lunes, 5 de marzo de 2018

A 42 años del golpe de Estado: el 24 de marzo nos recuerda cómo se construyen y destruyen órdenes políticos y proyectos y puede llegar a destruirse en lo más básico: la vida (Marina Franco, historiadora)

A 42 años del golpe de Estado del 24 de Marzo de 1976, la historiadora e investigadora Marina Franco , entiende fue una bisagra, dadas que sus implicancias sociales y políticas, siguen muy presentes en el país. Por ello, la función de la fecha debe ser “reabrir una discusión y recordar socialmente qué significa y significó la dictadura para la sociedad argentina”, subraya

Franco señala en relación a la educación en las escuelas, por ejemplo, es importante que la fecha no pase de largo, a los chicos de primer grado se les suele leer un cuento que estuvo prohibido y eso es suficiente para que los chicos construyan socialmente la idea de que no debería haber autores prohibidos, que en algunos momentos de la historia argentina hubo situaciones de cercenamiento de derechos y que la democracia es un valor a defender colectivamente.

Y en cuanto a los adultos, enfatiza que el 24 de marzo no es un mero recuerdo del pasado, si no una instancia de rememoración de algo que sigue presente, que sigue produciendo heridas y cuyas consecuencias vivimos hasta el día de hoy. Además nos recuerda que ese pasado no está saldado, que en la sociedad siempre conviven memorias distintas sobre los hechos conflictivos, pero que debe existir un piso de verdad claro sobre lo sucedido y que sigue habiendo intenciones de cuestionar la importancia de la justicia sobre los crímenes perpetrados. Por otro lado, lo que debe recordarse es un proceso mucho más profundo y complejo que no se limita al 24 de marzo de 1976.

-¿Qué marca ese proceso complejo al que refiere?

La dictadura es para la historia argentina un momento de ruptura, donde se reconfiguraron la estructura social, política y económica hasta la actualidad. Hay una ruptura, pero al mismo tiempo esa ruptura fue posible porque la dictadura formó parte de un proceso político previo. Es decir, el proceso histórico de las décadas previas, de alguna manera, permitió que existiera un 24 de marzo y una dictadura. Por tomar el aspecto más obvio: la represión estatal y la violencia política eran dinámicas estatales, sociales y políticas de muy largo plazo. Esto generó dinámicas políticas y sociales donde el conflicto político adquirió una gravedad extrema y el adversario pasó a ser un enemigo que debía ser eliminado.

-¿Qué responsabilidades le cuadran a la sociedad civil en la caída de Isabelita con el clamor para que los militares se erigieran como "salvadores" de la Argentina?

El 24 de marzo nos recuerda cómo la sociedad construye y destruye órdenes políticos y proyectos y puede llegar a destruirse en lo más básico: la vida. En aquellos años se construyó -como ahora se hace con la idea del delincuente o de la inseguridad-, la idea de que cualquier desafío al orden era subversivo, y eso dio legitimidad para intervenir en pos de restablecer el orden. Necesitamos no sólo recordar por recordar, sino saber cómo un estado de derecho puede destruirse, cuál es la responsabilidad social colectiva cuando se construyen supuestos “peligros” sociales, cuál es nuestra responsabilidad en defender nuestros derechos. En fin, no es la mera efeméride, sino que lo que más interesa o tiene importancia ciudadana es la construcción de derechos y del orden democrático como construcción social, por eso la escuela es tan importante.

Hernán Invernizzi, sostiene que el régimen desarrolló una estrategia de represión, control y producción cultural de alcance nacional - tanto para la cultura como para la educación y comunicación en general. El modelo sostiene , tuvo su basamento en tres pilares: plan económico social, terrorismo de estado y política cultural, cuyo funcionamiento estuvo enlazado uno con el otro. Es decir, que la política dictatorial para la aniquilación de la subversión tuvo la característica de ser concebida como un proyecto sistemático de exterminio de alcance nacional, implementado en todos los ámbitos de la sociedad.

En ese marco, se produce el fenómeno del "desaparecido". Como dueños de la vida ( ya no solamente gobernantes de facto), las Fuerzas Armadas cumpliendo el rol de captores , en colaboración de sus cómplices civiles ( el empresariado y la jerarquía eclesiástica), no sólo se apropiaban de la decisión de acabar con la vida de los cautivos sino que, al privarlos de la posibilidad del entierro, los estaban
privando de la posibilidad de inscribir la muerte dentro de una historia más global que incluyera la historia misma de la persona asesinada, la de sus familiares y la de la comunidad a la que pertenecía.

