lunes, 24 de agosto de 2015

LA MEMORIA TIENE MUCHO QUE VER CON LA POSIBILIDAD DE QUE EL NUNCA MÀS VAYA MÀS ALLÀ DE UNA CONSIGNA Y SE CONVIERTA EN UN ACUERDO BÀSICO DE LA MEMORIA ARGENTINA ( 1997)

MEMORIA Y OLVIDO Argentina y el "Nunca Más": Hoy la mayor parte de los psicólogos, filósofos, sociólogos y pedagogos que reflexiona sobre la memoria sostienen que ésta tiene una naturaleza social, esto es compartida. Aún cuando involucre un proceso individual, éste se basa en interacciones con otros ya sean personas, objetos o palabras dichas por alguien. También se plantea que la memoria es una construcción activa: no es nunca una repetición exacta de algo pasado sino una construcción que cada uno realiza dependiendo de su historia, de sus disposiciones, del momento y el lugar en que se encuentra. 

Es decir, no es que hay un "quantum" de memoria que está desigualmente distribuido entre los seres humanos; sino que cada uno construye la propia en activa interacción con los demás. Así definida, la memoria parece tenar mucho que ver con el pasado y con el presente, con un pasado que se activa o se reconstruye y tiene efectos actuales.

Pero también determina una relación con el futuro, en tanto éste parece abrirse desde ciertas posibilidades que uno imagina hoy y que están cargadas de historia. Podemos pensar en los motivos que llevan a elegir una carrera o actividad o en los vínculos afectivos a los que les otorgamos "alguna chance de futuro". Aún en las decisiones que implican romper con lo anterior que se fundan en un rechazo a una situación actual o pasada, hay una carga de memoria. Por esto la memoria tiene mucho que ver con la posibilidad de que el NUNCA MÁS vaya más allá de una consigna y se convierta en un acuerdo básico de la memoria argentina. 

Para nosotros repensar la historia, reconstruir otras memorias que, por dolorosas y trágicas han sido silenciadas, ocultadas, pero que siguen teniendo múltiples efectos en la política y en la sociedad, es también contribuir a pensar otro futuro, a imaginar y construir una sociedad donde las desapariciones y torturas no estén presentes. 

Las sociedades también tienen memoria: los valores, actitudes, leyes, intercambios compartidos, implican continuidades y rupturas con tradiciones, con la cultura que nos ha sido transmitida desde otras generaciones anteriores a la nuestra. 

Hay recuerdos y hay símbolos que nos identifican que están cargados de memoria. Esta es la memoria colectiva que se transmite oralmente por medio de textos, monumentos o rituales colectivos que conforma nuestra identidad colectiva. 

Así la memoria colectiva es una construcción social que define identidades comunes para todos, puntos de referencia similares y la identificación con una comunidad. Esta construcción no es inocente: intervienen diferentes grupos sociales o tradiciones culturales que imponen sus visiones. La memoria siempre implica seleccionar información porque es imposible recordarlo todo. 

En éste sentido, no hay memoria sin olvido. Dado los problemas que suscita la memoria y el olvido en el plano social (cuando ciertos grupos sociales quieren imponer su visión a la sociedad aún cuando haya dentro de la misma, minorías o mayorías excluidas de esa identidad colectiva) cabe preguntarnos: ¿quién y cómo determina qué se debe recordar y que se debe olvidar? ¿Qué consecuencias tiene esto para el funcionamiento de la sociedad?.

Así lo plantea Yerushalmi al trabajar el tema de la memoria del Holocausto: "Si tanto tenemos necesidad de recordar como de olvidar, ¿dónde debemos trazar la frontera? ¿de qué deberíamos acordarnos? ¿qué podemos autorizarnos a olvidar?” Para nosotros el NUNCA MAS debe ubicarse en la lista de lo que no debería olvidarse, precisamente porque tiene que ver con la afirmación de un principio básico de cualquier sociedad que es defender el derecho a la vida de todos y cada uno de sus miembros. 

Éste derecho fue vejado durante la dictadura militar, hasta las formas más crueles y perversas que es posible concebir. En éste sentido, no se trata solo de tomar posición frente a un hecho aberrante, sino establecer un acuerdo básico para defender la prohibición de matar como principio de la vida social. 

La memoria Colectiva se nutre de muchas fuentes: relatos, historia profesional, documentos, monumentos, rituales. Según el historiador Pierre Nora, en una sociedad dada pueden identificarse Lugares de Memoria que condensan y simbolizan acontecimientos o experiencias que son parte de la identidad colectiva: monumentos, museos, plazas públicas, libros, símbolos, películas, o canciones. 

Todos ellos tienen la capacidad de hacernos recordar una fecha, una lucha, un momento que en el largo plazo significa un elemento importante para la comunidad. La pregunta central que uno se plantea al revisar la parte de la historia del NUNCA MÁS es cómo recobrar esperanzas tras el horror, cómo vivir con esto, cómo reparar las heridas.

El filósofo Yerushalmi se pregunta: “Es posible que el antónimo de olvido no sea la memoria sino la justicia” La reparación de las heridas no siempre incluye el perdón, quizás porque sea necesario definir que hay límites que una sociedad no debe traspasar y crímenes que no debe perdonar. 

A nuestro juicio, no se trata de abonar resentimientos ni de promover odios que nos dejarían a todos fijados en un pasado terrible, sino de no olvidar, ni dejar de plantear aunque sea por un instante, que juzgar al criminal representa defender la causa de la humanidad, la causa de la vida. No se trata venganza sino de recordar los principios sobre los cuales es posible una sociedad. 

Fuentes:
Párrafos extraídos de: "HACIENDO MEMORIA EN EL PAÍS DE NUNCA MÁS" Dussel-Finocchoio-Gojman ( Eudeba, 1997)
http://campus.almagro.ort.edu.ar/descargar/articulos/44429/.

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