Sin memoria no tenemos presente, futuro ni
esperanza. A todos nosotros, los sobrevivientes, se nos acerca el tiempo de
partir, unos antes, otros después. Quisiera que cada uno de ustedes sean las
otras voces que, a partir de hoy, trasmitan nuestra historia, nuestro
testimonio. Quisiera que ustedes sean los que repitan, a través de los mares,
los ríos y las montañas, nuestro padecimiento, pide Eugenia Unger ,
sobreviviente de Auschwitz en su libro “Después de Auchwitz. Renacer de las
cenizas” publicado en 2005.
Ese pedido se convierte en suplica al ahondar:"Quisiera la promesa de vuestro compromiso con nuestra causa y la lucha contra la discriminación. Quisiera que elolvido no invada vuestras almas, así sabré que la memoria de vuestros seis millones de hermanos será honrada por siempre. Yo podré, recién entonces, descansar en paz".
En homenaje al Día de la Mujer, la Comunidad Dor Jadash de Murillo 653 de Capital organiza el miércoles 8 una charla abierta con Eugenia Unger a la que califica como "modelo de mujer".
Ese pedido se convierte en suplica al ahondar:"Quisiera la promesa de vuestro compromiso con nuestra causa y la lucha contra la discriminación. Quisiera que elolvido no invada vuestras almas, así sabré que la memoria de vuestros seis millones de hermanos será honrada por siempre. Yo podré, recién entonces, descansar en paz".
En homenaje al Día de la Mujer, la Comunidad Dor Jadash de Murillo 653 de Capital organiza el miércoles 8 una charla abierta con Eugenia Unger a la que califica como "modelo de mujer".
La profesora María Cristina Alonso explica en el
epílogo de "Después de Auschwitz, renacer de las cenizas": existe
“una estrecha relación entre la voz femenina y la memoria” y que, por lo tanto,
Eugenia Unger se convierte en “la voz femenina que narra”, pues “no puede vivir
sin contar, y cuando cuenta, vuelve a revivir escena que no sólo le dejaron
marcas en la piel, sino –lo que es peor- le dejaron el infierno de la
repetición”.
El infierno vivido en el ghetto de Varsovia, en los campos de Lublin, Majdanek, Auschwitz-Birkenau, Ravensbrik, Resov y Malajov, y en la “Marcha de la muerte”.
fue la humillación por los nazis. Su adolescencia. Cargó piedras y comió ratas y bichos para sobrevivir. Al fin de la guerra pesaba 27 kilos.
"Recibíamos una sola comida diaria: un pedazo de pan duro y mohoso y una sopa de agua sucia a la que les agregaban las cáscaras de zanahoria y papas. Había que saber comer: yo comía por miguitas, así pude resistir. Los que comían de una vez la ración, se morían más rápido. El problema era quedarse dormida porque entonces alguien te robaba. Yo también vivía obsesionada por robar comida. A tal punto que pasaba ocho, diez veces por día frente a los crematorios sabiendo que también iría a parar ahí, pero no me importaba, lo único importante era conseguir algo para llevarme a la boca: bichos, ratas, lo que fuera", reiteró cada vez que tuvo la oportunidad.
El infierno vivido en el ghetto de Varsovia, en los campos de Lublin, Majdanek, Auschwitz-Birkenau, Ravensbrik, Resov y Malajov, y en la “Marcha de la muerte”.
fue la humillación por los nazis. Su adolescencia. Cargó piedras y comió ratas y bichos para sobrevivir. Al fin de la guerra pesaba 27 kilos.
"Recibíamos una sola comida diaria: un pedazo de pan duro y mohoso y una sopa de agua sucia a la que les agregaban las cáscaras de zanahoria y papas. Había que saber comer: yo comía por miguitas, así pude resistir. Los que comían de una vez la ración, se morían más rápido. El problema era quedarse dormida porque entonces alguien te robaba. Yo también vivía obsesionada por robar comida. A tal punto que pasaba ocho, diez veces por día frente a los crematorios sabiendo que también iría a parar ahí, pero no me importaba, lo único importante era conseguir algo para llevarme a la boca: bichos, ratas, lo que fuera", reiteró cada vez que tuvo la oportunidad.
Eugenia, con las marcas a fuego ( literalmente) de la vida y a sus 90 años, enfatiza:"
Yo creo que me salvé para dejar testimonio. Esa es mi fuerza y mi misión
Dediqué mi vida a hacer conocer esta parte de la historia.
En sus dos libros “Después de Auschwitz. Renacer de las cenizas” y “Holocausto, lo que el viento no borró”, en viajes y charlas, relató cientos de veces su vida la pasión
por fundar su familia, su anhelo de integrarse a una nueva sociedad y, lo más
importante, su constante y persistente lucha por preservar la memoria de la
Shoá”.
Aunque hay quienes convencerla de abandonar su misión, ella no claudica y no calla:" Me sale del alma: no olvidar, no olvidar"
Aunque hay quienes convencerla de abandonar su misión, ella no claudica y no calla:" Me sale del alma: no olvidar, no olvidar"
Fuentes:
Chernizki, E." Testimoniar sobre los padecimientos del Holocausto.Después de Auchwitz. Renacer de las cenizas", Nuestra Memoria número 27 , citado en
http://www.serysociedad.com.ar/noticiagral_v2.php?idnew=64&tipo=1
Una sobreviviente de Auschwitz y su grito del alma: no olvidar
http://www.diasdehistoria.com.ar/content/una-sobreviviente-de-auschwitz-y-su-grito-del-alma-no-olvidar
Eugenia Unger, sobreviviente del gueto de Varsovia: "Ellos nos restituyeron toda la dignidad” / entrevista de Tamara Krell, La Nación, 19 de abril de 2003, citada en escritorasunidas.blogspot.com.ar/2013/05/eugenia-unger-sobreviviente-del-gueto.html
Eugenia Unger, sobreviviente del gueto de Varsovia: "Ellos nos restituyeron toda la dignidad” / entrevista de Tamara Krell, La Nación, 19 de abril de 2003, citada en escritorasunidas.blogspot.com.ar/2013/05/eugenia-unger-sobreviviente-del-gueto.html
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