El mayor logro de la educación de la democracia reactivada en la Argentina de 1983, fue el de abrir a la sociedad el pensamiento crítico. La discusión y el disenso, no eran causas de muerte o desaparición, como lo hicieron los militares. NO ESTABA PROHIBIDO PENSAR.
Durante el gobierno del Dr.Raúl Alfonsin, en 1985, se realizó el
“Segundo Congreso Pedagógico” (el primero había tenido lugar un siglo atrás).
El objetivo del gobierno era:” Sentar las bases para la
nueva sociedad democrática.
La etapa se caracterizó por una amplia
apertura en los campos del pensamiento crítico y de la creación
intelectual.
Ya no se prohibía pensar.
En su análisis, el
Dr.Alfonsín, entendía que la educación, debía ser la base para la viabilidad democrática:”
Pienso que uno de los errores cometidos en nuestro pasado, fue el de considerar
que el problema del autoritarismo era el de una sociedad democrática
sometida a las arbitrariedades de un
grupo autoritario extraño a ella y que ocasionalmente se había adueñado
del país. Se creía entonces que la democratización del país, podía limitarse a terminar
con un ´ régimen ´ es decir, a desplazar del poder a ese grupo para que la
sociedad se encontrara nuevamente en condiciones de exteriorizar política e institucionalmente
su intima naturaleza democrática”.
“Se comprende que en un
proceso de democratización así entendido no habría por qué reservar un papel un
papel muy importante a la
educación. Si la sociedad es democrática por naturaleza,
resulta innecesario defender, preservar o promover su democraticidad en la
educación que reciben sus miembros”.
“Pero si el autoritarismo
es visto, no como un mal intrínseco a la sociedad, sino como una enfermedad
cultural de ella- y así como lo vemos nosotros-, la enseñanza pasa
naturalmente a tener una importancia de
primer orden. Si en la otra concepción, la educación, podía ser marginal a la
lucha por la democracia, en nuestra lucha por la democracia, en la nuestra
resulta ser casi el escenario central de ese combate”.
Fuente: Raúl ALFONSIN, La
democracia a pesar de todo de Andrew Mc Adam. Víktor Sukup y Claudio Oscar Katz.(Ediciones Corregidor, 2009)
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