¿Qué fue y qué significó la guerra de Malvinas, librada a 1900 kilometros de
Buenos Aires?, Miguel Talento resume su postura :” No solamente significó el
final de la dictadura iniciada en 1976, sino
que fue ella misma producto de tal régimen, de su dinámica interna y de su lógica histórica. En este sentido el final
dictatorial, el del Partido Militar y el de su
autonomía, está indisolublemente ligado a
la guerra de Malvinas, resultado de un cálculo
con corolario no esperado: pensada como carta salvadora del régimen, sólo se convirtió en la manifestación final
de su trágica monstruosidad”.
Por su parte Vicente Palermo, fustigó a los militares que decidieron ir a
la guerra:” Los dictadores carecían
de inteligencia, realismo y conocimiento del mundo exterior, eran espadas sin cabeza “.
Un análisis poco común hasta
entrados los 2000, fue el de separar la guerra de Malvinas y la conducta de los
miliares procesistas del terrorismo de Estado , ambos aspectos se encuentran
correlacionados :”El genocidio iniciado por los militares y sus apoyos civiles
con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, continuó de algún modo en
Malvinas. La misma crueldad, la misma incompetencia, el mismo desprecio por la
vida ajena, la misma cobardíaEn Malvinas, los militares cometieron aberraciones
progresivamente denunciadas por quienes las sufrieron en carne propia: tortura
física y psicológica; traición. Con alguna otra excepción, sólo la valentía y
capacidad técnica de los pilotos de la Fuerza Aérea quedan fuera de estas
calificaciones.
De manera similar,
Federico Lorenz, afirma sobre la continuidad de la represión del Proceso en
Malvinas” La
guerra mostró una nueva faz nefasta de la dictadura militar, cuyos oficiales no
vacilaron en reproducir sobre los cuerpos semicongelados de los jóvenes
soldados, aquellas metodologías represivas destinadas a eliminar al
"enemigo interno”.
Una mirada “mixta” la brinda Andrew
Graham Yool ,con conocimiento profundo de ambas sociedades, nacido Buenos Aires en el seno de una familia de
origen británico, y exiliado en Gran
Bretaña desde 1976 luego de ser amenazado por la dictadura, regresó a la Argentina en 1982 como corresponsal de diferentes medios de comunicación. Durante
tres meses cubrió desde esta ciudad “la guerrita”, como
le decían los ingleses, para los lectores británicos.
En su libro de 2006 “Memorias del
horror”, Graham Yool, describe el cambio radical de la sociedad en el período:”
Celebramos con el general Leopoldo Fortunato Galtieri la invasión a las
islas Malvinas en abril del 82, y tres meses después, ante la derrota, vilipendiamos a los incompetentes comandantes
de la picana que no supieron organizar el
asalto a una zona abandonada y que no despertaba
el mayor interés . Pero, reiterando la falta de autocrítica de la sociedad argentina:”
Para no tener que pensar en el fracaso
dimos la espalda a miles de jóvenes, a su regreso de la batalla de Malvinas, maltrechos y desilusionados”
Por su parte , Corvaglia, analiza “En 1982 militares
argentinos invadieron Malvinas principalmente por motivos de política
interna: para cimentar la unidad nacional y dotar a la dictadura vigente de un urgente respaldo social y
unidad interna. Añade que fue un manotazo de ahogado de un régimen desesperado
por frenar su caída.
En coincidencia con las visiones que resaltan la ineptitud y
desconocimiento de los militares argentinos de la realidad, asegura que no pensaron que
Inglaterra iba a llegar al punto de que
corriera sangre, contaban con que antes negociaría,
y daban por sentado que Estados Unidos sería neutral (por la amistad debida a la colaboración en la represión
ilegal en Centroamérica y la formación de
los jerarcas de la dictadura bajo el ala americana).
El apoyo de la sociedad influenciada por los medios y las noticias
triunfalistas difundidas en aquel entonces
alardeando “Estamos Ganando”, rápidamente prendió el fervor popular y el
clima de unidad nacional. Según encuestas de la época, un 90%, de la población, viviendo en la dictadura más sangrienta
y feroz de la historia del país, aprobaba
la invasión militar.
