El Mundial 90 fue una épica de lo imposible, así lo afirma y titula su libro Pablo Alonso (Ediciones B), es que Italia 90, el Mundial de la era moderna, como decía su slogan, tuvo ambos componentes, el de Argentina que nunca logró ensamblar un equipo sólido, con Maradona que, sí fue parte de su propia épica, no solamente por la magia - menor que en México 86, pero con una fuerza de voluntad para jugar con el tobillo hinchadísimo y así y todo prevalecer.
La épica argentina, fueron los penales, con Sergio Goycoechea, arquero suplente de River y llegado a Italia, siendo un casi desconocido para terminar siendo la figura en la épica de los penales ante Yugoslavia en cuartos de final y ante Italia en semifinales.
Pasado México y la gloria, Bilardo debía pensar cómo revalidad el título y el plantel. Como dice Alonso:” “Entonces, los compromisos de la Selección se convirtieron en el gabinete del Doctor Bilardo. Su mejor hallazgo fue un joven veloz de pelo largo llamado Claudio Paul Caniggia, que todavía no llegaba a los veinte años cuando enfrentaba a la Selección como sparring en prácticas. “Cada vez que enfrentábamos a la cuarta de River, Cani, quien jugaba como wing derecho, nos volvía locos. Tenía una velocidad asombrosa, además de una notable habilidad”, según contaba Bilardo en sus memorias Doctor y campeón, según cita Alonso.
Pasaron años de idas y vueltas desde el 29 de Junio 1986 y el 8 de Junio de 1990, al igual que en México86, el equipo no penetraba en la gente, si bien soñaba con que se repita lo realizado en tierras aztecas, la realidad mostró lo contrario, se debutó perdiendo contra Camerún que a fuerza de patadas y mejor preparación atlética, le dio un golpe de realidad, la selección perdió 1-0.
Luego vino el partido frente a la Unión Soviética (ya desmembrada y con el Muro de Berlín caído), allí empieza otra épica, la de la lesión de Puimpido y con la entrada de Goycoechea, máximo exponente de la épica que no concretó o fue imposible, según la publicación de Alonso que realmente concretó su épica, que no sería frente a la URSS, si no en los partidos de cuartos y semifinales.
En Octavos de Final hubo una épica, Argentina se enfrentó a Brasil, en un partido donde la épica estuvo presente, Brasil dominó todo el partido, pegó varios pelotazos en los palos, el partido era de ellos. Bilardo llegó a decirles a sus jugadores en el entretiempo:” Acuérdense que los de amarillo son los rivales”. Hasta que llegó el minuto 81 y Maradona (con su tobillo hinchadísimo) en una jugada mágica habilita a Caniggia que elude a Taffarel y clasifica a Argentina a cuartos de final, parte de la épica se cumplió.
Frente a Yugoslovia, Goycoechea, comenzó su fama que la transporta hasta hoy En los lanzamientos desde el punto fatídico, Argentina empezaría lanzando y con bastante acierto. Serrizuela y Burruchaga convirtieron los suyos, mientras que Stojkovic, que había hecho un partidazo, fallaría el primer lanzamiento balcánico. Maradona erraría desde los once metros. Posteriormente lo haría Troglio. Prosinecki y Savicevic anotarían los suyos. Cuando los yugoslavos se las prometían muy felices apareció la figura de Sergio Goycochea. El arquero se erigió como héroe argentino y villano para Yugoslavia. Primero paró el intento de Brnovic y, después de la anotación de Dezotti se enfrentaría a Faruk Hadzibegic, el capitán bosnio de la selección yugoslava. Hadzibegic había fallado un penal ante Colombia. “Yo no quería lanzar, pero en aquel momento no se ofreció nadie… Fue entonces cuando Safet (Susic) dijo que tenía que tirarlo yo, que era el capitán y el encargado de lanzar en el equipo. No había muchos voluntarios, así que me tocó a mí…”, rememora el capitán. Goycochea atajó el penal a a Hadzibegic. Y en Argentina empezaba una leyenda, con ribetes de épica. Yugoslavia se fue eliminada del Mundial y venia el clásico Argentina-. Italia, en Nápoles, donde Maradona cimentó gran parte de su fama y llevó al Napoli a lo más alto de Italia.
