viernes, 30 de octubre de 2015

RAÚL ALFONSÍN NUNCA SE VIO TENTADO POR LA VÍA FÁCIL, LA DE IMPONER SU VOLUNTAD REFUGIÁNDOSE EN ARTILUGIOS DE PODER, REALIZÓ EN CAMBIO UN ESFUERZO PERMANENTE DESDE LA TEORÍA , LOS PRINCIPIOS Y LOS VALORES DE FUNDAR UNA DEMOCRACIA BASADA EN UN SOCIEDAD DELIBERATIVA Y PARTICIPATIVA, ADEMÀS CON EL JUICIO A LAS JUNTAS EVITÒ QUE LOS FAMILIARES MATARAN A LOS ASESINOS DE SUS HIJOS Y LIQUIDÒ PARA SIEMPRE EL PARTIDO MILITAR

Con el triunfo de Raùl Alfonsin el 30 de Octubre de 1983,como escribió Rogelio Alaniz:”el pueblo argentino votaba después de siete años de dictadura militar y elegía como presidente de la Nación a Raúl Alfonsín, candidato de la UCR , históricamente la fecha se identifica con la recuperación de la democracia en la Argentina. No sólo se ponía punto final a la dictadura militar, sino que se proponía ponerle punto final a la saga de golpes de Estado iniciada el 6 de septiembre de 1930. Tres décadas después puede decirse que ambos objetivos, con las previsibles dificultades del caso, se cumplieron”.

En su discurso de cierre, el candidato radical nacido en Chascomus  arengaba“Nunca más permitiremos que un pequeño grupo de iluminados, con o sin uniforme, pretenda erigirse en salvadores de la Patria, mandándonos y pretendiendo que los obedezcamos sin chistar”.

Explica Alaniz :” En la concepción del candidato radical, la democracia se identificaba con la libertad del hombre, con la convivencia civilizada y con un orden político republicano, es decir con controles y alternancia”.

El logro (con mayúsculas) de Alfonsìn fue la recuperación del Estado de Derecho, com sostiene Oscar Muiño, ex funcionario  y biógrafo del expresidente que lo recordò  como:” líder moral”, esa definciòn fue la consecuencia de la respuesta que le brindò a Muiño  luego de una entrevista periodística  Poco antes de Malvinas, cuando nada hacía suponer la debacle dictatorial, me dice -estábamos los dos solos, después de un reportaje  que habrá juicios a los militares

Le respondo que los militares no van a entregar el poder a menos que garanticen su impunidad.Van a tener que entregar”, me responde Alfonsín. “¿Cuántos? “Veinte”. El único argentino con posibilidades de llegar al poder que se jugaba a enjuiciar al alto mando en la historia argentina”, agrega Muiño,.

En otra entrevista el mismo Muño destacò :”Alfonsín creó un marco de respeto y tolerancia que luego de su presidencia se ha ido deteriorando”.
En ese sentido valorò el Juicio a las Juntas, donde màs allà de las condenas:El juicio a las juntas evitó que los familiares de las victimas mataran a los asesinos de sus hijos. Y  Por el otro liquidó para siempre al partido militar”

En tanto, el historiador radical César Arrondo subraya:”A pesar de los obstáculos y las resistencias, Raúl Alfonsín nunca se vio tentado por la vía fácil, la de imponer su voluntad refugiándose en artilugios de poder. Realizó en cambio un esfuerzo permanente, desde la teoría, los principios y los valores, de fundar la democracia sobre las bases de una sociedad deliberativa, participativa y argumentativa”.
Fue la victoria de Alfonsìn tambièn  la derrota del peronismo, su primera caìda electoral después de treinta y siete años de existencia y de considerarse la genuina y mayoritaria representación de la Nación.
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Los aciertos de la presidencia Alfonsín son numerosos. Por un lado, repitiò :el juicio a las juntas evitó que los familiares de las victimas mataran a los asesinos de sus hijos. Por el otro liquidó para siempre al partido militar". Asimismo Alfonsín creó un marco de respeto y tolerancia que luego de su presidencia se ha ido deteriorando.

En ese sentido, tomando sucesos concretados y  oponièndolos a los pensamientos  del justicialismo, Rodolfo  Terragno, exministro de Alfonsìn y uno de sus hombres màs cercanos escribió al cumplirse 30 años de democracia Si en vez de Raúl Alfonsín hace hoy 30 años hubiese triunfado Ítalo Luder, la democracia habría tomado un rumbo incierto.



Para empezar, no habría ocurrido el juicio a las Juntas. El peronismo y su candidato habían decidido olvidar, en nombre de la “reconciliación nacional” el terrorismo de Estado vivido en el período 1976-1983. Luder anunció en su campaña que iba a convalidar la “ley de autoamnistía”, sancionada por los dictadores en su propio beneficio. Por esa “ley”, ningún militar podía ser “interrogado, investigado o citado”. Si alguno era acusado de asesinato o tortura, los jueces estaban obligados a rechazar automáticamente la acusación.