La
guerra de Malvinas, librada entre el 2 de Abril, día de la recuperación y
vitoreo a Galtieri en Plaza de Mayo y el
14 de Junio, cuando se produjo la rendición significó, en opinión de Corvaglia “Un
gran sentimiento de frustración y pérdida colectivo”. A la vez dejó marcas que
perduran :” Fue un choque que dejó una
impresión duradera en la sociedad, que la enfermó y bloqueó en parte, por ser
un pasado no resuelto que impide armar una historia coherente, que inhibe, que
genera inseguridad y evasión”.
El sociólogo Ricardo
Sidicaro, trazó un paralelo entre los militares golpistas que se presentaron
como la salvaguardia moral de la patria y el comportamiento de los mismos en la
Guerra de Malvinas: “Las Fuerzas Armadas del golpe de 1976 expresaron la
decadencia y la lumpenización de la institución militar, cuyas intervenciones
anteriores nunca habían sido tan brutales y mafiosas. Galtieri culminó este
ciclo y de manera irresponsable creyó que encontraría la impunidad para los
crímenes cometidos en una victoria en Malvinas”.
Como final y como
argumento para repensar la actitud hacia los combatientes de Malvinas , olvidados y silenciados y hasta, sindicados
como “responsables “ de la derrota. Malvinas , como expresa Maristella Svampa, es una “herida
generacional, que durante mucho tiempo fue desoída e invisibilizada, marcada
por la indiferencia y la negación de parte de una sociedad que prefería olvidar
la guerra perdida, luego de tanta euforia nacionalista, y un Estado que
proponía ignorar los reclamos de los ex combatientes, desprecio que potenció los sufrimientos psíquicos y sociales.
A 35 años de la guerra, siguen pendientes debates y autocríticas serias y responsables por parte de
los militares ( sin el adecentamiento que se le dio al informe Rattenbach), es
verdad que Malvinas continúa generando
controversias y densas incomodidades que derivan prejuicios y preguntas difíciles
Y además de la autocrítica de los militares,
poco esperable, es deseable , tal como lo proponen Esteban, Svampa y Corvaglia que la
sociedad y el Estado lo hagan. El primero sugiere ganarle a nuestra propia guerra, esa que deambula en
nuestra mente y que nos acecha. Malvinas exige que se castigue a todos los
culpables, que se proteja y asista a los ex combatientes. Que se recuerde tanto
a los que murieron en las islas, como a los que volvieron y como consecuencia
de la indiferencia y el olvido se quitaron la vida.
Svampa, acuerda en
realizar una “ revisión crítica y
reflexivamente, sin manipulaciones ni imposturas políticas de las tres heridas
centrales de Malvinas,: la cuestión
neocolonial, la exacerbación nacionalista y la falta de cuidado por la vida de
nuestros jóvenes”.
Finalmente y de
modo similar, Corvaglia, aconseja “empezar a hablar del problema en serio, sin tapujos,
sin medias tintas y con valentía. Dado que sobre el tema de Malvinas todavía
falta un ejercicio muy grande de autocrítica, tanto en la sociedad como en el
Estado. Sería un buen inicio para el buen procesamiento de una situación
socialmente traumática”,
concluye.
Fuentes:
Corvaglia, J.” Malvinas, unas islas demasiado cercanas”, Revista de Libros, 1/8 / 2008 .
Sidicaro, R. La política procesista y la guerra de las Malvina, en Cuadernos de la historia reciente Número 4 / Julio/Agosto 2007 Nº4 / Julio-Agosto 2007,. Guerra de Malvinas, Veinticinco años después.
Esteban, E. “Malvinas: Una herida abierta. Encubrimiento de una gran vergüenza nacional Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE) , Febrero de 2008.
Graham-Yooll, A.( 2006),”Memoria del miedo© Andrew Graham-Yooll, Arcadi Espada, 2006 .
Svampa, M. “Las tres heridas “.
Talento, M. Malvinas como punto de quiebre. Origen, desarrollo y consecuencias de la autonomización militar en la Argentina, en Cuadernos de la historia reciente Número 4 / Julio/Agosto 2007 Nº4 / Julio-Agosto 2007,. Guerra de Malvinas, Veinticinco años después.
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