y esto requiere determinados comportamientos. Es cierto que en algunos casos participamos de la creación de esas normas y en otros nos vienen heredadas de tradiciones previas. Así, a veces las normas dan cuenta de los problemas presentes y otras ya son obsoletas y es necesario cambiarlas. A veces construyen funcionamientos igualitarios y otras definen modos profundamente desiguales u opresivos. Pero ningún agrupamiento colectivo puede funcionar sin normas y comportamientos pautados. Históricamente, aquellas formas obsoletas, desiguales o represivas han sido enfrentadas colectivamente por grupos que también crearon sus propios sistemas de normas contrahegemónicas e intentaron dar explicaciones acerca de por qué las normas existentes eran o son opresivas, desiguales, alienantes u obsoletas, y por qué otro conjunto de normas resultaban más favorables a la vida en común o a grupos específicos como aquellos que más sufren. No es lo mismo el revolucionario que intenta transformar la realidad que quien solo busca legitimar su falta de disposición a asumir los compromisos que requiere el lazo social, aunque a los dos se los llame –incorrectamente– “rebeldes”. Una pandemia nueva desatada por un virus desconocido llevó a la necesidad de implementar nuevos comportamientos en todo el mundo: evitar reunirnos en lugares cerrados, circular con barbijos, espaciar los encuentros sociales, limitar el número de miembros de los mismos, autoaislarnos antes de ver a una persona más vulnerable ante el virus, entre otras cosas. Algunas de estas conductas pueden o deben ser regladas por el poder público (el desplazamiento entre jurisdicciones y dentro de jurisdicciones, el funcionamiento o cierre de determinadas actividades económicas y sus protocolos, la prohibición de encuentros masivos, el uso del espacio público), en tanto que otras responden más al compromiso social y a la responsabilidad ciudadana y son difíciles de controlar (autoaislarnos previamente, limitar el número de encuentros, registrar contactos, crear “burbujas”, entre otras). Los cuestionamientos posibles ¿Cuáles son las críticas a estas nuevas normas? La primera plantea que estas conductas resultan exageradas en relación a los riesgos de la pandemia y que el daño es mayor al beneficio. Pero los argumentos para intentar probarlo han sido pobres y fueron arrasados por la realidad. Veamos algunos ejemplos: se decía que los muertos eran pocos y que no justificaban semejante esfuerzo (y así llegamos en 9 meses a perder al uno por mil de la población argentina, y seguimos contando); se afirmaba que las consecuencias eran iguales a las de una gripe (para constatar que ni los muertos ni las secuelas lo son); se decía que conseguiríamos la inmunidad de rebaño con el 10 o 15 por ciento de contagiados (cuando, superado ese umbral o duplicado en muchos lugares del país y del mundo, no se consiguió ninguna inmunidad); se sostenía que el virus afecta solo a las personas mayores (cuando se registra un porcentaje de secuelas graves en población de cualquier edad); y se sostenía que las mutaciones volverían al virus menos letal (cuando muestran una letalidad similar y una contagiosidad superior). El segundo cuestionamiento plantea que esas conductas son muy exageradas porque “no se pueden cumplir”. Lo sorprendente es que el planteo no surge de quienes realmente tienen problemas estructurales para cumplirlas (por no tener apoyos económicos, no poder desarrollar sus tareas sin vínculo social masivo o por vivir en condiciones de hacinamiento, entre otros obstáculos concretos). La crítica proviene de necesidades menos vinculadas a la supervivencia (como el aburrimiento, la necesidad de esparcimiento, la búsqueda del yo y la experimentación, la angustia), es decir cuestiones que muchos sectores sociales en nuestro país tienen negadas durante toda su vida o jamás se pudieron permitir. Si países, provincias o ciudades han logrado situaciones de cuasi supresión del virus, la hipótesis de la “insostenibilidad” del cuidado se cae. En particular porque la supresión del virus permite (como en el período abril-agosto en gran parte de nuestro país) recuperar un estado bastante parecido a la normalidad gracias al esfuerzo realizado en unas pocas semanas. El tercer cuestionamiento resulta el más conservador: supone que la cooperación desafía a la naturaleza humana porque somos egoístas y solo nos guiamos por el interés individual. No hay que mirar otras sociedades para encontrar el error del planteo. Los análisis de movilidad y de las curvas de evolución de la pandemia nos muestran que hemos tenido todos los comportamientos posibles en la propia sociedad argentina: sectores de la población que nunca se cuidaron, sectores que se han cuidado siempre y otros que han oscilado en distintos momentos, así como muchos que se cuidaron hasta octubre y luego se han relajado. Una de las hipótesis del actual crecimiento de casos es precisamente este relajamiento de sectores importantes que hasta hace poco tiempo atrás se venían cuidando. No se trata, por lo tanto, de una lógica binaria. Hay grados de cuidado, y la mayor parte de la población se ubica en algún lugar de esa curva de manera dinámica. Lo que se requiere para reducir la tasa de propagación a un R menor a 1 es simplemente desplazar ese gradiente un poco más hacia el lado del cuidado. La pregunta es qué discursos y políticas colaboran con ello y cuáles lo obstaculizan. Facilitarle excusas a quien oscila para inclinarse por el descuido parece la peor estrategia. Valorar y reconocer a quien puede mejorar sus cuidados incide en un sentido positivo. La disputa por el sentido no es solo racional Pero las normas no se cumplen por su mera existencia. Así como requieren un aparato de control, también necesitan una legitimación social, que valore tanto su importancia como su necesidad. Dicha legitimación va construyendo la sanción social de quien no las respeta, usualmente tan o más efectiva que la sanción estatal. Un caso muy claro es cómo se ha logrado limitar el uso del tabaco en lugares cerrados. Un caso fallido el intento de aumentar el cumplimiento de las normas de tránsito. La batalla por el sentido se libra en tres planos articulados: cognitivo, emocional y ético-moral. Qué información aceptamos, qué emociones juegan con mayor fuerza y a qué modelo de comunidad apostamos. En relación al primero, resulta muy clara la necesidad de luchar contra la infodemia, contra la circulación de información falsa, teorías conspirativas, rumores, campañas, etc. Pero mi percepción es que hoy la disputa en la sociedad argentina no se da solo ni fundamentalmente en ese plano, sino en los otros dos. En el emocional, se enfrenta la posibilidad de entregarnos al negacionismo y la naturalización o la de sentirse interpelados por el dolor del otro (enfermos graves, personas vulnerables, médicos, enfermeros, trabajadores sociales, militantes, voluntarios en las campañas de vacunación, cajeros de supermercado, docentes, fuerzas de seguridad, cada uno de los que ponen el hombro en el día a día). Podemos dejarnos dominar por el hastío, el cansancio o la impotencia. O, por el contrario, hacerle también un lugar a la vergüenza, como interpelación hacia nuestra propia práctica en la búsqueda de hacernos mejores, de aprender de las flaquezas, de reparar el daño que hacemos con cada uno de nuestros descuidos o debilidades. En el plano ético-moral confrontan dos modelos de representación de la sociedad que somos, pero sobre todo de la sociedad que queremos ser. Esa sociedad incluye jóvenes de un tipo y de otro, adultos de un tipo y de otro y una enorme mayoría que no sabe, que duda, que puede ser tanto una cosa como la otra, porque todos portamos al egoísmo y a la solidaridad como posibilidades de nuestra estructura emocional y moral, que no se saldan igual en todo momento ni en todo lugar ni ante cualquier evento. Me pregunto por qué los medios muestran más la fiesta clandestina que la campaña de vacunación, o gente corriendo sin sentido en la playa de Pinamar y no la organización de cuidados en un barrio popular. En las marchas masivas anticuarentena hay más adultos que jóvenes. En las organizaciones de voluntariado, más jóvenes que adultos. Creo, por lo tanto, que no es momento para falsas dicotomías sino para asumir las contradicciones de fondo, que no nos dividen entre jóvenes y adultos sino entre darle espacio a lo mejor que existe en cada uno de nosotros o entregarnos a las peores versiones de quienes podemos ser. Somos capaces tanto de una cosa como de la otra. En definitiva, como en todo conflicto social, se juega en la cabeza y el corazón de cada uno la apuesta por el tipo de mundo en el que queremos vivir. Daniel Feierstein , es sociologo , investigador del CONICET y profesor UNTREF/UBA. 1. Vergüenza, culpa y pudor, Paidós, 2016 2. Antología, Siglo XXI, 2004 3. https://www.eldiplo.org/notas-web/que-hacer-con-los-jovenes-irresponsables/ Fuente: Por Feierstein, D.(2021) "Apostar a nuestra mejor versión", El Diplo , Buenos Aires.

