domingo, 31 de mayo de 2020

Mundial 78 "El fútbol ha sido un conducto para que con todo esto vuelva a empezar la grandeza argentina( Vicealmirante Lacoste, presidente del Ente Autárquico Mundial 78)

  El deporte siempre estuvo en el centro de la mirada del poder dictatorial. Más o menos en simultáneo con la decisión de que el 24 de Marzo el día del golpe, se dejara transmitir Argentina –Polonia, el Ejército y la Marina abrieron su disputa sobre quién se quedaría con el acontecimiento cumbre que aguardaba a la Argentina que se venía: el Mundial 78. El resultado de esa disputa no se publicó, señalaba Ariel Scher en 2005.


  Es que el total de lo gastado en refacciones de estadios, acondicionamientos, derechos de tv, radio , así como la lavada de cara realizada por la agencia de comunicación Burston Marsteller y demás erogaciones para un evento internacional llevado a cabo bajo el régimen genocida del Proceso de Reorganización Nacional es impreciso porque el Ente Autárquico Mundial 78 (EAM 78), la oficina creada para la organización del Mundial 78, no dio jamás a conocer sus números finales


  Según Scher, observadores de la época certifican que la Marina, liderada por Eduardo Massera, ganó la batalla y tuvo el manejo político de un campeonato con gastos proyectados por 70 millones de dólares y erogaciones finales que orillaron los 700.



  Para el periodista de Clarín, docente y autor de libros que vinculan al juego con la sociedad, algo quedó en claro, los jugadores, tal como se cansan de repetirlo, no fueron cómplices en el horror: “No hubo ni un modo de jugar ni tampoco futbolistas asociados a las concepciones del poder, el Mundial 78 se convirtió en un hecho emblemático de los tiempos oscuros”.


  Para que nada quede librado al azar y no trasciendan las aberraciones, además de la consultora de prensa y medios nacionales , sumaron a quienes fueron sus aliados de peso en el exterior :el entonces secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger, vino para la fase final del campeonato y distribuyó elogios hasta afirmar que "este país tiene un gran futuro a todo nivel" y Joao Havelange, el brasileño que presidió la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA) durante 28 años, no se quedó muy atrás. "Por fin el mundo pudo ver la verdadera imagen de la Argentina", exaltó.


  El 25 de junio, la Selección Argentina ganó el Mundial al vencer a Holanda por 3 a 1. El éxito permitió que las voces del Régimen transparentaran su visión del Mundial. "Debemos seguir jugando el gran partido del proceso nacional, en el cual el triunfo final va a depender no sólo del Gobierno, sino del esfuerzo y participación de cada uno de los argentinos", sostuvo el ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, quien no precisó con qué jugada del "gran partido" volvió gigante la deuda externa amasada durante su gestión. Aún más elocuente fue el marino Carlos Lacoste, vicepresidente del EAM 78 y "hombre fuerte" del fútbol en esas jornadas: "El fútbol ha sido un conducto para que con todo esto vuelva a empezar la grandeza argentina". Y el propio Videla hizo su parte en un nuevo discurso por cadena nacional: "Argentinos: hemos sido capaces de vencer a la insidia y al escepticismo. Seamos ahora también capaces, con la ayuda de Dios, de impulsar a la Nación en pos de sus objetivos permanentes". Videla no aclaraba cuáles eran esos objetivos permanentes, claro está que los objetivos del mundial, fueron una continuación de la política genocida: campos de concentración, tortura , desapariciones, es decir restricción de los derechos individuales y colectivos de la población , que el Mundial no tapó.

  El doble discurso de la moral creado por los militares, todavía espanta, aseguraba Scher: el Mundial de la memoria dolorosa fue inaugurado bajo "el signo de la paz" por el dictador Jorge Videla.En junio de 1978 cuando un sol mínimo entibiaba el estadio de River y el planeta entero esperaba que en la Argentina, tierra de fútbol y tierra de horrores, se pusiera a dar vueltas la pelota, ese país en el que caben todos los países. Videla exponía duro, fuerte, pronunciando un discurso estudiadísimo frente al más universal de los escenarios. "Aún es posible en nuestros días la convivencia en la unidad y en la diversidad", dijo también, erguido en el palco y de cara al césped, el jefe de un Estado que, precisamente, empezaba a ser célebre en el mundo por haber llevado adelante un proceso genocida para edificar unidades presuntas y cerrar cualquier diversidad. Un rato después, Videla ya no hablaba pero su impronta, como la de la lógica sojuzgante del Gobierno militar, controlaba todo. Eso sí: la pelota rodaba La más brutal de las brutales dictaduras argentinas decidió casi desde el primer minuto de su imperio que el deporte jugara para su equipo. Lo quiso usar e, inclusive, trató de construirlo a su manera.

Fuente:
Revista Canto Maestro nº 11,.Ctera Marzo 2005




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