El 27 de agosto de 1920, Enrique Susini, César
Guerrico, Luis Romero
Carranza y Miguel Mujica –conocidos popularmente como “Los locos de la
azotea”- realizaron, desde el techo del Teatro Coliseo, la primera
transmisión de radio en nuestro país.
Carranza y Miguel Mujica –conocidos popularmente como “Los locos de la
azotea”- realizaron, desde el techo del Teatro Coliseo, la primera
transmisión de radio en nuestro país.
Aunque no fue la primera transmisión en el mundo
–el norteamericano David Sarnoff y el italiano Guillermo Marconi ya
lo habían experimentado 71 días antes del 27 de agosto–,
se considera que la de los locos de la azotea, llamada LOR Radio
Argentina, fue la primera
emisora pensada en términos de difusión permanente y con propósitos de
continuidad artística. La primera semilla de la radio ,no se quedó ahí, volvió a transmitir el 28 de agosto y en días sucesivos, conformando algo parecido a una programación..
emisora pensada en términos de difusión permanente y con propósitos de
continuidad artística. La primera semilla de la radio ,no se quedó ahí, volvió a transmitir el 28 de agosto y en días sucesivos, conformando algo parecido a una programación..
" Éramos personas imaginativas, amantes de
la música y el teatro. Por
eso se nos ocurrió que este maravilloso invento podía llegar a ser el más extraordinario instrumento de difusión cultural”, manifestó Susini años más tarde sobre el grupo que lideraba y las posibilidades del nuevo medio."
eso se nos ocurrió que este maravilloso invento podía llegar a ser el más extraordinario instrumento de difusión cultural”, manifestó Susini años más tarde sobre el grupo que lideraba y las posibilidades del nuevo medio."
Si bien la transmisión pudo ser escuchada por apenas 50 personas, fue un hito en la historia de la radiofonía, sus responsables, fueron apodados “Los locos de la azotea” . Ellos " estudiaban Medicina en la Universidad de Buenos Aires y terminaron siendo los responsables de la primera transmisión de radio del país y, (dicen algunos, del mundo). Fue hace 98 años, el 27 de agosto de 1920 Enrique Telémaco Susini, Miguel Mujica, César Guerrico y Luis Romero Carranza se ganaron el mote de los locos de la azotea por las antenas que tenían en las terrazas de sus casas desde que se convirtieron en radioaficionados fanáticos y en pioneros de la radiodifusión argentina.
La radio tiene un significado especial, casi mágico en el vinculo con el oyente Las personas se identifican con una radio, se reconocen y se encuentran entre sus contenidos. La radio además de acompañar cumple una clara función social. En muchos casos es el único espacio de comunicación con el que se cuenta. Este medio construye lazos y pertenencia dentro de una comunidad, de un barrio. Nos comunica y construye puentes, caminos y recupera la palabra y la hace colectiva.
La primera salida al aire estuvo a cargo de Telémaco Susini, con formalidad dijo.“Señoras y señores: la sociedad Radio Argentina les presenta hoy el festival sacro de Ricardo Wagner, Parsifal, con la
actuación del tenor Maestri, la soprano argentina Sara César, todos bajo la dirección de Félix Von Weingarten, secundado por el coro y orquesta del teatro Constanzi de Roma”.
.
Al día siguiente, el crítico musical Miguel Mastrogiani escribía en las páginas del diario La Razón: “Es posible que mucha gente ignore una cosa simple y a un mismo tiempo maravillosa. Disimuladas entre chimeneas, tubos de respiración, soportes de hilos telefónicos y cables eléctricos, desparramase por los techos de las casas de la ciudad, sensible y alerta un buen número de antenas de
radiotelegrafía. Corresponden a otros tantos aparatos receptores y transmisores de la onda marconigráfica, de uso particular y autorizados todos.
Alguien tuvo la feliz idea de colocar en lo alto de la sala del Coliseo un micrófono potente. Y anoche, una onda sonora onduló vermicular, de las 21.00 a las 24.00 por el espacio, como
cubriendo con su sutil celaje de armonías –las más caprichosas, ricas y grávidas de nobles emociones– la ciudad entera. Y por tres horas, no sólo aquellos iniciados en el secreto, sino cuantos por razones de oficio o en virtud de la casualidad – marinos de barcos que disponen
de aparatos, operadores de estaciones radiotelegráficas, esclavos todos de la escucha– tuvieron el regalo de la audición de Parsifal, la obra maestra de Wagner, que se interpretaba en el teatro precitado.
