… “Día a día, se alimenta
la hoguera de la discordia nacional, impidiendo la convivencia civilizada”.
“Teniendo en cuenta estos
desafíos era necesario generar un clima en que los dos grandes partidos compartiesen,desde sus diferencias,objetivos comunes, un proyecto de conciliación nacional-
en el que la racionalidad política suprimiera sus divisiones partidarias, la rivalidad profunda
y sentara bases de un consenso profundo. De esta forma se eliminarían las posiciones
extremas para incorporar a la cultura política dos elementos fundamentales: la legalidad
y la concordia ausentes…”.
…” Si el país realmente
quisiera paz. Legalidad, progreso, nunca tendría que optar por los extremos. Porque
no es útil. Porque Argentina, por su “modus vivendi” en odios infinitos__
rencores chicos que el tiempo transforma en rencores grandes_ no precisa
antinomias sino conjunciones. El país, como estamos- hoy y aquí_ no lo puede
hacer...”.
Inclusive, si el país se
formalizara en dos fuertes partidos que disintieran en simples formulaciones, ¡en
hora buena! Pero todavía estamos en el esquema de “matar o morir”.Y ninguna civilización, se construyó así.
Ninguna”
(Bernardo Neustadt” Analfabetismos
políticos”, Revista Todo Número 23, 4 de Marzo de 1965. Página 1), citado en “La
caída de Illia, la trama oscura del poder mediático”. Miguel Ángel Taroncher, Vergara,
2009
Tomemos las ideas planteadas
por Bernardo Neustadt el hombre que “inventó”
el periodismo político en la televisión nacional y que también supo hacerlo desde “Extra”, que fue el primer semanario sobre
política nacional de la Argentina.
Su análisis, escrito hace
más de 40 años, coincide con la Argentina de hoy.
No comulgo con las ideas de Neustadt, sin embargo,no puede obviarse su nombre dentro del periodismo político argentino.
Coincido con lo que escribió Roberto Aguirre en Asteriscos TV, el 7 de Junio de 2008, cuando el “tío Bernie”, falleció):" fue una persona que supo vivir muy cerca del
poder desde que comenzó a trabajar en el periodismo político. Fue uno de los
voceros más fuertes de varias dictaduras y en ese escenario la virtud de
Neustadt fue no ocultar ni renunciar a las ideas de país que él soñaba para la
Argentina".
De nuevo, digo que estoy de acuerdo con Aguirre: " Neustadt, tuvo la aptitud de ser “inteligente y
brillante por fuera de su perfil polémico y discutido por parte de la sociedad. Su virtud fue "estar en “el momento justo y lugar correcto” en el agitado termómetro de la
vida política argentina.
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