jueves, 3 de septiembre de 2015

AL APELAR A LA FUERZA PARA LIBERAR A LA NACIÒN DE ESTE REGIMEN OMINOSO, LO HACEMOS INSPIRADOS EN UN ALTO Y GENEROSO IDEAL: TERMINAR CON LA CORRUPCION ADMINISTRATIVA, LA AUSENCIA DE JUSTICIA Y EL DESPILFARRO ECONOMICO; LOS HECHOS DEMOSTRARAN QUE NO NOS GUIA OTRO PROPOSITO QUE EL BIEN DE LA NACION (PROCLAMA DEL GENERAL URIBURU LUEGO DEL PRIMER GOLPE DE ESTADO EN ARGENTINA,1930)

El sábado 6 de septiembre de 1930 se produjo el primer golpe de Estado en Argentina. Por la mañana  aviones de guerra sobrevolaron la ciudad de Buenos Aires arrojando hojas con una proclama revolucionaria. Fueron  apoyados por militares, en su mayorìa  cadetes del Colegio Militar de la Nación y de la Escuela de Comunicaciones, se pusieron en marcha desde El Palomar, a las órdenes del general José Félix Uriburu que cumpliò su objtetivo, al lllegar a la casa de gobierno depuso al presidente electoHipólito Yrigoyen.
Como consignò el diario El Ciudadano Web , la columna de sublevados tuvo el visto bueno de la sociedad civil. Y aunque la mayor parte  Ejército se mantuvo indiferente,  tampoco se esforzò popr evitar la caìda del lìder radical electo en 1928.

El Ciudadano Web, recuerda que  la conspiración  comenzó a gestarse apenas tiunfò en las elecciones que lo entronaron por segunda vez como mandatario argentino.
Al momento de concretarse el golpe, un sòlo incidente se registrò . Hace 85 años, al pasar la columna de golpistas frente al edificio del Congreso de la Nación, recibieron tiros de parte de simpatizantes radicales. 
Como dato , entre los cadetes del colegio militar que entraron con Uriburu a la Casa Rosada estaba quien seria tres  veces presidente y participe en 1943 como miembro activo  del Grupo de Oficiales Unidos ( GOU) que en 1943 volteò al presidente Ramòn Castillo. Peròn, en Septiembre de 1955 tambièn serìa derrocado y obligado a exiliarse.

Uriburu al ingresar  a la Casa Rosada  no hallò  resistencia, lo esperaba el vicepresidente Martínez, quien firmó la entrega del poder.

Yrigoyen, quien se hallaba en La Plata, presentó a su vez la renuncia por escrito. Su humilde casa en Buenos Aires fue saqueada y destrozada por la turba opositora. Dos diarios oficialistas fueron incendiados. Los desmanes fueron tales que obligaron a Uriburu a establecer la pena de muerte sin juicio previo para quienes fueran sorprendidos cometiendo actos vandálicos. El golpe tuvo entre sus agitadores a la prensa, operò pincipalmente Natalio Botana, con su diario Crítica,  quer mediante campaña psicológica preparando a la opinión pública para que aceptara el golpe.

Terminaba así la primera etapa de gobierno popular en la Argentina y se consumaba el primer golpe de Estado en el país, una nefasta práctica que se repetiría ininterrumpidamente hasta 1983 en una suerte de péndulo entre gobiernos constitucionales y regímenes de facto.

Uriburu, asumió la presidencia dos días después, frente a una Plaza de Mayo colmada de gente. Junto a él, en el balcón de la Casa Rosada, pudo verse a los que serían sus ministros, conocidos rostros y apellidos de la oligarquía: Santamarina, Bosch, Sánchez Sorondo, Beccar Varela…

En su libro <La República perdida> (que fue llevado al cine en 1983 en un documental dirigido por Miguel Pérez), Luis Gregorich señala que, en realidad, Uriburu quería fundar un nuevo régimen de corte fascista. Había dicho con toda sinceridad: “Cumple a nuestra lealtad declarar que si tuviéramos que decidir entre el fascismo italiano y el comunismo ruso y vergonzante de los partidos políticos de izquierda, la elección no sería dudosa”.
El dictador dejò su huella, Uriburu impuso una dura represión, agregados a fusilamientos y detenciones masivas. En la “sección especial” de la Policía se introdujo por primera vez el uso de la picana eléctrica, instrumento que tendría después serìa replicado por sus "colegas" golpistas, llegando a su punto cùlmine a parrtir del 24 de Marzo de 1976, cuando en los centros clandestinos de detenciòn se utilizò para que los opositores al Proceso "canten" y delaten a sus compañeros o bien den informaciòn util para que los militares mantengan su proyecto de reorganizar al pais bajo su impronta del terror.

