domingo, 16 de diciembre de 2012

NO SE PUEDE GOBERNAR SIN MEMORIA, NO SE PUEDE DAÑAR NI SOMETER AL HAMBRE NI EXTERMINAR A OTROS SERES HUMANOS

Desde su asunción a la presidencia, el Dr.Raúl Alfonsín, enfatizó la búsqueda de justicia como el principal punto de la acción  de su  gobierno, el respeto por la vida del ser humano,contraponiéndola con la masacre llevada a cabo por la dictadura.

El 10 de Diciembre de 1983, al recibir la banda presidencial marcó su postura negativa a la idea del “fin justifica los medios”,con la que los militares instauraron en 1976 el “Terrorismo de Estado”,matando a sin justificativo alguno a todo lo que significaba disenso y pensamiento crítico

En su primer discurso destacó la legitimidad de su mandato donde todos habían votado,donde nadie fue el dueño de la vida del otro y donde había que recomenzar desde cero en una Argentina diezmada en sus valores fundamentales: la democracia, la educación y el trabajo”. Fue allí donde pronunció su famosa frase:" Con la democracia,se come, se educa y se cura”.

Raúl Alfonsín, fue terminante en su idea de romper el autoritarismo, la represión y soberbia con la que habían comandado la Argentina los militares durante 7 años y sus consecuencias: "desocupación, miseria, inmoralidad, decadencia, improvisación, falta de libertades públicas, violencia y desorden”.

Terminar con el verticalismo que habían impuesto las Fuerzas Armadas, fue uno de los grandes objetivos expresados desde la presidencia de Raúl Alfonsín.Es  por ello que el presidente electo manifestó su intención de que:”el gobierno nacional incita a lleva a cabo una cruzada horizontal y vertical de democratización sobre la base de una acción renovada de los partidos políticos, de las asociaciones intermedias y de cada uno de los ciudadanos, en forma de permitir que los sistemas de fuerzas que anidan en la sociedad argentina se articulen en una convivencia pacífica y creadora"


Esta es una  síntesis de aquél discurso

Ayer pudo existir un país desesperanzado, lúgubre y descreído: hoy convocamos a los argentinos, no solamente en nombre de la legitimidad de origen del gobierno democrático, sino también del sentimiento ético que sostiene a esa legitimidad.Ese sentimiento ético constituye uno de los más nobles movimientos del alma. Aún el objetivo de construir la unión nacional debe ser cabalmente interpretado a través de la ética.

Ese sentimiento ético,que acompañó a la lucha de millones de argentinos que
combatieron por la libertad y la justicia, quiere decir, también, que el fin jamás justifica los medios.

La justificación de los medios en función de los fines implica admitir la propia corrupción, Pero, sobre todo, implica admitir que no se puede dañar a otros seres humanos, que no se puede someter al hambre a otros seres humanos, que no se puede exterminar a otros seres humanos, con la ilusión de que ese precio terrible permitirá algún día vivir mejor a otras generaciones.

No se puede dañar a otros seres humanos, que no se puede someter al hambre a otros seres humanos, que no se puede exterminar a otros seres humanos, ni se pueden gobernar sin la capacidad de prever,pero prever para un tiempo comprensible y no para un futuro indeterminado.Los totalitarios piensan en términos de milenios y eso les sirve para erradicar las esperanzas de vida libre entre los seres humanos concretos y cercanos.

Si separamos a la política de su arraigo en el tiempo, impedimos que lleguen a la Política los ecos del dolor humano.

La justificación de los medios por el fin constituye la apuesta demencial de muchos déspotas e implica el abandono de la ética política.

La acción, ya sabemos, no llevará a la perfección:La democracia es el único sistema que sabe de sus imperfecciones.

La democracia será desde el primer momento,una fuerza movilizadora. La democracia moviliza siempre,mientras que el régimen desmoviliza.

A través del sufragio,el pueblo tiene la forma de elegir a sus gobernantes y a sus representantes.No puede elegirnos a través del motín.La violencia está inhabilitada para ser la forma  permanente de manifestación del cambio.