sábado, 9 de enero de 2021

Si no cambiamos nuestra relación con la tecnología digital, la especie humana será consumida por una crisis de salud mental” ( Dra. Camila Mozzini-Alister, educadora en redes sociales)

El docudrama El Dilema de las Redes Sociales, de Netflix, plantea que las redes sociales nos alejan de conexiones profundas, generando adicciones enfermizas con el propósito consciente de generar ganancia. Camila Mozzini-Alister es una académica brasileña residente en Queensland, Australia. Autora de libros publicados tanto en Brasil como en Australia, así como de cientos de artículos académicos, la investigadora de la Universidad de la Sunshine Coast compartió con Nueva Sion su visión filosófica sobre estos temas, a los que considera enlazados con necesidades y deseos profundos y muchas veces subconscientes de validación social, poder, y ‘omnipresencia’. -Tenés un interés en los modos en los que las plataformas sociales y los dispositivos tecnológicos como los smarphones generan adicción. ¿Nos podés contar más sobre esto? -Desafortunadamente, nuestras tecnologías actuales están diseñadas para ser adictivas; es decir, están diseñadas para manipular químicamente la liberación de una hormona llamada dopamina que es responsable de las sensaciones de placer y recompensa en nuestros cuerpos. De hecho, drogas como la cocaína y el LSD están asociadas con el ciclo de liberación de dopamina. Particularmente en el caso de las redes sociales y los teléfonos inteligentes, veo seis razones principales por las que son tan adictivas. Primero, nuestras pantallas táctiles son pantallas capacitivas, es decir, cuando las tocamos, literalmente recibimos un nano choque que ingresa al sistema nervioso y crea una relación simbiótica entre el cuerpo y el dispositivo. En segundo lugar, la estructura del suministro de noticias de Facebook está diseñada para atraparnos en la adicción. Creada en 2006, se trata de una estructura circular programada algorítmicamente para hacernos correr como hámsteres dentro de una ruleta: cuanto más ‘escroleamos’, más publicaciones se actualizan en tiempo real para que todos puedan tener sus segundos de fama en los titulares de este periódico digital. No por casualidad, tanta gente pierde horas de sus días en Facebook … Sin embargo, esta fabricación de adicción no se detiene aquí. Entra en nuestras partes blandas, las relacionadas con nuestras necesidades y deseos vitales almacenados en un nivel subconsciente profundo. La tercera razón es el deseo de poder. Sí, nos sentimos poderosos con un smartphone vinculado a aplicaciones de redes sociales. ¿Por qué? Porque con un mínimo gesto de las yemas de los dedos, podemos acceder simultáneamente a personas de todo el planeta. Ya sea en Japón, Estados Unidos, Sudáfrica, Bulgaria o Perú… Inconscientemente sentimos como si pudiéramos hacer del mundo entero una miniatura accesible en la palma de nuestras propias manos. La cuarta razón va aun más allá en nuestro subconsciente: es la pulsión sexual que se establece con las imágenes de las redes sociales. Como seres humanos, todos estamos hechos de cuatro instintos básicos de supervivencia: miedo, hambre, sueño y sexo. Nuestra pulsión sexual se sustenta en el último instinto, pero no necesariamente se reduce a él ya que se relaciona con una economía de lo que llamamos «libido» o la energía sexual psíquica. Laura Marks, reconocida estudiosa de la función háptica de la imagen, define el erotismo como nuestra capacidad para oscilar entre lo cercano y lo lejano, entre el control y la renuncia, entre ser un dador y un receptor. Deslizándose, desplazándose, ampliando y reduciendo imágenes propias y ajenas, hoy en día no solo creamos un vínculo energético debido al nanoshock de la pantalla sirviente que obedece a todos los comandos de nuestros dedos, sino que también manipulamos y controlamos imágenes de perfiles propios y ajenos, lo cual Vito Acconci (1940-2017) tan bien señaló como una forma de drenar nuestra libido. La quinta razón es otra muy básica: nuestra necesidad de validación social. La validación social es la necesidad innata de aprobación por parte de nuestros compañeros o de la comunidad a la que pertenecemos. Como mamíferos, siempre ha existido y siempre existirá. Sin embargo, con el auge de las redes sociales, nuestro sentido de comunidad se ha expandido a la comunidad de perfiles virtuales repartidos por todo el mundo en tiempo real. Por lo tanto, cuanto mayor sea el número de seguidores, amigos, me gusta, comentarios, etiquetas y mensajes directos, más alimentamos esta necesidad humana con montones y montones de dopamina. Finalmente, la última y aún más subconsciente razón por la que las aplicaciones combinadas de smartphones/redes sociales son tan adictivas es lo que yo llamo un «deseo de omnipresencia», que es una distorsión del deseo espiritual innato de nuestra mente de ser ilimitado en el deseo antropotécnico de estar aquí, allí y en todas partes al mismo tiempo, más allá de las limitaciones físicas del cuerpo. -¿Cómo ves el futuro si nuestro escenario actual (personas pegadas a sus pantallas las 24 horas del día; la realidad virtual reemplazando las conexiones de la vida real; cámaras de eco; la difusión de información errónea) continúa su marcha? -Si el escenario actual continúa su marcha, veremos oleadas de ataques de pánico en todas partes; desigualdades sociales cada vez mayores; una destrucción ambiental aguda y fuertes movimientos de negación de la realidad en pro de “realidades artificiales.” La especie