domingo, 9 de abril de 2017

EL FIN DEL ALZAMIENTO CARAPINTADA DE SEMANA SANTA DE 1987, FUE LA PRUEBA DE FUEGO DE AQUELLA DECISIÓN DE RECHAZAR EL AUTORITARISMO Y LA VIOLENCIA COLECTIVA , LA DEMOCRACIA ECHÓ RAÍCES , SE AFIANZÓ E HIZO CARNE ( RAÚL ALFONSÍN)

El levantamiento carapintada de Semana Santa de 1987, del que se cumplen 30 años tuvo varios significados. Por un lado, la valentía de Alfonsín de enfrentarse a Aldo Rico y sus camaradas que buscaron echar un manto de olvido sobre los crímenes aberrantes de la dictadura y ratificar , lo que sostenían las Fuerzas Armadas que había sido una “guerra sucia que se les había impuesto", de este modo se exculpaban y alegaban que el Juicio a las Juntas  y  demás involucrados en los crímenes de los 70 y su violencia política eran inadmisibles.

Por otro lado, la confluencia masiva y espontánea a Plaza de Mayo de un amplio sector de la sociedad junto con la presencia de políticos de casi todo el arco político marcaron el anhelo de poder refrendar el “NUNCA MAS “, manifestando que los militares eran parte del nefasto autoritarismo, tortura , a los que se unían las voces de los 30 mil desaparecidos. acalladas por el Proceso de Reorganización Nacional.

El discurso del presidente Alfonsín resuena para quienes lo escuchamos y seguimos escuchando, antes de la negociación con los carapintadas “Ustedes y yo, todos en la Argentina, saben lo que estamos arriesgando. Es mucho más que un absurdo golpe de estado, estamos arriesgando un futuro nuestro y un futuro de nuestros hijos, estamos arriesgando sangre derramada entre hermanos….” Estamos demostrando la fuerza de la movilización pacífica de la ciudadanía, que es más fuerte que la violencia. Estamos demostrando acabadamente la definitiva decisión de vivir en democracia"...

Y ya regresado de Campo de Mayo, con las frases que quedaron guardadas entre las más salientes de los 33 años de democracia:” … compatriotas… compatriotas. ¡Felices Pascuas!... : La casa está en orden y no hay sangre en la Argentina". 
La casa , parafraseando a Alfonsín , no estaba en orden. En primer término porque muchos vieron en Alfonsín una actitud timorata y luego por la sanción de la ley de Obediencia debida que si bien tuvo sus razones en juzgar por jerarquías , se interpretó como un principio de perdón . Además, según coincidieron muchas visiones posteriores, se dio pie para que Carlos Menem bajo el pretexto de la “pacificación y reconciliación”, indulte a los militares y montoneros, exculpándolos en lo que fue una verdadera escupida en el rostro de la sociedad que todavía tenía más que frescas las huellas y heridas de la dictadura en general y de la guerra de Malvinas en particular.

Quien fuera ministro de Defensa de Alfonsín, Horacio Jaunarena opinó sobre la asonada “ Significó una lección para muchos militares que todavía creían que podían conseguir cosas a través de la violencia y una lección también para los montoneros de aquel tiempo que sólo creían que se podía combatir por medio de la violencia. La lección de Semana Santa de aquel tiempo fue una lección para los violentos tanto de derecha como de izquierda".

Jaunarena, explicó poniendo un poco de luz sobre la situación y la última parte del discurso presidencial "La frase más recordada de Alfonsín es 'la casa está en orden' pero la frase completa es 'la casa está en orden y no hay muertos'. Pidió refrescarla, dado que la historia omitió esa parte .

Reivindicándo la actittid del expresidente, Jaunarena subrayó” Si Alfonsín no hubiera actuado como actuó probablemente todo hubiese terminado en una masacre". Sus razones las justificó:”Veníamos del riesgo de una masacre y el gobierno democrático, con el apoyo del pueblo, pudo reducir a los violentos".” Ese era una hueso muy duro de roer para mucha gente que estaba acostumbrada a que las asonadas militares terminaran con la claudicación de los gobiernos democráticos".

En tanto, Alfonsín, en 1992 Alfonsín reflexionaba en un artículo en la revista Noticias. En 1983, los argentinos comenzamos un profundo proceso de reconstrucción moral. Teníamos que dejar atrás, para siempre, algunas características de nuestra personalidad nacional que nos habían llevado progresivamente a destruirnos como sociedad. Las bases éticas de nuestra convivencia, el espacio social de lo común, todo aquello que amalgama y da coherencia y proyección histórica a una comunidad había sido desquiciado entre nosotros por el autoritarismo y la violencia.