La creencia en los métodos violentos para tomar el poder y ejercerlo implica que son razonables los puntos de vista de quienes manejan mejor las armas, o de quienes están más armados. Ese concepto fue objetado ya desde 1890, y fue objetado en medio de una revolución. La violencia era el régimen, y esa violencia del régimen no debía ser reemplazada por otra de distinto signo, sino por el sufragio luchamos para defender el derecho a elegir el gobierno, pero sólo para defender el derecho del pueblo a elegirlo. Esa distinción rechaza desde siempre a la filosofía de la subversión.Pero debe tenerse en cuenta que la Constitución y las leyes son subvertidas, también, por minorías armadas, que reemplazan la ley por las balas,tanto a través del guerrillerismo, como a través del golpismo. Por eso, señalamos categóricamente que combatimos el método violento de las élites,derechistas o izquierdistas.

La democracia aspira a la coexistencia de las diversas clases y actores sociales, de las diversas ideologías y de diferentes concepciones de la vida. Ser pluralista,presupone la aceptación de un sistema que deja cierto espacio a cada uno de los factores y hace posible así la renovación de los partidos y la transformación progresiva de la sociedad.

La Argentina pudo comprobar hasta qué punto el quebrantamiento de los derechos del pueblo a elegir sus gobernantes implicó siempre entrega de porciones de soberanía al extranjero, desocupación, miseria, inmoralidad, decadencia, improvisación, falta de libertades públicas, violencia y desorden.

Honorable Congreso:
La voluntad del pueblo, a través de sus representantes, se hace presente hoy en este augusto recinto par dar testimonio de que se inicia en estos instantes una nueva etapa de nuestra vida nacional

Vamos a vivir en libertad. De eso, no quepa duda

La democracia es un valor aún más alto que el de una mera forma de legitimidad del poder, porque con la democracia no sólo se vota, sino que también se come, se educa y se cura.

El gobierno retoma su tradición como defensor del estado de derecho y de las libertades públicas y quiere decir, también, que los ciudadanos reasumen el pleno ejercicio de sus responsabilidades

Nuestra filosofía se basa en ideas distintas: la seguridad del Estado no puede sostenerse sobre la inseguridad de la comunidad nacional. Nosotros privilegiaremos, por lo tanto,la plena vigencia de los derechos humanos y la necesidad de desmantelar el aparato represivo.

La manera de restañar esas heridas no puede girar en torno a venganzas o
resentimientos que serían innobles en sí mismos, cuando no inmorales en muchos casos

La democracia tampoco podría edificarse sobre la claudicación, actuando
como si aquí no hubiera ocurrido nada.Se propiciará la anulación de la ley de amnistía dictada por el gobierno militar y se pondrá en manos de la justicia la importante tarea de evitar la impunidad de los culpables.

La justicia, asimismo, tendrá las herramientas necesarias para evitar que sean
considerados del mismo modo quienes decidieron la forma adoptada en la lucha contra la subversión, quienes obedecieron órdenes y quienes se excedieron en su cumplimiento.

Más allá de las sanciones que pudiera determinar la justicia, el gobierno democrático se empeñará en esclarecer la situación de las personas desaparecidas.

No se puede vencer en el terreno de la fuerza si se carece de la razón. Nosotros queremos tener razón para ser fuertes

El país está enfermo de soberbia y no está ausente del recuerdo colectivo la existencia de falsos diálogos, que, aun con la buena fe de muchos protagonistas, no sirvieron para recibir ideas ajenas y modificar las propias.

El gobierno democrático cumplirá con la obligación constitucional de informar al pueblo sobre lo que ocurre en el país.

El cumplimiento de esa obligación constitucional implica que la oficialización de la mentira,de los secretos inútiles y de las verdades a medias ha terminado en la Argentina.

El ciudadano común percibirá, de la mañana a la noche la diferencia entre el autoritarismo y la democracia.Puedo asegurar que seremos totalmente honestos, desde el punto de vista intelectual, en la administración de los medios de comunicación en manos del Estado y que ellos serán conducidos no solamente con limpieza administrativa sin o con limpieza política, de modo que nunca más alguien tenga que rechazar o subvalorizar una noticia por provenir de un canal oficial y que nunca más nadie pueda suponer que se retacea la información completa a que tienen derecho.

El diálogo no es nunca la sumatoria de diversos monólogos sino que 
presupone una actitud creadora e imaginativa por parte de cada uno de los interlocutores.



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