humana será consumida por una enorme crisis de salud mental. Esto se debe a que a través de la tecnología, estamos entrando en capas cada vez más profundas de la mente y trayendo a la superficie traumas infantiles subconscientes. Pero toda crisis puede ser tanto un infortunio como una gran oportunidad. Tal vez pueda ser nuestro renacimiento como animales espirituales. Tiendo a ser una persona optimista. Creo que superaremos este momento histórico. Pero no veo que eso sea posible sin la ruptura total del sistema neoliberal y sus mecanismos de hipercontrol altamente sofisticados. Creo en nuestra capacidad de usar el caos a nuestro favor, pero también creo en el poder de las catástrofes para enseñarnos cómo hacerlo. Hasta que no nos veamos como parte de la naturaleza, no seremos capaces de romper con el modo de pensar del “Antropoceno”. Creo en los jóvenes y en los niños que vienen a este mundo. Y también creo en las muchas personas que, como yo, están dispuestas a trabajar educando sobre las redes sociales, alentando a las nuevas generaciones a desarrollar nuevas formas de pensar, usar y subvertir la tecnología a nuestro favor. Yo creo en el amor en cuanto micro-política superadora de las fuerzas de la vanidad. -¿Deberíamos buscar la reforma de plataformas tales como Facebook? ¿Se pueden reinventar? -Para reimaginar las redes sociales, debemos preguntarnos: ¿Qué tipo de conexión realmente satisface nuestras necesidades? Una vez más, creo que los niños son nuestro modelo más preciso. Deberíamos preguntarles a los niños y niñas de todo el mundo: ¿qué es una “red social” para ustedes? ¿Cuándo te sientes conectado? Si pudieras imaginar alguna tecnología de conexión con los demas, ¿cómo sería? Desafortunadamente, nuestra imaginación «adulta» a menudo ya está colonizada por imágenes neoliberales y lucrativas. Necesitamos dejar que los niños vuelvan a imaginar. Y también dar credibilidad a su imaginación, es decir, darles espacios reales para materializar sus inventos en el mundo concreto. Porque si seguimos con las redes sociales en su estado actual, nos van a destruir: primero, por el uso criminal de la privacidad de nuestros datos en mecanismos de predicción del comportamiento de usuarios con objetivos comerciales y políticos y sus consecuentes niveles cada vez mayores de polarización, información errónea y fragmentación social; segundo, por el tremendo riesgo de automatizar la sutileza de nuestros procesos mentales en cuanto meros procesos electrónicos, visto que el propio Facebook ya está trabajando en dispositivos capaces de decodificar nuestros pensamientos y escribir 100 palabras por minuto directamente desde la fuente: el cerebro. Por eso, creo que primero es necesario empezar con una reforma urgente, global, en torno de las políticas de privacidad de datos y, junto a eso, trabajar para ponerles límites a lo que las empresas “big tech” nos hacen creer que es nuestro “progreso”, cuando en verdad se trata del fin de nuestra libertad de imaginar. -¿Cuál es, en tu opinión, la fuerza impulsora más profunda detrás de nuestra adicción a las plataformas sociales y los smartphones? -Esa es la pregunta principal de mi libro “Cuerpos de luz: ¿Tienen límites las redes sociales?”, que pronto publicará Palgrave Macmillan en inglés. Después de un Máster en Psicología Social e Institucional en el que investigué meticulosamente la relación entre las redes sociales y el uso de nuestros rastros digitales, me vi en un dilema: «¿por qué todavía sigo en Facebook?» Interrogándome obsesivamente al respecto, me di cuenta de que lo que está en juego es algo que va más allá de nuestra racionalidad y pensamiento lógico. Como mencioné anteriormente, existe algo que llamé un “deseo de omnipresencia”, que es el incontrolable deseo de estar aquí y allá y en todo lugar al mismo tiempo. Según la ciencia experiencial de los yoguis tántricos, todos tenemos un deseo espiritual innato de ilimitación, que es el deseo imparable de nuestras mentes de expandirse para no tener ninguna forma de límite. Bueno, nuestro actual deseo de omnipresencia es una distorsión de este deseo mental de ilimitación en la búsqueda de ser más que el cuerpo. Desafortunadamente, el modelo de cuerpo adoptado como fuerza impulsora actual de nuestros adelantos tecnológicos es, como ha dicho el brillante filósofo argentino Fabián Ludueña Romandini en su metáfora, el cuerpo resucitado de Cristo. Después de más de quince años utilizando las redes sociales y siendo subjectivados por ellas, subconscientemente comenzamos a ver el significado de nuestra existencia ya no como “seres humanos” si no como “ángeles” a imagen y semejanza de nuestros perfiles virtuales. Queremos ser como nuestros perfiles de las redes sociales y convertirnos en seres que puedan traspasar cualquier muro, que no experimenten pausas ni demoras, que no caigan debido a los efectos de la gravedad, pero, sobre todo, que tengan la capacidad de sentir sin verse afectados, tal y como el cuerpo del Cristo resucitado. Los perfiles no tienen los instintos del miedo, el hambre, el sueño y el sexo, responsables de todo tipo de emociones incómodas como la ira, la desesperación, la envidia, la crueldad, el miedo o la tristeza consideradas como “emociones negativas” en la positividad tóxica de las redes sociales. Buscamos desesperadamente no experimentar la soledad del sentir. Porque sentir dolor, desilusión, frustración, nos obliga a afrontar el dolor del trauma. Es la cúspide de nuestra vanidad este deseo de ser omnipresentes, omniscientes