sábado, 30 de diciembre de 2017

El amor de Alberto Migré, exportó identidad, sentó las bases de una industria de los sentimientos que se volvió global

Lo llamaron "el señor éxito", "el padre de la lágrima" y "el autor del amor". Escribió más de 700 títulos sin más colaboradores que su máquina Remington. Sus telenovelas fueron una verdadera factoría de galanes, parejas románticas y canciones inolvidables. Durante cuatro décadas tuvo en sus manos las emociones domésticas de las tardes y las noches. Con Rolando Rivas taxista, la ficción más recordada de la televisión argentina, conquistó al público masculino y marcó un nuevo estándar en el modo de producir y mirar tv. Se atrevió a plantear un final infeliz en Piel Naranja en vísperas de la dictadura de 1976 e impuso una palabra guaraní -"rojaiju"- en el lenguaje amoroso de los años 70'. Ultimo representante de la telenovela de autor, Alberto Migré sentó las bases de una industria de los sentimientos que se volvió global.

En Migré, maestro de las telenovelas que revolucionó la educación sentimental de un país (Sudamericana), Liliana Viola, construye una biografía a la medida de su personaje donde cada secreto revelado abre las puertas de un secreto mayor. Actores y actrices, directores, admiradores y amigos íntimos aportan testimonios desopilantes y conmovedores para el retrato del hombre que patentó un modo de amar alternativo a la vida real y supo denunciar como ninguno la influencia nefasta del machismo en las relaciones humanas y el factor melodrama en los rencores que signan la política argentina.
A comienzos de los 70 llegó a “Rey Midas de la Televisión” porque lo que tocaba se volvía pico de rating. De un actor de reparto hizo un galán. De dos, la pareja del año. De Chopin, un hit para tararear pensando en alguien. Cuando sus personajes leyeron en voz alta poemas de Pablo Neruda, fragmentos de El Principito o los versos de una completa desconocida llamada Julia Prilutzky Farny, las librerías agotaron ejemplares en menos de una semana y las editoriales salvaron la liquidación de un año entero. Instaló un latiguillo para fanfarronear en familia —“mamita sabe”— e impuso una palabra guaraní en el vocabulario argentino del flirteo: en 1975, el año de Piel naranja, los amantes se declaraban o jugaban a declararse, diciéndose Rojaijú.

El fenómeno no se agotó aquel año. Medio siglo después, la pregunta por Alberto Migré sigue provocando una respuesta idéntica incluso entre quienes no lo miraban: “Rolando Rivas. ¡Taxista! paraba el país”. Síntesis de lo que fue un flechazo histórico pero también de un país que “se paraba” en sentidos opuestos según quién lo estuviera juzgando. ¿Se levantaba o se paralizaba la Argentina? A pocos meses del regreso de Perón desde el exilio y cuatro años antes del 24 marzo de 1976, Rolando Rivas fue la representación de una tregua social que duró lo que dura un capítulo, celebración y fracaso de una boda entre contrarios —hombres y mujeres incluidos— que por una vez en la vida miraron juntos la novela.

Hoy, como parte del curso para obtener la licencia en el sindicato de taxistas de Buenos Aires, transmiten escenas de la telenovela, “para que sepamos qué nos puede deparar la calle”, arriesgan los principiantes. “Para ver si levantamos la mística del oficio”, reconocen los veteranos.

La protagonista de la tira, Soledad Silveyra, interviene en la polémica sobre la irrupción de la empresa Uber en el mercado tachero con un tweet que se vuelve trending topic: “Perdoname, Rolo, pero me voy con Uber”. Todo el país entiende el chiste y los choferes reaccionan indignados con quien consideran “su novia” desde hace casi cincuenta años. Entonces con un segundo tweet, la actriz actualiza el espíritu caprichoso de su personaje Mónica Helguera Paz y genera un segundo trending topic: “¡No, perdón! ¡Jamás mi Rolo! ¡Siempre con ustedes!”.

Cuanta más gloria alcanzó, más títulos le fueron concedidos: lo nombraron “Fábrica de Engendros”, “El Empalagoso”, “El Amanerado” y “El Insufrible Migré”. Las revistas Satiricón y Humor lo eligieron como un blanco indiscutido, representante de una población devaluada por femenina o afeminada. Ni kitsch, ni camp, ni pop. Para las inteligencias críticas de los 70 Migré siempre fue, sencillamente, cursi. Para el público que lo devoraba, para los actores y actrices que su pluma lanzó a la fama, también. Biógrafos de Victoria Ocampo señalan su excentricidad destacando que no se perdía por nada un capítulo de Rolando Rivas y que, además, lo confesaba en público. Biógrafos de Cristina Kirchner señalan ese mismo fervor como una prueba suficiente de una personalidad básica y falta de inteligencia crítica. El gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba reconoce haberle hecho ensayar a su candidato presidencial el beso que su esposa le estampa en momentos clave, y admite que está calcado de los besos de novela.

Cursi es una categoría barrial más que académica, más cercana al insulto que a la descripción, pero a su vez inequívoca en su carácter local: solo se puede ser cursi en castellano y no cualquiera, mucho menos si se lo propone. El español Ramón Gómez de la Serna escribe un ensayo fundamental, Lo cursi, no casualmente durante su exilio en la Argentina y por los mismos años 40 en que el adolescente Alberto Migré se nutre de cursilería escuchando radioteatros junto a su madre en el comedor de la casona de Flores.

Si los argentinos de entonces iban al cine a aprender a ser argentinos, en los 70 se sentarán frente al televisor como ante un espejo que los deforme. Pero habrá que reconocer que cuando Alberto Migré “paraba el país” con sus historias románticas, lo cursi ocupaba un porcentaje mucho más alto en la vida cotidiana que lo que ese mismo público estaba dispuesto a admitir. Entre dos taxis, los pasajeros elegían el que tuviera más fileteados, banderitas y chirimbolos. El amor al vehículo expresado en adornos transmitía una confianza equiparable a la que en el siglo XXI genera la señal de radio iluminada en el techo del vehículo.

¿Y los colectivos? Tenían montado un camarín alrededor del asiento del chofer. Nadie se reía de esa puesta en escena entre el boliche y el burdel que venía con volante nacarado, palanca de cambios decorada como una vedette y un gran espejo tallado con corazones y nombres propios. Las paredes en las casas de clase media se empapelaban con paisajes barilochenses o cataratas. Las adolescentes aprendían a sufrir leyendo los Cuentos para Verónica de Poldy Bird y a descubrir si eran felices o celosas, inseguras o infieles, completando los test de las revistas Vosotras, Nocturno o Para Ti. En los restaurantes, el plato estrella era una versión libre de un clásico americano —Maryland Chicken— al que doña Petrona C. de Gandulfo le había agregado, para darle más lustre, arvejas, crema de choclo, banana frita y morrón. ¿Algo cursi de postre? El Don Pedro, un menjunje que se pretendía sofisticado porque venía en vaso de whisky y mezclaba helado de crema con alcohol nacional. Para beber: vino de mesa Crespi, que con el aviso de los escarpines donde la esposa le anunciaba al marido la llegada de un misterioso invitado, abrió en 1974 todo un rumbo publicitario en modo sentimental. Mientras la mujer tomaba su copita de vino —porque entonces las embarazadas podían beber y fumar con moderación— y el marido tomaba conciencia de que iban a tener su primer bebé, se escuchaba el tema “Pasan cosas lindas” interpretado por Alain Debray, responsable a su vez de las cortinas más recordadas de las más recordadas telenovelas de Migré.

Lo cursi, aun entendido como amenaza al buen gusto y a la razón, transmitía una promesa de ingenuidad, de que esa embriaguez declamatoria entregada a los brazos del poema malo o de las lágrimas en el teléfono, le concediera al mundo cada vez más ajeno, una dimensión humana e íntima. El éxito de Rolando Rivas probablemente resida en esa ilusión de bondad, torpe y heroica, frente a una avanzada moralista que ya desde los tiempos de Onganía venía designando a la fuerza lo correcto, lo normal, el buen gusto y las buenas costumbres.

“¿Acaso el amor no es cursi y cuando no resulta sospechoso?” Migré se defendía en las entrevistas tirando la piedra del amor romántico a sus espectadoras: “¿Sabés qué pasa? Ese amor que la gente busca en las novelas, es imposible de por sí. El secreto del melodrama está en las proporciones. Lo cursi empalaga, pero a medida exacta hace suspirar”.

¿Cómo consiguió la medida exacta? ¿Es acaso esa medida lo que lo vuelve un autor popular?

Toda una zona de la cultura pop argentina lleva su marca y si se mira bien, Alberto Migré está prácticamente en todas las fotos. En el primer Festival Buenos Aires de la Canción (1967) es el molesto integrante del jurado que pelea a muerte por “Quiero llenarme de ti”, tema interpretado por un hasta esa noche desconocido Sandro a punto de ser descartado por “demasiado grasa”. La película La Mary le debe su sopor de barrio a las conversaciones entre Daniel Tinayre y su asesor en las sombras que reaparece en los primeros planos de Leonardo Favio y en su particular casting de actores —Juan José Camero, Rodolfo Bebán y el pequeño Marcelo Marcote—, robados deliberadamente a la telenovela. Manuel Puig lo reivindica cada vez que puede —“tengo el temor de que las formas cultas del arte hayan ejercido una grave represión, y que haya oportunidades fascinantes dentro de las expresiones condenadas y descartadas”— y el director Alberto Ure no solo se nutre de sus actores en una operación similar a la de Favio, dirige él mismo alguna telenovela, sino que es uno de los primeros en alertar sobre una crítica haragana que lo desprecia sin mirar.

