domingo, 2 de diciembre de 2018

La educación democrática para su buen funcionamiento debe basarse en la enseñanza, en la inducción de ideas ,provocar el libre debate de ellas, en contra del dogmatismo y la domesticación ( Raúl Alfonsin, 2006)

En 2006, Alfonsìn , en su ponencia en la Càmara de Diputados en el Debate Sobre Ley de Educación aseguraba que la “educación desempeña un papel central en la construcción de una sociedad democrática, solidaria y moderna, y, por ende, es una de las tareas fundamentales del Estado, aseguraba:"Es función del Estado, agregaba “establecer un sistema educativo que proveyera instrucción y contribuyera a cimentar los valores de la nacionalidad y los derechos humanos. Ello se traduce de manera principal, en el desarrollo de una cultura democrática”.

Subrayaba como uno de los elementos principales “la formación de hombres y mujeres aptos para dar respuestas a los crecientes desafíos de los cambiantes y cada vez más complejos sistemas de producción”.
Alfonsín, resaltaba el valor de “educar para la libertad y de educar para el cambio”.Del mismo modo, a màs de 20 años de ser electo presidente enfatizaba que uno de los mayores desafíos de aquellos años (y prosigue hoy ante el avance del capitalismo salvaje) se hallaba en “ayudar a formar seres libres, responsables y, además, capaces de asumir las nuevas formas de trabajo y convivencia que impone el desarrollo tecnológico de nuestro tiempo, que tiene una importancia fundamental en los gravísimos problemas de desocupación que se han generado”.

Alfonsìn, considerado el “padre de la democracia argentino” ( ndr: cuyos valores hoy son subvertidos) manifestaba que había comprender que existen dos objetivos se vinculan y no pueden ser encarados separadamente. El primero de ellos es “La democracia”, observaba que en ella incluían factores como la cultura, en tanto el segundo era el "orden institucional", cuyo menester era asegurar su propia continuidad asentándose sobre bases de desarrollo y de progreso".

Concluía que los puntos Estas bases, por su parte, sólo pueden construirse auténtica mente en un régimen de libertad que garantice vastos márgenes a la innovación y a la creatividad individual.

En contra del autoritarismo que había signado los siete años de la dictadura que abandonó el poder el 10 de Diciembre de 1983 y que junto a la violencia y el terrorismo que habían sido parte de la vida cotidiana argentina desde 1966, resaltaba Alfonsín que esos autoritarismos aún aquellos que pretenden conducir procesos de cambio, terminan por inhibir el desarrollo de aptitudes requeridas por la constante evolución del mundo.


Raúl Ricardo Alfonsín, ponderando la educación democrática que para su buen funcionamiento debe basarse en “la enseñanza la inducción de ideas y provocar el libre debate de ellas, para ir de la regimentación a la libre creatividad; del dogmatismo al análisis racional, porque la enseñanza no puede ser domesticación, ni aherrojamiento cultural. Dicho esto sin olvidar la voluntad de los sectores satisfechos, de imponer pautas culturales a los grupos más desprotegidos, propicias a sus intereses, dijo citando a Gramsci.

Finalmente en contra de todo dogmatismo, sofismo y repetición mecánica sin un mínimo de reflexión, enfatizaba:” Educar para la libertad significa emprender una tarea para fortalecer con una cultura democrática al aparato institucional, de modo de sumar a ese ordenamiento externo una subjetividad acorde con él, para que sea vivida, convertida en cultura popular, en hábitos, en rutinas, en contenido permanente de nuestras conductas.

Fuente:
Raúl Alfonsín, discurso sobre la ley de educación, realizada en la Cámara de Diputados ,29 de Junio de 2006.

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