En aquellos días Domingo Cavallo, exfuncionario de la dictadura y socio- estratégico de Carlos Menem en el hundimiento del Titanic argentino, había sido llamado para salvar a la Argentina , hecho que no solo no logró, sino que por el contrario terminó de profundizar el modelo neo-liberal que explotó dos veces: la primera con la retención - confiscación de depósitos con el "corralito" y luego en el grito del 19 y 20 de Diciembre que culminó con la
renuncia del mandatario y el grito "Que se vayan todos".
El artículo publicado por la revista Encrucijadas perteneciente a la UBA describía lo que sucedía quince años atrás se copia en su totalidad de manera textual:
El adjetivo violento/a esta siempre ligado a un marco social que estigmatiza a una persona, un grupo, o a sus acciones como tales. De acuerdo con la interpretación jurídica de las consecuencias mediatas o inmediatas de esas acciones, el o los responsables del acto de
violencia serán penalizados con el objetivo de preservar al resto de los ciudadanos de dichas acciones y aislar al penalizado por sus actos, con la segunda intención de disuadirlo de toda reiteración. En un escenario donde se pretenda administrar la justicia en pro del bien común, es entonces condición suficiente que existan varios consensos
previos a la penalización: el reconocimiento de la comunidad de un acto violento como imputable, la legislación que así lo interprete, los funcionarios que desarrollen un procesamiento en forma ecuánime y la condena correspondiente como una expresión de equidad.
Pero, la condición necesaria para que ese escenario pueda calificarse como impulsor de la justicia en pro del bien común es que todos los ciudadanos sometidos al mismo aparato legal tengan las mismas oportunidades para la sobrevivencia y, en el caso de que delincan, sus acciones sean medidas con la misma vara. Si bien es ésta una condición
pretendida por la mayoría de las comunidades actuales, debemos admitir que así enunciada suena como un contexto social idílico. Entonces, ¿cuáles son los estándares que los ciudadanos deben reclamar y aceptar como modelo cotidiano del control de la violencia, de todo tipo de violencia? .
Hoy, en Argentina y otros países emergentes, como consecuencia del agravamiento de la crisis económica, con el crecimiento de la desocupación y la exclusión y marginalidad que
conlleva, el fenómeno de la violencia está en un crescendo constante desde hace años, invadiendo todos los ámbitos de la vida comunitaria. Ya sea desde la intimidad familiar al ámbito escolar, desde la falta de futuro para los jóvenes al marco de protesta social que involucra a la mayoría de los adultos o desde la carencia de garantías jurídicas
al punto final social que significa el régimen carcelario, la generalidad de los argentinos se encuentra en un ambiente enrarecido por la exclusión, la incertidumbre y la inseguridad.
Encrucijadas al analizar los escenarios de violencia, pretende dar una respuesta observando cuál es el costo de una sociedad minada por ellos y, de alguna manera, qué recursos y alternativas eficientes tienen los ciudadanos para paliar estas situaciones.
Es en este punto donde la comunidad debe tener en claro el alcance de cada acción. Culminaban en Septiembre de 2001 "Seguramente la solidaridad es una herramienta tan valiosa como en cualquier otra instancia, pero si en las sociedades modernas el Estado es quien monopoliza la violencia legítima, es inaceptable que excluya, someta y persiga -a través de un modelo inequitativo- precisamente a aquellos que lo han facultado para
la búsqueda del bien común.
Fuente:
Revista Encrucijadas, Universidad de Buenos Aires ( UBA) , Capital Federal, República Argentina
Numero 11 Septiembre de 2001
http://www.uba.ar/
No hay comentarios:
Publicar un comentario