El amor de Migré, además, genera divisas y exporta identidad. Mientras la Argentina apostaba a la virilidad del acero con sus automóviles y sus electrodomésticos, una generación pionera de libretistas sentaba las bases de toda la industria del lado débil, tan latina y millonaria como tabú. Según un estudio de la BBC, dos mil millones de personas (un tercio de la población mundial) consumen telenovelas made in Latinoamérica todos los días. Muchos de los países que hoy lideran ese mercado se iniciaron tomando como modelo el savoir-faire argentino. Su título El 0597 está ocupado se considera la primera telenovela colombiana, mientras que la misma historia titulada 2-5499 ocupado, en 1963, inaugura en Brasil el formato de la telenovela diaria y en horario vespertino. Ambas están basadas en un radioteatro de Migré, 0597 da ocupado, la historia de la joven encerrada en un reformatorio que gracias a un desperfecto telefónico conoce a su galán y lo conquista con su voz. Justamente la misma trama que le dará su último gran éxito, Una voz en el teléfono (1991), inmortalizada en la cortina musical de Paz Martínez, que sigue funcionando como señuelo y sinopsis: “Hoy no me llamó,/ qué pasará, por qué esta vez no me llamó./ Estoy pendiente del teléfono y no…/ Esto me empieza a preocupar./ ¿Qué le sucedió?/ Tal vez no pudo escapar de la prisión./ Hay un misterio que le apresa el corazón/ y no la deja respirar.../ Hay una lágrima sobre el teléfono”.

Lo cursi alcanza su apogeo televisivo en la década de 1970 y comienza a declinar en torno de una fecha clave, el 7 de diciembre de 1989, con el debut de Los Simpson, la serie de dibujitos para toda la familia que deja instalada la ironía como método de lectura de la realidad, un nuevo estilo de televisión que perfila a un espectador de sonrisa ladeada y que sin necesidad de haber ido a ninguna parte, siempre está de vuelta. En los años 90 se suma el avance de las productoras independientes, el abandono por parte de los canales de la producción de contenidos, el fin de la telenovela de autor y, paradójicamente, una tendencia en la academia y la crítica hacia la legitimación del género. Fin del reinado Migré, lluvia de reconocimientos tardíos y culposos. Le otorgan dos premios Martín Fierro a la trayectoria repetidos en menos de cinco años, en 2001 lo nombran ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y en 2004 lo eligen presidente de Argentores. Tercera calamidad: tendencia en baja del amor romántico en la bolsa de expectativas de la vida real. Las telenovelas nacionales giran hacia la parodia —en las sagas de Enrique Torres resurge una Andrea del Boca capaz de reírse de sí misma y con Resistiré (2003) de Gustavo Belatti y Mario Segade, queda demostrado hasta qué punto explotaron los límites en el nuevo pacto con los nuevos espectadores—.

¿Qué queda hoy de la factoría Migré? Una obra monumental que solo puede visitarse con los ojos cerrados. ¡Las telenovelas no se miran dos veces como las series descargables de la web! Fueron concebidas para devorarlas en su horario de emisión, participar de la ceremonia que incluía la posibilidad de perdérselas y la ansiedad por comentarlas al día siguiente. No había videocaseteras. No se podía rebobinar. No había post producción. Las copias de la mayoría de sus tiras se perdieron en alguna catástrofe o, sencillamente, porque los canales grababan programas nuevos encima de las cintas usadas.

Pero de pronto, ante un estímulo inesperado, alguna imagen de aquellas surge brusca y se desvanece en cuanto se intenta recordarla tal cual fue. Este documento público borroso protege a su autor de todo riesgo de canonización y forma una comunidad provisoria cuyos miembros se reconocen en el suspiro: “¡Ay! Cómo me gustó, cuánto sufrí”.

La biografía de Migré corre paralela a cada una de estas versiones individuales. Corre contrarreloj, hasta que no quede nadie, como Soledad Silveyra en la presentación de Pobre diabla, con vestido de fiesta y tacos altos sobre las vías del tren. Como Rolando por las calles de Boedo, primerísimo plano a sus pantalones color manteca, cuando Mónica Helguera Paz le deja sobre la cama una carta de despedida mientras las voces en off le taladran la psiquis con aquello de que “ella pudo dejar de quererte, ella pudo dejar de quererte, ella pudo dejar de quererte”.

Coherente con el género en que nació, como si no hubiera amado, ni traicionado, ni muerto, Migré es un secreto casi perfecto. Dicen que vivió toda su vida como una gran telenovela y que habría dejado un elenco de testigos dispuestos a cumplir con su palabra de llevarse a la tumba lo que saben. Hasta es posible conjeturar, teniendo en cuenta su condición de lector devoto de El retrato de Dorian Gray, que canjeó mojones de existencia con el diablo de su máquina Remington por las cinco tramas —no muchas más— que repite con importantísimas variantes en los setecientos libretos que registró.

“Hay gente que cuenta la vida de los demás. ¿Por qué extremo la toman? Seguramente oyeron de la vida de los demás lo que pudieron oír”. Migré citaba a Marcel Proust en ciertos casos, y en cuanto podía le escapaba a los periodistas “porque hasta el mejor intencionado termina distorsionándolo todo”.

Probablemente así sea: aunque cada hito o respiración estuvieran prolijamente documentados, la biografía será siempre la suma de todo lo que no se pudo oír. Y la vida de Alberto Migré nunca será esto. Porque esto es la búsqueda de un imposible, la caja negra de los años cursis y la memoria de una Argentina íntima que aprendió a besar por TV.

En una de las últimas entrevistas le preguntaron: “Si tuviera que escribir la novela de su vida, ¿por dónde empezaría?” Su respuesta, turba y guía la escritura de este libro: “La empezaría por el principio. Por las cosas que ya no tengo.

Fuente: Viola, L:" Migré, el maestro de las telenovelas que revolucionó la educación sentimental de un país", Sudamericana, 2017, Buenos Aires.
 https://www.megustaleer.com.ar/libro/migre/AR27296/fragmento/



En el principio no había un nombre excepto para los sobrevivientes, para ellos se había tratado de la destrucción, un paradígma íntimo buscando descifrar ese secreto llamado "Auschwitz"

En el principio no había un nombre excepto para los sobrevivientes, para ellos se había tratado de la" hurbn" (la destrucción); a partir de 1948, se generalizaron la palabra y el concepto “ genocidio”; en las décadas de 1970 y 1980, “holocausto” (“sacrificio por el fuego”) y, debatiendo con esta palabra, shoá (catástrofe). Así, Annette Wieviorka recorre las maneras de nombrar lo indecible, desplegando los acentos de los estudios sobre la Shoá en el capítulo inicial que llama “Comprender, testimoniar, escribir”. Y es un buen comienzo para introducir este libro que propone revisar las nuevas contribuciones sobre el tema", sintetiza Patricia Funes en el prólogo a "Nuevas perspectivas sobre la Shoá ",  compilado por Jablonka y Wieviorka y publicado por  la Universidad Nacional de Quilmes.

Una producción que se pregunta por el cómo y el por qué, por la vida cotidiana en los guetos, por las oscuras burocracias locales y las no menos oscuras complicidades y responsabilidades de aquellos que asintieron o participaron (por acción u omisión) en el exterminio. Trabajos que analizan las tensiones, complementariedades y diálogos entre memoria e historia. También, abordan los arraigos documentales y los caminos metodológicos de las investigaciones: los testimonios, los archivos de los perpetradores y de las víctimas, la reconstrucción cuantitativa y la biografía, la monumentalidad de los 17 millones de documentos del Archivo de Bad Arolsen y el paradigma indiciario, íntimo, de unos abuelos que no se conocieron, en la búsqueda por descifrar “ese secreto llamado Auschwitz”.

En el primer ensayo Wieviorka señala los momentos y las formas que describió la toma de conciencia colectiva sobre la Shoá desde el proceso a Eichmann hasta el denominado “boom de la memoria” hacia las décadas de 1980 y 1990 y sus giros en este siglo, acompañando ese tránsito no lineal con los temas y los énfasis de su estudio, dominantemente en la historiografía francesa, de franceses (nacidos o nacionalizados como tales), o sobre la Francia de Vichy.

La escritura de la historia está en sí misma transida de temporalidades. Wieviorka lo señala y explica. Por ejemplo: el desfasado y por mucho tiempo paralelo estudio de la solución final y el de las víctimas, que surgió contemporáneamente a los hechos y que tardó varias décadas en instalarse en la academia. En la estela de las obras pioneras de Léon Poliakov y Raul Hilberg sobre la solución final, se desarrollaron en Francia las indagaciones acerca de la responsabilidad y los mecanismos del Estado francés en la implementación de las políticas antisemitas que llevaron a la Shoá. Estudios deudores del Centro de Documentación Judía Contemporánea, con nuevas preguntas ancladas en la anteriores y otras surgidas al compás de las algo reticentes políticas de apertura de los archivos oficiales hasta finales de la década de 1990. 

Los primeros historiadores de las víctimas lo fueron en primera persona en los guetos y campos de concentración. Aquellos que dejaron voluntaria y laboriosamente –en el límite de su existencia amenazada–, huellas, vestigios, rastros para testimoniar el horror. Wieviorka concentra esas experiencias en la obra del activista, intelectual e historiador de la cultura popular yiddish en los años veinte, Emanuel Ringelblum. Revisa su tenaz y excepcional creación de una célula clandestina (Oneg Shabbat), destinada a la recolección de entrevistas, escritos, fotografías, resabios materiales cotidianos de la vida en el gueto de Varsovia para escribir su historia hasta que la deportación a Treblinka impuso la perentoriedad de salvar y esconder, aún a riesgo de sus vidas, ese material, fragmentariamente encontrado al fin de la guerra. Desde los relatos de testigos del juicio a Eichmann se desarrolló a finales de la década de 1970 la era de los grandes testimonios. Wiewiorka (incluyendo la importancia de esas voces en sus investigaciones) recorre el valor histórico y ético de la recuperación de testimonios, las publicaciones y su difusión en distintos países de Europa. La autora reflexiona acerca del canon y las jerarquías de esas dos historias paralelas: la primera, aparecía “digna de los estudios superiores”, ya que tenía por objeto el estudio de la “máquina de muerte” (agregaríamos también el estatalismo que anegaba la disciplina histórica tradicional); la segunda, la de las víctimas, con su inequí- voca marca comunitaria, sensible, y con el mandato indeleble de no olvidar, que apenas si era considerada “Historia”. Wieviorka encuentra en la obra de tres décadas de Saul Friedlander la convergencia virtuosa entre ambas maneras de reconstruir y pensar el pasado de la Shoá, que marcaron una profunda renovación de temas, de conceptos, incluso de maneras de escribir la Historia. 

