martes, 20 de marzo de 2018

El 2 de Abril de 1982 celebramos con Galtieri la invasión a las islas y tres meses después, ante la derrota, vilipendiamos a los incompetentes comandantes de la picana que no supieron organizar el asalto, pero para no tener que pensar en el fracaso dimos la espalda a miles de jóvenes, a su regreso de la batalla de Malvinas, maltrechos y desilusionados”

La guerra de Malvinas y el nuevo aniversario llevan a repensar algunas preguntas que fueron realizadas hace varios años y siguen sin respuesta :¿cómo fue que unos militares tercermundistas creyeron poder ganar en el campo de batalla a la potencia militar inglesa? ¿Cómo pudo suceder que la población argentina, «oprimida y empobrecida», haya olvidado sus pesares para apoyar de manera entusiasta y masiva a los «hombres de hierro» que invadieron las lejanas islas? ¿Reivindicar Malvinas es reivindicar la última y sangrienta dictadura militar? ¿A los jóvenes que hacían el servicio militar obligatorio los llamó a luchar el dictador Galtieri o la nación (o la Patria, con mayúscula)? ¿La mayoría de la gente creyó lo que quería creer o pesó mucho la manipulación gubernamental o mediática? ¿Fue una gesta patriótica o una agresión injustificada?, plantea el historiador Julián Corvaglia que define a Malvinas como un “enigma" ," una historia marcada por la muerte, un trauma no superado para los argentinos”, y a su vez” un tema controvertido, denso y lleno de prejuicios y preguntas difíciles .

¿Qué fue y qué significó la guerra de Malvinas, librada a 1900 kilometros de Buenos Aires?, Miguel Talento  resume su postura :” No solamente significó el final de la dictadura iniciada en 1976, sino que fue ella misma producto de tal régimen, de su dinámica interna y de su lógica histórica. En este sentido el final dictatorial, el del Partido Militar y el de su autonomía, está indisolublemente ligado a la guerra de Malvinas, resultado de un cálculo con corolario no esperado: pensada como carta salvadora del régimen, sólo se convirtió en la manifestación final de su trágica monstruosidad”.
Por su parte Vicente Palermo, fustigó a los militares que decidieron ir a la guerra:” Los dictadores carecían de inteligencia, realismo y conocimiento del mundo exterior, eran espadas sin cabeza “.

Un análisis poco común hasta entrados los 2000, fue el de separar la guerra de Malvinas y la conducta de los miliares procesistas del terrorismo de Estado , ambos aspectos se encuentran correlacionados :”El genocidio iniciado por los militares y sus apoyos civiles con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, continuó de algún modo en Malvinas. La misma crueldad, la misma incompetencia, el mismo desprecio por la vida ajena, la misma cobardíaEn Malvinas, los militares cometieron aberraciones progresivamente denunciadas por quienes las sufrieron en carne propia: tortura física y psicológica; traición. Con alguna otra excepción, sólo la valentía y capacidad técnica de los pilotos de la Fuerza Aérea quedan fuera de estas calificaciones.
De manera similar, Federico Lorenz, afirma sobre la continuidad de la represión del Proceso en Malvinas” La guerra mostró una nueva faz nefasta de la dictadura militar, cuyos oficiales no vacilaron en reproducir sobre los cuerpos semicongelados de los jóvenes soldados, aquellas metodologías represivas destinadas a eliminar al "enemigo interno”.
Una  mirada “mixta” la brinda Andrew Graham Yool ,con conocimiento profundo de ambas sociedades, nacido  Buenos Aires en el seno de una familia de origen británico, y exiliado  en Gran Bretaña desde 1976 luego de ser amenazado por la dictadura, regresó a  la Argentina en 1982 como corresponsal  de  diferentes medios de comunicación. Durante tres meses cubrió desde esta ciudad “la guerrita”, como le decían los ingleses, para los lectores británicos.

En su libro de 2006 “Memorias del  horror”, Graham Yool, describe el cambio radical de la sociedad en el período:” Celebramos con el general Leopoldo Fortunato Galtieri la invasión a las islas Malvinas en abril del 82, y tres meses después, ante la derrota, vilipendiamos a los incompetentes comandantes de la picana que no supieron organizar el asalto a  una zona abandonada y que no despertaba el mayor interés . Pero, reiterando la falta de autocrítica de la sociedad argentina:” Para no tener que pensar en el fracaso dimos la espalda a miles de jóvenes, a su regreso de la batalla de Malvinas, maltrechos y desilusionados”

Por su parte , Corvaglia, analiza  “En 1982 militares argentinos invadieron Malvinas principalmente por motivos de política interna: para cimentar la unidad nacional y dotar a la dictadura vigente de un urgente respaldo social y unidad interna. Añade que fue un manotazo de ahogado de un régimen desesperado por frenar su caída.