De haber continuado la vigencia de tal norma, los líderes de la dictadura habrían quedado impunes y las fuerzas armadas habrían retenido capacidad de influencia política. Por otra parte, el movimiento sindical, parte fundamental del peronismo, aceptaba el perdón a las juntas. El pacto sindical-militar, denunciado por Alfonsín en su campaña, no era un eslogan vacío. Era un peligro cierto.

El 10 de diciembre él asumió la Presidencia de la Nación y el mismo día pidió al Congreso la abolición de la autoamnistía, derogada días después mediante la primera ley de la democracia recuperada.

Alfonsín ordenó entonces que se enjuiciara a las juntas: un hecho sin parangón en ningún otro país donde un gobierno civil haya sucedido a una dictadura militar. Los líderes máximos, Jorge Rafael Videla y Emilio Massera, fueron condenados en 1985 a reclusión perpetua.

Militares de rango menor se alzaron entonces contra el gobierno constitucional.

Alfonsín, convencido de que peligraba la democracia, decidió hacer lo mismo que hicieron los aliados en Nuremberg, cuando juzgaron a los nazis: condenar sólo a los jerarcas.

Años más tarde, desaparecida ya la situación que la motivara, el propio Alfonsín votaría, como senador, la derogación de leyes que, en aquel dramático momento, había impuesto como Presidente: las de Obediencia Debida y Punto Final.

La abolición permitiría reiniciar los juicios a todos los responsables de la dictadura. El presidente Carlos Menem, hombre del mismo partido de Luder, había amnistiado a los mandamases de la dictadura en 1983. Eximir a los rangos menores había sido, en 1986-1987, un medio de asegurar que tales mandamases permanecieran en la cárcel, pero Menem les había abierto las puertas de salida de la cárcel.

Con criticas; Terragno apoyò la política de “Memoria Verdad y Justicia” impulsada por Nèstor Kirchner,. A partir de 2003, volvieron a abrirse para ellos las puertas de entrada a la prisiòn.


Sobre Néstor Kirchner , Terragno tambièn historiador,marcò:” Estuvo desde 1983 en una posición diferente a la de Menem. Apoyó el juicio a las Juntas, sosteniendo que los responsables de haber “ensangrentado el país” debían “pagar sus crímenes”. Por lo mismo, estuvo en desacuerdo con el indulto. Sin embargo, fue socio político de Menem hasta 1996 y, llegado él mismo al gobierno, tuvo actitudes contradictorias.

Por un lado, promovió la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Por otro lado, llevó a la Corte Suprema a Eugenio Zaffaroni, un juez que había jurado fidelidad al Estatuto de la dictadura y defendido la represión. Además, ubicó en altas posiciones a Amado Boudou, Sergio Massa y Ricardo Echegaray, que en los 90 militaron en la Ucedé: el partido liderado por Álvaro Alsogaray, quien en esa época presentó un proyecto de ley para levantar un monumento a Videla.

En apoyo a Teragno Enzo Stivala , homenajeò a Alfonsìn al conocerese su deceso” Es posible que este juicio y castigo, largamente esperado por familiares de muertos y desaparecidos en el marco de la represión ilegal del septenio trágico, no hubiera sido viable sin la contundente apuesta por la verdad y la justicia de aquella joven, casi balbuceante democracia, liderada por Raúl Alfonsín".



Añadiò que:la investigación, plasmada en el libro Nunca Más que fuera entregado a Alfonsín el 20 de setiembre de 1984 de manos del titular de la Comisión, Ernesto Sábato, abrió las puertas para el juicio a las juntas de la dictadura militar y en forma paralela:”se persiguió, juzgó y condenó por distintos delitos comunes a los líderes de las organizaciones guerrilleras, entre ellos Mario Firmenich, Fernando Vaca Narvaja, Enrique Gorriarán Merlo, Roberto Perdía, entre otros, luego indultados por decreto de Carlos Menem a principio de la década de 1990. 


Stivala reivindicò la determinación de Alfonsìn :” Es posible que este juicio y castigo, largamente esperado por familiares de muertos y desaparecidos en el marco de la represión ilegal del septenio trágico, no hubiera sido viable sin la contundente apuesta por la verdad y la justicia de aquella joven, casi balbuceante democracia, liderada por Raúl Alfonsín. 


Asimismo Stivbala observò :” El proceso a las juntas militares promovido por iniciativa de un gobierno democrático y la ulterior condena de un poder judicial independiente, con absoluto respeto del derecho de defensa de los acusados, constituyeron un hecho sin precedentes en América latina y en el mundo. Fue la contracara de “transiciones negociadas” que ocurrieron por aquellos años con el retiro del poder de la dictadura en la España franquista y del “Estado Novo” portugués de Antonio de Oliveira Salazar, o el traspaso del poder de las dictaduras militares en Uruguay, Chile y Brasil a las nuevas democracias renacientes, o la huida del bárbaro e irracional apartheid sudafricano”.

