Aunque lo tenía todo previsto, ese viernes 2 de abril, cuando tuvo que
hacer público su plan,
Martínez de Hoz se retrasó: la cadena nacional debía ir de 21.00 a 22.00 de la noche,
pero el ministro empezó a las 22.07, diciendo que no quería extenderse con
cuestiones técnicas. El discurso terminó 00.40, dos horas y media después. l
Rompiendo con una tradición, el discurso de
Martínez de Hoz no se circunscribió a algunos aspectos importantes de su
programa sino que abarcó a toda la economía. A lo largo de dos horas, su mensaje
abarcó desde cuestiones globales como la racionalización del sector público
hasta detalles como el precio del sorgo granífero en el noroeste.
Como lo dijera el propio ministro, "el presente programa es un conjunto coherente e inseparable. En el pasado, muchos de los intentos de saneamiento y recuperación económico-financiero del país han fracasado por haberse encarado únicamente aspectos parciales del problema".
Como lo dijera el propio ministro, "el presente programa es un conjunto coherente e inseparable. En el pasado, muchos de los intentos de saneamiento y recuperación económico-financiero del país han fracasado por haberse encarado únicamente aspectos parciales del problema".
Vamos avalentar a actividad económica sobre bases
que tiendan a estimular y premiar la actividad productiva, quitando todo
aliciente y posibilidad a la acción parasitaria especulativa".
“Es también indispensable que consideremos una equitativa participación de
los diversos sectores de la Nación en la riqueza del país (...) preservando el
nivel de los salarios".
"No es factible pensar que puedan tener
vigencia las condiciones ideales de libre contratación entre la parte obrera y
la empresarial para la fijación del nivel de los salarios", puntualizó
Martínez de Hoz, para quien "debe, pues, suspenderse toda actividad de
negociación salarial entre los sindicatos y los empresarios, así como todo
proceso de reajuste automático de salarios de acuerdo con índices
preestablecidos".
En otras palabras, "será el Estado el que establecerá periódicamente el aumento que deberán tener los salarios". El empresariado respiraba tranquilo: lo de la "distribución equitativa" había sido una formalidad y la tasa de ganancia creciente estaba asegurada
En otras palabras, "será el Estado el que establecerá periódicamente el aumento que deberán tener los salarios". El empresariado respiraba tranquilo: lo de la "distribución equitativa" había sido una formalidad y la tasa de ganancia creciente estaba asegurada
“En los últimos 12 meses el
crecimiento de los precios minoristas alcanzó al 566 por ciento y si en los
próximos nueve meses la tasa marcha al ritmo del primer trimestre (de 1976) la
espiral llegará al 788 por ciento”.
El ministro sostuvo que eso produciría, entre otros males, “la
proletarización de la clase media”. Y el déficit público crecía: “Mientras en
1970 los ingresos tributarios alcanzaban para cubrir el 80 por ciento de los
gastos totales, en el primer trimestre de 1976 sólo absorbieron el 20 por
ciento. Así, los gastos del Estado han crecido en tal magnitud que no pueden
ser cubiertos con recursos genuinos y se recurre a la simple emisión
monetaria”.
Teniendo en cuenta la etapa inflacionaria y el contexto de un programa
de contención de la inflación, se suspenderá toda actividad de negociación
salarial entre sindicalistas y empresarios, así como todo proceso de reajuste
automático periódico de los salarios”. Aclaró que más adelante los aumentos
provendrían de “la mayor productividad global de la economía”, pero que
mientras tanto los aumentos “los fijará periódicamente el Estado”.
Martínez de Hoz anunció las derogaciones de la nacionalización de los
depósitos bancarios, la ley de inversiones extranjeras y el monopolio estatal
de las juntas nacionales de Carnes y Granos, reemplazadas por el juego del
mercado.
El dólar, sin embargo, seguiría bajo control estatal. Habría tres
cotizaciones: una oficial a precio fijo, otra fluctuante accesible al público
en casas de cambio y una tercera para operaciones de comercio exterior: el
ministro anunció “una paridad mixta” consistente en una mezcla de distintas
proporciones de dólares baratos y caros para cada producto.
La apertura de la
economía, - comenta -tanto hacia el exterior como hacia el interior, promueve
la competencia en el mercado externo e interno, eliminando la sobreprotección y
los controles que obstaculizan el flujo del comercio, de los capitales y de la
tecnología, bases para un crecimiento dinámico y progresista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario