domingo, 15 de julio de 2018

La noche de los bastones largos , no discriminó jerarquías, las eminencias científicas expulsadas a los golpes, como contrapartida de los palazos repartidos por los policías de su patria serían distinguidos en las universidades extranjeras

    La jornada del 29 de julio se conoció como “La noche de los bastones largos", así tituló en tapa la revista Primera Plana. Aseguran que que fue el periodista Julio Algañaraz, el mentor de la frase, su nombre remitió a otras noches aciagas en la historia mundial : “La noche de San Bartolomé”, la masacre de protestantes en París en el siglo XVI, “La noche de los cuchillos largos”, la masacre ordenada por Hitler contra los “Montoneros” del partido nazi y, por supuesto, “La noche de los cristales rotos”, la orden de Goering de destrozar las vidrieras de los negocios judíos.

  Los policías repartieron garrotazos a diestra y siniestra, como coinciden los testimonios de las victimas:" Armaron una suerte de pasillo y todos los que pasaron por allí recibieron garrotazos y patadas a granel. De los bastonazos no discriminaron jerarquias, tanto docentes, como las más altas las autoridades como en el decano de Exactas, Rolando García y el vicedecano, Manuel Sadosky (gracias a su gestión en 1961, comenzó a funcionar "Clementina", la primera computadora científica de América Latina), ambos, eminencias científicas que serían distinguidos en las universidades extranjeras como contrapartida de los palazos repartidos por los policías de su patria. Una vivencia similar la tuvo la astrónoma Catherine de Cesarsky, mientras en la Argentina la trataban como una delincuente, en Estados Unidos la nombraban presidente de la Unión Astronómica Mundial.


  El general Ongania, presidente de facto y responsable de la masacre , había proclamado al asumir un mes antes los objetivos centrales de su gestión:Elevar el nivel cultural, educacional y técnico; eliminar las causas profundas del estancamiento económico, alcanzar adecuadas relaciones laborales y afianzar nuestra tradición espiritual basada en los ideales de libertad y dignidad de la persona humana, para restablecer una auténtica democracia representativa en la que impere el orden dentro de la ley, la justicia y el interés del bien común , todo ello para re-encauzar al país por el camino de su grandeza y proyectarlo hacia el exterior". A la luz de los hechos, los bastonazos, pergeñados por Onganía quebraron el clima de libertad que había distinguido a la Universidad , haciéndolo mutar a un claustro medieval, vigilancia y persecución.


  María Cristina Wisnivesky, ayudante de primera en la UBA y exinvestigadora superior del CONICET y Luis Quesada Allué, por entonces estudiante de Biología y actualmente investigador principal del CONICET, remarcaron la idea de decadencia forjada por Ongania enfatizando que que previo a la Noche de los Bastones Largos “En la Universidad se vivía una mística donde los estudiantes estaban absolutamente convencidos que se había largado el despegue hacia el gran país. Exactas había construido una interacción entre profesores, graduados y estudiantes en cuanto a producir ciencias y ya se estaban viendo los resultados. La Facultad comenzaba a destacarse internacionalmente a la altura de las mejores universidades del mundo”, asimismo el espíritu progresista que se respiraba por entonces en las universidades abarcaba no sólo a los directivos, si no además a profesores y alumnos, la facultad era nuestra, la UBA era nuestra, teníamos proyectos para mejorar las cosas y aprender más.

  Éramos una generación de gente muy motivada, porque de alguna manera nos habían dicho que estábamos destinados a cumplir un rol importante en la sociedad". " La noche de los bastones largos marcó el fin de la inocencia y la percepción de nuestra fragilidad política”, lamentaron.

  Luego de los golpes, cortes, fracturas y dedos rotos de aquel 29 de julio, el panorama cambió, el espíritu progresista de una universidad pujante dio lugar el miedo y a una progresiva pérdida del nivel educativo.

  La imagen de bastones policiales golpeando sobre cuerpos y cabezas que representaban una parte de la ciencia y el pensamiento argentino, fue parte de la“tarea de limpieza”, cuyo epicentro fueron los laboratorios de investigación y famosa computadora Clementina, que funcionó con dificultades hasta 1971 cuando quedó obsoleta.

  Lo cierto es que ese 29 de julio quedó registrado en la historia como uno de los actos de barbarie más brutal en un país que ya empezaba a acostumbrarse a brutalidades de este tipo. Han transcurrido casi cincuenta años de aquellas penosas jornadas, pero muchos de los problemas estructurales de la educación superior que padecemos los argentinos provienen de entonces", observaba Rogelio Alaniz en 2016.


Fuentes

La noche de los bastones largos, 47 años después,Conicet 29 de Julio de 2013
http://www.conicet.gov.ar/la-noche-de-los-bastones-largos-47-anos-despues/

Alaniz, Rogelio,La noche de los bastones largos, 28 de Julio de 2016

Presman, Hugo“Un viaje al medioevo”, Radio Cooperativa, 29 de Julio de 2016

https://radiocooperativa.com.ar/un-viaje-al-medioevo-por-hugo-presman/

Celebran los 50 años de la primera computadora argentina, El Dia ( La Plata, 10/5/2011)
https://www.eldia.com/nota/2011-5-10-celebran-los-50-anos-de-la-primera-computadora-argentina


La revolución argentina (1966-1973)

http://www.argentina-rree.com/14/14-001.htm

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