Sostiene Pablo Buchbinder, coordinador del Programa de Historia y Memoria de la Universidad de Buenos Aires docente recuerda que los reclamos de los estudiantes reformistas en 1918 eran transparencia del gobierno universitario, la eliminación de los cargos vitalicios, renovación de docentes por concurso, actualización de los planes de estudio y de los programas, el incentivo al desarrollo científico, docencia libre y asistencia libre.
Por su parte, para Rogelio Alaniz ,"la Reforma Universitaria reclamó desde sus inicios el ejercicio de la libertad y la rebeldía, pero por sobre todas las cosas instaló en el imaginario estudiantil los
atributos del estudio, la inteligencia y el compromiso social. Y reivindicó el derecho de los estudiantes a comprometerse políticamente, a ´hacer´ política.
Alaniz, en su lectura añade la existencia de” códigos culturales e ideológicos diversos, pero con la certezas de que se estaban viviendo tiempos de cambio y que a los jóvenes les correspondía un
lugar en ese temporal, eran fuertes".
Buchbinder, agrega un dato de suma importancia, los Reformistas del 18 no eran obreros ni
herederos de "Mi hijo el dotor" , que Florencio Sánchez simbolizara en su obra, por el contrario la Universidad estaba conformada por la élite política y en cuyos claustros se formaba, es decir, ellos son en gran medida también, producto de los déficit de la enseñanza universitaria y son ellos mismos los que proponen la investigación científica, y la creación cultural, iniciativas que se concretaron , gracias a la Reforma , en especial a la investigación científica , logró un lugar de mayor preponderancia y mayor significancia.
Coinciden distintos expertos que el movimiento del 18 creó una auténtica carrera académica en las universidades argentinas. Los reclamos de los estudiantes y los diplomados por ingresar al mundo del profesorado universitario fueron contemplados a través de una serie de normativas y resoluciones que, en el mediano plazo, le permitieron a un núcleo relevante de profesionales acceder a los cargos de adscriptos, auxiliar docente, profesor suplente y, finalmente, titular Las medidas establecidas
entonces procuraron facilitar la integración de los miembros de las corporaciones profesionales, fundamentalmente, a la carrera académica..
La Reforma del 18, pudo revertir la composición de las Academias, que hasta aquel año su composición se hallaba en manos de un grupo corporativo, con personas designadas arbitrariamente, sin requisito de idoneidad ni capacidad para ocupar el cargo. Igualmente autoritarias eran sus
decisiones, tanto como la herencia de los cargos de padres a hijos, que continuamente elegían a sus amigos o familiares para llenar las vacantes surgidas. La denuncia de la labor de estos organismos,
basados en el clericalismo más arcaico, tuvo una importante incidencia en la universidad, como espacio que históricamente había formado la elite dirigente. La Córdoba de esos años seguía siendo oligárquica y parecía estar aislada de los cambios que sufría el mundo.3 La universidad era codiciada como centro de poder político y la efervescencia de ideas modernas en gestación
desde fines de siglo XIX tendría que salir a la luz en algún momento.
Alaniz señala que el perfil de aquella Universidad era una casa de estudios menos comprometida con la formación individual de los profesionales, con el usufructo personal de los beneficios que brindan los títulos y, en cambio, mucho más intimamente articulada con la tarea de construir una sociedad más igualitaria y más justa.
Como cierra valen las reflexiones por un lado de Gabriela Schenone, juzgando que “Las instituciones forjadas en 1918 son las que hoy legitiman a la Universidad pública. La autonomía y el cogobierno, esas dos instituciones rechazadas y demonizadas por las dictaduras militares y los regímenes autoritarios que pulularon en la Argentina del siglo veinte. Y su consecuencia: el estudiante reformista, el intelectual reformista y el profesional reformista, hoy oficializados, aunque admite que se hallana “tan oficializados que sus protagonistas a veces no advierten esa identidad.
En segundo lugar, el filósofo Hugo Biagini, sostuvo que “No fue una reforma meramente instrumental, porque contenía ideas muy profundas que acompañan un sufrimiento. Tenían una esencia másrevolucionaria que reformista, porque en aquel momento existía el sentimiento de que se podían dar vuelta radicalmente las cosas por las experiencias de la revolución mexicana en 1910 y la rusa en 1917, Lo cierto es que el logro mayor fue poner a la universidad en manos de la ciencia y el pueblo”, agrega.
Finalmente Alaniz traza un hilo conductor entre los Reformistas de 1918 y el estudiantado universitario de hoy:” Lo que nos une con los reformistas y es la aspiración, siempre explícita, de construir una Universidad mejor, con un compromiso más intenso con la vida cultural y científica de nuestras sociedades, si bien los reformistas no pensaron que los cambios estatutarios constituyeran un fin en sí mismo. Era el instrumento para modificar de raíz una universidad signada por la mediocridad, el nepotismo y la corrupción"
Su reflexión última marca una aspiración para que los ecos de la Reforma del 18 sean renovados hoy a 100 años de la gesta” Quizás debamos tener presente, hoy en primer plano, esas enseñanzas”,
Fuentes:
Bruschtein, Juliàn La revolución en los claustros, pasado y Presente de la Reforma Universitaria que se gestò en Córdoba hace 90 años , Pàgina 12, 17 de Junio de 2008
Schenone, G. (2009) “La reforma universitaria en sus estatutos. Avances y retrocesos 1918-1925”, Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC.
Buchbinder, Pablo (2018) Pensar la reforma universitaria cien años después
Revista Iberoamericana de Educación Superior, IISUE-UNAM Mexico; vol. IX p. 86 - 86
Alaniz, Rogelio, La Reforma Universitaria: ¿Qué hacer con ella?
http://rogelioalaniz.com.ar/la-reforma-universitaria-que-hacer-con-ella/
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