Dante Panzeri, fue uno de los
periodistas deportivos que aún trabajando en medios de relevancia e influencia sobre sus
lectores y consumidores, fue crítico del sistema, su lengua filosa
atravesó casi 40 años de la Argentina
focalizado desde el deporte que era una
continuación de los padecimientos de la sociedad entera.
En 1975, tres años antes que la
dictadura utilizará el Mundial de fútbol de 1978 para anestesiar a la población
y asegurar que era “el Mundial de la Paz” y la “Fiesta de Todos”, sostenía “El
Mundial 78 no se debiera realizar en Argentina por las mismas razones que un
tipo que no tiene guita para ponerle nafta a un Ford T no debe comprarse un
Torino. Si lo hace, es porque a alguien está robando”. Es decir que si no había dinero para sustentar
los servicios básicos, menos se podía pensar en un evento que requería de una
importante erogación de plata provenientes
de fondos públicos: reformar estadios, acondicionar hoteles y crear una
infraestructura acorde, eran inviables
para una Argentina que , con Isabel Perón desgobernando el país estaba creando
el caldo de cultivo para que Videla, Massera y Agosti, lleguen a la cabeza del país
y gradualmente lo “reorganicen”, eliminando el “caos de la subversión apátrida”
que dejó un país herido y marcado con treinta mil desaparecidos.
Panzeri leía la realidad
argentina de hace 40 años:” Los argentinos nos hemos acostumbrado a vivir
afanándonos unos a los otros. De mil maneras. Con precios subvencionados y con
empleos públicos para todos (hay 250 ingresos diarios a la administración
nacional, sin contar las provinciales y municipales, según se supo
recientemente)”, revelaba. El Mundial de fútbol es una variante de aquel
acostumbramiento. Es un acto de robo a nosotros mismos”, afirmaba.
Como una metáfora de la sociedad,
Panzeri enfatizaba en 1975 que quienes entraban a la dirigencia de los clubes
no lo hacían para “sacar a los chicos de la calle y salvarlos de las
adicciones, por el contrario veía que el deporte era un vehículo de
enriquecimiento ilícito, El deporte es un
medio para hacerlo (para robarnos a nosotros mismos).
El fútbol
espejaba a la sociedad, se extrae de los escritos de Panzeri: “El fútbol ha tomado un rol de estafador confeso para de ese modo
ser estafador impune en la sociedad argentina”.
Cuando los jugadores
argentinos eran valorados por su calidad de juego en el mundo, pero con una
cantidad infinitamente menor de pases y mercados (España, Italia, Brasil Portugal , Colombia y México eran algunos de
los destinos, no habían aparecido en escena ni Qatar, ni los emiratos árabes ni
los cientos de lugares “exóticos donde
se compran y venden jugadores por tercios, cuartos, al igual que con los
animales ) con valores que poco se acercan a la enfermedad de hoy ) , pedía
Panzeri “Reflexionar sobre las transferencias al exterior de futbolistas por
los que se cobran millares de dólares, que muy rara vez ingresan al caudal
nacional de divisas. De allí que sean necesarios tantos intermediarios y
empresarios para vender un jugador. Porque vivimos esquivando leyes.
Afanándonos entre nosotros mismos”, insistía.
Recalcaba que
el Mundial 78 no haría más que profundizar la crisis político . económico –social
del país y del que el fútbol era partícipe necesario, se continuará con la
tradición argentina” Nuestro
acostumbramiento a vivir afanándonos a nosotros mismos”. Estaba resignado,
aunque lo repetía, vamos a seguir afándonos a nosotros mismos organizando el Mundial 78 aun a sabiendas de que nos va a
ir muy mal”. Y será peor, predecía, si
lo ganamos.
Profetizaba
Panzeri que la trampa se impondría: “Lo
vamos a ganar al estilo de Martín Fierro y el Viejo Vizcacha. O de Bairoletto o
el Pibe Cabeza, delincuentes comunes con los que ya tenemos fabricado el mito
de la delincuencia bondadosa, que también apoya el acostumbramiento nacional de
afanarnos entre nosotros mismos”.
Esta persistente consigna de
hacer el Mundial 78 como desafío y promoción del país, lo retrotraía a eventos
superlativos ideados y concretados años antes : la Vuelta
Ciclista a la Nueva Argentina”.. Estamos ante otra de las diarias
muestras de nuestra venalidad ya casi étnica entre nosotros. Recordaba que lo
había anunciado
que iba a ser una gran estafa y un gran daño moral para el país, la historia se
repetía y repetiría a mayor escala”.
Con mucha frecuencia, ahora desde
la oposición, Francisco Manrique postula moral argentina. Pide reconstrucción
moral del país. Señala contrasentidos económicos y sociales que agudizan
aquellas crisis. Pero, de pronto, se suma a los factores que las producen
diciendo, como hace pocas semanas, en un comunicado de prensa: “Argentina debe
mostrar al mundo que es capaz de organizar una competencia de la magnitud del
desafío. El prestigio nacional está en juego”. ¿Desafío? ¿Prestigio nacional en
juego?, preguntaba con ironía.
En 1975 había en el país un 51% de población entre analfabeta y semianalfabeta (eran datos
oficiales), como consecuencia de ellos habían emergido una forma de salvación :
el juego hoy la quiniela, la lotería, las carreras, el Prode y todo de lo que
sea representativo de lo milagroso y el afano.
Panzeri, que
volvía a declamar la inutilidad del Mundial 78 criticaba la falta de agallas de
los políticos “ El Mundial 78,el peronismo lo heredó de Lanusse, pero no se atrevió a rechazarlo por temor a la
impopularidad política, cosa que está muy lejos de haberse probado alguna vez
como efectivamente un riesgo”.
Su lamento era
una y otra vez, íbamos a seguir afanándonos y engañándonos a nosotros mismos,
cerraba Panzeri en 1975:” Toda forma parte de una misma filosofía de vida. Como
la cadena del cheque y su vasto mercado de imbecibilidad con un reducido
mercado de inteligencia. Y todo eso es disfrazado´ como lo popular´. Enorme
mentira. Puesto que jamás lo deciden los pueblos.
Panzeri, Dante Lo que no se dice sobre el Mundial 78*, revista Chaupinela Noviembre 1975, publicado en Dirigentes, decencia y wines “ de “ Matías Bauso ( compilador) , Sudamericana 2013, citado en Marcha, 21 mayo, 2014.http://www.marcha.org.ar/lo-que-no-se-dice-sobre-el-mundial-78
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