La actitud de Raúl
Alfonsín, en relación a la dictadura, no fue complaciente, por el contrario, fue una de las voces de
oposición al gobierno, concentrándose en dos aspectos concretos: la política económica
y los Derechos Humanos. Como abogado, defendió a los acusados donde y
cuando podía. Un ejemplo notable, fue la defensa de Mario Santucho, y no
precisamente porque sintiera
simpatía hacia el líder del ERP, sino
porque como abogado, sostenía que garantizar el debido proceso. Con
ello, adquirió una reputación de hombre de valor y de convicción democrática,
salvando numerosas vidas amenazadas por la represión.
Alfonsín, también escribió a la Corte Suprema de Justicia en señal de protesta
contra el rechazo de no menos de 425 casos en los que se habían planteado
recursos de habeas corpus.
En 1977, el futuro presidente, fue uno de los pocos
líderes de primer plano que dieron la bienvenida a la Argentina al equipo de
Amnesty Internacional
Fuente: Raúl ALFONSIN, La
democracia a pesar de todo de Andrew Mc Adam. Víktor Sukup y Claudio Oscar Katz.
(Ediciones Corregidor, 2009)
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