domingo, 18 de julio de 2021
LA EDUCACIÓN DEBE BASARSE EN EL PAPEL ACTIVO DEL ESTUDIANTE, EL ESTÍMULO A ESE ACTIVISMO POR PARTE DEL EDUCADOR Y EL DIÁLOGO ENTRE AMBOS ( 2020)
La educación bancaria es una metáfora que utiliza Paulo Freire para denominar la concepción según la cual el estudiante es visto como si
fuera un banco adonde se va a depositar dinero, que en su caso lo que se deposita es conocimiento para que lo memoricen y acumulen, como en
una cuenta bancaria, y luego lo repitan sin grandes razonamientos. A diferencia de ella, la teoría de la educación que Freire enarbola y el
quehacer práctico que despliega, se basan en el papel activo del estudiante, el estímulo de ese activismo por parte del educador y el
diálogo entre ambos.
Pero Freire condena la educación bancaria no solo porque esta da lugar a que los educandos acumulen conocimientos y así devengan una especie
de archivo, sino también porque los aleja de la práctica científica y, al mismo tiempo, no estimula en ellos la indagación ni la creatividad,
sin las cuales es muy limitado el incremento del saber, que, según asegura el propio Freire, solo existe en la búsqueda inquieta,
impaciente y permanente que los seres humanos hacen en el mundo, así como en el despliegue de su creatividad, que da lugar a la invención y
a la reinvención.
Respecto a la creatividad cabe una complementación: es una cualidad propia del ser humano; este es creativo por esencia, por eso, a lo
largo de la historia, dicha facultad humana ha despertado la atención de muchos estudiosos y desde diversas perspectivas, aunque a veces se
asocie solo a la cultura artística.5 Por ejemplo, en Cuba, cuando se habla de creador, por lo general se piensa en los hombres y las
mujeres que crean obras de arte y se olvida que es una cualidad consustancial al ser humano.
En la lucha persistente contra la enseñanza bancaria, Freire señala que se impone “la fuerza creadora del aprender, de la que forman parte
la comparación, la repetición, la comprobación, la duda rebelde, la curiosidad no fácilmente satisfecha, lo que supera los efectos
negativos del falso enseñar”,1 y contribuyen a su transformación como seres humanos. Amerita destacar que cada uno de estos componentes del
proceso educativo tiene una extraordinaria importancia, por ejemplo, la duda, que no es solo la suspensión del razonamiento para llegar a
una determinación, ni la vacilación ante una decisión a tomar o la posposición de un asunto en aras de resolverlo o ventilarlo, sino
también un incentivo para continuar adelante en la búsqueda de nuevos conocimientos o en su confirmación. De ese modo, tiene un valor
inestimable desde la perspectiva cognitiva por cuanto incentiva el deseo de aumentar los conocimientos, por ello, es inteligente
aprovecharla en el ejercicio de problematización y en la búsqueda de respuestas y soluciones a los problemas. Algo similar puede decirse
respecto a la “curiosidad epistemológica”, como él la denomina, la cual concibe como premisa para que el alumno alcance el conocimiento
cabal del objeto de estudio y con ello la educación surta el efecto deseado.
Gran relación con la duda y la curiosidad epistemológica tiene otro aspecto que Freire subraya: la formulación de preguntas, no solo las
del profesor hacia los alumnos (a las cuales les atribuye gran importancia educativa porque despierta la curiosidad e induce al
estudiante a pensar y a crear), sino también las de los estudiantes hacia el docente. Puntualiza que el profesor debe estar convencido de
que no hay preguntas bobas, ni respuestas definitivas, y enfatiza que el profesor no castra la curiosidad del educando cuando justiprecia
todas las interrogantes, aunque alguna pueda parecerle ingenua o esté mal formulada; subraya que el papel del educador debe ser el de
orientador, para que el estudiante aprenda a preguntar mejor. Estas ideas se refieren tácitamente al desarrollo de las investigaciones
científicas en la actividad educativa, algo que hoy es casi cotidiano en las instituciones de educación superior; pero téngase en cuenta que
a finales del siglo XX hace menos de dos décadas, había autores que señalaban esa característica como un ideal a alcanzar, como algo
propio de las universidades futuras.
Hoy en la educación superior debe insistirse mucho más sobre el aspecto anterior. No basta con que el estudiante responda preguntas
acerca de determinado contenido; las preguntas son muy importantes, pero lo que urge es que resuelvan tareas, y que estas sean
problemáticas. La vida diaria está formada por problemas y el futuro profesional debe egresar de las instituciones de educación superior
apto para solucionar los que tiene a su alcance, o por lo menos, contribuir al máximo con su solución.
La educación tiene hoy también varios problemas profesionales, que son, a su vez, desafíos, y cada vez más difíciles. Uno de ellos es
exterminar de raíz el aprendizaje exclusivamente memorístico, repetitivo. Ahora bien, esta afirmación no puede entenderse como
rechazo categórico a la memorización, pues no pocas veces es necesario y oportuno memorizar; el quid del asunto está en que no se haga un
absoluto de esta característica humana. El docente debe brindarle una gran atención a que el alumno entienda que la opinión del docente no
es infalible, ni eterna y sobre esta base debe esforzarse para que el estudiante interiorice el contenido, pero de manera creativa.
En el logro de ese objetivo, el diálogo tiene una gran importancia,porque mediante él se favorece la interacción entre individuos y entre
un individuo y un grupo - en este caso, de estudiantes. Esto incluye no solo el debate, sino también la elaboración y puesta en marcha de
estrategias encaminadas a fortalecer el aprendizaje y a reforzar la concienciación del contenido del diálogo. Este es importante para el
funcionamiento de las instituciones de educación superior y debe ser cada vez más amplio e inclusivo y que en él participen todos los
actores de los procesos sustantivos de estas instituciones.
Fuente Varona Domínguez, Freddy: "Ideas educacionales de Paulo Freire. Reflexiones desde la educación superiorMediSur, vol. 18, núm. 2, pp. 233-243, 2020. Facultad de Ciencias Médicas de Cienfuegos, Centro Provincial de
Ciencias Médicas Provincia de Cienfuegos.
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