En su obra La Alemania nazi y los judíos 1998-2008 acuña el concepto de “antisemitismo redentor”, ese antisemitismo que, desde un código cultural preexistente, se deslizó hacia una política de exterminio. Y para explicarlo apela al análisis del engranaje sistemático de las muertes masivas y a la vida en los guetos y campos de exterminio, a las vivencias y experiencias de las víctimas, recomponiendo así las piezas de un rompecabezas que aspira a una historia integral, despojada de colocaciones jerárquicas, explicativa y comprensiva, de una excepcional escritura, obra maestra que según la autora marcó profundamente la historiografía posterior. Una historiografía deudora de la segunda y de la tercera generación, heredera a la vez que más emancipada del peso y los pesares de las precedentes, que sin embargo puso el acento en la orfandad y las ausencias. Una generación cultural y biológica que además contaba con la apertura y desclasificación de archivos, con las posibilidades tecnológicas de su acceso a distancia y del posible contacto con aquellas “voces que nos vienen del pasado”. Investigaciones que recuperan una individuación en nombre propio sobre el friso de las investigaciones generales. “De esta manera, y tal como lo había reivindicado Friedlander, el historiador ya no teme sumergirse en la historia familiar y asumir, desde ese marco de intelección, la impronta de su subjetividad.” La historia había golpeado a las familias, “creando un masa de huérfanos sin consuelo que ahora empezaban a buscar a sus padres y abuelos” de quienes no tenían ningún recuerdo y de quienes habían quedado pocos o ningún retazo.

Fuente :Nuevas perspectivas sobre la Shoá, Jablonka I. Wieviorka, A. 1a ed. - Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, 2017.http://www.unq.edu.ar/advf/documentos/59ea4a9e5062b.pdf

martes, 5 de diciembre de 2017

¡Cómo puede el argentino creer todavía que el mundial 78 lo ganamos por los militares!, a medida que pasa el tiempo me molesta que se siga pensando que fue así ( Mario Kempes)


Mario Alberto Kempes, alias el “Matador”, decidió contar su versión de una historia que se jugó dentro y fuera de la cancha y que, después de cuarenta años, todavía genera polémicas, lo hizo con el periodista Luciano Wernicke y editado por Planeta.

Máxima estrella y goleador de la selección argentina campeón del mundo de fútbol en 1978, decidió contar su versión de una historia que se jugó dentro y fuera de la cancha y que, después de cuarenta años, todavía genera polémicas.

¿Fue Argentina un justo campeón?
¿Cómo le ganó a Perú por 6 a 0?
¿Los futbolistas fueron usados por la sangrienta dictadura militar para distraer al pueblo en medio de una represión despiadada?

Kempes, un héroe olvidado o poco valorado en la medida de su enorme legado deportivo, desnuda también en esta autobiografía las sensaciones de un hombre que defendió la camiseta nacional en otro Mundial marcado a fuego por un conflicto nefasto: la guerra de Malvinas.
Además, el “Matador” –hoy comentarista estrella de la cadena deportiva ESPN de Estados Unidos-- repasa su extensa carrera futbolística, a lo largo de la cual vistió las camisetas de Instituto de Córdoba, Rosario Central, Valencia, River Plate y hasta un club de fútbol-sala, y su trayectoria nómade como técnico en Bolivia, Venezuela, España, Italia y destinos tan exóticos como Albania e Indonesia.

No tiene perdón

“No sé en qué momento los militares puedan haber gastado dinero para comprar un partido. Nuestro triunfo no fue un triunfo de la política, fue un triunfo deportivo. ¡Cómo puede el argentino creer todavía que ese mundial lo ganamos por los militares! Nosotros estábamos en la concentración de José C Paz custodiados por los militares como estaban custodiadas todas las selecciones. Hoy vas a un mundial y cualquier selección tiene su custodia por temas de seguridad que le pone el país organizador. Gente te cuidaba mejor que tu mamá o tu papá. A medida que pasa el tiempo me molesta que el argentino siga pensando que eso fue así, no es que me duele. Ahora, eso sí, la estrellita que está en la camiseta de la selección argentina, esa no me la quita nadie. Es un mito, una mentira que tiraron principalmente los que perdieron. Se ve que a muchos argentinos les dolió, pero que culpa tenemos nosotros. Éramos muchachos que dejamos todo adentro de la cancha y que teníamos la ilusión de jugar un mundial en casa, y si le podíamos sacar una sonrisa a los que la pasaban mal, mejor todavía. Pero de ahí a que pongan en duda lo que hicimos adentro de la cancha, eso no tiene perdón.”


“Del campeón del 78, el muchacho de Bell Ville - Córdoba - al Mario de hoy no hay mucha diferencia, el pelo no se me ha acortado…simplemente se me ha caído (risas). No me voy a andar pintando el pelo, a la naturaleza hay que dejarla que siga su camino. Todos los Días camino una hora y media. Después de unos by pass y operación de la cadera no juego más. Hoy me gano la vida como comentarista. Trabajo con un equipo donde contamos lo que vemos, cada uno expresa su opinión, pero al fanático nunca le vas a ganar, nunca va a entender que su equipo jugó mal. Vine a Estados Unidos cuando mi hija mayor tenía 5 años y la menor unos meses. Mi esposa Julia (venezolana) se trasladó conmigo y nos adaptamos juntos. La vida del futbolista es muy linda, viajás por todo el mundo pero solo conociendo los aeropuertos, los hoteles y los estadios. En el ’78 el jugador podía caminar por la calle tranquilo, hoy hay tantos medios de comunicación que difunden tu imagen que para los grandes, es muy difícil llevar una vida tranquila. Sigo con la idea de ser técnico, aunque estoy bien haciendo un trabajo que disfruto mucho.”

Qué piensa de Messi

Messi no va a ser más o menos mejor jugador, después de todo lo que ha hecho si es que llega a ganar un mundial. Esta dentro de la mesa de los ‘jugadores extraterrestres’ y va a ser un indiscutido número uno aunque siempre va a estar sometido a la comparación con Diego: la gente dice "claro, es que Diego ganó un mundial". Y así somos los argentinos, imagínate que si ponen en duda el triunfo deportivo del Mundial ’78. Cuando viajaba a Barcelona como comentarista nos hemos cruzado, saludado y felicitado pero no tenemos contacto frecuente con Lionel.

Fuente: Kempes, Mario," El matador". mi autobiografía, Editorial Planeta (2017).
https://www.planetadelibros.com.ar/autor/mario-alberto-kempes/000047172

Mario Alberto Kempes: "Nunca jugamos para el gobierno militar", diario Perfil, 30 de Octubre de 2017 http://www.perfil.com/perfil-usa/mario-alberto-kempes-presenta-su-libro-desde-miami.phtml

viernes, 1 de diciembre de 2017

El" Nunca Más", es el único lema hoy en Argentina que, con dos palabras, resume un sentido sobre su pasado y su futuro (Dr..Emilio Crenzel, 2010)

A solo cinco días de su asunción, el 15 de Diciembre de 1983. Raúl Alfonsín dispuso por "Orden presidencial" procesar a los nueve integrantes de las tres primeras Juntas de Gobierno del Proceso de Reorganización Nacional, la dictadura que , tal como lo expresa el texto "el 24 de marzo de 1976 y los mandos orgánicos de las fuerzas armadas que se encontraban en funciones a esa fecha concibieron e instrumentaron un plan de operaciones contra la actividad subversiva y terrorista, basado en métodos y procedimientos manifiestamente ilegales". No se incluyó a cuarta  Junta, que es la que convocó a elecciones y traspasó el gobierno dando tránsito a la salida institucional. 

La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), estuvo conformada por treces personalidades destacadas el escritor Sábato, el jurista Ricardo Colombres, el ex rector de la UBA, Hilario Fernández Long; el cardiólogo René Favaloro, el científico Gregorio Klimovsky, el rabino Marshall Meyer, el obispo católico Jaime de Nevares, el obispo metodista Carlos Gattinoni, la periodista Magdalena Ruíz Guiñazú, el filósofo Eduardo Rabossi y los diputados radicales Santiago López, Horacio Huarte y Hugo Piucill​ ( el peronismo no envío representantes) con posterioridad  ​la Comisión plasmó su investigación en el Informe Nunca Más​.
Era la respuesta a la ley de autoamnistía o pacificación nacional con las cuales los militares se liberaban de culpa y cargo de las aberraciones cometidas y cuya derogación fuera la primera ley aprobada por el Congreso Argentino tras la restitución de la democracia. "Decláranse extinguidas las acciones penales emergentes de los delitos cometidos con motivación o finalidad terrorista o subversiva, desde el 25 de mayo de 1973 hasta el 17 de junio de 1982. Los beneficios otorgados por esta ley se extienden, asimismo, a todos los hechos de naturaleza penal realizados en ocasión o con motivo del desarrollo de acciones dirigidas a prevenir, conjurar o poner fin a las referidas actividades terroristas o subversivas, cualquiera hubiere sido su naturaleza o el bien jurídico lesionado. Los efectos de esta ley alcanzan a los autores, partícipes, instigadores, cómplices o encubridores y comprende a los delitos comunes conexos y a los delitos militares conexos", tal como indicara en forma textual la dictadura a cuya cabeza se hallaba Reynaldo Bignone,

​El investigador Emilio Crenzel en su trabajo "​Políticas de la memoria en Argentina. La historia del informe nunca más", enfatizó la importancia de aquel proceso histórico, piedra basal de la democracia argentina , aún con los debates y enormes divergencias que sigue suscitando.
Crenzel sostuvo :" El Nunca Más articuló las premisas forjadas por el gobierno de Alfonsín para pensar y juzgar la violencia política con esa narrativa humanitaria. Inscribió a los desaparecidos como sujetos de derecho sin presentar sus militancias, presentó las desapariciones como responsabilidad exclusiva de la dictadura y a la democracia como garantía de que el horror no se repita, cerrando las responsabilidades de la sociedad política y civil antes y después del golpe. Al presentar un relato integrado del sistema de desaparición, precisar su alcance nacional y su carácter sistemático, el Nunca Más enfrentó la negación dictatorial del crimen en la escena pública con una potencia inédita. La condición oficial de la CONADEP y el prestigio de sus integrantes, hizo creíble su relato y que su universo de lectores fuese masivo. 

