En 2009 se
conmemoraba el 15 aniversario del atentado-masacre y destrucción de la AMIA, el rabino Daniel
Goldman sintetizaba el libro “Historias con Vida”, donde su autora, Florencia Arbiser, recreaba lo
acaecido el 18 de Julio de 1994, Arbiser unía el dolor y el acompañamiento a los famulares de las víctimas,
lo hacía con “delicadeza, “sensibilidad “ y “esperanza” desde el lugar de una escucha y
una espera.
Goldman
titulaba su nota Heridas que aún sangran,
si no conociéramos que se trata de un escrito de hace 10 años, podríamos pensar
que fue escrito hoy, dado que la actual
situación no varió.
De todos modos,
veía que la esperanza se derrumbaba a partir de hallar “Ventanas que se cierran
con la muerte” , aunque había también “puertas que se abren con la
sobrevivencia” , eran puertas de dolor, 15 testimonios, uno por cada
aniversario, constituían un” documento
irreemplazable para la construcción de la memoria”.
“Los asesinos no discriminan; su objetivo es sembrar el miedo y provocar la parálisis”, advertía Arbiser sabiendo que “el recuerdo y la justicia resultan dos caminos que se cruzan”.
Una de las historias era la de Marcela Kreiman, hija de Susy Wolynski, responsable en la época del atentado de la Bolsa de trabajo. Marcela, artista plástica, prepara su muestra llamada “Sin Abrigo” 15 instalaciones, entre las que aparece una montaña de tapitas de bebida en lata que suman las horas ausentes de las 85 víctimas, 85 velas consumidas, 85 perchas vacías, todas simbolizando los 15 años de impunidad. Kreiman, hija también del rabino Angel Kreiman, tenía 17 años cuando voló la mutual., había un daño que se mantenía abierto, aseguraba en 2009, cuando se cumplían 15 años del atentado a la AMIA y que hoy a 25 años de la masacredela calle Pasteur, se observan pocas variaciones “Hay una herida que está ahí, la curamos para que no se infecte, le damos remedios para que no sangre, pero está ahí”, enfatizaba.
“Los asesinos no discriminan; su objetivo es sembrar el miedo y provocar la parálisis”, advertía Arbiser sabiendo que “el recuerdo y la justicia resultan dos caminos que se cruzan”.
Una de las historias era la de Marcela Kreiman, hija de Susy Wolynski, responsable en la época del atentado de la Bolsa de trabajo. Marcela, artista plástica, prepara su muestra llamada “Sin Abrigo” 15 instalaciones, entre las que aparece una montaña de tapitas de bebida en lata que suman las horas ausentes de las 85 víctimas, 85 velas consumidas, 85 perchas vacías, todas simbolizando los 15 años de impunidad. Kreiman, hija también del rabino Angel Kreiman, tenía 17 años cuando voló la mutual., había un daño que se mantenía abierto, aseguraba en 2009, cuando se cumplían 15 años del atentado a la AMIA y que hoy a 25 años de la masacredela calle Pasteur, se observan pocas variaciones “Hay una herida que está ahí, la curamos para que no se infecte, le damos remedios para que no sangre, pero está ahí”, enfatizaba.
Si Ignacio
Copani , en cada acto canta honrando a los 85 caídos” Tengo la memoria... la
memoria viva, furiosa y activa, con sed de verdad., fervor en protesta, dolor
sin respuesta que entre las cenizas no quiere quedar”, el rabino Goldman,
resumiendo el dolor por el atentado a la AMIA, meditaba ”Cada año, la memoria
judía responde con nuevas expresiones que permiten que el tiempo no diluya la
existencia que necesita ser visible para que ningún terror vuelva a sembrarse”.
Goldman,
Daniel (2009) Heridas que aún sangran”, Suplemento “Valores Religiosos”, Clarín,
Buenos Aires.
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