Diversas capitales cuentan con una organización que se titula ‘teatrofón’, cuyos abonados, mediante un aparato telefónico, disfrutan de audiciones musicales, de conferencias y discursos. Lo de anoche fue algo más que eso: a la maravilla científica sumóse la delicadeza conmovedora que entrañó el pensamiento de quienes lanzaron al espacio, sin finalidad interesada alguna, todo el tesoro estético que se encierra en la partitura de Wagner. Buenos sembradores, echaron
puñados de emoción al espacio para que los recogiesen cuantos de ella pudiesen tener hambre y sed. Y a fe que los beneficiados habrán podido creer que esas notas divinas venían del cielo...”.
Poco popular en sus comienzos, dado el alcance, fue extendiéndose hasta tener su público cautivo con voces que a través de la historia marcaron a la radio: Fioravanti, Muñoz, Lalo Peliciari, en deportes; "
"La Voz" Betty Elizalde que con su voz despertó los ratones de una enorme cantidad de nombres. Héctor Larrea, Hugo Guerrero Martineitz, Ricardo Lorenzo "Borocotó" Luis Sandrini,Luis Elías Sojit
que tendría una vigencia ininterrumpida de veintitrés años, secundado por Juan Carlos Thorry,Niní fue considerada la “Chaplin con polleras”.
Magdalena Ruiz Guiñazú, Santo Biasatti, Román Lejtman, Alfredo Leuco,
Diego Bonadeo y Néstor Ibarra Cacho Fontana y Antonio Carrizo se suman los de Víctor Sueiro, Julio Lagos, Mario Mactas y el más innovador de la década: Hugo Guerrero
Martinheitz, (a) El Peruano Parlanchín, con su original El show del minuto, Rina Morán y María Esther Vignolas En los 70 y 80 surgieron nombres que impulsaron decisivamente la radiofonía. Desde Guinzburg y Abrevaya a Lalo Mir; de Adolfo Castelo a Mónica Gutiérrez; de Elizabeth Vernaci a Alejandro Dolina; de Bobby Flores a Víctor Hugo Morales; de Aliverti a
Pergolini; de Paluch a Liliana Daunes y Jorge Lanata. Ellos son los “veteranos” y siguen en plena actividad pero en la última década hay otro nutrido grupo de profesionales de generaciones más recientes que alcanzaron posiciones notorias: Andy Kusnetzoff y Matías Martin, María
O’Donnell y Ernestina Pais, Ernesto Tenenbaum y Marcelo Zlotogwiazda, Reynaldo Sietecase y Alfredo Zaiat, Jorge Halperín y Alfredo Leuco, entre muchos otros.Nuevamente Ariel Delgado desde el vecino Uruguay en radio colonia permitió a los argentinos saber qué estaba ocurriendo en su propio país durante la dictadura,
Los Locos de la azotea, quedaron abrazados a la historia popular con el cariñoso apelativo
grupal de los locos de la azotea. Ellos fueron los verdaderos fundadores de nuestra radiofonía.
Según el historiador Edgardo Roca, la radiotelefonía argentina nació como un entretenimiento de aficionados que jugaban a transmitir y recibir. “Pero el tiempo —afirma—, transformó el hobby de los locos de la azotea en algo imprescindible en todos los hogares”. La historia
cambiaría a partir de una ópera transmitida desde el Teatro Coliseo.
La radio tiene un significado especial, casi mágico en el vinculo con el oyente Las personas se identifican con una radio, se reconocen y se encuentran entre sus contenidos. La radio además de acompañar cumple una clara función social. En muchos casos es el único espacio de comunicación con el que se cuenta. Este medio construye lazos y pertenencia dentro de una comunidad, de un barrio. Nos comunica y construye puentes, caminos y recupera la palabra y la hace colectiva.
La primera salida al aire estuvo a cargo de Telémaco Susini, con formalidad dijo.“Señoras y señores: la sociedad Radio Argentina les presenta hoy el festival sacro de Ricardo Wagner, Parsifal, con la
actuación del tenor Maestri, la soprano argentina Sara César, todos bajo la dirección de Félix Von Weingarten, secundado por el coro y orquesta del teatro Constanzi de Roma”.
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Al día siguiente, el crítico musical Miguel Mastrogiani escribía en las páginas del diario La Razón: “Es posible que mucha gente ignore una cosa simple y a un mismo tiempo maravillosa. Disimuladas entre chimeneas, tubos de respiración, soportes de hilos telefónicos y cables eléctricos, desparramase por los techos de las casas de la ciudad, sensible y alerta un buen número de antenas de
radiotelegrafía. Corresponden a otros tantos aparatos receptores y transmisores de la onda marconigráfica, de uso particular y autorizados todos.
Alguien tuvo la feliz idea de colocar en lo alto de la sala del Coliseo un micrófono potente. Y anoche, una onda sonora onduló vermicular, de las 21.00 a las 24.00 por el espacio, como
cubriendo con su sutil celaje de armonías –las más caprichosas, ricas y grávidas de nobles emociones– la ciudad entera. Y por tres horas, no sólo aquellos iniciados en el secreto, sino cuantos por razones de oficio o en virtud de la casualidad – marinos de barcos que disponen
de aparatos, operadores de estaciones radiotelegráficas, esclavos todos de la escucha– tuvieron el regalo de la audición de Parsifal, la obra maestra de Wagner, que se interpretaba en el teatro precitado.