y omnipotentes como si fuéramos Dios mismo. Somos seres humanos. Ángeles no. Dioses no. Demonios tampoco. Somos falibles, duales, divinos y carnales, espirituales y animales al mismo tiempo. Estamos entre el cielo y la tierra, vagabundos en el paraíso que inconsecuentemente nos atrevemos a destruir por el estúpido error de pensar que podemos construirlo mejor que el Creador mismo. Por lo tanto, al suprimir nuestra propia animalidad tratando de ser algo que no somos, ángeles omnipresentes, en realidad corremos el riesgo de nuestra propia extinción. -¿Cómo debemos gestionar nuestro uso de internet? ¿Tenés algún consejo práctico que puedas compartir para mantenernos cuerdos? ¿O creés que la gente debería simplemente desactivar sus cuentas de redes sociales y limitar su interacción con la tecnología tanto como sea posible? -Debemos administrar nuestro uso de internet tal y como administramos cualquier otra cosa en nuestras vidas: con equilibrio. Dormir con el teléfono al lado de la cama, despertarnos y abrir inmediatamente las redes sociales, permanecer en el teléfono hasta altas horas de la noche y llenar cualquier tiempo libre que tengamos con el dispositivo no es una forma equilibrada de usar internet. Necesitamos volver a aprender a vivir en el espacio-tiempo fuera de línea. Es un espacio lento y demanda movimiento físico. Tenemos que preparar la comida, limpiar después de cocinar, darnos una ducha, usar nuestro medio de transporte para ir al trabajo, caminar, hacer ejercicios, volver a casa y hacer todo el ritual de cocinar nuevamente, limpiar la casa… Estamos restándole importancia a todas estas cosas básicas de nuestra rutina diaria, considerándolas como algo “menor”, para poder permanecer más tiempo con nuestros teléfonos, tabletas y computadoras. Es importante darles valor a las pequeñas y mundanas cosas de la vida. Es importante poder percibir lo que nuestro cuerpo necesita en cuanto a comida, descanso, placer y movimiento. Nuestros perfiles no comen, duermen, tienen sexo, ni temen. Pero nosotros sí. Algunos ajustes prácticos sencillos pueden ayudar, por ejemplo: apagar el teléfono dos horas antes de irnos a dormir, comprar el antiguo despertador analógico para despertarnos, reinstalar el teléfono fijo, desactivar las notificaciones de las redes sociales, practicar mindfulness, leer un libro, tomar sol, poner las manos y los pies en el césped… Pero el verdadero cambio sólo se producirá cuando decidamos transformar nuestro deseo de omnipresencia en auténtico deseo de presencia. Cuando descubramos que solo seremos ilimitados en los límites de nuestro propio cuerpo y del cuerpo de nuestro planeta. Cuando renunciemos a la necesidad de controlar y saberlo todo para simplemente ser. Cuando nos demos cuenta de que, entre el momento en que sentimos el impulso de conectarnos digitalmente y el acto de hacerlo, existe un pequeño espacio de libertad que podemos usar para tomar decisiones nuevas, sin precedentes y desautomatizadas. El cambio real tiene que venir desde adentro, cambiando el deseo mismo. Por eso, no se trata de estar a favor o en contra de las tecnologías, o verlas como nuestra salvación o nuestra perdición. Se trata apenas de ponerles límites, como todo en la vida. Yo prefiero trabajar por un mundo de películas como «El Planeta Libre» (1996) que de películas como «Ready Player One» (2018). Y deseo que, en esta jornada, la eterna pregunta de Espinosa sea capaz de darnos un horizonte que todavía nos encante: “Al final, ¿qué puede un cuerpo?” Sobre Camila Mozzini-Alister Camila Mozzini-Alister trabaja como educadora de redes sociales, artista escénica en D.I.V.E. Theatre Collective e investigadora adjunta en la Universidad de la Sunshine Coast (USC), Australia. Tiene un Doctorado en Comunicación de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ-Brasil) y un Doctorado en Artes: Producción e Investigación de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV-España), con un Máster de Investigación en Psicología Social e Institucional de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS-Brasil) y una Licenciatura en Periodismo de la misma institución. Sus intereses de investigación se sitúan en la interfaz entre cuerpo, filosofía de la mente, redes sociales, mediación digital, meditación tántrica, deseo de omnipresencia, afecto, migración y educación. A lo largo de su carrera, trabajó como Educadora de Arte en las Fundaciones Iberê Camargo y Bienal del Mercosur, así como Educadora Social en la Casa de la Juventud Mathias Velho, donde enseñó Periodismo Ciudadano a los jóvenes de la comunidad. Coeditó los libros “Estudios del cuerpo: Encuentros con el arte y la educación” (Estudos do Corpo: Encontros com Arte e Educação) en asociación con Wagner Ferraz; y “Fenomenologías de la gracia: El cuerpo, encarnación y futuros transformadores” (Phenomenologies of Grace: The Body, Embodiment, and Transformative Futures), con Marcus Bussey. En 2019, publicó su primer libro titulado “Impresiones de un cuerpo conectado: cómo la publicidad nos incita a la conexión digital” (Impressões de um corpo conectado: como a publicidade está nos incitando à conexão digital). Camila toma la escritura como un campo de experimentación poética y el cuerpo como nuestro primer y último sustrato creativo. Dunstan, Inés ( 2020), Si no cambiamos nuestra relación con la tecnología digital, la especie humana será consumida por una crisis de salud mental. Entrevista Dra. Camila Mozzini-Alister, educadora en redes sociales. Nueva Sión, Buenos Aires.