Alfonsín vio en los carapintadas defensores de la dictadura , continudaores de un proyecto de país que había empezado en 1930 con el golpe de Uriburu y fue in crescendo hasta culminar con Videla encaramado en la presidencia .”Esa propensión a la violencia y esa tolerancia hacia el autoritarismo socavaron los cimientos de la sociedad argentina. Fue un largo proceso, de décadas, que culminó con el llamado proceso de “reorganización nacional”, la represión y la guerra”.

La llegada de la democracia fue decir basta, señalaba Alfonsín :”Hastiados ya de buscar un atajo antijurídico, la solución de un plumazo, decidimos colectivamente reemprender la senda democrática. Una senda a veces tediosa, no siempre satisfactoria, difícil de recorrer, pero cierta, segura, con reglas comunes para todos.

Hace 25 años durante el gobierno menemista , la mirada de Alfonsín sobre el levantamiento carapintada , fue entendido como una amenaza a la recuperada democrática, no como un simple alzamiento militar , por el contrario :” Apareció con toda crudeza ante nuestros ojos, en nuestros hogares, el fantasma del pasado en su traje de combate

De todos modos la Semana Santa de 1987, observaba Alfonsín :” Fue la prueba de fuego de aquella decisión colectiva de abandonar la violencia y rechazar el autoritarismo”. Aún con las dificultades y obstáculos , el exmandatario rescató “la respuesta colectiva clara e inequívoca.fue la demostración de fuerza de la democracia. Todos los dirigentes políticos se pusieron a la altura del pueblo y cerraron filas para defender las instituciones democráticas”.

Le dimos un portazo al pasado. Y eso, fue definitivo. Porque más allá de la deformación posterior, inclusive más allá de las zozobras a que el sistema fue sometido después, con otros levantamientos, todos habíamos dado una prueba de lealtad que, íntimamente, necesitábamos. De lealtad con nosotros mismos, con nuestra decisión de abandonar el pasado, con nuestra decisión de caminar la senda de la construcción cotidiana de la democracia, sin autoritarismos, sin violencia. Y ese fue el hecho histórico básico, incontrastable, fundamental. Ese paso lo dimos los argentinos en la Pascua de 1987.

Sin soslayar sus errores, volvía a marcar la evolución democrática de la Argentina de aquellos años ..” A pesar de mis propios errores como gobernante responsable de comunicar con claridad todos los aspectos de las decisiones que se tomaron para imponer, de manera definitiva, la autoridad civil sobre la institución militar.

A pesar de todo el corrosivo desgaste a que fue sometido mi gobierno por la acción psicológica de los sectores más antidemocráticos “, fustigaba Criticando a a militares, elites económicas que querían mantener el statuos quo anterior al 10 de Diciembre de 1983 y a sindicalistas, partidos de izquierda y peronistas que buscaron desestabilizar su gobierno. Unos por haber derrotado a su partido por primera vez en elecciones democráticas y los segundos por razones poco entendibles proviniendo el radicalismo del campo popular .” Más allá de la evaluación particular que cada uno haya hecho de lo acontecido entonces, lo cierto es que la democracia echó sus raíces en ese momento, se afianzó, se hizo carne. Eso es lo que cuenta.

“Nuestro país encontró una manera de vencer su pasado autoritario y violento, y aunque aún nos reste mucho camino por delante en la construcción de un sistema político que asegure el respeto cabal de la dignidad del hombre, hemos avanzado”, puntualizaba.

Finalmente volviendo a la semana Santa , reflexionaba :”Hoy sólo quiero celebrar aquel momento clave, el del encuentro colectivo, el del coraje, el momento en el que decidimos demostrarle a nuestro pasado autoritario que no tendría retorno y que los argentinos habíamos decidido, definitivamente, vivir en paz, en libertad y en democracia. Por eso mismo, Felices Pascuas.

Fuentes:
"Si Alfonsín no hubiera actuado, probablemente todo hubiese terminado en una masacre", Horacio Jaunarena a Radio 10, 25 de Marzo de 2016
http://www.ambito.com/832657-si-alfonsin-no-hubiera-actuado-probablemente-todo-hubiese-terminado-en-una-masacre

Semana Santa de 1987: recuerdos de un ex Presidente
Columna publicada en la revista Noticias de abril de 1992

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