Los testimonios lo avalan y los documentos lo confirman, Perón , como es sabido tomó las ideas y acciones de Mussolini en Italia y Hitler en Alemania para levantar y movilizar a las masas en las que basó su poder y figura en los treinta años que presente o desde el exilio fue un factor decisivo en la politica argentina, se ha reconocido también la bienvenida y protección que les dio a jerarcas nazis luego de la segunda guerra mundial.
Ahora con la apertura de los archivos Hoover surgen nuevos documentos desclasificados por el FBI que fueron la llave, aunque por supuesto no han sido un limitante, sino por el contrario, la invalorable oportunidad de acceder a un nuevo abanico de posibilidades que sembraron el proceso investigativo con datos aportados por otras impensadas fuentes de información.
¿Cómo fue que se entrelazaron los caminos de estas tres figuras: Hitler, Hoover y Perón?Responder este interrogante nos lleva a cuestionar —lo que no implica negar totalmente— la historia que se ha contado desde siempre, escribiendo con una perspectiva crítica sobre los hechos y sus protagonistas para dar con sorprendentes revelaciones que hasta hoy no se habían abordado del mismo modo. A medida que avanzaba página tras página, en un archivo de más de setecientas densas carillas desclasificadas, la tarea se transformó en un laberinto de nombres, insospechadas sociedades, arteras traiciones, hábiles movimientos de distracción y monumentales operaciones de engaño, inimaginables hasta hoy", revela "El agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler" ( Sudamericana), escrito por Marcelo García, que en forma análoga a su trabajo en Diario26 y en el blog HistoriasLadoB, revisa, cuestiona, confirma o corrige la historia oficial.
"Muchos investigadores tocaron el tema basando sus relatos en testimonios verbales y la declaración de testigos (a quienes este trabajo no pretende desestimar) sobre la vida que llevó adelante el Führer después que fuera orquestada su muerte con el propósito de permitirle escapar. Sin embargo, no es mi objetivo hacer un relato pormenorizado de la vida de Hitler en la Argentina, pero sí dar cuenta de la trama oculta y los hechos demostrados en los documentos sobre el perfecto conocimiento previo que tenían las máximas autoridades norteamericanas respecto de los planes, la exitosa concreción de una gigantesca conspiración de engaño mundial y las impensadas consecuencias que muchos de los principales actores involucrados llegaron a enfrentar", asegura su autor.
De lo anterior surgen preguntas inevitables: ¿qué datos tenía Hoover sobre un pacto entre allegados de Hitler y Perón? ¿De qué actividades, negocios y operaciones que relacionaban a la Alemania nazi y la Argentina peronista estaba al tanto la inteligencia norteamericana? ¿Qué descubrió y cómo reaccionó ante la trascendencia de semejante información?.
Surgen luego de la desclasificación de los archivos desclasificados del FBI de Hoover una La trama de acuerdos y traiciones entre la Alemania nazi y la Argentina de Juan Domingo Perón Tal como veremos, las respuestas dadas a estos interrogantes son las que marcan la gran diferencia entre otras anteriormente publicadas y esta nueva investigación.
Ya no se trata de sostener la hipótesis, carente de sustento, de que Hoover perseguía a Hitler con irreductibles intenciones de detenerlo, sino de dar otro giro al relato tradicionalmente aceptado demostrando que el director del FBI no pretendía atrapar al Führer en fuga, mientras que sí colaboró para que (con sus particulares métodos investigativos) los Aliados encontraran sobrados motivos que llevaron al posterior derrocamiento del presidente argentino Juan Domingo Perón.
Fue gracias al trabajo de los agentes de Hoover que los Estados Unidos estuvieron en inmejorables condiciones de saber sobre un laberíntico entramado de negociaciones secretas y operaciones encubiertas entre personajes claramente funcionales tanto para el régimen de la Alemania nazi como para el movimiento que se encolumnaba detrás de Perón en la Argentina, con el preciado objetivo de sentar bases firmes y apuntalar el futuro resurgir del nacionalsocialismo desde el exterior.
Con la debacle nazi consumada, esa sociedad dio lugar a un reacomodamiento de las fichas sobre un imaginario tablero en el que un desgastado Hitler comenzó a perder fuerza, influencia e interés, en tanto que Perón —envalentonado por las circunstancias— buscó hacer de la Argentina la nación rectora política, económica y militar en Sudamérica, tomando la posta dejada por la derrotada Alemania e intentando replicar sus políticas expansionistas en la región.
Muy atrás quedaron los supuestos beneficios que el régimen peronista alguna vez había representado para los norteamericanos como un válido freno al avance del comunismo en el sur de América. Hoover fue uno de los máximos responsables de darles a las autoridades gubernamentales norteamericanas los elementos necesarios para que se hicieran una acabada composición de ideas que los llevaron a comprender qué rol jugarían Hitler y Perón durante los complicados días de posguerra que estaban por llegar. El Führer era un hombre acabado, en tanto que no sucedía lo mismo con el “primer trabajador”.
