Así resumían Remes, y Scaltritti,el comportamiento de esos grupos que en su nuevo rostro pseudo democrático decidieron no jugarse favor de la democracia recuperada en el 1983 contra Raúl Alfonsín,buscaron en cambio desestabilizarlo para luego colaborar decididamente en su salida , su conducta contraria a la democracia ayuda a entender el por qué de la desidia con el aumento desmedido cuyo único objetivo es el rédito económico sin inversión y sin que los entes reguladores cumplan su función
En 1983, a la salida de la dictadura, la sociedad argentina se encontró con una pesada herencia. Una enorme e impagable deuda externa, el país desindustrializado gracias a la “fiesta” especulativa desatada por Martínez de Hoz, un campo popular disciplinado y fragmentado a través del terrorismo de Estado y las políticas neoliberales. Entre éstas y otras variadas consecuencias, queremos subrayar el hecho de que la clase política, en virtud de las transformaciones económicas y el endeudamiento externo provocados por el tándem Videla-Martínez de Hoz, quedó en situación de gran debilidad respecto del nuevo poder económico que se consolidó durante los años de plomo de la dictadura.
Ese nuevo sector dominante estaba formado –según explica Eduardo Basualdo por grandes grupos económicos locales, como Pérez Companc, Loma Negra, Macri o Roggio; por un conjunto restringido de conglomerados extranjeros, como Techint, Bemberg y algunas empresas automotrices; y finalmente por algunas fracciones de la banca local y los acreedores externos.
En los primeros años de democracia, abundaron las tensiones entre estas distintas fracciones de capitalistas así como presiones sobre el gobierno de Alfonsín para hacer prevalecer sus intereses. La decisión del gobierno de favorecer a los grupos económicos nacionales y extranjeros con inserción local, su dificultad, desde 1988, para “honrar la deuda” alentaron a los acreedores externos a poner en marcha un proceso hiperinflacionario. Se trataba de una nueva forma de golpe -un golpe de mercado- destinado a sembrar el caos y el desprestigio de las autoridades elegidas democraticamente.
La nueva forma de intervención destituyente no venía acompasada por el tradicional ruido de espadas y fusiles, tampoco por los ritmos marciales de las marchas militares. La nueva forma de golpear se caracterizaba por el deterioro desenfrenado del valor del peso, los aumentos consecuentes de los precios de los productos de primera necesidad, la especulación, el mercado negro, la desesperación y los saqueos de comercios y supermercados, estimulados por diversos punteros políticos.
El proceso hiperinflacionario, al licuar segundo tras segundo, los ingresos de los asalariados, al instalar el terror del hambre entre todos los que vivían de un empleo, así como entre pequeños comerciantes e industriales, minaba a ritmo vertiginoso el ya escaso poder del primer gobierno de la restauración democrática.
Fuente:
Remes, L y Scaltritti, M. (2011) (Adaptación) Nuevos grupos dominantes y novedosas formas de disciplinamiento político-social, en entrama educación
http://entrama.educacion.gov.ar/historia/propuesta/democracia-y-neoliberalismo-en-argentina/2
En 1983, a la salida de la dictadura, la sociedad argentina se encontró con una pesada herencia. Una enorme e impagable deuda externa, el país desindustrializado gracias a la “fiesta” especulativa desatada por Martínez de Hoz, un campo popular disciplinado y fragmentado a través del terrorismo de Estado y las políticas neoliberales. Entre éstas y otras variadas consecuencias, queremos subrayar el hecho de que la clase política, en virtud de las transformaciones económicas y el endeudamiento externo provocados por el tándem Videla-Martínez de Hoz, quedó en situación de gran debilidad respecto del nuevo poder económico que se consolidó durante los años de plomo de la dictadura.
Ese nuevo sector dominante estaba formado –según explica Eduardo Basualdo por grandes grupos económicos locales, como Pérez Companc, Loma Negra, Macri o Roggio; por un conjunto restringido de conglomerados extranjeros, como Techint, Bemberg y algunas empresas automotrices; y finalmente por algunas fracciones de la banca local y los acreedores externos.
En los primeros años de democracia, abundaron las tensiones entre estas distintas fracciones de capitalistas así como presiones sobre el gobierno de Alfonsín para hacer prevalecer sus intereses. La decisión del gobierno de favorecer a los grupos económicos nacionales y extranjeros con inserción local, su dificultad, desde 1988, para “honrar la deuda” alentaron a los acreedores externos a poner en marcha un proceso hiperinflacionario. Se trataba de una nueva forma de golpe -un golpe de mercado- destinado a sembrar el caos y el desprestigio de las autoridades elegidas democraticamente.
La nueva forma de intervención destituyente no venía acompasada por el tradicional ruido de espadas y fusiles, tampoco por los ritmos marciales de las marchas militares. La nueva forma de golpear se caracterizaba por el deterioro desenfrenado del valor del peso, los aumentos consecuentes de los precios de los productos de primera necesidad, la especulación, el mercado negro, la desesperación y los saqueos de comercios y supermercados, estimulados por diversos punteros políticos.
El proceso hiperinflacionario, al licuar segundo tras segundo, los ingresos de los asalariados, al instalar el terror del hambre entre todos los que vivían de un empleo, así como entre pequeños comerciantes e industriales, minaba a ritmo vertiginoso el ya escaso poder del primer gobierno de la restauración democrática.
Fuente:
Remes, L y Scaltritti, M. (2011) (Adaptación) Nuevos grupos dominantes y novedosas formas de disciplinamiento político-social, en entrama educación
http://entrama.educacion.gov.ar/historia/propuesta/democracia-y-neoliberalismo-en-argentina/2
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