viernes, 4 de mayo de 2018

El menemismo exaltó el consumo al tiempo que banalizó la política y vació el estado,fue una fantasía, una fantochada, un derroche; fue también, un robo, una traición, una estafa,fue la fiesta menemista

Hace pocos meses, Carlos Menem, todavía senador nacional por La Rioja, aun cuando sus colegas conocen bien el legado de su década al mando de la Argentina, lanzó una frase que refleja su caradurez y falta de autocrítica. "En todos los gobiernos, salvo el mío, hubo corrupción".

Para desmentir los “olvidos “ menemistas ,La Nación, resumió la década del 90 en Argentina bajo el gobierno del riojano :” En el país en que la leche se vendía adulterada ( su responsable fue Miguel Vicco, hombre de confianza del exmandatario); se privatizaban empresas del Estado como quien compra al fiado en el almacén del chino ( los problemas se mantienen , sin que a las empresas les interese invertir , vivieron de subsidios y ahora de altísimas tarifas, siempre con el aval de los gobernantes).

Otras marca fue la faraonesca obra que jamás se realizó ” prometían sanear el Riachuelo en 1000 días”, sin omitir que funcionaba una aduana paralela y un banco estatal otorgaba a una empresa una licitación para renovar su sistema informático pagando millones de dólares en sobornos. Los 90 fueron una época en que se contrabandeaban armas por decreto, seguida por la voladura de una fábrica militar y se daban créditos estatales a mansalva a familiares y amigos del poder. Un lapso en que lo único seguro para los viejitos del PAMI era que sus fondos se escurrían como agua en pagos irregulares, anteojos truchos y contratación de geriátricos sin contratos y en la que los narcodólares viajaban en valijas de primera marca. Un período en que cientos de miles de guardapolvos se compraban a una empresa insolvente, cuyo capital era menor al precio de una sola de esas prendas y su presidente era un indigente.

Más aun, un ministro del Interior confesaba que robaba para la corona y en que un sindicalista pedía dejar de robar por dos años para que el país pudiera despegar.

En lo social, a su sucesor le dejó un legado:” La distribución de la riqueza ha profundizado la desigualdad desde los años ochenta hasta la actualidad, según datos de la Fundación FIE. más del 17% de la población del Gran Buenos Aires está bajo la línea de pobreza (las cifras oficiales hablan de 10 millones de pobres en todo el país).
En salud, aunque datos oficiales, marcaban en 1999 que había relación de tres médicos por cada 1.000 habitantes, superior a la de muchos países desarrollados, y la inversión representa el 6,9% del PIB, la más elevada de todo el continente después de Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, la mortalidad infantil es del 20%, dos veces más que Chile y tres más que Cuba, y la tercera parte de la población carece de cobertura médica.

La periodista Silvina Walger, escribió su libro “Pizza con Champagne,” , el espejo mejor logrado del gobierno que asumió el 14 de Mayo de 1989 prometiendo la revolución productiva y el salariazo que provocaría la entrada al primer mundo y se fue un 10 de Diciembre de 1999 despreciado por la sociedad :”Fue el retrato de las ausencia de todo atisbo de discreción, la clase en el poder desconoce el significado de la palabra ´pudor´.
“Pizza con champagne” fue una definición de gustos gastronómicos, estilos políticos, tendencias culturales que definía en un plato y una bebida al peronismo privatizador de los noventa. La idea de que ese mix entre comida barata y bebida exclusiva decía algo más de la Argentina que una mera alianza.

La pizza con champagne plasmó a la vez la denuncia con la descripción sobre la cultura menemista. La pizza con champagne combinaba la muzarella dicroica de los pizza con café que poblaron Buenos Aires y despoblaron gallegos (con oficio de pedir sin anotar) y el champagne de los nuevos ricos con gustos populares y debilidad por el derroche (tan chic y tan cliché de quien no gana la plata trabajando). El champagne, entonces, era la confirmación de que la pizza se comía por origen social (igual que el amor de Menem por su Anillaco natal) y el champagne era la copa que rebasaba el vaso de la clase media promedio.

El menemismo fue el derroche. Fue ese nuevo rico que combinó hábitos disímiles. Tan disímiles como la pizza con champagne. Y como quiso ser rico en serio fue al shopping y con devoción compró las mismas ropas que los ricos de las revistas, buscó las mismas marcas. Porque en tiempos así, en donde la capacidad adquisitiva era lo único que teníamos, comprar valía mucho. Y tener era pertenecer.

El menemismo exaltó el consumo al tiempo que banalizó la política y vació el estado. Fue una fantasía, una fantochada, un derroche. Fue también, un robo, una traición, una estafa. Fue la fiesta menemista.


Fuentes:

Graciela Guadalupe Pizza con champán4 de marzo de 2018

“Pizza con champagne”15 de junio, 2015Foreign Policy –

Peker, Luciana, El champagne por la ventana, Página 12, 2 de Marzo de 2007

Ares, Carlos ,Una 'manga' de estafados, El País ( España) 9 de junio de 2002

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