jueves, 31 de julio de 2014

HAY UN INTENTO QUE EL PLAN ECONÓMICO NAUFRAGUE Y LLEVAR AL PAÍS A LA DERECHA A TRAVÉS DE LA INFILITRACIÒN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS ( BERNARDO GRINSPUN, PRIMER MINISTRO DE ECONOMÍA DE ALFONSÌN,1985)

El primer ministro de economía del gobierno de Raúl  Alfonsín fue Bernardo , Grinpsun, que como dato saliente ademàs de su formación académica y trabajo profesional, tuvo una militancia en el radicalismo. Ese hecho hizo que Néstor Restivo y Horacio Rovelli calificaran su gestiòn como un “accidente “, es decir que no respondía a ninguna corporaciòn ni tampoco a  empresa multinacionales alguna como sì lo habían sido sus antecesores u sucesores 
( José Martinez de Hoz con la Rural y Domingo Cavallo fueron los casos emblemàticos ). 

Restivo y Rovellli en” El Accidente Grinspun: un Ministro desobediente”, defienden la gestiòn del funcionario, sostienen que:”Entre el Rodrigazo de 1975 –el plan que marcó la antesala del programa económico de Martínez de Hoz– y la crisis de 1998-2002, la única excepción a las políticas de ajuste y de valorización financiera fue la que impulsó Bernardo Grinspún, el primer ministro de Economía de la democracia renacida a fines de 1983, quien además intentó activar una serie de mecanismos de concertación política multilateral para hallar una solución al acuciante problema de la deuda externa”, en otras palabras intentò darle una solución a la deuda  externa heredada de la dictadura.
Grinspún fue desobediente, quiso (no pudo, no supo) no claudicar ante los organismos de crédito internacional como el Fondo Monetario Internacional 
(FMI),así lo expuso al asesorar a Alfonsín en la campaña electoral  cuando propuso  revitalizar el mercado interno y apoyarlo en la idea plasmada en uno de los discursos del por entonces futuro  jefe de gobierno al anhelar:”levantar las cortinas de las fábricas cerradas por la dictadura”. Ademàs  tal como  lo sostuvo Rovelli en uno de sus artículos:”defendió la necesidad de politizar la deuda, que no se debía pagar por su ilegitimidad, máxime que la misma era utilizada como una hipoteca sobre la sociedad Argentina”.
El ministro planteó su oposición al FMI al afirmar: “Si nosotros nos negamos a pagar ellos no tendrán forma de cobrarnos nada”, fue una visión errada considerando lo sucedido en los hechos.

Su optismo era contrario a la realidad que mostraba la Argentina a fines de 1983 los derechos humanos habían sido violados en forma repugnante los militares habían hecho desaparecer a treinta mil personas a las que había que sumar a quienes se habían exiliado y a  quienes fueron libertados después de estar confinados en campos de concentración y sometidos sistemáticamente a torturas que les dejaron secuelas físicas y psicológicas. Asimismo según Rovellli la salida del poder de los militares significó tambièn que los que “consintieron el  fin de la dictadura y la salida democrática  lo hicieron con el fin de legitimar su poder económico y buscaron denodadamente “ encorsetar al nuevo gobierno y encausar a su favor la situación para perpetuar el modelo de acumulación y distribución que tanto poder y riqueza les había prodigado mientras, como contracara necesaria, miles habían sido asesinados y millones marginados”.

Las consecuencias de la represión económica dejada  por la dictadura en 1983 mostraron el crecimiento de la deuda externa argentina que pasó de 7.875 millones de dólares en 1975 a 45.087 millones en 1983. Las fuerzas armadas en su afán de reorganizar al país legaron una economía sin rumbo y un Estado quebrado: la deuda externa se cuadriplicó en los 7 años de gobierno del proceso; también aumentó la transferencia de capitales hacia el exterior y se redujo la producción y empleo industrial.

En ese contexto asumió y con eso tuvo que lidiar desde el 10 de Diciembre de 1983 hasta su renuncia el 18 de febrero de 1985, se fue sin poder solucionar los inconvenientes que lo jacquearon desde la primera hora, a pesar de haber luchado  y haber sido consecuente con sus principios, tal como manifestó su hijo Gustavo:”Su desobediencia en su vida pública, tanto como a lo largo de toda su vida militante, no fue a su pertenencia política, sino a los poderes constituidos que cuestionó”.

En diferentes oportunidades cuestionó a los “poderes constituidos”, en particular al FMI, en  febrero de 1984 una misión del Fondo encabezada por el ex ministro colombiano Eduardo Wiesner Durán aterrizó en Ezeiza, Grinspùn le explicó que el país no podía pagar los intereses de la deuda porque los militares se habían gastado las reservas que quedaban, 1.500 millones de dólares, "en armas, corbetas y fragatas". Meses más tarde le mandó al Fondo una declaración de guerra, aclarando que no iba a reducir el déficit fiscal y que la Argentina rechazaba "por excesiva y arbitraria" la calificación de riesgo del país.