La verdad que instauró el Nunca Más, en su primer gran ciclo de expansión editorial, estuvo modelada por y se articuló con la justicia mediante su uso y legitimación en el juicio a las Juntas el cual expandió su legitimidad en el país y en el exterior.
Así, el Nunca Más se conformó en la matriz de un nuevo régimen de memoria sobre ese pasado. Es decir, en el modo dominante con el cual se lo pensó, recordó y representó. La articulación del Nunca Más con metas jurídicas dispares enfrentó a los organismos de derechos humanos y al gobierno de Alfonsín quienes se disputaron su calidad de intérpretes de su contenido y afectó su derrotero editorial al sancionarse las leyes de impunidad y el Indulto. Tras él, los organismos imaginaron al Nunca Más como medio de denuncia del crimen y, además, de la declinación de la voluntad de justicia del Estado y de la dirigencia política.

​Desde 1995​ ( ya con los indultos menemistas decretados bajo el eufemismo de pacificación nacional)​el Nunca Más ingresó en un nuevo ciclo de difusión masiva al tornarse la transmisión del pasado a las nuevas generaciones una meta de múltiples actores. En ese contexto, dejó de ser medio de metas punitivas, adquirió la condición de vehículo de la memoria y, por ello, su interpretación política e histórica fue discutida. En ese proceso, fue reproducido literalmente y, a la vez, resignificado de forma ejemplar a partir de diversas lecturas sobre las violencias dictatoriales. 

Estos relatos introdujeron nuevos sentidos, incluso en abierta oposición a los del informe, al presentar la violencia estatal previa al golpe de Estado; explicar a las desapariciones como fruto de metas materiales o de los valores políticos y religiosos que el informe postuló violados por este crimen y al dejar de visualizar a la democracia como el orden político que aseguraba el lema. Pese a ello, estas intervenciones reprodujeron ciertas claves del informe, evitaron el examen histórico del pasado, cerraron la relación de la sociedad política y civil con el horror y la militancia política de los desaparecidos. Si los cambios que introdujeron estas intervenciones muestran la erosión del régimen de memoria fundado por el Nunca Más, las persistencias revelan las dificultades de la sociedad argentina para afirmar el carácter universal de los derechos humanos e inscribir este pasado en un relato histórico que incorpore a la política como atributo de sus protagonistas y razón de los desgarramientos. 

Los usos del Nunca Más, ilustran el reconocimiento público de su carácter canónico, mientras sus resignificaciones evidencian que no fue ajeno a los tiempos políticos de la memoria colectiva. Estos procesos, complejos y contradictorios, explican porque, Nunca Más, es el único lema hoy en Argentina que, con dos palabras, resume un sentido sobre su pasado y su futuro. Dicho esto, sin embargo, es posible preguntarse ¿Qué procesos colectivos conjura pero también que fantasmas recorren a la sociedad argentina que invoca y hace uso, una y otra vez, del Nunca Más?


Papeles del CEIC # 61, septiembre 2010.Emilio Crenzel Políticas de la memoria en Argentina. La historia del informe nunca más.

domingo, 26 de noviembre de 2017

La democracia argentina transita por un complejo y ambiguo proceso que revela signos favorables de consolidación y rasgos preocupantes de imperfección institucional ,oscila entre resabios, persistencias y transformaciones

El 10 de Diciembre Argentina volverá a celebrar un nuevo aniversario de la recuperación democrática con el acceso de Raúl Alfonsín a la presidencia.

En 2011, Hugo Quiroga  docente e investigador de la Universidad Nacional de Rosario y de la Universidad Nacional del Litoral, reflexionaba sobre los claros y oscuros de los los 28 años de democracia.

"A modo de conclusión,la democracia interrogada", escribía

Según analizaba :"el fracaso de la dictadura no creó ninguna sensación de vacuidad, y abrió las puertas para pensar a la democracia a largo plazo, con todas sus dificultades y limitaciones.

En efecto, sostenía Quiroga los contenidos de la campaña electoral de Alfonsín, en 1983, despliega otra perspectiva en la sociedad. El discurso ético-político que lo acompañó estuvo basado en dos ejes centrales: la Constitución Nacional y los derechos humanos. El horizonte democrático de 1983 encontró, entonces, dos principios fundacionales: el Preámbulo de la Constitución, que recitaba el candidato militar ante miles de ciudadanos, y la promesa de juzgar la violación de los derechos humanos. Alfonsín había comprendido, mejor que nadie, que los términos de la «contradicción principal» en la Argentina de los años ochenta no eran «liberación o dependencia», sino «democracia o autoritarismo».

En 1983 nacía la época de la «democracia como ilusión», durante el gobierno de Alfonsín, hoy la legitimidad electoral se mantiene viva, pero las ilusiones se han desvanecido. El entusiasmo inicial fue cambiando progresivamente por un realismo razonable, que despierta en la conciencia de gobernantes y gobernados la idea de una democracia como realización humana. La democracia es como la hacemos. Sus arquitectos son los ciudadanos y los dirigentes, de ellos dependen la construcción de un orden más justo

Se obtuvieron logros fundamentales. Se eligieron por el voto popular ocho presidentes constitucionales (Raúl Alfonsín, Carlos Menem en sus dos períodos; Fernando de La Rúa, ; Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner , reelecta en 20111 y Mauricio Macri ).

Las Fuerzas Armadas se subordinaron al poder civil, luego de cuatro insurrecciones que llegaron hasta el final de 1990. Se instaló un sistema de alternancia, como elemento constitutivo de una democracia pluralista. En 1989, por primera vez en nuestra historia política, un gobierno democrático transfirió el poder por vía del sufragio universal a un partido de la oposición. Ello constituye un hito significativo que indica nuestra primera alternancia en elecciones nacionales.


No obstante, el régimen democrático que se instaló en 1983 transita por un complejo y ambiguo proceso que revela, al mismo tiempo, signos favorables de consolidación y rasgos preocupantes de imperfección institucional. Se ha afirmado, por un lado, el principio de legitimidad democrática (el apego mayoritario de los ciudadanos y partidos a las reglas de sucesión pacífica del poder) y, por otro, no se han superado las deficiencias institucionales y las profundas desigualdades sociales que representan serios desafíos para la estabilidad de la democracia. En este tiempo han surgido nuevas demandas en la sociedad y ellas tienen que ver con la búsqueda de igualdad social, con los deseos de seguridad, con la eliminación de la corrupción y con la calidad de las instituciones públicas, especialmente con aquellas que imparten justicia. En estos reclamos se hallan los difíciles pero no imposibles avances que debe promover la democracia.

Como sabemos, la democracia argentina es modesta, y de fuertes contrastes. Una breve enumeración de ellos sirve para ilustrarlos. Se ha consolidado un sistema de votación, la competencia pacífica por el ejercicio del poder; se ha «normalizado» el imperio de la excepcionalidad, el ejecutivo legislando mediante decretos, legislación delegada o veto parcial; las desigualdades sociales se han profundizado; se vacían las instituciones partidarias («estructuras estructurantes» de la sociedad), se desdibuja el rol del parlamento, y la justicia pierde autonomía. Es justo reconocer, sin embargo, los cambios positivos operados en el Congreso a partir del conflicto con el campo, y los fallos de la Corte Suprema y de algunos magistrados, que revelan independencia del poder político.

En definitiva, ¿qué dejó atrás la sociedad argentina y con qué nos quedamos?
En primer lugar, el apoyo a la democracia que renació en 1983 refleja un cambio en la cultura política, tras la desconfianza absoluta hacia los militares como opción de poder. La confianza en las urnas; el valor del voto democrático, que permitió la salida de la crisis y la recuperación de la autoridad presidencial, después de las elecciones de 2003.

La convicción acerca de la defensa de los derechos humanos que otorgó dignidad a la democracia a partir del histórico juicio a las Juntas Militares, porque no sólo se juzgó y condenó a los responsables de la represión ilegal, sino que, simbólicamente, se juzgó a todos los golpes de Estado y al autoritarismo militar, que durante cincuenta años hegemonizaron la política argentina. Con todo, hay que remarcar que las leyes de punto final y obediencia debida del presidente Alfonsín (que limitaron el accionar de la justicia) y el indulto del presidente Menem (que liberó a los procesados de la justicia) significaron un retroceso en el camino abierto por el juicio a las Juntas. No obstante, las demandas éticas y de justicia reclamadas por la sociedad fueron reabiertas por la política de derechos humanos implementada durante el gobierno de Néstor Kirchner. Los asesinos y torturadores fueron nuevamente sentados en el banquillo de los acusados.