En 1930 año la realidad  Argentina estaba signada por la crisis internacional, con sus secuelas sociales de desocupación y miseria se sumaron a los inconvenientes de la última etapa de la gestión presidencial. Yrigoyen, ya anciano y enfermo se empeñaba en resolver personalmente todas las cuestiones de estado ocasionando demoras e ineficiencia en su resolución. También se lo acusó de rodearse de ineptos obsecuentes que obstaculizaban su gobierno.
Se inició así una acción opositora en la que intervinieron miembros del Congreso, la prensa, el Partido Socialista independiente y grupos nacionalistas, estos grupos constituían una nueva fuerza desprendida del conservadorismo, que simpatizaba con las ideas fascistas de Mussolini. Postulaban sustituir el sistema político constitucional por uno nuevo de corte corporativo y derogar ley electoral vigente (ley Saenz Peña). Encontraron partidarios en las filas del ejército y en algunos intelectuales como Leopoldo Lugones, autor de La Hora de la espada (1927).
El 9 de agosto se da a conocer el "Manifiesto de los 44" al que adhirieron parlamentarios de distintos sectores. Este manifiesto alteró aún más los ánimos y las críticas se hicieron más viruletas. Mítines políticos opositores, grupos universitarios y grupos nacionalistas provocaron disturbios reclamando la renuncia de Yrigoyen. Solo los socialistas auténticos y los demócrata progresistas reclamaron calma.
El ejército también manifestó su disconformidad con la gestión de gobierno. Pero había dos sectores con distintas propuestas. Uno encabezado por el general José Félix Uriburu proponía la reforma total del sistema y la eliminación del sufragio universal para reemplazarlo por un sistema corporativo.
El otro sector, liderado por el ex ministro de Guerra general Agustín P.Justo sostenía la necesidad de derrocar a Yrigoyen pero manteniendo el sistema vigente.
El golpe ya era un hecho pero Yrigoyen no creía en él, Dellepiane, ministro de Guerra renunció al sentirse impotente frente a la situación. El 5 de septiembre Yrigoyen delegó el mando en el vicepresidente Martinez, su salud era muy débil. Este declaró el estado de sitio pero la revolución ya estaba en marcha.
Uriburu llegó a la casa de Gobierno sin resistencia alguna. Horas después el vicepresidente entregaba el mando. Yrigoyen se entregó en la ciudad de La Platas donde fue arrestado y enviado a Martín García.

En su primer mensaje el 6 de Septiembre de 1930 Uriburu  en Buenos Aires emitìa una Proclama que copio en forma textual:

¡Al pueblo de la Capital! Respondiendo al clamor del pueblo y con el patriótico apoyo del ejército y de la Armada, hemos asumido el Gobierno de la Nación.
Exponentes de orden y educados en el respeto de las leyes y de las Instituciones, hemos asistido atónitos al proceso de desquiciamiento que ha sufrido el país en los últimos años.

Hemos aguardado serenamente con la esperanza de una reacción salvadora, pero ante la angustiosa realidad que presenta al país al borde del caos y de la ruina, asumimos ante él la responsabilidad de evitar su derrumbe definitivo.

La inercia y la corrupción administrativa, la ausencia de justicia, la anarquía universitaria, la improvisación y el despilfarro en materia económica y financiera, el favoritismo deprimente como sistema burocrático, la politiquería como tarea primordial de gobierno, la acción destructora y denigrante en el Ejército y en la Armada, el descrédito internacional logrado por la jactancia en el desprecio  por las leyes y por las actitudes y las expresiones reveladoras de una incultura agresiva, la exaltación de los subalternos, el abuso, el atropello, el fraude, el latrocinio y el crimen, son apenas un pálido reflejo de lo que ha tenido que soportar el país.

