Entre los intelectuales más
destacados en el análisis de nuestro país se encuentra el
historiador francés Alain Rouquié. Autor
de uno de los libros de mayor relevancia y consulta en el ámbito
académico” Poder militar y sociedad política en la Argentina", donde
estudió el funcionamiento de los acontecimientos sobresalientes ocurridos entre
1930
y 1973 y la vinculación entre los golpes militares y los gobernantes
electos en ese período, así como las consecuencias de las sucesivas crisis tanto
con las dictaduras como con los procesos democráticos
Entrevistado en 2004 por el diario la Nación, subrayó la importancia
de los 20 años de democracia cumplidos en 2003 fue “lo más importante que vivió la Argentina en los últimos tiempos”.
Al
focalizarse en la crisis de 2001 y su comparación con las sucedidas durante el
siglo XX, Roquié destacó como hecho “positivo”, que todo haya
transcurrido dentro del “marco de las instituciones, Las instituciones funcionaron”, remarcó.”Nadie
quiso poner la Constitución entre paréntesis para tomar el poder, con la
idea de defender la democracia”, jamás se dudó de la salida dentro del marco
legal, acentuó.
Si bien
se vivieron momentos de incertidumbre y de fuertes manifestaciones en contra de
la clase política, resaltó”. Con una
situación así, diez años antes los militares
hubieran tomado el poder. Asimismo celebró que:” Los militares ya no son
más protagonistas de la vida política”, considerando los antecedentes “Eso es un progreso considerable”.
Ante la
pregunta del periodista sobre crisis
institucional vivida y la forzada renuncia del presidente De la
Rúa, observó: Es verdad, pero no hubo dictadura. No hubo un dictador ni una
institución que tomaran el poder. El Parlamento
funcionó todo el tiempo, las libertades
fueron respetadas. De la misma manera se
notó que luego de las dictaduras y
conocer el precio de perderla “los argentinos quieren la democracia”.
Dos momentos salientes se reflejaron luego de la
crisis de 2001. Por un lado existió el grito del "¡Que se vayan todos!", el hartazgo y
el rechazo a la clase política, la falta
de representación:” significaba que cierta cantidad de gente a la que
vimos actuar por tiempo suficiente debía irse”, respondió. A su vez cuando hubo que votar, votó la
inmensa mayoría, los que no son piqueteros ni participaron en el cacerolazo.
Los comicios de 2003 significaron un “salto adelante de la democracia”, a
pesar del "voto bronca", del bajo porcentaje con el que fue electo
Néstor Kirchner, aquello fue” constructivo”, la “salida
democrática y constitucional a una crisis que todos veían como
insuperable. Fue la reacción democrática del corazón de la opinión pública
argentina”.
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