En segundo lugar, el decisionismo democrático como práctica de gobierno en épocas de normalidad, se aproxima a una filosofía decisionista del Estado (perfectamente utilizada por la dictadura militar), y se aleja de la lógica del Estado de derecho democrático. ¿El uso y abuso del decisionismo democrático no es, preguntamos, un resabio de una cultura política schmittiana pura? Por otra parte, la baja calidad de la cultura institucional, se agrava con la dislocación de la esfera política operada con la crisis de 2001, como consecuencia de la fragmentación del sistema de partidos, el resquebrajamiento del régimen de representación, y de la dilución de las identidades políticas masivas.

El gran desafío de nuestra democracia republicana ha sido la construcción de un orden estable, legítimo, y la idea de «buen gobierno» como justificación más pertinente. La ausencia de un proyecto estratégico, de largo plazo, es uno de los problemas políticos centrales de la Argentina actual. Ni los oficialismos, ni las oposiciones han sido capaces hasta ahora de desarrollar una cultura política que piense en términos estructurales. En fin, en la idea de buen gobierno, los gobernantes deben atender la inmediatez de los intereses, las situaciones puntuales, pero también deben otorgar sentido al «mundo común», a la estructura del querer «vivir-juntos» en una comunidad, mediante la formulación de proyectos colectivos que vayan más allá de la mera lucha por el poder.

Los cambios en el régimen político calan hondo en la vida política de los argentinos, con sus tendencias inquietantes. La idea de buen gobierno es sinónimo de «Estado bien ordenado». Un Estado bien ordenado remite a la construcción de consensos sociales básicos, a la garantía de seguridad jurídica, al respeto del edificio constitucional, a la instauración de un orden político más razonable y justo, y a la producción de estabilidad política. Un buen gobierno es aquel que hace lo que debe hacer, diseñar e implementar opciones coyunturales y opciones estratégicas.

En fin, la democracia argentina transita por el sendero de los matices, oscilando entre grises claros y grises oscuros, entre resabios, persistencias y transformaciones.

Fuente:Quiroga, H.La democracia después de la dictadura ¿Qué dejó atrás la sociedad argentina?
Estud. - Cent. Estud. Av., Univ. Nac. Córdoba no.25 Córdoba jun. 2011

sábado, 25 de noviembre de 2017

Para algunos el periodismo ya no existe, la licuadora de la inmediatez suprimió en buena medida el chequeo de la información y la consulta a las fuentes

Los autores se preguntan sobre el destino del periodismo en tiempos de Internet, Twitter y un universo nuevo de noticias de acceso y consumo veloces, pero dudosas, y en el que la opinión le gana lugar a la información. Dignos discípulos de una raza de periodistas en vías desaparición, para reconstruir cómo vivieron este oficio las últimas generaciones predigitales -hace tan solo dos, tres, cuatro décadas-, Bernárdez y Di Vito van a las fuentes,

En las páginas de El fin del periodismo ( Sudamericana) recuerdan cómo empezaron, cómo era una redacción cuando aún se podía fumar en interiores, y cómo era investigar una noticia sin Google para reconstruir un mundo en vías de extinción: el de las redacciones de algunos de los diarios y las revistas más importantes de la Argentina, con experiencias fundamentales de la radio y la televisión. El resultado es un retrato del periodismo de investigación que supimos tener... antes de Twitter y Google.

Entrevistan a personajes enormes como Ernesto Cherquis Bialo, Jorge Fernández Díaz, Beto Casella, Any Ventura, Gerardo Rozin Teresita Ferrari , Carlos Ulanovsky, Enrique Vázquez , Fernando Cerolini , Rubén Oliva , Cecilia Absatz y Fernando González, los autores reconstruyen un mundo en vías de extinción: el de las redacciones de algunos de los diarios y las revistas más importantes de la Argentina, con experiencias fundamentales de la radio y la televisión. El resultado es un retrato del periodismo de investigación que supimos tener... antes de Twitter y Google.

Hubo una época en que el periodismo podía ser un arte. En las redacciones las volutas del humo de los cigarrillos danzaban al ritmo sincopado de las teclas y los carretes de las máquinas de escribir. Allí convivían los protagonistas del asunto: el director, escondido en su despacho y loco como un plumero, como se decía antes. El jefe de redacción, igual de loco que el director pero que no tenía oficina sino que estaba en la trinchera, al frente de todo, en medio de la redacción. Los cronistas, los columnistas con firma —es decir, las estrellas que daban lustre a la publicación— y los cadetes trabajaban contrarreloj para tener todo listo a la hora del cierre; entonces se mandaba el material a la imprenta y el cronómetro volvía a cero. Algunos fueron míticos, otros murieron sin pena ni gloria. Algunos formaron parte de redacciones exitosas (¿qué es el éxito?) y produjeron publicaciones que semanalmente vendían cientos de miles de ejemplares (¡ah!, eso era el éxito). Esas redacciones ya no existen, tampoco esas ventas. El periodismo cambió. Hoy la norma es la brevedad, bajo el imperio de internet; lo que antes se usaba como epígrafe, hoy es una nota. No sabemos si es mejor o peor, simplemente es.

Los protagonistas de este libro tienen sus recuerdos a mano; muchos piensan que esos recuerdos son inútiles y que volver al pasado no sirve. Pero las historias están ahí. Historias de notas, de coberturas, de viajes, de personajes, historias de vida. Del entramado de estas historias surge una palabra en desuso: primicia. Las historias de estos protagonistas se alimentan de guardias eternas en la puerta de un departamento o de una clínica; de parejas destruidas; de hígados entregados al altar de las fondas baratas y la comida al paso. Los protagonistas de este libro cuentan con un anecdotario que huele a ficción pero no lo es, son sus hojas de vidas.

Para algunos el periodismo ya no existe. Además de perderse la forma y las empresas que los empleaban, el periodista se volvió descartable. Ahora es un replicante de otros medios a partir de un chisme, un rumor y hasta de una mentira. La licuadora de la inmediatez suprimió en buena medida el chequeo de la información y la consulta a las fuentes que antes eran tres y hoy puede ser un tuit. Aquella norma que exigía que una nota debía responder cinco cuestiones básicas —qué, cómo, cuándo, dónde, por qué— ha sido arrasada. Las firmas están devaluadas. Acaso el único periodista independiente sea el desocupado, nos dijeron una vez, en medio de la toma de una redacción, entre la ironía y la crudeza.

Este libro se propuso reunir a un conjunto de periodistas que atravesaron en su vida profesional aquellas redacciones donde pasaban cosas todo el tiempo —y a las que el cronista volvía de la calle con la nota lista para ser escrita— y llegaron a las actuales. Llenas de gente con la mirada perdida en las pantallas de las computadoras y ya no en la calle, que es donde pasan las cosas. Para nosotros son la «vieja guardia». Son los que desparraman sus recuerdos y sus vivencias sobre la mesa, café por medio. Son los que vuelven a sonreírse con la bohemia de entonces porque sospechan que nunca volverá a ser lo mismo. Son la generación del faso prendido y el vaso de whisky siempre en la mano. Ellos nos contarán cómo era hacer periodismo sin internet, cómo era aquello de viajar al lugar de los hechos y luego contarlo en una revista, en un diario o en una radio. Nos contarán sus encuentros con celebridades, con asesinos, con presidentes, con deportistas, con músicos y con personajes que duraron en la consideración pública apenas un par de días, apariciones fulminantes y efímeras. Mediáticos hubo siempre, pero no se los llamaba así. La vieja guardia nos contará cómo era hacer periodismo en años oscuros y difíciles en serio, entre atentados, censuras y prohibiciones. Algunos son admirados, otros no tanto, pero todos han vivido su tiempo intensamente. Como el médico, el periodista nunca deja de serlo. Su espíritu inquieto, su inconformismo, no admite lugar para otra pasión en su forma de vivir. Por eso nuestros entrevistados son una referencia obligada entre el pasado y el presente. El resultado de estos encuentros es una crónica extensa y repleta de historias que merecen ser contadas.

Inevitablemente aparece en estos testimonios la tensión entre política y periodismo, en particular la electricidad que se vivió durante los doce años de gobierno del kirchnerismo. Tratando de entender esa crispación que algunos consideran única en la historia argentina, nos topamos con alguna explicación acerca del asunto. Lo primero que hay que decir es que el enfrentamiento, la negación del otro, la lucha facciosa, es un rasgo constituyente de nuestro ser nacional. La Primera Junta de Gobierno que tuvimos, la que surgió del movimiento del 25 de mayo de 1810, encerraba en su conformación la semilla de la disgregación. Mariano Moreno, periodista, fue la primera víctima del asunto, y para que nos quedara para siempre la duda acerca de lo sucedido, su cuerpo fue arrojado al agua en medio del viaje que lo llevaba a una misión diplomática en Europa. Su primo, el vocero de la aquella revolución, Juan José Castelli, terminó preso y con un cáncer de lengua que lo consumió.}


Fuente:
Bernárdez , J y di Vito , L:"#ElFinDelPeriodismo" (Historias de un oficio perdido o cómo eran las redacciones antes de internet), Sudamericana, Buenos Aires, 2017



miércoles, 22 de noviembre de 2017

El período que va entre 1970 a 1973, fue un tiempo histórico en el que la posibilidad de hacer política, de promover una transformación social, como alternativa real para tomar el poder, tenía la violencia como condición inherente

Con la ida de Lanusse y el grito a y a los militares " se van . se van, y nunca volverán”, mas la elección de Cámpora como presidente ( en realidad la vuelta de Perón, tal como lo marcaba el slogan " Cámpora al gobierno, Perón al poder", comenzaba una "primavera" que no fue tal y culminó en 1976 cuando nuevamente los militares del Proceso usurparon la Casa Rosada.