miércoles, 6 de enero de 2021

A 25 AÑOS DE LA PARTIDA DE TATO BORES: "COMO JUSTICIA, YA ESTABA ABURRIDA DE LOS QUE DECÍAN DEFENDERME ME VIOLARAN SISTEMÁTICAMENTE , ESTOY CANSADA QUE LOS GOBIERNOS CADA DOS POR TRES ME DEJEN EL TUJES COMO GLADIOLO EN PRIMAVERA Y ENCIMA GRATIS "( IRONÍA DE TATO BORES, GOBIERNO DE MENEM)

Una mezcla de analista político, profeta o bien lector de la realidad argentina que se repite trágicamente y vuelve a repetirse cíclicamente. Tato Bores versó sobre distintis temas, , entre ellos “ La Justicia”, la misma que en la actualidad busca referentes, abogados y jueces ( o por lo menos de los de mayor exposición ) que puedan hacer honor a su juramento y ser equilibrados; que los delincuentes juveniles no salgan por la misma puerta que salieron pocas horas después. Un anhelo es que los mediáticos dejen de serlo buscando las luces de la fama y por sobre todo que no respondan al poder de turno. En estos días, en que se cumplen 25 años de su partida, sus monólogos mantienen una actualidad, que duela, pero a la vez, ensalza la figura de Tato Bores. Esto decía en los ’90 durante el mandato de Carlos Menem. Llego a tribunales esperando ver a la estatua de la justicia andrajosa y hecha pelota y, cuál no sería mi sorpresa, al encontrármela maquillada, de tacos altos y minifalda y revoleando la carterita. - Escuchame loca: ¿Qué te pasó? ¿Desde cuándo te dedicás a… este antiguo oficio? - Lo que pasó Tato es que ya estaba aburrida de que los que decían defenderme me violaran sistemáticamente. Cansada que los gobiernos, cada dos por tres, me dejaran el tujes como un gladiolo en primavera… y encima gratis. Eso se acabó Tato, ahora aprovecho esta nueva ética de mercado y, por lo menos, cobro. - O sea… - O sea Tato que si quiere un cambio de carátula, un cambio de fuero, un cambio de juez, una conmutación, un sobreseimiento, lo que se le ocurra, me llama y lo arreglamos enseguida. - Pero atendeme, la justicia no puede ser… un yiro, tiene que ser seria… para eso tenés la espada y la balancita. - Tenía Tato, la espada la empeñé y la balancita se la di a Gerardo para que corte la manzana. Ese sí que es un programa donde triunfan los justos– dijo mientras orientaba a un juez nuevo que no sabía dónde quedaba la puerta. - Así es Tato, no se sorprenda– intervino el boga José Exhorto-. Vivimos en libertad y si el gobierno quiere tener justicia fiel y consecuente, y se pone, ¿por qué no la va a tener? - Pero, ¿y la seguridad jurídica? - Verso Tato, verso. Jamás hubo tanta seguridad jurídica como ahora. Hoy usted puede estar absolutamente seguro que todos los fallos van a salir a favor del gobierno. Y si el juicio es: “El estado contra los amigos”, póngale la firma que pierde el estado y gana siempre los amigos. ¿Qué país le puede dar una seguridad jurídica tan rotunda como ésta? ¿Le queda claro? - Claro me queda, lo que pasa es que no me gusta un carajo. - No le gusta porque usted es un mal pensado que le busca la quinta pata al gato. Pero, como dijo Carlos Saúl 1º: la justicia es independiente, las coincidencias son coincidencias, si le cuadra bien y sino vaya a quejarse a Pavarotti– dicho lo cual me dio un besito, me regaló un preservativo en forma de toga con un cartelito que decía: “Esto no sirve para ser usado con una justicia blanda” y se las tomó. Fuente El Blog Crillo, Tato Siemmre Tato ,8 de Noviembre de 2007

A 10 años del fallecimiento de María Elena Walsh, proponen una serie de actividades virtuales que invitan a celebrar su vida y obra

El próximo 10 de enero se cumplen 10 años de la muerte de la poetisa, novelista, cantante, compositora, guionista de teatro, cine y televisión, figura esencial de la cultura argentina. A partir de esa fecha, Penguin Random House Grupo Editorial propone una serie de actividades virtuales que invitan a celebrar vida y obra de María Elena Walsh que durararán todo un mes. La programación, que incluye diálogos entre autores y autoras, conciertos, maratones de lectura, talleres de rima y limericks y propuestas lúdicas desde las redes sociales de la editorial (@penguinlibrosar @penguinkidsar y @librosquecuentan) finaliza el 1 de febrero, fecha en la que María Elena Walsh cumpliría 91 años. PROGRAMACIÓN ____________________ Semana 1 Lunes 11 - Cuentos fabulosos para chicos curiosos: Escuchá "La Plapla", de María Elena Walsh, leído por nuestra editora María Amelia Macedo. Miércoles 13 - GPS (guía para sobrevivir) María Elena Walsh por Canela: Una guía de lectura para desmenuzar, interiorizarse y revisitar, en algunos casos, aquellos autores y autoras que se convirtieron en textos cumbre que marcaron un antes y un después en nuestra vida como lectores. Miércoles 13 - Crecer y criar con María Elena Walsh: Charla en primera persona con Cecilia Fanti sobre la experiencia de haber crecido y criar a los propios hijos con la música y la literatura de María Elena Walsh. Jueves 14 - Taller de rima y limericks: Cecilia Pisos enseña a armar rimas y limericks como María Elena. Viernes 15 - Recordando a María Elena Walsh: Diálogos: Gabriela Massuh y Laura Ramos repasan vida y obra de María Elena Walsh Semana 2 Lunes 18 - Cuentos fabulosos para chicos curiosos:Escuchá "Tutú Marambá", de María Elena Walsh, leído por nuestra editora María Amelia Macedo. Jueves 20 - Crecer y criar con María Elena Walsh: Charla en primera persona con Natalia Kiako sobre la experiencia de haber crecido y criar a los propios hijos con la música y la literatura de María Elena Walsh Viernes 22 - Recordando a María Elena Walsh: Diálogos: María Teresa Andruetto y Pablo Bernasconi repasan vida y obra de María Elena Walsh Semana 3 Lunes 25 - Cuentos fabulosos para chicos curiosos:Escuchá "El Gatopato y la princesa Monilda", de María Elena Walsh, leído por nuestra editora María Amelia Macedo. Miercoles 27 - Crecer y criar con María Elena Walsh: Charla en primera persona con Johanna Wilhelm sobre la experiencia de haber crecido y criar a los propios hijos con la música y la literatura de María Elena Walsh Semana 4 Lunes 1 de Febrero - Magdalena canta a María Elena: Concierto en vivo. Magdalena Fleitas canta canciones de María Elena Walsh en un vivo de Instagram. ACERCA DE LA AUTORA ____________________ Poeta, novelista, cantante, compositora, guionista de teatro, cine y televisión, María Elena Walsh es una figura esencial de la cultura argentina. Nació en Buenos Aires, en 1930. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes. A los quince años comenzó a publicar sus primeros poemas en distintos medios, y en 1947, apareció su primer libro: Otoño imperdonable. En 1952 viajó a Europa donde integró el dúo Leda y María, con la folclorista Leda Valladares, grabando discos en París. Desde 1960, ya en la Argentina, escribió programas de televisión para chicos y para grandes, y realizó el largometraje Juguemos en el mundo, dirigido por María Herminia Avellaneda. Asimismo, escribió guiones para cine y su música fue incorporada a filmes de trascendencia. En 1962 estrenó Canciones para Mirar en el teatro San Martín, con tan buena recepción que, al año siguiente, puso en escena Doña Disparate y Bambuco, con idéntica respuesta. Esas obras se publicaron como libros en 2008. A partir de 1960 nacieron muchos de sus libros para chicos: Tutú Marambá (1960), Zoo Loco (1964), El Reino del Revés (1965), Dailan Kifki (1966), Cuentopos de Gulubú (1966) y Versos tradicionales para cebollitas (1967). Su producción infantil abarca, además, El diablo inglés (1974), Chaucha y Palito (1975), Pocopán (1977), La nube traicionera (1989), Manuelita ¿dónde vas? (1997), Canciones para Mirar (2000), Hotel Pioho's Palace (2002) y ¡Cuánto cuento! (2004). En 1990 publicó Novios de antaño, su primera novela para adultos, y en 2008, Fantasmas en el parque, inclasificable como género, entre novela, memorias y ficción. María Elena Walsh obtuvo numerosos reconocimientos: Premio Municipal de Poesía; Premio ARGENTORES; Gran Premio SADAIC; Gran Premio de Honor del Fondo Nacional de las Artes; el Highly Commended del Premio Hans Christian Andersen de la IBBY (International Board on Books for Young People); Premio Gabriela Mistral, Chile, Konex De Honor (Letras), entre muchos otros. En 1985 fue nombrada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires; en 1990, Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba, y en 2011 de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Córdoba, Argentina; en 2008 recibió el Reconocimiento Público de la Academia Argentina de Letras. Sus creaciones se han constituido en verdaderos clásicos de la literatura infantil, cuya importancia trasciende las fronteras del país, ya que han sido traducidas al inglés, francés, italiano, sueco, hebreo, danés y guaraní. Entre sus personajes más famosos se destaca Manuelita la tortuga, que fue llevado al cine con gran éxito internacional. María Elena Walsh murió en Buenos Aires el 10 de enero de 2011. Es y será un referente intelectual para muchas generaciones de argentinos.