En coincidencia con las visiones que resaltan la ineptitud y desconocimiento de los militares argentinos  de la realidad, asegura que no pensaron que Inglaterra iba a llegar al punto de que corriera sangre, contaban con que antes negociaría, y daban por sentado que Estados Unidos sería neutral (por la amistad debida a la colaboración en la represión ilegal en Centroamérica y la formación de los jerarcas de la dictadura bajo el ala americana).

El apoyo de la sociedad influenciada por los medios y las noticias triunfalistas difundidas en aquel entonces  alardeando “Estamos Ganando”, rápidamente prendió el fervor popular y el clima de unidad nacional. Según encuestas de la época, un 90%, de la población, viviendo en la dictadura más sangrienta y feroz de la historia del país, aprobaba la invasión militar.

La guerra de Malvinas, librada entre el 2 de Abril, día de la recuperación y vitoreo  a Galtieri en Plaza de Mayo y el 14 de Junio, cuando se produjo la rendición significó, en opinión de Corvaglia “Un gran sentimiento de frustración y pérdida colectivo”. A la vez dejó marcas que perduran  :” Fue un choque que dejó una impresión duradera en la sociedad, que la enfermó y bloqueó en parte, por ser un pasado no resuelto que impide armar una historia coherente, que inhibe, que genera inseguridad y evasión”.

El sociólogo Ricardo Sidicaro, trazó un paralelo entre los militares golpistas que se presentaron como la salvaguardia moral de la patria y el comportamiento de los mismos en la Guerra de Malvinas: “Las Fuerzas Armadas del golpe de 1976 expresaron la decadencia y la lumpenización de la institución militar, cuyas intervenciones anteriores nunca habían sido tan brutales y mafiosas. Galtieri culminó este ciclo y de manera irresponsable creyó que encontraría la impunidad para los crímenes cometidos en una victoria en Malvinas”.

Como final y como argumento para repensar la actitud hacia los combatientes de  Malvinas , olvidados y silenciados y hasta, sindicados como  “responsables “ de la derrota. Malvinas , como expresa Maristella Svampa, es una herida generacional, que durante mucho tiempo fue desoída e invisibilizada, marcada por la indiferencia y la negación de parte de una sociedad que prefería olvidar la guerra perdida, luego de tanta euforia nacionalista, y un Estado que proponía ignorar los reclamos de los ex combatientes,  desprecio que  potenció los sufrimientos psíquicos y sociales.
A  35 años de la guerra, siguen  pendientes debates y  autocríticas serias y responsables por parte de los militares ( sin el adecentamiento que se le dio al informe Rattenbach), es verdad que Malvinas continúa generando  controversias y densas incomodidades que derivan  prejuicios y preguntas difíciles
Y además de la autocrítica de los militares, poco esperable, es deseable , tal como lo  proponen Esteban, Svampa y Corvaglia que la sociedad y el Estado lo hagan. El primero sugiere    ganarle a nuestra propia guerra, esa que deambula en nuestra mente y que nos acecha. Malvinas exige que se castigue a todos los culpables, que se proteja y asista a los ex combatientes. Que se recuerde tanto a los que murieron en las islas, como a los que volvieron y como consecuencia de la indiferencia y el olvido se quitaron la vida.
Svampa, acuerda en realizar una “ revisión  crítica y reflexivamente, sin manipulaciones ni imposturas políticas de las tres heridas centrales  de Malvinas,: la cuestión neocolonial, la exacerbación nacionalista y la falta de cuidado por la vida de nuestros jóvenes”.
Finalmente y de modo similar, Corvaglia, aconseja empezar a hablar del problema en serio, sin tapujos, sin medias tintas y con valentía. Dado que sobre el tema de Malvinas todavía falta un ejercicio muy grande de autocrítica, tanto en la sociedad como en el Estado. Sería un buen inicio para el buen procesamiento de una situación socialmente traumática”, concluye.

Fuentes:

Corvaglia, J.” Malvinas, unas islas demasiado cercanas”, Revista de Libros, 1/8 / 2008 .

Sidicaro, R. La política procesista y la guerra de las Malvina, en Cuadernos de la historia reciente Número 4 / Julio/Agosto 2007 Nº4 / Julio-Agosto 2007,. Guerra de Malvinas, Veinticinco años después.

Esteban, E. “Malvinas: Una herida abierta. Encubrimiento de una gran vergüenza nacional Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE) , Febrero de 2008.

Graham-Yooll, A.( 2006),”Memoria del miedo© Andrew Graham-Yooll, Arcadi Espada, 2006 .

Svampa, M. “Las tres heridas “.


Talento, M. Malvinas como punto de quiebre. Origen, desarrollo y consecuencias de la autonomización militar en la Argentina, en Cuadernos de la historia reciente Número 4 / Julio/Agosto 2007 Nº4 / Julio-Agosto 2007,. Guerra de Malvinas, Veinticinco años después.

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