El 25 de mayo de 1973, el mismo día en que Cámpora asumía la Presidencia en la Casa Rosada, miles de manifestantes exigían la libertad de los presos políticos. La presión popular extendida a todo el país fue tan fuerte que las rejas se abrieron esa misma noche, que pasó a la historia como "el Devotazo".

En esas horas únicas, cargadas de tensión, Marcelo Larraquy registra voces calladas hasta ahora, que relatan de primerísima mano las tácticas de la guerrilla para enfrentar a una dictadura militar en retroceso, con juicios sumarios como el del general Aramburu, secuestros a empresarios, tomas de poblaciones, robos de camiones de caudales y fugas audaces como la de Trelew, que terminaría en una masacre en la base naval.

A partir de testimonios inaccesibles hasta hoy y nuevas fuentes documentales, Larraquy logra componer el retrato de una época que dejará sin respiro al lector, con una sucesión de acontecimientos que encaminarían al país hacia su década más feroz y espeluznante.

Larraquy describe aquel el 25 de mayo de 1973como un día que fue visto como "feliz". De todos modos, desmitifica la gesta :" Cuando los presos políticos por las primeras acciones armadas salen en libertad gracias a la presión popular y a un indulto que no había firmado... ¡nadie!.


En el prólogo a "Primavera Sangrienta" ( Sudamericana) el periosdista e historiador, señala que el período que va entre 1970 a 1973,  fue un tiempo histórico en el que la posibilidad de hacer política, de promover una transformación social, una alternativa real para tomar el poder, tenía la violencia como condición inherente.

Si embargo,  explica que la violencia que marcó el trienio e iría creciendo hasta llegar al terrorismo de estado, marcando a fuego a la Argentina , ya estaba presente :"La violencia no fue la tormenta que emergió sobre un cielo azul. Ya estaba instalada en la Argentina. El autoritarismo militar, basado en el supuesto de que las Fuerzas Armadas debían operar sobre la cúspide del sistema político y guiar el destino del país por encima de la Constitución, generó un trasfondo de violencia que a su vez fue fortaleciendo el imaginario revolucionario", sintetiza

La idea de revolución tenía horizontes diferentes para los grupos armados que la sustentaban. Para algunos, el regreso de Perón al país era el tránsito hacia un socialismo todavía no delineado; para otros, el modelo vietnamita y cubano superaba los límites del peronismo para la liberación de la clase obrera. Aun con objetivos, tácticas y estrategias diferenciadas, desde distintas organizaciones enfrentaron la dictadura militar encabezada por Lanusse que gobernaba el país.


Por otro lado, las Fuerzas Armadas estuvieron siempre alertas "no se habían llamado a sosiego" subraya Larraquy.. En su visión entendían que las fronteras eran ideológicas y el enemigo era interno, en el marco global de la Guerra Fría que enfrentaba el mundo polarizado entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

La génesis de la violencia y muerte en  la Argentina de los 70 nace  antes de que la idea de la revolución, en la segunda parte del siglo XX, alimentara los sueños de la militancia política y/o armada, las Fuerzas Armadas ya estudiaban cómo eliminarla. La confesión basada en las torturas a sus militantes y la desaparición forzada de personas fueron los instrumentos para desarticular las organizaciones armadas. La desaparición del cuerpo impedía el conocimiento del hecho y protegía a sus ejecutores. En esta época se produjo en casos aislados. Luego, la técnica se perfeccionaría y se convertiría en una metodología del terrorismo de Estado.

A menudo se sostiene que la democracia no era un valor en la década de 1970. Es cierto. La democracia, entendida como democracia liberal, no estaba en la mente de ninguno o casi ninguno de los actores que atraviesan este libro. Ni siquiera de la sociedad. Desde el golpe de Estado de 1930, votar a un presidente en forma libre y sin proscripciones era un ejercicio que apenas había sido conocido dos veces en más de cuatro décadas.

El tercer acto electoral sería el 25 de mayo de 1973. Y como en las dos oportunidades anteriores, volvería a vencer el peronismo. Ese día, con la multitud en las calles, parecía un día feliz como ningún otro. La consumación de una utopía. Una realización luminosa. Una primavera. Por la noche, la movilización popular arrancó a los presos políticos de las cárceles.

Pero la primavera quedaría desteñida, con la sangre hasta el cuello. Este libro intenta recoger el sentido de esa experiencia.

Larraquy, M." Primavera sangrienta", Sudamericana, Buenos Aires, 2017
http://www.megustaleer.com.ar/libro/primavera-sangrienta/AR30306/fragmento/
http://www.megustaleer.com.ar/libro/primavera-sangrienta/AR30306

sábado, 18 de noviembre de 2017

La la libertad trae consigo responsabilidades ,solo puedo descansar un instante, pero no rezagarme, mi largo camino aún no ha terminado ( Nelson Mandela)

Siempre he atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal para el que he vivido. Es un ideal por el que espero vivir, y si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir", proclamaba en 1961 Nelson Mandela ante un tribunal sudafricano que lo juzgaba por alta traición".

Sus ideas le costaron 27 años de cárcel y una lucha en contra de la segregación racial , en contra del " apartheid", que de ninguna manera fue una forma ordinaria de la dominación colonial o de la opresión racial, suscitó en cambio el surgimiento de una clase de mujeres y hombres poco comunes, sin miedo, que a costa de sacrificios inauditos precipitaron su abolición, como sostuvo Achille Mbembe .

Electo como presidente en 1994, reflexionaba: "He descubierto el secreto de que, tras subir a una colina, uno descubre que hay muchas más colinas detrás. Me he concedido aquí un momento de reposo, para lanzar una mirada hacia el glorioso panorama que me rodea, para volver la vista atrás hacia el trecho que he recorrido. Peroa que la libertad trae consigo responsabilidades y no me atrevo a quedarme rezagado. Mi largo camino aún no ha terminado".

Desde el comienzo, se comprometió a ocupar el cargo durante una única legislatura de cinco años. A lo largo de su presidencia, tanto él como su gobierno garantizaron que todos los ciudadanos sudafricanos fueran iguales ante la ley, y sentaron las bases para que un país desgarrado por siglos de colonialismo y apartheid se convirtiera en una democracia plenamente operativa.

Quiso Mandela antes de concluir su mandato, plasmar sus ideas por escrito, si bien no pudo concluir su obra, el escritor sudafricano Mandla Langa ha completado la labor, utilizando el inacabado borrador de Mandela que ahora se cristaliza en El color de la libertad ( Aguilar), las notas detalladas que el presidente fue tomando a medida que se desarrollaban los acontecimientos y una gran cantidad de material clasificado.

El color de la libertad, prologado por la viuda de Mandela, Graça Machel, el resultado es un relato vívido y a menudo inspirador de la presidencia de Mandela y de la creación de una nueva democracia.

El color de la libertad continúa las memorias que Mandela publicó en El largo camino hacia la libertad, relatando sus años como presidente. La extraordinaria historia de un país en transición y los retos que afrontó el premio Nobel de la Paz al luchar por que su visión de una Sudáfrica liberada se convirtiera en realidad.
Fuente:
Mandela, M. y Langa, M. ( 2017) El color de la libertad , los años presidenciales, Aguilar, Buenos Aires, Argentina.

Quilez, R. Nelson :Mandela, el patriarca de la Sudáfrica libre , El Mundo ( España, 2013)http://www.elmundo.es/especiales/internacional/nelson-mandela/retrato.html

Mbembe, Achille: Los caminos inesperados de Mandela. El Dipló
Edición Nro 174 - Diciembre de 2013http://www.eldiplo.org/notas-web/los-caminos-inesperados-de-mandela/

jueves, 16 de noviembre de 2017

La canción de nosotros de Eduardo Galeano es la reciente Historia, con mayúsculas, de Uruguay, contada entre el lirismo y el terror que se mezclan

Escrito en 1975 durante su exilio argentino, en "la canción de nosotros", reeditado por Siglo XXI editores de Argentinas, Eduardo GaleaNO , entrecruza la novela de amor con la novela política, agregándole la picaresca y su habitual crónica social.

La canción de nosotros compone una historia maravillosa, salpicada de humor y de pequeñas astucias. Con pinceladas maestras que recuperan una oralidad bien reconocible y una trama intensa de afectos y luchas, Galeano construye un fresco revelador de la vida cotidiana del Río de la Plata en los años setenta.

Esta novela, que fue leída y acompañada con fervor desde su lanzamiento, se tradujo a numerosas lenguas y mereció el premio Casa de las Américas en 1975, compartido con Mascaró, el cazador americano, de Haroldo Conti.

Comenta Ismael Cruceta que el libro es una "pequeña maravilla, una canción llena de amor entre un hombre y una mujer separados por una dictadura destinada a morir, como todas, aunque sea de viejas. Una canción llena de amor por una ciudad, Montevideo, que brilla hasta en tonos de gris.


Es una canción llena de dignidad, la dignidad de los pobres, la dignidad del pueblo uruguayo al que saquearon, la dignidad latinoamericana que se ciñe a la cintura y explota en la voz. Una canción porque la musicalidad está presente en toda la obra, desde el principio hasta el final, bañándola entera: La música ondularía por el aire y le aliviaría el dolor, el dolor ya no estaría adentro tironeando, porque la música arranca la pena y se la lleva a canción de nosotros es una novela cargada de poesía, de tristeza y de desgarro por una tierra amada a la que la sinrazón destroza.


Es a la vez una refutación de la tristeza, porque reconocerla sería como reconocer que se ha perdido ante ellos, ante los otros. La canción de nosotros es la reciente Historia, con mayúsculas, de Uruguay, contada entre el lirismo y el terror que se mezclan para parir esta novela imprescindible y hermosa como pocas, lejos.