lunes, 4 de enero de 2021

A 40 años del “Mundialito”, el torneo que le salió caro a la dictadura uruguaya

No tuvo la repercusión del Mundial 78 en Argentina ni tampoco la utlización pergeñada por el Proceso de Reorganizacióin Nacional para tapar las atrocidades que hacía la dictadua Argentina, tampoco fue LPinochet que aprovechó el Estadio Nacionakl para utiliizarlo como campo de cooncentración.Sin embargo, hace 40 años, hubo un Mundialito en Uruguay. Entre fines de 1980 y principios de 1981, Además del anfitrión, protagonizaron el Mundialito la Argentina, Brasil, Alemania Federal, Italia y Países Bajos. La presencia de este último, dos veces subcampeón mundial hasta ese momento, se debió a que Inglaterra había decidido no viajar a raíz de la fecha del certamen.La dictadura uruguaya de 1973-1985 había lanzado un plebiscito para el 30 de noviembre de 1980, es decir, menos de un mes antes del inicio del Mundialito, en el que se proponía el voto a un proyecto de reforma con la idea de proponer unas elecciones con un candidato único, Gregorio Álvarez, con la idea de sacar provecho a una especie de boom económico a partir de la euforia por el inminente inicio del torneo de fútbol. Por esos meses atronaba en los medios una marcha que decía “Bajo un sol y nueve franjas/y por ser mejor entre mejores/van detrás de una esperanza/los campeones del fútbol mundial/Bajo un sol y nueve franjas/nuestra Patria será un gran hogar/con la Copa de Oro/damos un tesoro/de amor, paz y libertad”. La etapa inicial del campeonato contuvo dos grupos de tres equipos cada uno. En el A estuvieron el anfitrión, Italia y el conjunto invitado, y en el B, la Argentina, Alemania y Brasil. De cada zona surgió un finalista: Uruguay y el equipo verde-amarelo, las mismas selecciones que habían definido, aunque sin que aquella vez se tratara de una final, el Mundial Brasil 1950. El local se clasificó con dos victorias (sendos 2-0 sobre Países Bajos e Italia, que igualaría entre sí en un tanto), y la canarinha, con una igualdad (1-1 vs. Argentina) y un triunfo (4-1 a Alemania). El vigente campeón del mundo igualó en puntos (3) con Brasil, pero quedó detrás en diferencia de goles (superó a los germanos por 2-1). El estadio Centenario, sede de Brasil 4 vs. Alemania 1.El estadio Centenario, sede de Brasil 4 vs. Alemania 1. La final tuvo el mismo resultado que aquel que decidió Brasil '50: con un 2-1 a la verde-amarela, Uruguay festejó triunfal. Con un lazo entre el inolvidable Maracanazo y el festejo como dueño de casa: Roque Máspoli, el arquero de la gesta en suelo adversario, era el director técnico de este nuevo campeón. Y así Uruguay extendió su fama de casi invencible en el Centenario. Lo hizo en un lindo torneo, que con 19 tantos en siete partidos tuvo un buen promedio de 2,7 conversiones por encuentro. El interés que generó la competencia se sustentó en buena parte por el renombre de los figuras que participaron, como Diego Maradona, Ramón Díaz, Mario Kempes, Daniel Passarella, Leopoldo Luque y Américo Gallego por la Argentina; Toninho Cerezo y Sócrates por Brasil; Harald Schumacher, Klaus Allofs y Karl-Heinz Rummenigge por Alemania Federal; Waldemar Victorino (con tres, fue el único autor de más de un gol en el certamen), Venancio Ramos, Rubén Paz y Ariel Krasouski por Uruguay; Carlo Ancelotti por Italia, y los hermanos Van De Kerkhof e Jan Peters por Países Bajos. En la inusual fecha del 30 de diciembre de 1980 se inició el Mundialito o también llamada “Copa de Oro de la FIFA” en dos grupos de tres equipos, con la idea de invitar a las seis selecciones de países campeones del mundo hasta ese momento para conmemorar los 50 años del Mundial ganado por Uruguay en 1930, razón por la cual se ideó jugar todos los partidos en el estadio Centenario, sede de aquel torneo, la primera Copa del Mundo. El documental y el olvido "Pertenecer a una generación que en esa época tenía entre cinco y diez años nos impulsó a trabajar sobre un tema que ha marcado a la sociedad uruguaya". La frase, correspondiente al creador y director del documental Mundialito, Sebastián Bednarik, fue el disparador para que la película se estrenara en 2010. Con la intención de sacar a la luz lo sucedido en lo político y lo social durante el gobierno militar (1973-1985), el documental fue realizado gracias a una profunda búsqueda de archivos y 70 entrevistas. Ezequiel Fernández Moores, columnista de LA NACION, lo comparó en el propio 2010 con la película The 16th Man ("El decimosexto hombre") referida al Mundial de rugby Sudáfrica 1995, y Fernando López, crítico de cine de LA NACION, publicó su opinión en 2011. El largometraje saca del olvido este campeonato para que quede presente en la historia del fútbol. Sin embargo, en los sitios de Internet de la FIFA y la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) actualmente no hay registro alguno del éxito de la selección local. Desde el punto de vista futbolístico, la expectativa por ver a estas selecciones y por la posibilidad de un éxito de la selección celeste era muy grande luego de una década del 70 en la que los resultados no habían sido buenos; tras el cuarto puesto en el Mundial de México 1970 y una mediocre actuación en Alemania 1974, no había logrado clasificarse para Argentina 1978. Además, venía de un no muy positivo cuarto lugar en el Sudamericano (hoy Copa América) 1975 y ni siquiera se había podido clasificar para la semifinal en 1979. Andrés Varela, productor y co-guionista de la película Mundialito de 2010 junto a Sebastián Bednarik, sostuvo que la organización y la conquista del torneo es para Uruguay “como un hijo no reconocido. Todo el mundo sabe que existió, pero no está dentro de esas hazañas que se manifiestan permanentemente como el Maracanazo de 1950, determinadas Copas América o Mundiales de buen papel. No es una estrella más en la camiseta y ni la FIFA lo considera un torneo oficial. Fue quedando en la nebulosa cuando comenzó a descubrirse lo que había atrás”. La dictadura uruguaya de 1973-1985 había lanzado un plebiscito para el 30 de noviembre de 1980, es decir, menos de un mes antes del inicio del Mundialito, en el que se proponía el voto a un proyecto de reforma con la idea de proponer unas elecciones con un candidato único, Gregorio Álvarez, con la idea de sacar provecho a una especie de boom económico a partir de la euforia por el inminente inicio del torneo de fútbol. Por