viernes, 22 de junio de 2018

El 9 De Julio fue un laboratorio sobre los orígenes de la Argentina, su mayor logro, fue la consagración de una voluntad de establecer un Estado independiente

El Congreso de Tucumán , el 9 de Julio de 1816, hace 202 años se declaró la Independencia “de las Provincias Unidas en Sud América” . es decir no se logró la Independencia , tal como nos fue enseñado en los manuales escolares , si , se dio uno de los primeros pasos hacia la libertad y la autodeterminación. Después vinieron marchas y contramarchas, avances y retrocesos, una marca registrada del país que entonces aún no era la Argentina y que por momentos parece conservar la frustración de una obra siempre en construcción.


En ese marco , en 2016, con los festejos del bicentenario, reconocidos académicos como los historiadores Alberto Lettieri, Marcela Ternavasio Gabriel Entin y el antropólogo Alejandro Grimson, debatieron la temática


Lettieri—doctor en Historia, docente titular de la UBA e investigador del Conicet— explicaba “en 1816 el concepto de independencia era fragmentario y fundamentalmente político. Para el segmento de la elite comercial de Buenos Aires liderado por el protounitarismo, se trataba, ante todo, de una independencia política respecto de España. Para el protofederalismo, en cambio, de una independencia política a secas, y para los antiguos territorios virreinales, también de una independencia política de Buenos Aires y, en muchos casos, sobre todo en las provincias del NOA, las aristocracias mantenían expectativas de restauración de la hegemonía española”.


Por su parte, Alejandro Grimson —antropólogo, docente en la Universidad de San Martín, y exdecano en su Instituto de Altos Estudios Sociales, señalaba “la independencia de 1816 no debe menospreciarse. Fue un logro importante que en gran medida se perdió por las guerras civiles. Fue la asunción de los destinos del país por gente nacida en estas tierras. Todos los aciertos y errores posteriores fueron argentinos. Sí, continuaron siempre las presiones. Pero siempre hubo tensiones argentinas donde esas presiones se jugaron y se resolvieron. Hoy, pienso que el concepto cambió: necesitamos autonomía”.


A su turno, Marcela Ternavasio —doctora en Historia por la UBA, docente de la Unversidad Nacional de Rosario, manifestóa que "aquella Declaración “como todo texto icónico se impone por lo que dice, por sus palabras, por la ruptura que establece con el pasado y por las promesas que ilumina para el futuro”. Pero también por sus enigmas, que “no derivan tanto de lo que el documento dice, sino de lo que calla”. Y grafica la idea con una carta de José de San Martín dirigida al diputado por Mendoza Tomás Godoy Cruz, en la que valora el texto aunque expresa que “solo hubiera deseado que al mismo tiempo hubiera hecho una pequeña exposición de los justos motivos que tenemos los americanos para tal proceder”.


Gabriel Entin —doctor en Historia y magíster en Estudios Políticos por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París e investigador del Conicet-, por su parte describe el momento de la Independencia como “un laboratorio sobre los orígenes de la Argentina”, cuyo principal documento “desafía el ingenio: más que certezas, plantea enigmas y dilemas. ¿Quién se independizó? ¿Cuál es la relación con la revolución? ¿Por qué se declaró la Independencia?”.


-Se tenía conciencia en su época de los alcances de esa Declaración? ¿O se la veía como un escalón hacia la verdadera independencia, incluida la económica? Para Lettieri, “el concepto de independencia económica no aparecerá hasta mediados del siglo XIX. Hasta entonces, nociones tales como independencia o soberanía solo tenían una matriz política. De todos modos, la proclama de Tucumán hace alusión a lo que por entonces se denominaba ‘gobierno de lo propio’, pero no definía una forma de gobierno, lo que dejaba pendiente según se resolviera el equilibrio de poder interno, la lucha armada y la redefinición del mapa político europeo. La dinámica política de los territorios coloniales, o en vías de descolonización, es siempre muy sensible a lo que suceda en su antiguo eje político”.


Los progresos y derrumbes institucionales, políticos, económicos y sociales de estos dos siglos de nación independiente conforman un inventario diverso, que puede funcionar como obstáculo para el análisis sobre logros obtenidos y deudas impagas. Aunque, como señala Grimson, “los argentinos creen que ellos han tenido la historia más trágica del planeta, pero eso es solo un narcisismo ignorante. La Argentina es un país con graves problemas y grandes logros. Entre sus deudas las principales es no definir un perfil productivo, no lograr una inclusión social de toda la población, no aceptar su compleja diversidad cultural, no consolidar una vida democrática transparente”.


Desde su rol de historiador, Lettieri opina que “el logro principal fue, sin dudas, la consagración de una voluntad de establecer un Estado independiente, ya anticipada por la Asamblea del Año XIII y el Congreso de Arroyo de la China, en 1815. Sus debilidades provienen, ante todo, de la debilidad de la situación económica legada por la etapa colonial, la fragmentación del mercado interno, el retroceso económico que significó la guerra continuada, y la conciencia —a veces exacerbada— de la elite comercial porteña, de que solo habría futuro a condición de celebrar un pacto neocolonial con Gran Bretaña. Esto lo concretará Rivadavia en 1824, con la suscripción del empréstito Baring Brothers, y la firma del Pacto de Amistad a principios de 1825, en el que Gran Bretaña reconoce la independencia política del Río de la Plata luego de haber acordado la dependencia económica. Por más que Rosas, y un siglo después el peronismo, trataron de deshacer esta vinculación colonial, no solo comercial sino también —y fundamentalmente— cultural, la generación de una nueva matriz democrática, pluralista y soberana en todos sus niveles constituye aún una asignatura pendiente”.


Fuente: Revista Cabal
Bicentenario de la Declaración de la IndependenciaDos siglos de logros y algunas deudas impagas

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