Fue un hito fundadnte :”Por primera vez, militares latinoamericanos que planearon y realizaron un golpe de Estado contra un gobierno constitucional fueron enjuiciados y condenados por un tribunal civil.

Destaca Stivala que los alzamientos carapintadas_ comenzados en Semana Santa de 1987 motivadas por el juicio de militares subalternos se dieron en un clima de máxima tensión. 

Para Stivala, presidente del colegio de Abogados ede Cordoba, la frase pronunciada por Alfonsìn:” Compatriotas. Felices Pascuas , la casa està en orden” tuvo su peso al principio , pero :”Poco tiempo después, supimos que esas Pascuas no fueron tan felices porque, en realidad, la casa no estaba del todo en orden, “ La joven e indefensa democracia no pudo oponer resistencia adecuada a la rebelión “carapintada”. 

Sobre las leyes de impunidad ( punto final y obediencia) debida dictadas por el gobierno alfonsinista opinò el magistrado, en la práctica desincriminaron a todos los integrantes de las Fuerzas Armadas de grado inferior salvo por casos de violación, sustracción y ocultación de menores o sustitución de su estado civil y apropiación extorsiva de inmuebles”.Sin embargo, fueron màs tarde el triste corolario para la aparición de los indultos menemistas que, contrariando todo orden de legalidad vigente, perdonaron a los imperdonables.



Pero aun con todo lo negativo que significó la sanción de las llamadas leyes del perdón para la verdad y la justicia, únicos pilares sobre los que se puede edificar la  reconciliación, lo cierto es que aquel puntapié inicial de Raúl Alfonsín a partir del cual se enjuicia y condena a las dos primeras juntas no sólo fue el que sirvió de disparador para la toma de conciencia sobre lo vivido por parte de muchos, muchísimos argentinos, que ignoraban lo que había sucedido, sino que fundamentalmente pone blanco sobre negro en el período, por lejos, más trágico de la historia argentina. 



Finaliza :”Tal vez, sin la valiente decisión de Raúl Alfonsín de 1983, estaría vigente uno de los actos más indignos y más cercanos a una mentalidad delictual como es el perpetrado hacia el final de la dictadura por los ocasionales tenedores del poder usurpado, creando para sí una protección contra la predecible persecución ulterior a causa de la dilatada y gravísima conducta criminal en que se había empleado desde marzo de 1976: la autoamnistía, ese autoperdón que claramente estaba significando el expreso reconocimiento de esa conducta criminal, plasmada la impúdica ley de facto 22.924. Es probable también que ni Astiz, ni Etchecolatz, ni Acosta, ni Simón, ni Menéndez o Martínez de Hoz y Von Wernich jamás hubieran sido llamados hoy a rendir cuentas ante la sociedad y ante la Justicia por las infamias cometidas, cada uno en el marco de sus propias responsabilidades”.
Como culminación reiteró su reivindicación al ex presidente radical: "Es posible que Raúl Alfonsín, aun con las leyes de obediencia debida y punto final, con el fracaso del Plan Austral, con la terrible hiperinflación con la que dejó el poder, aun así, tenga reservado un lugar preferente en la historia de los derechos humanos de Argentina y del mundo.

Y como manifestara Terragno:” De cualquier modo, la plena vigencia del republicanismo y el crecimiento sostenido son recuperables.

Esto es así porque Alfonsín le dio forma a la democracia inaugurada en 1983.Muy  distinto sería el caso si hubiese sido otro el que asumiera la Presidencia y demarcado el derrotero a seguir.
Fuentes:
Arrondo ,César Raúl Alfonsín: su política de derechos humanos
/www.ucr.org.ar/historiadores-radicales/noticias/raul-alfonsin-su-politica-de-derechos-humanos

Vives, Luis Adriàn:"El retrato de Raùl Alfonsìn: Entrevista a Oscar Muiño, 9 de Abril de 2014
http://evaristocultural.com.ar/2014/04/09/el-retrato-de-raul-alfonsin-entrevista-a-oscar-muino/

Beltràn, Mònica: "Ahora Alfonsìn", 5/11/2013
http://nuevacatedra.com.ar/ahora-alfonsin/

Alaniz, Rogelio:Crónicas de la historia: "Las elecciones del 30 de octubre de 1983
http://www.ellitoral.com/index.php/id_um/106366-las-elecciones-del-30-de-octubre-de-1983


Stivala, Enzo : La  muerte de Alfonsín, Alfonsín y los derechos humanos
La Voz del Interior, 1/4/20009

http://archivo.lavoz.com.ar/09/04/01/secciones/politica/nota.asp?nota_id=503684

Terragno, RodolfoQue habría pasado de no ganar Raúl Alfonsín, Clarìn 30/10/2013, citado en 
www.ucr.org.ar/notas/la-ucr-en-los-medios/que-habria-pasado-de-no-ganar-raul-alfonsin-por-rodolfo-terragno


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