esos meses atronaba en los medios una marcha que decía “Bajo un sol y nueve franjas/y por ser mejor entre mejores/van detrás de una esperanza/los campeones del fútbol mundial/Bajo un sol y nueve franjas/nuestra Patria será un gran hogar/con la Copa de Oro/damos un tesoro/de amor, paz y libertad”. La canción hacía referencia a la “libertad” en una época de presos políticos, censura previa y grupos musicales que debían presentar las letras de sus canciones en la Jefatura de Policía para ser autorizadas. Terminó imponiéndose otra marcha de Alberto Triunfo a pedido de radio Monte Carlo, con el jingle “Uruguay, te queremos/te queremos ver campeón” pero al mismo tiempo hubo un enorme gasto de dinero en todos los medios con el lema “sí por el progreso y sí por la paz, sí por la esperanza y sí por Uruguay”. Uno de los más influyentes para que la Copa de Oro fuera disputada en ese tiempo en suelo uruguayo fue el inversor y periodista italiano Silvio Berlusconi. El empresario nacido en Milán, futuro presidente del club Milan y futuro primer ministro de Italia, utilizó el torneo para impulsar definitivamente su carrera en el mundo de los negocios de los medios de comunicación y el fútbol. El 21 de diciembre de 1980 compró los derechos de televisación del certamen para 43 países y venderlos al empresario uruguayo Angelo Vulgaris. El mes previo al campeonato, el Estado convocó a un plebiscito obligatorio nacional para consultar sobre la reforma de la Constitución Nacional, con el objetivo de ganarse el voto del pueblo. A pesar de sus esfuerzos, el "no" derrotó al "sí", por 57 contra 43% (en Montevideo la diferencia fue mayor, con 63,25 a 36,75%, impulsada por movimientos sociales opositores). El resultado negativo derivó en que el festejo político superara al deportivo y en que la organización de la Copa de Oro no cumpliera la misión de ser pantalla política de la cruda realidad. Empresarios y militares evidenciaron su enojo por los números del plebiscito. El grito de los hinchas en el Centenario durante el torneo fue considerado la voz de la mayoría de un país cansado del proceso de facto más largo de la historia de Uruguay: "Se va a acabar, se va a acabar la dictadura militar". En el puntapié inicial, frente a una multitud, el presidente de la FIFA, João Havelange, calificó como "buena gente" al mandatario de facto Aparicio Méndez. El elogio pasó a la historia. En tanto, ni el propio plantel campeón ni su federación llevaron a cabo un reclamo formal para recibir algún reconocimiento por el título. Sí hubo, pero a cargo de la intendencia de San José y 35 años después, en 2016, un homenaje en Hostería del Parque, sede de la concentración del plantel celeste. La conquista de la Copa de Oro causó gran alegría en Uruguay, y fue un gran éxito entre dos profundas decepciones futbolísticas: las no clasificaciones para los mundiales Argentina 1978 y España 1982. Sin embargo, con el tiempo el logro quedó algo eclipsado por los éxitos internacionales de clubes uruguayos en la época: Nacional, en 1980, y Peñarol, en 1982, obtuvieron las copas Libertadores y Europeo-Sudamericana. La cara política de la competencia Por su parte, el gobierno de facto uruguayo tomó como ejemplo la organización de la Copa del Mundo de 1978 para hacer algo similar dos años después y mostrar su "éxito". La ceremonia inaugural, a estadio lleno, con canción oficial e himno, fue una vitrina perfecta. En la escena de la época tallaban importantes personalidades políticas y deportivas: el hoy ex jefe de Estado Jorge Battle, el marino Yamandú Flangini (el máximo dirigente de la AUF en los años ochentas), los ex integrantes del plantel campeón Fernando Álvez y Hugo de León, presos políticos, militares, guerrilleros tupamaros y presentadores televisivos, entre otros. Ramón Díaz en seleccionado argentino, durante el 2-1 sobre Alemania.Ramón Díaz en seleccionado argentino, durante el 2-1 sobre Alemania. Uno de los más influyentes para que la Copa de Oro fuera disputada en ese tiempo en suelo uruguayo fue el inversor y periodista italiano Silvio Berlusconi. El empresario nacido en Milán, futuro presidente del club Milan y futuro primer ministro de Italia, utilizó el torneo para impulsar definitivamente su carrera en el mundo de los negocios de los medios de comunicación y el fútbol. El 21 de diciembre de 1980 compró los derechos de televisación del certamen para 43 países y venderlos al empresario uruguayo Angelo Vulgaris. El mes previo al campeonato, el Estado convocó a un plebiscito obligatorio nacional para consultar sobre la reforma de la Constitución Nacional, con el objetivo de ganarse el voto del pueblo. A pesar de sus esfuerzos, el "no" derrotó al "sí", por 57 contra 43% (en Montevideo la diferencia fue mayor, con 63,25 a 36,75%, impulsada por movimientos sociales opositores). El resultado negativo derivó en que el festejo político superara al deportivo y en que la organización de la Copa de Oro no cumpliera la misión de ser pantalla política de la cruda realidad. Empresarios y militares evidenciaron su enojo por los números del plebiscito. El grito de los hinchas en el Centenario durante el torneo fue considerado la voz de la mayoría de un país cansado del proceso de facto más largo de la historia de Uruguay: "Se va a acabar, se va a acabar la dictadura militar". En el puntapié inicial, frente a una multitud, el presidente de la FIFA, João Havelange, calificó como "buena gente" al mandatario de facto Aparicio Méndez. El elogio pasó a la historia. Uruguay, ganador de la Copa de Oro de Campeones del Mundio.Uruguay, ganador de la Copa de Oro de Campeones del Mundio. Si hubo una figura futbolística a la cual se extrañó mucho, esa fue el volante ofensivo neerlandés Johan Cruyff, también ausente en Argentina 1978. Pero tampoco participó otra estrella de su país, Ruud Krol, defensor de la Naranja Mecánica, que manifestó que trasladarse al otro lado del mundo en época de Navidad excedía sus "competencias de futbolista profesional". El Comité Organizador del certamen consiguió, igual que dos años atrás el del Mundial 1978, el apoyo del influyente estadounidense Henry Kissinger, en tanto que consiguió de los argentinos el asesoramiento para temas de logística y seguridad. Estos vínculos de Cataldi (quien también fue diputado y miembro del gabinete del presidente constitucional Julio María Sanguinetti) con el poder del fútbol también fue