A fin revertir esta “tradición” la doctora Julieta Lanteri pronunció, con voz emocionada, estas palabras que anunciaban su postulación a diputada nacional en las elecciones del 23 de marzo de 1919. Como en otros momentos de su vida, “la Lanteri” como la apodaban en los medios, de forma discriminatoria , desafió los obstáculos que los poderes instituidos imponían a la libertad y los derechos de las mujeres. Claro que no fue la última actividad que llevaba su sello contestatario y audaz. A lo largo de militancia, supo denunciar las políticas públicas que acarreaban una subordinación femenina, realmente una actitud provocativa para una sociedad patriarcal en la que vivía.
Como queda dicho la conquista del voto popular, estaba limitado para todos los ciudadanos varones mayores de 18 años, lo que implicaba que la ley excluía a las las mujeres (casi la mitad del padrón), los extranjeros, los habitantes de los territorios nacionales, los habitantes de municipios con pocos habitantes que no podían elegir autoridades municipales.
Ante el escenario impuesto por la Reforma Electoral las feministas pergeñaron nuevas estrategias para continuar su lucha por el voto de las mujeres. Julieta de Lanteri , estaría nuevamente a la cabeza lograría para concitar la atención pública sobre la causa sufragista.
Lanteri, siempre convencida de que “los derechos no se mendigan, se conquistan”, estudió en profundidad la nueva legislación y llegó a la conclusión de que “si no quieren que los votemos, pidámosle que nos elijan”. Así, con el apoyo de distintas organizaciones femeninas, Julieta lanzó su candidatura a diputada nacional para las elecciones del 23 de marzo de 1919. Como lo señaló Dora Barrancos, su propuesta “asimilaba muchas propuestas del socialismo y el libre pensamiento, pero contenía las reivindicaciones del feminismo más progresista del momento: además del derecho al voto, peticionaba horario reducido para las trabajadoras mujeres, salarios iguales, divorcio absoluto, jubilaciones y retiros para los trabajadores, igualdad para los hijos sin distinción de legítimos o no, educación y cuidados para la niñez, abolición de la prostitución y de la pena de muerte”. Sobre un total de 150 mil votos emitidos, obtuvo 1730, entre ellos, el del escritor Manuel Gálvez.
Su lucha no nació de la nada y no comenzó con su graduación Julieta Lanteri, aun siendo estudiante puso en marcha sus primeras iniciativas políticas. En 1904, junto a un grupo de mujeres universitarias entre las que se encontraban Cecilia Grierson, Elvira Rawson, Sara Justo y las hermanas Elvira y Ernestina López, fundó la Asociación Universitarias Argentinas. Dos años más tarde, el Centro Feminista de Librepensamiento y Liga Nacional de Mujeres Librepensadoras.
Tras su graduación, incrementó su militancia. Como señala la investigadora Araceli Bellota, Julieta sorprendía por su gran capacidad de trabajo y la eficacia en los resultados. Fue enérgica en la organización del Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina. En 1908, Julieta les propuso a sus compañeras universitarias, la realización de un congreso femenino para celebrar el próximo Centenario de la Revolución de Mayo. Se acordó que el evento sería de alcance internacional. Durante arduos días de trabajo, en las que Julieta Lanteri , como secretaria de la comisión organizadora, fue en quien recayó la mayor cuota mayor de responsabilidad. Finalmente, entre el 18 y 23 de mayo de 1910, en el salón de la Sociedad Unione Operai Italiani, centenares de mujeres de Argentina, Sudamérica y Europa se reunieron para discutir sobre la condición femenina y concluyeron en una serie de demandas entre las que se destacan: la educación laica, mixta e igual para ambos sexos; la independencia económica de las mujeres y su acceso a la ciudadanía política; la igualdad salarial y la igualdad en materia de derechos civiles; el divorcio absoluto y la abolición de la prostitución.
Su siguiente paso fue la fundación del Partido Feminista Nacional, creado con único objetivo: la obtención del sufragio femenino. Una de sus acciones más recordadas tuvo lugar el 2 de agosto de 1919 cuando Julieta y un grupo de compañeras se presentaron ante las autoridades castrenses con la exigencia de ser inscriptas en el registro de enrolamiento y cumplir con el servicio militar para de ese modo garantizar su inscripción en el padrón electoral. El pedido, claro, fue rechazado. Sin embargo, la obstinación de Julieta hizo que presentara un recurso ante la Justicia para que se la autorizara a realizar el servicio militar obligatorio. El proceso duró diez años y concluyó con un fallo de la Corte Suprema en su contra.
“Mis proyectos son seguir marchando sin cesar, alzaba su voz, Julieta Lanteri.“ No importa que el hierro este frío aún; ya se calentará. (…) [En] un plazo no superior a tres años se habrá realizado nuestro ideal. La mujer poseerá derechos cívicos y estará representada de acuerdo con ellos en los organismos de gobierno”, declaraba al diario Crítica unos días antes de realizarse las elecciones de 1928. Sin embargo, tres años después, la ciudadanía política para las mujeres no se había concretado. La dictadura del general Uriburu ,con el primer golpe de Estado, volvió a limitar los logros democráticos . Con la presidencia de Agustín P. Justo , electo mediante el fraude electoral —el llamado fraude patriótico fue un sistema de control establecido entre 1931 y 1943, mediante el cual los sectores conservadores buscaron evitar el acceso del radicalismo al poder– cuando se intentó reactivar la batalla política , la vida de Julieta Lanteri se detuvo. La tarde del 23 de febrero de 1932 un automóvil la atropelló , lastimó de gravedad y cuyas consecuencias terminarían con su vida
Sus compañeras y seguidoras dudaron que haya sido un accidente periodista Adelia Di Carlo, dudó de aquella hipótesis y sostuvo que se trató de un asesinato, su duda se asentaba en dos razones. Por un lado, Julieta, como otros dirigentes opositores, venía sufriendo amenazas anónimas. Por otro, investigaciones posteriores identificaron al conductor del auto : David Klapenbach, declarado integrante de la Legión Cívica, grupo paraestatal de extrema derecha y antisemita dedicado a hostigar y asesinar obreros, anarquistas y dirigentes sindicales. Julieta murió el 25 de febrero de 1932, tras dos días de agonía, en el Hospital Rawson. Si bien las sospechas no fueron corroboradas, la hipótesis de un acto intencional contra su vida persiste.
“Cuando se escriba la historia del feminismo en nuestro país se hablará de su símbolo y su encarnación viviente en la doctora Lanteri, una gran exponente de perseverancia y de elevación en la misión impuesta”. No se equivocó la feminista Adelia Di Carlo cuando homenajeó a su compañera recientemente fallecida: “Julieta Lanteri dedicó su vida a la causa de la igualdad y a través de sus extraordinarias iniciativas individuales trazó un camino para la acción colectiva de las mujeres. Su lucha nos compromete a continuar la nuestra por un futuro de igualdad de derechos y no discriminación.
Fuente:
Grammatico, C. Puro fuego: Julieta Lanteri y su lucha por los derechos de las mujeres | Revista Mestiza, Universidad Nacional Arturo Jauretche 15 jun. 2018 Pigna, F.Haciendo historia. La Ley Sáenz Peña, el primer avance hacia la democracia, Revista Viva 09/02/2020
Febrero 09, 2020
Agustín Pedro Justo 1932 – 1938, Política de Estado.com, 9/2/20
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