Diversas capitales cuentan con una organización que se titula ‘teatrofón’, cuyos abonados, mediante un aparato telefónico, disfrutan de audiciones musicales, de conferencias y discursos. Lo de anoche fue algo más que eso: a la maravilla científica sumóse la delicadeza conmovedora que entrañó el pensamiento de quienes lanzaron al espacio, sin finalidad interesada alguna, todo el tesoro estético que se encierra en la partitura de Wagner. Buenos sembradores, echaron
puñados de emoción al espacio para que los recogiesen cuantos de ella pudiesen tener hambre y sed. Y a fe que los beneficiados habrán podido creer que esas notas divinas venían del cielo...”.
Poco popular en sus comienzos, dado el alcance, fue extendiéndose hasta tener su público cautivo con voces que a través de la historia marcaron a la radio: Fioravanti, Muñoz, Lalo Peliciari, en deportes; "
"La Voz" Betty Elizalde que con su voz despertó los ratones de una enorme cantidad de nombres. Héctor Larrea, Hugo Guerrero Martineitz, Ricardo Lorenzo "Borocotó" Luis Sandrini,Luis Elías Sojit
que tendría una vigencia ininterrumpida de veintitrés años, secundado por Juan Carlos Thorry,Niní fue considerada la “Chaplin con polleras”.
Magdalena Ruiz Guiñazú, Santo Biasatti, Román Lejtman, Alfredo Leuco,
Diego Bonadeo y Néstor Ibarra Cacho Fontana y Antonio Carrizo se suman los de Víctor Sueiro, Julio Lagos, Mario Mactas y el más innovador de la década: Hugo Guerrero
Martinheitz, (a) El Peruano Parlanchín, con su original El show del minuto, Rina Morán y María Esther Vignolas En los 70 y 80 surgieron nombres que impulsaron decisivamente la radiofonía. Desde Guinzburg y Abrevaya a Lalo Mir; de Adolfo Castelo a Mónica Gutiérrez; de Elizabeth Vernaci a Alejandro Dolina; de Bobby Flores a Víctor Hugo Morales; de Aliverti a
Pergolini; de Paluch a Liliana Daunes y Jorge Lanata. Ellos son los “veteranos” y siguen en plena actividad pero en la última década hay otro nutrido grupo de profesionales de generaciones más recientes que alcanzaron posiciones notorias: Andy Kusnetzoff y Matías Martin, María
O’Donnell y Ernestina Pais, Ernesto Tenenbaum y Marcelo Zlotogwiazda, Reynaldo Sietecase y Alfredo Zaiat, Jorge Halperín y Alfredo Leuco, entre muchos otros.Nuevamente Ariel Delgado desde el vecino Uruguay en radio colonia permitió a los argentinos saber qué estaba ocurriendo en su propio país durante la dictadura,
Los Locos de la azotea, quedaron abrazados a la historia popular con el cariñoso apelativo
grupal de los locos de la azotea. Ellos fueron los verdaderos fundadores de nuestra radiofonía.
Según el historiador Edgardo Roca, la radiotelefonía argentina nació como un entretenimiento de aficionados que jugaban a transmitir y recibir. “Pero el tiempo —afirma—, transformó el hobby de los locos de la azotea en algo imprescindible en todos los hogares”. La historia
cambiaría a partir de una ópera transmitida desde el Teatro Coliseo.
Con una historia de pioneros, la radio surgió en el país y en el mundo casi al mismo tiempo. Hoy, celebramos 98 años de sonidos parecidos a los sueños.
Grandes Capitulos de la Radio, Caras y Caretas,
http://carasycaretas.org.ar/#!/nota/grandes-capitulos-de-la-radio-en-la-argentina-2-24571/
y construye puentes, caminos y
recupera la palabra y la hace colectiva.
Radio, historia y
presente, los locos de la azotea, 30 de abril de 2010, El Litoral
Carlos Ulanovsky: "Yo creo que la radio no va a morir"
https://www.elintransigente.com/u/archivos/2016/10/6/Radio%20(1).pdf
A 96 años de la primera transmisión radial en la argentina, 27 de agosto de 2016
https://www.laizquierdadiario.com/Dossier-a-96-anos-de-la-primera-transmision-de-Radio-en-la-Argentina
https://www.elintransigente.com/u/archivos/2016/10/6/Radio%20(1).pdf
A 96 años de la primera transmisión radial en la argentina, 27 de agosto de 2016
https://www.laizquierdadiario.com/Dossier-a-96-anos-de-la-primera-transmision-de-Radio-en-la-Argentina
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