viernes, 31 de marzo de 2017

TODAVÍA HAY RASTROS DE CANIBALISMO POLÍTICO, LA POLÍTICA NO ES SOLAMENTE CONFLICTO, IMPLICA DIFERENCIAS, PERO TAMBIÉN CONSTRUCCIÓN , LA DEMOCRACIA NECESITA MÁS ESPECIALISTAS EN EL ARTE DE LA ASOCIACIÓN POLÍTICA ( RAÚL ALFONSÍN EN SU ÚLTIMO DISCURSO PÚBLICO), OCTUBRE DE 2008

Hace ocho años partía de este mundo el expresidente Alfonsín. Recordado por sus agallas en el tema de los derechos humanos ( incluye el juzgamiento bajo el imperio de la ley a los militares culpables del terrorismo de Estado que gobernaron la Argentina entre 1976 y a los cabecillas de los grupos guerrilleros que sembraron violencia en los 70 . Los actos de los grupos insurgentes, sirvieron como pretexto a los militares para lograr su cometido: "reorganizar a la sociedad", como ellos lo llamaron. 

Apoyados por amplios sectores de la sociedad lograron silenciar a la sociedad y eliminar todo  vestigio de oposición. No sólo bajo la censura, si no también con la desaparición de los cuerpos ( los vuelos de la muerte, fueron el medio para tirar los cuerpos al Río de la Plata).

Durante su gestión también se creó el equipo de Antropología Forense ( clave para la identificación de los cuerpos de los desaparecidos), se sentaron las bases para el Mercosur y la integración latinoamericana.

La economía fue su punto débil , impulsó planes : el Primavera y el Austral, pero , entre errores propios y obstáculos repetidos de parte de las grandes corporaciones , los sindicatos y el justicialismo, fracasó dejando a la Argentina con un altísimo nivel de inflación y dejando como caldo de cultivo las medidas que su sucesor , Carlos Menem, tomaría : eliminar la presencia del Estado como prestador de los servicios básicos, se mal privatizaron las empresas y el neo -liberalismo con su libertad de mercado traducido en salvajismo de mercado. 

Si bien se enfrentó con los cabecillas que intentaron deponerlo como Aldo Rico y Mohamed Alí Seineldin, las leyes de Obediencia y Punto Final, sancionadas poco después de los alzamientos carapintadas , fueron leídos por una extensa parte de la sociedad que había salido en forma espontánea a defender a la democracia como una "cesión gratuita".

De todos modos, vale recordarlo como el sembrador de la democracia, como quien tuvo la misión de recomponer un país devastado social- económico , donde la Constitución era apenas un libro inutilizable desde 1987 y donde los derechos humanos habían sido bastarteados “Vinieron con el pretexto de eliminar la corrupción y terminaron corrompiendo todo."Hasta las 
palabras más sagradas", como dijera en el cierre de campaña de 1983. Ellos eran la vida y el respeto a una sepultura, derechos que los militares conculcaron mediante las torturas y desapariciones y mediante la violencia que trajo como consecuencia una represión masiva, atroz e ilegal.

Aquel día de su último discurso público el 1 de Octubre de 2008 en Casa Rosada, invitado por la presidenta Kirchner para inaugurar un busto y homenajear los 25 años de democracia, Alfonsín eligió que se conmemore como un homenaje a la democracia que logramos los argentinos. .

Destacaba deudas en la sociedad cuyos gobernantes la habían promovido, así como otros desajustes en la vida democrática:" la intolerancia, la violencia, el maniqueísmo, la compartimentación de la sociedad". A la fragmentación anterior era necesario corregir " La concepción del orden como imposición y del conflicto como perturbación antinatural del orden", cuya consecuencia se había trnasformado en la indisponibilidad para el diálogo, la negociación, el acuerdo o el compromiso". Ellas habían estado presentes en la historia argentina y se mantenían como un déficit con los que carga nuestra democracia. 

Notaba a falta de cinco  meses para su muerte Alfonsín " Hoy todavía hay rastros de ese canibalismo político que ha teñido la práctica política. La política implica diferencias, existencia de adversarios políticos, esto es totalmente cierto. Pero la política no es solamente conflicto, también es construcción. Y la democracia necesita más especialistas en el arte de la asociación política".


El fin de aquel canibalismo se daría con el fin de las especulaciones y desmanejos , se lograría buscando un consenso fundamental: la democracia. En la cual, aseguraba Raúl Alfonsín se "aspira a la coexistencia de las diversas clases y sectores sociales, de las diversas ideologías y de diferentes concepciones de vida. Es pluralista, lo que presupone la aceptación de un sistema que deja cierto espacio a cada uno de los factores y hace posible así la renovación de los gobiernos, la renovación de los partidos y la transformación progresiva de la sociedad. 


Las críticas deseaban dejar atrás el salvajismo y pasar a un estado reflexivo" Está convicción viene acompañada de una invitación y un deseo esperanzado. Propongo que todos lo intentemos, con la cabeza y el corazón en el presente y la mirada hacia el futuro. Porque los argentinos hemos vivido demasiado tiempo discutiendo para atrás. En política esto tuvo una expresión trágica durante décadas: la única forma que tenía la oposición para llegar al gobierno, era que le fuera mal al de turno, sin advertir que al dificultar la gestión a quien se derrotaba era a la Nación. 


Culminaba con una lectura y una advertencia que la hacía extensiva a la clase política:" No será posible resistir la cantidad de presiones que estamos sufriendo y sufriremos, si no hay una generalizada voluntad nacional al servicio de lo que debieran ser las más importantes políticas de Estado expresada en la existencia de partidos políticos claros y distintos, renovados y fuertes, representativos de las corrientes de opinión que se expresan en nuestra sociedad. 


Finalmente Alfonsín pedía racionalidad, pensar antes de actuar y que se haga sin mezquindad Mirar para atrás como modo de valorar lo que se ha recorrido positivamente ." Hemos aprendido que los que estimulan la impaciencia para proponer la intolerancia y la violencia como remedios terminan favoreciendo los intereses del privilegio. Aprendimos que cuando el pueblo no decide sobre el gobierno, la nación y el pueblo quedan desguarnecidos frente a los intereses de adentro y de afuera".


Su años de militancia y gestión ,  lo habían llevado a comprender ciertos comportamientos que se hacían palapables  y urgía revertirlos:. No era una cuestión de magia. La construcción democrática, Sabíamos, señalaba que la tarea exigiría tiempo, esfuerzos, sacrificios, claridad de ideas y una gran energía encauzada por un preciso sentido de la prudencia y el equilibrio.
Recordaba  y advertía: la experiencia nos ha enseñado que, cada vez que perdimos la democracia, la inmensa mayoría de los argentinos terminó perjudicándose.
Fuente:
Discurso completo de Alfonsín  1.de Octubre 2008

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