El trabajo abarcò 11254 casos obtenidos a través de encuestas en vía pública, encuentros femeninos, cuestionarios telefónicos y relevamientos de consultas médicas y psicológicas, en el ámbito geográfico de la Ciudad de Bs As, Gran Buenos Aires, Rosario, Mar del Plata, Córdoba, Posadas, Corrientes, Mendoza, Paraná, Tucumán, Salta y Jujuy.
Raquel Duek, miembro de APdeBA, señalò como uno de los primeros pasos a tratar es” cómo hablar de estos temas en casa”.
La psicoanalista, miembro de APdeBA se lamentó que la violencia de gènero sea vista como un hecho habitual que se haya arribado a su naturalizaciòn de:“Si se naturalizó la violencia con un `somos así, estamos acostumbrados`, entonces se impone no silenciarlo y hacerlo pùblico y hablarlo en àmbitos como la casa, en la escuela, en el trabajo y en los medios de comunicaciòn . Se torna imprescindible :” Que se propicie el valor de la palabra para resolver conflictos sobre el modelo autoritario”.
Duek se esperanzò que la movilización "Ni una menos", convocada para mañana en todo el paìs en contra de la violencia de género y el femicidio: "No quede en la ´espectacularidad exhibicionista´de las imágenes de los hechos naufrague como factor consumista y se promueva entre todos la concientización del derecho a vincularnos dignamente”.
Duek explica cómo se pueden detectar vínculos que son violentos: “Existen factores de riesgo a los que debe prestarse atención, aquellos que pueden potenciar actos violentos: carencias afectivas básicas, consumo de sustancias o alcohol, frustraciones por no poder producir el sustento para vivir, poca gratificación, demasiado sufrimiento. Se sofocan los impulsos que tienen una carga viral impredecible. En cuanto una compuerta se abre, porque se altera una calma relativa, emerge el caos con características brutales”.
Pero también, esto depende de la conformación familiar: “Familias muy encerradas en sí mismas viven el exterior como peligroso, de allí que cuando los vecinos, las instituciones o cualquier observador externo testimonia y denuncia, la familia se repliega poniendo en el afuera lo violento como amenazante de su integridad familiar”, culminò.
Duek explica cómo se pueden detectar vínculos que son violentos: “Existen factores de riesgo a los que debe prestarse atención, aquellos que pueden potenciar actos violentos: carencias afectivas básicas, consumo de sustancias o alcohol, frustraciones por no poder producir el sustento para vivir, poca gratificación, demasiado sufrimiento. Se sofocan los impulsos que tienen una carga viral impredecible. En cuanto una compuerta se abre, porque se altera una calma relativa, emerge el caos con características brutales”.
Pero también, esto depende de la conformación familiar: “Familias muy encerradas en sí mismas viven el exterior como peligroso, de allí que cuando los vecinos, las instituciones o cualquier observador externo testimonia y denuncia, la familia se repliega poniendo en el afuera lo violento como amenazante de su integridad familiar”, culminò.
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