Dos líneas argumentales que no se fundirán hasta el último capítulo, hasta la casi la última frase: por un lado, Mariano que entre tanto amor y tanta inocencia le partieron la vida y fue obligado a crecer de repente, pero siguió amando y creyendo en lo que él siempre creyó. Aunque uno, después de los golpes de la puta vida, nunca vuelva a ser el mismo, en un proceso de crecimiento constante. Y si los golpes son demasiado duros no es que se sea ya el mismo, sino que a veces se es solamente la mitad. Y por otro lado, Ganapán, pobre de nacimiento y de destino, un personaje que va ganando en entidad hasta hacerse grande e inolvidable, arrojando luz y esperanza y humildad.


En la narración del personaje de Mariano es donde apreciamos la pasión de Eduardo Galeano, echando el resto y más, con una solidez abrumadora y una emoción que está viva. Mariano que trabajaba en un periódico, que creía firmemente en el proyecto y que gozaba trabajando allí, que le gustaba escribir y decir aquello en lo que se cree con gente que cree en lo mismo. Esa sería su perdición y su exilio. Pero cuando uno tiene que dejar su patria por la fuerza se instala en las entrañas un amor quizás desconocido hasta entonces y el deseo de regresar se amplifica: En voz alta decía: me voy para volver.

La canción de nosotros es una novela cargada de poesía, de tristeza y de desgarro por una tierra amada a la que la sinrazón destroza. Y a la vez una refutación de la tristeza, porque reconocerla sería como reconocer que se ha perdido ante ellos, ante los otros. La canción de nosotros es la reciente Historia, con mayúsculas, de Uruguay, contada entre el lirismo y el terror que se mezclan para parir esta novela imprescindible y hermosa como pocas.

Las frases:
En el espacio breve de tu cara cabía toda mi libertad y sobraba sitio.
Naciste mañana, morirás ayer: dijiste dirás adiós: amor o miedo ardiendo en esos ojos que me miraron la próxima última vez.
Fuente :
Cruceta , Ismael " Reseña de la canción de Nosotros de Eduardo Galeano en Cajon de Historias http://www.cajondehistorias.com/2014/03/resena-la-cancion-de-nosotros-de.html
Galeano , Eduardo, "la canción de nosotros" , Siglo XXi Editores de argentina
http://www.sigloxxieditores.com.ar/fichaLibro.php?libro=978-987-629-148-4


Mafalda, políglota y universal, ahora se lee también en guaraní

"Como editora me ha tocado presentar cientos de libros, pero ninguno me ha llenado de una emoción tan intensa como la que tengo en este momento. No es para menos. Hoy venimos a entregarles a su muy querida Mafalda con una nueva voz. Una expresión que suma otro lazo de hermandad entre paraguayos y argentinos: Mafalda en guaraní". Vidalia Sánchez, directora de la editorial paraguaya Servilibro, asumió el riesgo de editar las historietas de Mafalda en un idioma originario, la 27» lengua a la que son traducidas.

Quiero que Quino sepa que, a pesar de que es la primera vez que lo veo, lo he conocido desde siempre", dijo María Gloria Pereira de Jacquet, traductora de la obra. Licenciada en lengua y especializada en guaraní, miembro de la Academia de Lengua Guaraní, comentó que lleva unos veinte años haciendo traducciones del castellano al guaraní, pero que Mafalda sumó un desafío nuevo: "Traducir el humor que forma parte de una cultura y una cosmovisión diferente". Sin embargo, dijo: "Tuve la ventaja de que compartimos una historia común en América latina y muchos de los temas de los que habla Mafalda también afectaron a Paraguay".

La diferencia de estructura lingüística y la característicapolisintética y aglutinante del guaraní hicieron que los globitos de texto fueran en algunos casos más largos o más cortos que en otros idiomas.

Ayer se presentaron los dos primeros tomos. El tercero saldrá en diciembre y, según adelantó Sánchez, de Servilibro, la serie de los diez volúmenes se completaría para agosto de 2018. Hasta el momento los libros Mafalda guaranime se pueden comprar en la Argentina vía Internet.

Su edición fue incluida en el Programa Sur, de la cancillería argentina, que desde 2010 subsidió la publicación en 49 países y 44 diferentes lenguas, de unos 1200 títulos de autores argentinos. "Tenemos un pedido para traducir el año próximo a Mafalda al armenio", anticipó Bernardo Bouquet, responsable de ese programa.

Fuente: La Nación, 10 de Noviembre de 2017

sábado, 11 de noviembre de 2017

O CONVERTIMOS A LA ARGENTINA EN UN PAIS DONDE LA ÉTICA ES IMPORTANTE , O VA A SER MUY DIFÍCIL PLANTEARSE DESDE CUALQUIER LUGAR PARA HACER OBEDECER LA LEY ( GRACIELA FERNÁNDEZ MEIJIDE, FORO ANTI -REELECCIÓN MENEMISTA, 1999)

El final del menemato en el gobierno argentino se acercaba y  si bien Menerm continuó buscadlo artilugios para ser electo por tercera vez(adujo  que el mandato comenzado en 1995  post reforma Constitucional era en realidad el primero), pero la Justicia ,por un lado  y las  las denuncias por  corrupción, el comienzo de la debacle económica, el desempleo y la pobreza creciente, se unieron para que el riojano abandone la Casa Rosada.

Hasta lograr que Menem desista de su "Revolución Productiva" para la eternidad, la oposición se unió en distintas oportunidades que sirvieron también como marcos de denuncia del decenio de la "cleptocracia".
 
En el  Foro en Defensa de la Constitución ( radicalismo, peronistas disidentes y otros que criticaron la política menemista desde sus comienzos a los que se sumaron los famosos " acomodaticios" que habían apoyado al gobierno en el decenio 1989-1999, pero ante su hundimiento, cambiaban su piel y discurso sin sonrojarse( entre ellos estaban Eduardo Duhalde, exvicepresidente y Domingo Cavallo).

En la presentación del foro, Fernando De la Rúa, según el diario El Día de La Plata, convocó a todos los partidos políticos de la oposición a defender la Carta Magna. "Tenemos que demostrar que somos capaces de defender una causa común, la de todo el pueblo. Tenemos la responsabilidad de ponernos al frente de este clamor público, donde la gente mira con asombro que se anteponen los intereses personales a los constitucionales", advirtió el futuro presidente, añadiendo que " Debe comprenderse que en la bases de la República está el concepto de que nadie puede anteponer sus intereses personales a lo que es el derecho de todos".

Los presentes, exigieron duras penas para aquellos que "violen" la Carta Magna." Todos los funcionarios que integran los poderes del Estado, que han jurado respetar y hacer respetar la Constitución Nacional, están obligados al cumplimiento de todas sus normas", subrayaron en el documento constitutivo del foro antirreelección en el que fueron recurrentes las palabras:"Inhabilitación ´a perpetuidad" para ocupar cargos públicos ´, ´la exclusión del beneficio del indulto y la conmutación de penas" para quienes "violen la Constitución Nacional".

En tanto, Carlos "Chacho" Alvarez,  candidato a vicepresidente acusó al presidente Menem de llevar adelante una "nuevo tipo de golpismo", de carácter "institucional". Llamando a no hacer caso omiso a la legislación, Alvárez ,recriminó: ""El menemismo quiere hacernos creer que para la mayoría de la sociedad, la Constitución es un artículo de lujo, y que todo lo que hemos sufrido con los golpes militares ha sido en vano", sostuvo.

Por último, Graciela Fernández Meijide,entonces senadora por la Provincia de Buenos Aires y luego con la Alianza Ministro de Desarrollo Social, demandaba el retorno a la ética en la política argentina:" Hay muchas razones para oponerse" a que Menem sea candidato presidencial en 1999 y "todas ellas tienen un fuerte principio ético"."O convertimos a la Argentina en un país donde la ética es importante, o va a ser muy difícil plantearse desde cualquier lugar para hacer obedecer la Ley", aseguró.


Meses antes, haciendo hincapié en la corrupción reinante  quien fuera secretaria de la CONADEP, sintetizó los cinco puntos principales elaborados por la Alianza como parte de su plan de gobierno:
Empleo -compromiso de reducir el paro del 13,2% actual al 6%-
Educación -"columna vertebral de nuestro proyecto"-; la justicia -"crece la macroeconomía y la gente se pregunta por qué a mí no me ha llegado"
La lucha contra la megacorrupción -"nos está costando mucho del bienestar social".
Y por último, una mayor atención a las políticas sociales. "Especulación, evasión y despilfarro son los enemigos de la Alianza", afirma el documento.

Fuentes
La oposición argentina se presenta unida y con un programa de Gobierno, El País ( España) 12/8/1998)
https://elpais.com/diario/1998/08/12/internacional/902872812_850215.html

Con la Alianza a la cabeza, se formó el foro antirreelección ( El Día, La Plata), 13/3/1999

http://www.eldia.com/nota/1999-3-13-con-la-alianza-a-la-cabeza-se-formo-el-foro-antirreeleccion

domingo, 5 de noviembre de 2017

Las consecuencias de las Reformas de Estado de los ’90 en Argentina mantienen su reflejo en la realidad social de hoy :la inseguridad, la pobreza,la ausencia de responsabilidad social por parte de empresarios, medios de comunicación y prestadores de servicios públicos junto con incapacidad del Estado para intervenir con eficacia, son la herencia de esa década infame

Las consecuencias de las Reformas de Estado y de la Administración Pública de los ’90 en Argentina durante el menemato, dejaron su huella, parte de esa herencia la sintetizó Carlos R. Cagnoli en 2007.

