miércoles, 22 de octubre de 2025
La Noche de los cristales rotos sigue siendo una conmemoración sobre la importancia de proteger los derechos humanos y dignidad de todas las personas independientemente de su etnia, religión o nacionalidad
La Kristallnacht, Noche de los cristales rotos o "Pogrom de Noviembre", tal como se deberìa denominar ,fue un violento acontecimiento ocurrido en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 dirigido contra la comunidad judía. Este evento marcó un momento decisivo en la escalada de violencia sistemática y antisemitismo que culminaría con el Holocausto.
Durante la Kristallnacht se llevaron a cabo ataques organizados en toda Alemania, Austria y en algunas regiones de la antigua Checoslovaquia ocupadas por las tropas alemanas. “Sinagogas, hogares, negocios y propiedades judías fueron atacados, saqueados y destruidos. Miles de ventanas rotas cubrieron las calles, de ahí el nombre Kristallnacht, o Noche de los cristales rotos”, comentó el PhD. Dennis Petri, investigador y docente de la escuela de Relaciones Internacionales de ULACIT.
Además de los daños materiales, este evento dejó al menos 91 judíos asesinados y alrededor de 30,000 hombres judíos arrestados, quienes posteriormente fueron enviados a campos de concentración.
“Esa noche una turba enfurecida persiguió a mi abuela y a su madre, así como a miles de otros judíos. La mafia estaba compuesta por gente decente que se prestaba a la propaganda del discurso de odio”, comentó Amir Rockman, Cónsul de Israel en Costa Rica.
La Kristallnacht se conmemora anualmente no solo para recordar los ataques perpetrados, sino también para educar sobre los peligros inherentes al odio, el racismo y la intolerancia. Este evento histórico sirve como un recordatorio de cómo los discursos de odio y discriminación pueden dar lugar a violencia sistemática, con consecuencias devastadoras para las comunidades afectadas.
La Noche de los cristales rotos sigue siendo una conmemoración sobre la importancia de proteger los derechos humanos y dignidad de todas las personas independientemente de su etnia, religión o nacionalidad.
Conmemorar este evento honra a las víctimas y alerta a las nuevas generaciones sobre los peligros de la violencia, racismo y discriminación; así como la necesidad de cultivar la empatía, la tolerancia y el respeto mutuo.
Desde la educaciòn, es deber mantener el firme compromiso con la formación de ciudadanos que trabajen por la paz, la justicia y la convivencia en un entorno global diverso. ASsimismo se debe promover el diálogo y la comprensión intercultural como herramientas claves para la construcción de un mundo más justo y equilibrado.
Fuente: Kristallnacht: Una noche que cambió la historia, Universidad LAtinoemricana de Ciencia y Tecnologìa ( Ulacit)
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