jueves, 7 de junio de 2018

Si nos han contado la historia sin mujeres es porque nos han contado la mitad de la historia, es tiempo de completarla.

En la historia argentina contada por mujeres en su segundo tomo ( De la anarquía a la batalla de Pavón (1820-1861), retoman sus autoras Gabriela Margall y Gilda Manso, el motor que las impulsó a investigar la temática :"Este libro surge de una necesidad: restituir a las mujeres su papel protagónico en la historia. En estas páginas son ellas las que cuentan los hechos, marginadas y subodinadas en todos los ámbitos, también lo fueron a la hora de escribir acerca de los acontecimientos que dieron forma a la actual Argentina. Sin embargo, siempre "estuvieron ahí". Y dejaron su testimonio.
Este libro es el segundo tomo de La historia argentina contada por mujeres. Comienza con las consecuencias de la anarquía del año 1820, abarca la época rivadaviana y los años del rosismo y concluye en 1861, con la encrucijada tras la batalla de Pavón.

Como en el tomo anterior, , señalan las autoras, el objetivo central es ofrecer un espacio a las mujeres para que nos cuenten qué sucedió. En este caso, a lo largo de cincuenta años de guerras civiles durante los que el Virreinato del Río de la Plata dio origen a la República Argentina.

A diferencia del tomo anterior, donde las voces de las mujeres aparecían en su mayoría en contextos judiciales -y, llamativamente, en asuntos criminales que las tenían como víctimas o culpables-, ahora aparecen en cartas privadas y también en la prensa escrita, indicio de que la sociedad patriarcal comienza a ofrecerles la posibilidad de expresar sus ideas.

En general los libros de historia las mencionan como las "esposas de". Aquí reivindicamos su participación en los últimos momentos de la guerra de independencia, en las guerras civiles, en el exilio y en el ejercicio del poder. Actrices, guerreras, políticas, damas, escritoras, viajeras, amigas, esposas, madres, amantes e hijas nos cuentan la historia que protagonizaron, la historia que entenderemos a partir de sus palabras, sus motivos y sus emociones.

Observa Margall "Si hasta ahora hemos concebido y nos han enseñado una historia sin mujeres, hemos concebido y hemos aprendido la mitad de la historia".

Las autoras marcan pequeños avances con respecto a la etapa anterior en donde la voz de la mujer aparecía en su mayoría en contextos judiciales y, llamativamente, en asuntos criminales que las tenían como víctimas o culpables, esta vez aparece en cartas privadas y, en particular, en la prensa escrita. El periodismo adquiere un lugar de relevancia en las guerras civiles y en la expresión de ideas las mujeres no quedan al margen. La sociedad patriarcal les ofrece un lugar, pequeño e inestable, pero un lugar al fin, para que sus voces se hagan públicas, por supuesto, dentro de los límites aceptados.


La tensión entre lo público y lo privado recorre este libro. Algunas mujeres optan por el anonimato. Otras, por la clara expresión de sus ideas e incluso por ser protagonistas de la esfera pública, reservada a los hombres. Unas dejan su impronta en la actividad política y firman con nombre y apellido: Mariquita Sánchez, Encarnación Ezcurra. Otras eligen ocultar su nombre detrás de un seudónimo. Pero más allá de cualquier opción, en el periodo 1820-1861 las mujeres se apropian de la palabra escrita. Por esta razón, la mayor parte de los textos que utilizamos para contar la historia de este periodo proviene de mujeres con una formación intelectual y una participación política considerable. Es decir, mujeres educadas, de sectores medios y altos.

En esta segunda parte, continúan los testimonios que muestran a la mujer como sujeto y protagonista de la historia, para que ellas nos cuenten qué sucedía. Nuevamente, la búsqueda y selección de esos materiales debieron enfrentar la dificultad de que la historiografía no siempre haya visto a la mujer de esa manera.

En contraposición al primer libro, aparecen novedades. Este tomo no abarca siglos sino décadas: los cincuenta años de guerras civiles en los antiguos territorios del Virreinato del Río de la Plata, que recién a mitad del siglo XIX tuvieron como desenlace la conformación de la República Argentina.

Si 1820, donde culmina la primera parte de la investigación la voz de la mujer aparecía en su mayoría en contextos judiciales y, llamativamente, en asuntos criminales que las tenían como víctimas o culpables, esta vez aparece en cartas privadas y, en particular, en la prensa escrita. El periodismo adquiere un lugar de relevancia en las guerras civiles y en la expresión de ideas las mujeres no quedan al margen. La sociedad patriarcal les ofrece un lugar, pequeño e inestable, pero un lugar al fin, para que sus voces se hagan públicas, por supuesto, dentro de los límites aceptados.

La tensión entre lo público y lo privado recorre este libro. Algunas mujeres optan por el anonimato. Otras, por la clara expresión de sus ideas e incluso por ser protagonistas de la esfera pública, reservada a los hombres. Unas dejan su impronta en la actividad política y firman con nombre y apellido: Mariquita Sánchez, Encarnación Ezcurra. Otras eligen ocultar su nombre detrás de un seudónimo. Pero más allá de cualquier opción, en el periodo 1820-1861 las mujeres se apropian de la palabra escrita. Por esta razón, la mayor parte de los textos que utilizamos para contar la historia de este periodo proviene de mujeres con una formación intelectual y una participación política considerable. Es decir, mujeres educadas, de sectores medios y altos.

En general, los libros de historia las mencionan como las “esposas de”. En este libro reivindicamos su actuación individual, no las vemos en un rol pasivo sino como protagonistas activas de la historia: en los últimos momentos de la guerra de independencia, en las guerras civiles, en el exilio y en el ejercicio del poder. Actrices, guerreras, políticas, damas, escritoras, viajeras, esposas, madres, amantes, hijas y amigas nos cuentan la historia que protagonizaron, la historia que entenderemos a partir de sus palabras, sus motivos y sus emociones.

Buscamos incorporar voces de todas las provincias que conformarían la República Argentina, e incluso sumamos a dos extranjeras. A lo largo del libro las fronteras territoriales se vuelven móviles y difusas porque los conflictos armados impulsan alianzas entre provincias, países de América del Sur y países europeos. La inestabilidad —que se manifiesta en lo político pero también en lo económico, lo social e incluso en lo territorial— es la marca del periodo.

El libro comienza con el final de la guerra de independencia y las consecuencias de la anarquía del año 1820, y en cada capítulo analiza un texto dicho o escrito por una voz femenina. Nos detenemos en los cambios producidos durante la época rivadaviana y en la importancia que esa época tuvo para la mujer como protagonista de la historia. Continuamos con los años del rosismo y el papel de las mujeres en la lucha entre unitarios y federales. Terminamos con la encrucijada que queda tras la batalla de Caseros y la incertidumbre ante la imposibilidad de la unificación las provincias.

Seguramente quedarán huecos por llenar pero entendemos este libro como un punto de partida para encontrar una nueva forma de hacer historia, de restituir a la mujer ese protagonismo que le fue arrebatado a través de una operación historiográfica.

Finalmente , recalcan intencionalmente, si nos han contado la historia sin mujeres es porque nos han contado la mitad de la historia. Es tiempo de completarla.

Margali, M y Manso, G :"La historia argentina contada por mujeres( de la anarquía a la batalla de Pavón (1820-1861) Ediciones B, Buenos Aires, 2018"

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