Al apelar a la fuerza para libertar a la nación de este régimen ominoso, lo hacemos inspirados en un alto y generoso ideal. Los hechos, por otra parte, demostrarán que no nos guía otro propósito que el bien de la Nación.
La participación en el gobierno de eminentes ciudadanos cuya colaboración hemos requerido atendiendo exclusivamente a sus méritos y virtudes evidencia en primer término  que las fuerzas armadas, con el apoyo moral de la masa de la opinión, después de haber liberado a la Nación de la ignominia, ocupan de nuevo su lugar sin ambiciones de predominio.
Debe entenderse, sin embargo, bien claramente que, para asegurar el orden y la normalidad, el gobierno provisorio procederá con prudencia pero con una inquebrantable energía, porque el país ha sufrido demasiado para que el sacrificio sea estéril.
Ajeno en absoluto a todo sentimiento de encono o de venganza, tratará el gobierno provisorio de respetar todas las libertades, pero reprimirá sin contemplación cualquier intento que tenga por fin estimular, insinuar o incitar a la regresión.
La medida de la libertad queda, pues, librada al espíritu patriótico de los ciudadanos y al buen sentido de los habitantes del país.
No nos anima ni nos mueve ningún interés político, no hemos contraído compromisos con partidos o tendencias. Estamos por lo tanto colocados en un plano superior y por encima de toda finalidad subalterna y dispuestos a trabajar con todos los hombres de buena voluntad que aspiren al engrandecimiento de la patria. Tenemos fundadas razones para admitir que el desengaño de los que se han dejado tentar con promesas de dádivas personales (que ha sido la forma de corromper las conciencias para obtener sanciones plebiscitarias) es definitivo.
El gobierno provisorio, inspirado en el bien público y evidenciando los patrióticos sentimientos que lo animan, proclama su respeto a la Constitución y a las leyes fundamentales vigentes y su anhelo de volver cuanto antes a la normalidad, ofreciendo a la opinión pública las garantías absolutas, a fin de que a la brevedad posible pueda la Nación, en comicios libres, elegir sus nuevos y legítimos representantes. Además los miembros del gobierno provisorio contraen ante el país el compromiso de honor de no presentar ni aceptar el auspicio de su candidatura a la presidencia de la República.
Será también aspiración del gobierno provisorio devolver la tranquilidad a la sociedad argentina, hondamente perturbada por la política de odios, favoritismos y exclusiones, fomentada tenazmente por el régimen depuesto, de modo que en las próximas contiendas electorales predomine el elevado espíritu de concordia y de respeto por las ideas del adversario que son tradicionales a la cultura y a la hidalguía argentinas.
El gobierno provisorio interpreta el sentimiento unánime de la masa de opinión que le acompaña al agradecer en esta emergencia a la prensa seria del país el servicio que ha prestado a la causa de la República, al mantener latente por una propaganda patriótica y bien inspirada, el espíritu cívico de la Nación y provocar la reacción popular contra los desmanes de sus gobernantes. Confía que con el mismo acierto, sabrá interpretar en el futuro el papel esencial que le deparen los acontecimientos, a fin de encauzar hacia los mismos elevados objetivos los esfuerzos cívicos de la opinión nacional.
La indispensable disolución del actual  Parlamento obedece a razones demasiado notorias para que sea necesario explicarlas. La acción de una mayoría sumisa y servil ha esterilizado la labor del Congreso y ha rebajado la dignidad de esa elevada representación pública. Las voces de la oposición que se han alzado en defensa de los principios de orden y de altivez en una y otra Cámara han sido impotentes para levantar a la mayoría de su postración moral y para devolver al cuerpo de que formaban parte el decoro y el respeto definitivamente perdidos ante la opinión.
Invocamos, pues, en esta hora solemne, el nombre de la Patria y  la memoria de los próceres que impusieron a las futuras generaciones el sagrado deber de engrandecerla; y en alto la bandera, hacemos un llamado a todos los corazones argentinos, para que nos ayuden a cumplir este mandato con honor.
Buenos Aires, 
Teniente General José F. Uriburu, Comandante en Jefe del Ejército y Presidente del Gobierno provisorio.
Comenzaba asi la decada infame, que durò hasta 1945, fue tambièn el incio de la etapa que recièn culminò en 1983 con la elecciòn de Alfonsìn. Como dijera el historiador Hernán Camarero :"El golpe inaugura una etapa, que duró 53 años, de constante intervención de la vida política e institucional del país por las Fuerzas Armadas. Se terminaron convirtiendo en un actor político más de la vida argentina. ¿Por qué? Hay varias interpretaciones: una es que son un instrumento político de las facciones más orgánicas de la clase dominante. El poder militar expresa la ausencia de un partido de derecha orgánico que se someta al juego político democrático. En el Ejército había elementos plebeyos e incluso llegaban a altos cargos, pero un estudio sociológico muestra un gran peso de los sectores más pudientes y acomodados. La alianza se da, entonces, por vínculos familiares, sociales, económicos. Igual está claro que detrás de cada golpe y sus decisiones hay intereses sociales y económicos. Los militares se convirtieron en canalizadores de esos intereses".

Fuentes:
Proclama del General José Félix Uriburu, Portal Educ.ar

http://www.educ.ar/dinamico/UnidadHtml__get__b09ef173-c854-11e0-8148-e7f760fda940/anexo1.htm
Fraga, Rubén Alejandro :"Aquel nefasto primer golpe del 30", El Ciudadano WEb  6 septiembre 2014

http://www.elciudadanoweb.com/aquel-nefasto-primer-golpe-del-30/

“Todos los golpes tuvieron algún tipo de apoyo civil más o menos activo”. Entrevista al Prof. Hernán Camarero, Infojus de Septiembre de 2014www.infojusnoticias.gov.ar/entrevistas/todos-los-golpes-tuvieron-algun-tipo-de-apoyo-civil-mas-o-menos-activo-106.html

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