Después de Yugoslavia, ante Clarín dijo que no se solía estudiar videos de shooteadores, ni siquiera alguien como Bilardo. El trabajo de inteligencia, en todo caso, vino de un compañero: Cuando llegó el cuarto penal, cambié y pude parar el remate de Brnović. En el otro tuve ayuda. Antes de que ejecutara Hadžibegić, Calderón me dijo que fuera a mi izquierda porque siempre los tiraba a ese palo, ya que para meterla en el otro tenía dificultad. Bueno, le hice caso a Gabriel, porque había jugado con el yugoslavo dos años antes en el fútbol de Francia,3 y me fue bien. Primero le amagué que iba sobre mi derecha y cuando él llegó a la pelota me jugué hacia la izquierda. Me lo tiró ahí y lo pude tapar. Por lo tanto, el mérito es compartido con Calderón. Por su parte, si bien feliz, Diego estaba frustrado por su penal errado: “Sentí una rabia tremenda, primero por la oportunidad perdida y después porque este arquero ya me atajó uno jugando para el Napoli. Menos mal que después, Goycochea me salvó a mí, lo salvó a Troglio y nos salvó a todos”, parte de la épica se cumplía,
El mismo Maradona recordó la previa del partido en su autobiografía “Yo Soy el Diego”: “No era una semifinal más, nos tocaba Italia, ¡y en Nápoles! Cuando llegué ante la prensa, feliz, dije aquello que nunca me perdonarían, pero que era verdad: ‘Me disgusta que ahora todos les pidan a los napolitanos que sean italianos y que alienten a la Selección’”.
Los napolitanos se vieron en la ambigüedad de apoyar a ambos y colgaron banderas con leyendas que decían: “Diego en los corazones, Italia en los cantos”, o “Maradona, Nápoles te ama, pero Italia es nuestra patria”.
Italia comenzó mejor y mostró rápido sus ambiciones. A Argentina le costó acomodarse, pese a que a los 8 minutos Jorge Burruchaga hizo lucir a Zenga con un fuerte derechazo de afuera del área. Pero a los 17, Schillaci tomó un rebote que dio el portero Sergio Goycochea tras un remate de Vialli y puso en ventaja a los locales. A partir de ahí, la tensión fue en aumento y los sudamericanos mostraron mayor aplomo. Sustentados en la experiencia de Ricardo Giusti, Julio Olarticoechea, Burruchaga, Oscar Ruggeri y el propio Maradona, los argentinos nivelaron las acciones y terminaron la primera parte jugando mejor que el rival. Argentina presionó y desplegó su versión más destacada en el Mundial durante el complemento. Tanto que, a los 67 minutos, Maradona abrió la cancha con un pase para Olarticoechea, quien ejecutó un centro para que Caniggia, con un suave cabezazo, venciera a Zenga. La anotación no sólo desató la algarabía de los albicelestes, sino que cortó la racha de 517 minutos de los italianos sin recibir goles en el torneo.
Los nervios se apoderaron de ambos conjuntos. Con pocas llegadas de riesgo y mucha fricción, el encuentro se encaminó a la prórroga. En la primera parte, Italia estuvo muy cerca con un tiro libre de Baggio que Goycochea desvió por encima del travesaño.
Argentina se quedó con un jugador menos por expulsión de Giusti y como dato curioso, esa etapa se extendió hasta los 23 minutos. El árbitro del cotejo, el francés Michel Vautrot, ¡confesó luego que se había olvidado de controlar el tiempo! .
Con la Albiceleste a la defensiva e Italia impotente, el compromiso terminó igualado y debió definirse desde los 11 metros. Baresi, José Serrizuela, Baggio, Burruchaga, Luigi De Agostini y Olarticoechea pusieron las cosas 3-3. Goycochea atajó el disparo de Roberto Donadoni y fue Maradona quien, con un preciso toque, colocó a Argentina 4-3.
Finalmente y con otro toque de épica, Goycoechea se recibió de héroe al contener el remate de Aldo Serena y dio el pase a su selección a la segunda final consecutiva.
Yo estaba muy tranquilo. Cuando Serena se paró frente a la pelota, analicé que un jugador de su tamaño, y que no era muy técnico, iba a cruzar el remate, y lo fui a buscar hacia ese lado”, contó Goycochea en el libro Aunque ganes o pierdas, de Patricio Insúa. El cuerpo del arquero se tragó la pelota cual agujero negro.10 4 a 3. Enseguida, Goyco se levantó y fue corriendo —sacudiendo brevemente en alto el puño derecho— a reunirse con el plantel. Argentina era finalista por segunda vez consecutiva, arruinándole, además, la fiesta al anfitrión”, cuenta Alonso
El Gráfico, la revista de deportes más leída en aquellos días, publicó una foto de Maradona en cueros y Goycochea a “upa”, el título que rememoraba una campaña militar: “Misión cumplida”. Claro: Argentina nuevamente iba a jugar los siete partidos. Diego también se abrazó a Bilardo, inusualmente suelto a la hora de festejar, como también lo estuvo al ganar la semifinal - Donadoni fue el primer italiano en disparar a la izquierda, a media altura. Goycochea leyó bien su intención y se mandó una gran atajada. La virtud del 12 o la maldición del 17, el número que portaba el mediocampista. Los sueños de campeón de Italia estaban próximos a terminar. 3 a 3. 84 a 3. 9) Aldo Serena, visiblemente preocupado,9 intentó cruzarla a la izquierda. “
Maradona había tenido su vendetta. Suave a la derecha de Zenga, que la volvió a ver desde el otro lado, esperando el cruce. “Corrí, le pegué y, cuando vi que había entrado, exploté. No lo festejé para burlarme de la hinchada”, le contaría luego a Gente. “Por favor, respeto mucho a los napolitanos. Era una pequeña revancha conmigo mismo.” En su autobiografía agregó que escuchó gritos “con cierto acento… napolitano, pero mejor dejarlo ahí”.