importante para muchos negocios paralelos alrededor del Mundialito. No casualmente, las distintas comisiones organizadoras estaban conformadas por miembros de la Marina y dirigentes de los distintos clubes uruguayos. En una de sus tantas reuniones por la organización del torneo, en Madrid, Cataldi encontró avales económicos en el empresario griego de frigoríficos Ángelo Vulgaris y su socio Fertis, a quienes ofreció ser partner comerciales y los derechos de televisión, pero al poco tiempo, se encontraron con la fuerte presión de la Organización de televisión Iberoamericana, la poderosa OTI, que amenazó con que si le otorgaban esos derechos, se quedarían sin los del Mundial de España 1982, que estaban en su poder. Vulgaris, que terminó preso por narcotráfico y murió en la ruina pocos años más tarde, llamó desesperado a Cataldi para tratar de resolver la situación a pocos días de que comenzara el torneo y todo se resolvió cuando el dirigente futbolístico uruguayo contactó al entonces vicepresidente de la FIFA, el italiano Artemio Franchi, y éste les introdujo a un gran empresario mediático compatriota interesado en comprar parte de esos derechos, Silvio Berlusconi, quien dio así uno de sus primeros golpes y revendió los derechos a 43 países. Todo se resolvió en una reunión en Uruguay a la que asistieron, entre otros, dirigentes de alto nivel de la FIFA como el alemán Hermann Neuberger, Grondona, el almirante Carlos Lacoste (hombre fuerte del fútbol en la dictadura argentina 1976-1983 y uno de los vicepresidentes de la FIFA en ese tiempo) y Franchi. Pero no todos los negocios terminaron allí, porque gracias a sus vínculos con Havelange, Cataldi consiguió que la selección brasileña eligiera como lugar de concentración a “Los Aromos”, tradicionalmente utilizado por Peñarol, su club, y por esta razón, el predio fue remodelado y acondicionado al más alto nivel para alojar a estrellas como Sócrates, Junior, Batista o Toninho Cerezo, que brillarían en el Mundial 1982 y que llegaron a la final ante Uruguay en el Mundialito. De esta forma, a Peñarol le salió gratis reformar su lugar de concentración. A diferencia de la internacional, la televisación interna de Uruguay no fue en colores. Y la transmisión radial sería la última de un gran acontecimiento deportivo por parte del relator Víctor Hugo Morales (Radio Colonia), que pronto emigraría a la Argentina. La final entre Brasil y Uruguay se jugó el 10 de enero de 1981 y se impusieron los locales 2-1 con goles de Barrios y Victorino -máximo anotador del certamen y quien días más tarde le daría a Nacional el título intercontinental al marcar el único gol del partido, en Japón, ante el Nottingham Forest-. Sócrates había empatado, de penal. En medio de los festejos de los jugadores uruguayos, atronaba desde las tribunas del Centenario el grito de “se va a acabar, la dictadura militar” y, si bien al principio la banda musical trató de tapar el sonido con su música, fue el propio presidente uruguayo Méndez el que pidió que abandonara la idea para no exacerbar más al púbico. En medio de la vuelta olímpica se generó una controversia con el zaguero Hugo de León, que lo hizo enfundado en la camiseta de su nuevo equipo, el Gremio de Porto Alegre y por esta actitud, considerada por el Gobierno como “antinacionalista”, terminó siendo el único componente del plantel que no recibió un automóvil como premio. El reconocido periodista Jorge Savia cubrió ese torneo para el diario El País de Montevideo y recordó que como forma de agradecimiento al pueblo de San José, donde se entrenaron, los jugadores de la selección celeste regresaron a la Hostería del Parque de la localidad, desde el estadio Centenario, mientras su micro era seguido por antorchas y los festejos, junto al director técnico Roque Máspoli –arquero de la selección campeona del mundo en 1950- duraron hasta avanzada la madrugada. No obstante, Savia considera que, como otros periodistas y seguidores, ese título “le terminó generando un tremendo daño al fútbol uruguayo aunque sea de manera indirecta, porque quizás excesivamente confiado por el logro de aquella gesta, apenas seis meses más tarde se llevó un soberbio cachetazo al perder por 2-0 ante Perú en el debut de la clasificación mundialista para España 1982 en el Centenario y terminó siendo eliminado por segunda vez consecutiva, algo inédito hasta entonces”. Pasados los años, ni el propio plantel campeón del Mundialito ni la AUF elevaron ningún reclamo formal para recibir algún reconocimiento por el título, que quedó eclipsado por los éxitos de Nacional, y Peñarol con las Copas Libertadores e intercontinentales de 1980 y 1982, respectivamente. Apenas hubo un homenaje de la intendencia de San José y otro de la Hostería del Parque de esa localidad en 2016, a 35 años del campeonato. Por si fuera poco, por años tampoco se supo dónde se encontraba el trofeo de 18 quilates, creado por el orfebre Walter Pagella. Recién en enero de 2018, las autoridades de la AUF descubrieron que se encontraba en la caja fuerte del Banco Santander en la Ciudad Vieja de Montevideo y por el que el artista trabajó contrarreloj durante catorce horas por catorce días seguidos y para comprar el oro, utilizó tres cheques diferidos que le dieron los empresarios griegos Vulgaris y Fertis. Los dirigentes uruguayos descubrieron también que la Copa -.que primero estuvo guardada en el Banco República y luego en la Tesorería de la AUF- no estaba asegurada y por eso, tampoco la exhibieron en ningún museo. Pagella sólo recibió el treinta por ciento de los gastos, más allá de los honorarios profesionales. Aquella final entre Uruguay y Brasil del 10 de enero de 1981,m que en Uruguay se vio por televisión en blanco y negro, fue la última transmisión radial desde el otro lado del Río de la Plata por Víctor Hugo Morales, quien contratado por radio El Mundo para integrar el equipo de “Sport 80”, se mudó pocos días más tarde a Buenos Aires y debutó en el relato el mismo día que Maradona lo hizo en Boca ante Talleres de Córdoba el 22 de febrero de ese año. Fuentes Levinsky, Sergio , INFOBAE, 30 de Diciembre de 2020. A 40 años del “Mundialito”, el torneo que le salió caro a la dictadura uruguaya y en el que Maradona tropezó antes de la final" Koniszczer, Fedderico, "Mundialito de Uruguay", aquel torneo repleto de estrellas del fútbol que la historia olvidó, La Nación , Buenos Aires,14 de abril de 2020