Por ello, la figura del desaparecido encierra la pretensión más radical de la última dictadura: adueñarse de la vida de las personas a partir de la sustracción de sus muerte,la Junta Militar aparte de imponer un sistema, también impuso su propio lenguaje. De este modo y para encubrir las acciones de secuestro, tortura y asesinato de ciudadanos, inventaron la figura de “Los desaparecidos”. Con este eufemismo sostuvieron que en lugar de víctimas había gente que desaparecía por propia voluntad.
Como reflexiona Laura Bonaparte, madre de Plaza de Mayo línea Fundadora, Desaparecidos" es el término creado por las Fuerzas Arnadas y sus cómplices durante el terrorismo de estado para referirse al secuestro - detención, apropiación ilegal de personas, que ellos llevaron a cabo con total impunidad, desde antes aún del 76. Siempre que tuvieron
poder, manotearon la justicia y el tesoro público, asesinaron opositores políticos y mintieron sobre sus crímenes. Esta conducta aberrante, la falta de juzgamiento y castigo, crearon el monstruo de la impunidad, histórica por otra parte, que ha tallado de distintas maneras la subjetividad de todos los habitantes de este país. La justicia desaparecida, el saber desaparecido. Solo preguntas, ninguna respuesta. La imposibilidad de hablar de actos donde la crueldad
humana se despliega, produce efectos siniestros en la educación, en la política, en las diferentes clases sociales. No hay construcción colectiva de la historia. Se da sí una, autoritaria y falsa. Como van a ser juzgados si aquí no hay cuerpos que los señalen en su conducta criminal. Desgajadas las familias, apropiados ilegalmente sus miembros, "desaparecidos" en la terminología del genocida, los N.N. inauguran en su masividad, un nuevo estilo de represión brutal. O en palabras de Schmucler “La desaparición intenta suprimir toda huella, aún la de la voluntad de suprimir la huella”.

Finalmente, como síntesis de la etapa abierta con la dictadura genocida, el terror de Estado, como indican Ramos yVirginia Pisarello fue “un proceso cruel y desconcertante que arrasó con sujetos, identidades y resistencias dentro y fuera de los campos de concentración, el golpe no constituyó una irrupción abrupta, sino que se insertó en una cultura política atravesada por prácticas de violencia estatal y paraestatal, y por la continua alternancia de dictaduras militares y democracias restringidas durante todo el siglo XX.

Sólo recordando, el olvido no retorna. La desaparición intenta suprimir toda huella, aún la de la voluntad de suprimir la huella. Se trata de no olvidar que en la Argentina un espacio de desaparición fue posible. Un espacio que atañe a toda la sociedad y en el que víctimas y victimarios se propician en una coincidencia trágica. No es la “ verdad histórica” lo que intenta olvidarse, sino la responsabilidad de preguntarse porqué el crimen se hizo posible. No lo que ocurrió, sino cómo ocurrió.

Se torna imprescindible , parafraseando a Schmucler:” No olvidar que en la Argentina un espacio de desaparición fue posible. Un espacio que atañe a toda la sociedad y en el que víctimas y victimarios se propician en una coincidencia trágica”. Mediante la educación, la divulgación de testimonios de quienes la padecieron así como los de sus familias y difusión deben ser las herramientas en virtud que No es la ´verdad histórica´ lo que intenta olvidarse, sino la responsabilidad de preguntarse por qué el crimen se hizo posible. No lo que ocurrió, sino cómo ocurrió.

Al observar que el poder autoritario muta y reaparece, distinto y el mismo cada vez y sus formas se subsumen, se hacen subterráneas para volver a aparecer y rebrotar, considera Tomas Abraham:” Creo que un ejercicio interesante sería intentar comprender como se recicla el poder desaparecedor. Cuáles son sus desintegraciones y sus amnesias; cómo reprime y totaliza, aunque se manifieste en el individualismo más radical. Cuáles son sus esquizofrenias, y cómo se nutre de las falsas separaciones entre lo individual y lo social.

A partir de esta conducta, concluye Abraham, será posible conservar la memoria, encontrar los resquicios y sobrevivir a el poder desaparecedor.

Fuentes:

Abraham , Thomas "Voces Argentinas"

http://www.tomasabraham.com.ar/politica/memoria/vocesargentinas.htm

Laura Bonaparte:" Reflexiones, artistas Plásticos, Ausentes por Desaparición Forzada.Presentes en sus nombres y en su obra."martes 15 de Agosto de 1999.
http://www.desaparecidos.org/arg/voces/ensayos/bonaparte.html

Bocconi,María, 24/03/2016 , Día de la memoria, por la verdad y la justicia,a 40 años del inicio del último golpe de Estado
www.conicet.gov.ar/a-40-anos-del-inicio-de-ultimo-golpe-de-estado/

Ramos , Hugo ; Pisarello, María; Alonso,Luciano y Apaza Luciano: "Sobre la dictadura y otros demonios": KAF > Vol. 1, Núm. 2 (2010),Univ,. Nac.del Litoral, Santa Fe (Argentina)www.bibliotecavirtual.unl.edu.ar/ojs/index.php/KAF/a

Gudelevicius , Mariana (2008). Educación y dictadura. Las primeras medidas en materia educativa del "Proceso de Reorganización Nacional": análisis de la gestión Guzzetti. V Jornadas de Sociología de la UNLP. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de Sociología, La Plata

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