El presidente Menem, que supo cómo utilizar el deporte, opinó “Argentina sale de esta”, n no pudo evitar la analogía, como si jugar infiltrado fuese similar a no llegar a fin de mes: “Este esfuerzo titánico de la Selección es el ejemplo de lo que estamos haciendo los 33 millones de argentinos”. También confirmó que no iba a viajar para ver la final. “No, no. Todo igual, lo seguimos de acá para no romper la cábala.” Las acusaciones de mufa hubieran sido de una magnitud cósmica.
Y llegó el 8 de Julio, un mes después del comienzo del Mundial , la final era nuevamente Argentina- Alemania, aunque opuestos , Argentina llegaba a los tumbos, jugando mal y con mucha suerte en las definiciones por penales y Alemania venía con mayor sobriedad, con Mattahus como armador , luego de haber marcado a Maradona en 1986 y con jugadores sobrios que supieron ser superiores en un partido cerrado, sin olvidar la mano que el mexicano Edgardo Codesal, les dio a los teutones cobrando un penal dudoso de Roberto Sensini sobre Rudi Völler en los minutos finales del encuentro y que Andreas Brehme. cambió por un gol pateado bien esquinado, impidiendo la llegada de Goycoechea y la concreción de la épica que , en algún momento se creía posible.}
Años más tarde surgió una versión Maradoniana , que hablaba de una entrega del partido por parte de Grondona, en una entrevista con Diego Borinsky, que reproduce Alonso , Maradona confiesa “Grondona me agarra en la ducha, un día antes de la final, cuando hicimos el reconocimiento de campo en Roma, y me dice: ‘Está difícil mañana, eh’. Yo le pregunté:‘¿Qué quiere decir, Julio?’.Y él:‘ No, nada más, Diego’.” Años antes en “Yo soy el Diego” había sido aún más discreto: “[…] Apareció Grondona y me comentó que tenía un mal presentimiento, que ya estábamos afuera. Yo me recalenté con Julio, no podía creer que me estuviera diciendo eso. Y después del partido la hizo peor, porque vino y me dijo: ‘Bueno, está bien, hicimos lo que pudimos’”. Varias veces más Maradona lo contó, en todas coincide que Grondona le aseguraba que ya estaba digitado que Alemania sería el campeón y siempre con Grondona como partícipe necesario para que Argentina quede afuera .
Ezequiel Fernández Moores, considera todos los escenarios: Si la mitad de la gente te dice que fue penal y la otra mitad te dice que no, entonces ¿por qué no puede el árbitro pensar que sí, que fue penal? Sí, puede pensarlo, claramente. Mi sensación estando ahí en la cancha es que ahí hubo penal, que [Sensini] llega tarde. Y que también podría haberlo no cobrado, ¿eh? Entonces, cuando es tan fina la interpretación…después nos enteramos de los antecedentes de Codesal y de cómo fue ascendiendo en cierta escala arbitral, y de cómo le gustó pactar con el poder para lograr esos ascensos, entonces uno piensa: “Ah,¿y mirá si tal cosa?”. ¿Y por qué no?¿
Por qué no había que frenar a ese equipo tan malo de Argentina, que con ese fútbol tan pobre, tan mezquino, llegaba a una final y hasta podía llegar a quedarse con esa copa? Tal vez no era una buena promoción para el fútbol ese equipo de “feos, brutos, sucios y malos.
Lo cierto es que más allá de las sospechas de confabulación y del penal. “fino” de Codesal, Argentina, nunca logró plasmarse como equipo, a pesar de Maradona y Caniggia, el recambio buscado por Bilardo no se concretó y fue Goycoechea la figura gracias a su sapiencia en los penales, por lo que la épica de una u otra manera fue imposible.
Fuentes:
Alonso, Pablo ( 2020), Italia '90 , una épica de lo imposible, Ediciones B,, Buenos Aires
De Llano, Alex. El penalti que resquebrajó un país.
https://revistalibero.com/blogs/contenidos/el-penalti-que-resquebrajo-un-pais
Copa Mundial de la FIFA Italia 1990™}
https://es.fifa.com/worldcup/archive/italy1990/
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