Otra anécdota que revela el carácter de Bernardo Grinspun se suscitó en medio de una dura discusión con el representante del FMI Joaquín Ferrán: "Si querés que me baje los pantalones, me los bajos". Sin sonrojarse enseguida le dio la espalda y cumplió  literalmente con su advertencia.

Las presiones internas y externas hicieron fracasar el plan Grinspún cuya estructura se armò en base a la búsqueda de la reactivación y el desarrollo del aparato productivo, una política antimonopólica y la regulación de las importaciones. Se intentó restablecer el equilibrio interno, desacelerando la inflación.

Su proyecto consistió en darle a la economía un  giro de 180 grados para  modernizarla economía , eran necesarios cambios estructurales aumentarìa la de la productividad media –rebajando los costos de producción y redistribuyendo de manera más equitativa el excedente– mejorando los salarios con el fin de alcanzar un crecimiento del PIB del 5% anual. Grinspún lo planteaba claramente cuando afirmaba que en la economía la Argentina era necesario que “el crecimiento de los salarios sea mayor que el de los precios, éstos a su vez se eleven por encima de la depreciación del tipo de cambio, y que éste ultimo incremento debe ser mayor que la tasa de interés”.

El plan que finalmente fracasó buscó acuerdos con sindicatos y grandes grupos empresarios que junto a la Rural y la UIA se encargaron de boicotear cada paso que se dio, la armonía pretendida jamàs pudo concretarse, todos ellos se unieron y presentaron  una serie de  puntos que incluìan el blanqueo de la deuda externa, en la que los principales referentes de cada sector eran directamente beneficiados, y la necesidad de un nuevo plan económico que les permitiera maximizar sus beneficios.

En en el denominado “Documento de los 20 puntos”, firmado por la UIA la SRA, CRA, Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), Adeba, Unión de Entidades Comerciales Argentina (Udeca), Coordinadora de Actividades Mercantiles Empresarias (Came), las cámaras argentinas de Comercio y de Construcción, entre otras. Como muestra de pluralidad y convergencia en la constitución del frente opositor, fue también rubricado por la CGT. Fugazmente, se había constituido el entonces llamado Grupo de los 11, los cuestionamientos arreciaron con la finalidad de echar a Grinspoun del ministerio. Muchos radicales emperezaron a soltarle la mano al “Ruso”, invitado a explicitar en Mar del Plata  el futuro del plan.fue defendido, se mostraron los números que avalaban el crecimiento del PBI y el aumento de los salarios reales en un 25%, de todas maneras el aspecto de mayor negatividad era la inflación que no se había podido detener, el principal motivo aducía porque no se habían adoptado las medidas necesarias, que según él, pasaban en primer término por una profunda reforma financiera. Textualmente, dijo: “Hay un intento por hacer que este plan naufrague, y llevar al país hacia la derecha, a través de la infiltración de los partidos políticos”.

El anunciado final llegó después de una nueva pelea con el representante del FMI Joaquín Ferrán. Al día siguiente el presidente del Banco Central, Enrique García Vázquez, amaga con renunciar, el 19 de Febrero Alfonsín les solicitó tanto a Grinspún como a Vazquez la dimisión

Grinspún fue reemplazado por Juan Vital Sourrouille, que puso en marcha quien el Plan Austral, un plan de estabilización que dictaminaba el control de los sueldos, el ajuste en el plano interno para que produzca el mayor saldo comercial posible. Sourrille legitimó en su totalidad la deuda externa heredada de la dictadura militar y acordó con los grupos económicos locales y extranjeros que operan en el país para que realicen inversiones que no se produjeron, todo se mantuvo igual con fabricas con las persianas bajas y sin que se registre un revitalización de la economía, se refinanció una vez más la deuda externa que crecía a niveles casi sin control, se emitieron bonos con tasas de alto rendimiento que produjeron la  transferencia de ingresos de toda la población a favor de los más ricos, consecuencia de ello dinamitò el plan , su fracaso dio paso ya no a la inflación sino a  la experiencia de la hiperinflación, la siguió el “golpe de mercado” de 1989 y el arribo seis meses antes de lo previsto de Carlos Menem al poder, con un discurso centrado en la modernización y entrada al primer mundo, el riojano mal vendió las empresas del estado, cuando los fondos de esas ventas se terminaron, todo se repitió fábricas cerradas, inflación, desocupación y hambre.

Fuentes:
Fair, Hernán:"El legado político de Raúl Alfonsín"
http://www.revcienciapolitica.com.ar/num9art3.php

EL RADICALISMO, LA ECONOMIA EN EL GOBIERNO DE RAUL ALFONSIN Y BERNARDO GRINSPUN“No fue un accidente”, Pagina 12, 31/12/11
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-5708-2011-12-31.html

Rovelli, Horacio :"El accidente Grinspún, un ministro desobediente", Diario Sur Año 4. Edición número 188. Sábado 24 de diciembre de 2011
http://sur.infonews.com/notas/el-accidente-grinspun-un-ministro-desobediente



1 comentario:

  1. Tirarse contra las corporaciones fue siempre una afrenta a los negocios espurios de derecha conservadora, castigada con los pedidos de renuncias o asesinatos. Es decir..... lo de siempre.

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