Tal fue el peso del militar argentino y sus cómplices —Eva Duarte entre ellos— en la secreta operación inicialmente destinada a gestar un IV Reich desde el exterior que Hoover dispuso una política investigativa y un despliegue de agentes especialmente concebidos para la Argentina de Perón.
De todos modos, los asombrosos resultados de las operaciones de la inteligencia aliada no se limitaron a la toma de conocimiento sobre los detalles de una peligrosa sociedad que podría poner en jaque los intentos de dominación total de los Estados Unidos sobre el resto de América, sino que permitieron saber que Eva Perón también respondía a pie juntillas las órdenes de una poderosa organización en las sombras, que la tenía como una de sus más destacadas colaboradoras desde 1941, encomendándole poner a salvo parte del legendario tesoro nazi ante los sorpresivos avances y el artero intento de expolio pretendido por Perón.
Bien vale entonces aceptar el desafío y leer sin preconceptos sobre un reguero de muertos a lo largo del camino, pistas falsas plantadas para despistar, datos fidedignos y el accionar de fabuladores, soplones, aventureros, gente confiable e informantes solitarios cuyos caminos se han cruzado tantas veces sin poder diferenciarse.
Treinta años después de acalladas las bombas que destruyeron los últimos vestigios del III Reich alemán, y pasadas tres décadas desde que los Aliados informaron sobre la nunca demostrada muerte de Hitler en Berlín, aún resonaba el estruendo.
Clarence Kelley —director del FBI entre el 9 de julio de 1973 y el 15 de febrero de 1978—, tercero en la línea de sucesores tras la muerte de Hoover, reclamaba por importantes documentos sobre el Führer, extrañamente faltantes de los archivos del Bureau, según puede leerse en el memorando del 23 de mayo de 1975. Mientras que el 11 de junio aún solicitaba la aparición de dossiers perdidos que le habrían permitido realizar reveladoras pericias caligráficas sobre cartas sospechadas de haber sido escritas por Hitler mucho tiempo después del final de la guerra, dejando suspendido en el aire un insondable y misterioso final.
Mientras una leyenda cuenta que Hitler murió el 13 de febrero de 1962 en la Argentina a los setenta y tres años, y otra dice que habría fallecido en 1971 escondido en un remoto lugar del Paraguay, muchas otras cosas en cambio sí se pueden demostrar.
Hoover supo por anticipado que Hitler encontraría refugio en la Argentina de Perón. El presidente argentino buscó instalarse como árbitro del mundo y posible reemplazo del Führer desde su inaceptable Tercera Posición. Y Evita viajó miles de kilómetros al otro lado del arco iris poniendo a salvo millonarias fortunas de sus jefes nazis, evitando dejarlas en manos de un traicionero Perón.
Con la debacle nazi consumada, el tablero de la política internacional comienza a reacomodarse. Mientras Adolf Hitler, en el exilio, pierde fuerza e influencia, Juan Domingo Perón -alentado por las circunstancias- se propone erigir a la Argentina como una nación rectora de Sudamérica, tomando la posta de la derrotada Alemania e intentando replicar su ímpetu expansionista en la región.
¿Cómo pretende Perón financiar sus planes de dominación? Mediante el expolio de las millonarias fortunas que fueron secuestradas por el nacionalsocialismo alemán y pacientemente trasladadas hasta Buenos Aires. Su mayor obstáculo será nadie menos que su propia esposa, Eva Duarte, quien pondrá en acción sus poderosas conexiones para salvaguardar esos tesoros.
La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler nace del trabajo de investigación y consulta de cientos de documentos desclasificados -entre ellos, los de las pesquisas que mandó a hacer John Edgar Hoover cuando se encontraba al frente del FBI-, sobre los cuales el historiador Marcelo García construye una irresistible tesis destinada a entrelazar la inesperada y atrapante trama internacional de acuerdos y traiciones entre la Alemania nazi y la Argentina de Perón.
El resultado de este enorme trabajo es un libro que revisa uno de los misterios más magnéticos del peronismo desde una perspectiva nueva: la de los conflictos de intereses entre sus dos más grandes figuras.
Fuente: García, Marcelo. La agente nazi Eva Perón y el tesoro de Hitler, Sudamericana, Buenos Aires, 2017.
http://www.megustaleer.com.ar/libro/la-agente-nazi-eva-peron-y-el-tesoro-de-hitler/AR18875
Muy agradecido por la nota Ale Dube. Saludos,
ResponderEliminarMarcelo García