Si bien en varios gobiernos se establecieron medidas de racionalización o reformas estatales , será durante la década de los ’90 cuando el gobierno de Menem establece una profunda Reforma del Estado y administrativa a través de las leyes Nº 23696 y 23697, con el objeto de cambiar no solo los fines y roles del Estado, sino también
las reglas de funcionamiento del mercado y del sector público en general, impactando en el sistema socio-económico. Estas reformas, eran la culminación de un proceso político que había comenzado décadas
atrás con el último gobierno militar, que mediante medidas económicas liberales había comenzado el proceso de desindustrialización y endeudamiento externo disciplinando a la población a través de la
desaparición de 30.000 argentinos. 

Su objetivo era eliminar todo pensamiento contrario a la ideología dominante y la instauración del
capitalismo neoliberal a través de la estructuración de un Estado ausente y la liberalización del mercado. Este proceso va a tener un final abrupto con la caída de De La Rúa, que deja al país en un caos político, económico y social sin precedentes. Del 20 al 30 de diciembre del 2001 varios presidentes se suceden en medio de un caos
institucional, hasta que el 01/01/02 (cesación de pagos mediante) asume Duhalde.

La realidad social que hoy estamos viviendo (inseguridad, pobreza, desigualdad, extranjerización etc.), la ausencia de responsabilidad social por parte de empresarios, medios de comunicación y prestadores de servicios públicos, y la incapacidad del aparato estatal y del pueblo para intervenir con eficacia, es herencia de esa década infame
y la continuidad de un modelo ideológico que configuró un modelo de sociedad basada en la desigualdad y la exclusión. 

Como la globalización solo se combate con Estado, la agenda del próximo gobierno indudablemente se encontrará  marcada por la necesidad deprofundizar la Reforma del Estado ya encarada por el actual gobierno
mediante acciones concretas, que permita desandar el camino, sentando las bases ideológicas para la construcción de un nuevo modelo de nación y una nueva sociedad igualitarios. Dentro de ella será
necesario e ineludible, encarar una Reforma Administrativa que devuelva al aparato estatal su capacidad institucional y su poder de contralor, y permita la modificación de los valores y conductas de quienes integran el gobierno y la administración pública.

Efectos sobre la sociedad argentina: La sociedad argentina terminó completamente atomizada. Si bien va a surgir un aparente mayor protagonismo de los movimientos sociales y se impulsan las ideas de tercer sector (al lado del mercado y del Estado) y de participación ciudadana, solo se hace como un recurso más del pensamiento neoliberal para la disgregación del Estado. Esta sociedad civil careciente de reglas institucionales y vaciada de su contenido político que en apariencia se expande y fortalece en infinitos movimientos y reclamos autónomos, en realidad se fragmenta volviéndose impotente e impidiendo avances sociales sustentables. A su vez en las ciudades se vive un acelerado proceso  que genera aumento exponencial de la delincuencia, la violencia y el consumo de drogas, se multiplicaron  los asentamientos precarios, se registró un aumento en la profanación  a monumentos y símbolos así como se hicieron corrientes las   paredes escritas con aerosol igual que el Bronx.
Impunidad 

El sistema Judicial se encuentra colapsado, sólo seis de ada mil delitos reciben una sentencia de prisión efectiva, entre el año 2000 y 2001 el índice de condenas bajó del 2.10% al 0.7%. En el primer semestre del 2003 la Justicia recibió 233 expedientes por secuestros extorsivos y solo dictó sentencia en dos casos. Esta realidad, sumado
a la falta de tipificación penal de algunas modalidades delictivas nuevas, la mano blanda de algunos jueces, el constante incremento de los delitos no denunciados y denunciados pero sin autores
identificados, crea una total impunidad que alienta la delincuencia creando un círculo vicioso.

Reflexiones finales : entendiendo que solo con un Estado ordenado podremos salir de la crisis, la función pública definitivamente deberá ser tomada como un compromiso ético de la sociedad en su conjunto, y
su construcción demandará a los próximos gobiernos encararlo como política de Estado y como proyecto de largo plazo. Solo la construcción de un proyecto político común por parte de toda la sociedad civil y las instituciones, podrá regenerar el tejido social e institucional de tal manera que permita atender las necesidades
físicas y espirituales e intereses de toda la población, en vías de conformación de un nuevo modelo de Estado y de nación igualitarios.

Pero será poco probable generar cambios sostenidos y sustentables si no logramos empezar a cambiar ciertas variables: :Deberá hacerse un profundo llamamiento ético a todos los líderes sociales, religiosos,
políticos y empresarios, produciendo un profundo debate en el seno de la sociedad sobre qué modelo de Estado y nación queremos, que nos permita superar nuestra dicotomía derecha-izquierda, ricos-pobres, encontrando un espacio de centro que nos contenga a todos y nos permita proyectar un modelo de nación igualitario..

Urgente educación y alimentación a los 13.000.000 de argentinos pobres. Por humanidad y porque con un pueblo de indigentes y analfabetos estructurales en avance es imposible construir ningún modelo de nación. 
 Reforma del Estado que permita la reconstrucción de sus capacidades, el establecimiento de las regulaciones necesarias que equilibren las desigualdades del mercado, fomentando a su vez la producción nacional
y la redistribución de la riqueza. Fomento de las empresas e instituciones de economía social, que permita reconstituir el sistema productivo con responsabilidad social. • Constitución de un Servicio
Civil permanente y profesionalizado con “vocación de servicio” e independiente del poder político, que permita reconstruir la capacidad institucional estatal y asegurar su permanencia a través del tiempo y
al servicio del bien común. 

Educación política de la sociedad (el soberano), para que conscientes de sus derechos políticos y sus deberes sociales, la política deje de ser de pocos y todos los argentinos puedan convertirse en potenciales
candidatos al poder, formados en la ética, la moral y la honestidad.
Según la calidad de los gobernados será la calidad del gobernante.

 Cagnolii, C:"  Las consecuencias de las Reformas de Estado y de la Administración Pública de los ’90 en Argentina 4º Congreso Argentino de Administración Pública, Buenos Aires, Septiembre 2007

http://www.adminpublica.org.ar/Publicaciones/ReflexionesSobreReformaEstadoYApEnLos90.pdf

domingo, 29 de octubre de 2017

CAMBIEMOS AMALGAMA UN PROYECTO CON DECIDIDA VOCACIÓN DE PODER, UNA OPERACIÓN DE MARKETING EXITOSA Y UN PROCESO DE MOVILIZACIÓN , ORGANIZACIÓN Y POLITIZACIÓN

Cambiemos , se acaba de afianzar como la primer  fuerza del país 
(manteniendo su hegemonía en los 5 principales distritos de la Argentina).
Con la ayuda de los medios de comunicación más influyentes, el descontento 
(muchas veces expresado en odio) hacia la expresidenta Cristina Kirchner y capitalizando , como lo fue en su campaña en 2015, la polarización de la sociedad argentina, logró triunfar en las elecciones de medio término. A pesar de llevar a cabo una política de fuerte contenido anti-social y de ser acusado de elititista desde su asunción en Diciembre de 2015 ( desprecio a la educación pública y la salud pública, aumentos de quiso sacar $20 a cada jubilado , ahorrándose una suma importante de dinero, quiso sacar pensiones de discapacidad, teniendo en algunos casos expresiones discriminatorias hacia los chicos con síndrome de down; incrementos de tarifas de servicios públicos en un promedio de 500% y el transporte público en un 100%, entre otras medidas).

Su arribo a la primera magistratura en Noviembre de 2015 fue para algunos sorpresiva "En diciembre de 2015 sucedió lo impensado: Mauricio Macri ganó la elección presidencial derrotando al poderoso aparato del PJ. Los seguidores y los opositores coincidieron en subestimar la capacidad de mando del gobierno. ¿Cómo harían estos recién llegados a la alta política para lidiar con un país tan conflictivo?", fue uno de los interrogantes.

De todos modos, la macristocracia, como fue definida, lleva más de 10 años en la política nacional,como lo entiende el sociologo Gabriel Vommaro, autor de "La larga marcha de Cambiemos" (Siglo XXI Editores), fue subvalorada. Quizá por considerarla producto de una operación de marketing exitosa, poco sabemos de la “cocina” de una construcción política que arrancó en 2001 y se profundizó en 2008, al calor de la polarización social y el pánico a la “chavización” del país. 
A pesar de ello, Vommaro, señala que Cambiemos demostró ser un proyecto con decidida vocación de poder, cuya historia profunda sigue siendo prácticamente desconocida.


Gabriel Vommaro, investigador y docente universitario exploró los principales hitos y actores de una larga marcha que que terminó con la derecha accediendo al poder por derecha por primera vez en la historia argentina ( habían sido grupos de poder y presión y fueron aliados a los golpes de Estado, así como factores decisivos en la caída de Alfonsín en 1989 y la elección de Menem en 1989). 

 Así, rastrea los orígenes de PRO, un espacio que reunió a cuadros de la centroderecha que venían de experiencias fallidas (Cavallo, López Murphy, De Narváez) y a políticos con trayectoria en el peronismo o el radicalismo. Y se detiene en los “número uno” de las grandes corporaciones y a los profesionales del mundo de las ONG, que le terminaron dando al partido esa identidad “nuevista”, supuestamente ajena a los vicios de la política tradicional. Al tomar en serio esos recorridos personales, al contar quiénes son y cómo piensan estos hombres y mujeres que pegaron el “salto a la política” después de atravesar muchos puentes (los clubes de membresía exclusiva de las élites, donde se cruzaban políticos con hombres de negocios; las fundaciones, los cursos en universidades privadas), este libro muestra un costado invisible hasta ahora: cuán intenso fue el proceso de movilización, proselitismo, organización y politización que está en la base de Cambiemos y que explica parte de su potencia.

Fuente: Vommaro , Gabriel " la larga marcha de Cambiemos, la construcción silenciosa de un proyecto de poder", Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2017.http://www.sigloxxieditores.com.ar/fichaLibro.php?libro=978-987-629-778-3