Una persona que como se tituló luego de su fallecimiento, fue “Un maestro que nunca cambió de camiseta”.
En el Normal de Avellaneda obtuvo su título. De de
allí, se fue hasta el Chaco santafesino para
trabajar como maestro rural. Luego, volvió a Buenos Aires y en 1973, fundó la de Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina
(CTERA) y casial final de 1975 la Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos (APDH),. “Necesitamos
mantenernos en reunión permanente para luchar por los más elementales derechos
humanos, el derecho a la vida”, fue el lema de la entidad creada por un grupo de políticos y religiosos poco antes
del golpe de estado del 24 de marzo de 1976 para denunciar la represión que
recrudecía y organizar la defensa a quienes sufrían violaciones a los derechos
humanos
Su militancia, le costó ser secuestrado el 8 de Septiembre de 1977, y no casualmente fue en la escuela donde estaba dando clases, A Alfredo Bravo- hoy casi olvidado- los represores lo torturaron buscando información sobre la APDH. . La historia de la prisión, en la que la brutalidad premeditada y brutal del opresor no fue suficiente para evitar que algún “carcelero” le susurrara “no se desaliente, maestro”–. Años después Bravo reconoció que sus captores fueron parte de la patota de Miguel Etchecolatz y Ramón Camps. Gracias a la presión de la APDH y el reclamo de los gremios docentes de todo el mundo que llevaron el pedido presidente de los Estados Unidos a exigir su liberación, pudo salir parcialmente del centro clandestino donde estuvo trece días desaparecido. Siguió preso pero “blanqueado” hasta junio de 1978, cuando le fue concedido el “beneficio” de libertad vigilada. En agosto, mientras tenía custodia policial, intentaron llevárselo nuevamente. La libertad completa sólo llegó en enero de 1979 y ese mismo año denunció ante
A la primera persona que llamó al terminar su cautiverio, fue al expresidente Raúl Alfonsín. El padre de la democracia en Argentina, recordó que él mismo denunció el secuestro de Bravo a manos de la dictadura, y que cuando Bravo recuperó la libertad fue primero a la casa del líder radical antes de ir a
Fue Raúl Alfonsín el que lo premió con el cargo de secretario de la Actividad Profesional
Docente , pero Bravo, abandonó el cargo en forma indeclinable
tres años después por sentirse “agraviado” cuando se comenzó a aplicar
la ley de Obediencia Debida- otra muestra que sus ideas no las cambiaba
y junto a su ética, mantuvo, firmes sus
banderas “educación, política democrática y derechos humanos”.
La renuncia a su puesto, no cambió la amistad que Alfredo Bravo,
tenía con el ex mandatario .Pero el maestro, no se
privó de entregarle el día de su reunión un extracto del fallo del Juicio a
los ex Comandantes.
En su gestión
como funcionario de Alfonsín chocó con la burocracia del ministerio de
Educación, los funcionarios de planta colocados allí por la dictadura y por
gestiones anteriores, pero sobre todo por militantes silenciosos de la Iglesia
católica que no querían al dirigente socialista metiendo mano en "su"
espacio, la educación. "¿Eh? Hace un año firmé el expediente y la
escuela tendría que tener todo el equipamiento", gritó alguna vez en un
pasillo del ministerio cuando una directora le contó las penurias de su
escuelita. Allí estaba la clave de la burocracia: La máquina de impedir, de
bloquear todo lo que oliera a pueblo y a laicismo
En 1991, el maestro Alfredo Bravo, fue electo diputado
nacional por la Unidad Socialista
a Guillermo Estévez Boero y Ricardo Florencio
Molinas formando un bloque
que batalló en inferioridad numérica contra las transformaciones neoliberales.
(Gobernaba Menem que ya había empezado su obra de destrucción del Estado y el
país). En 1995 y 1999, fue reelecto.
Uno de los episodios más duros, lo vivió
en la televisión en 1997, fue una burla.Mariano Grondona, lo invitó en 1997 a "Hora
clave" junto a su ex torturador Miguel Etchecolatz. “Bravo quiso debatir
con él. Luego pasó que las reglas de juego del programa no se respetaron .La
idea era que no estuvieran juntos, pero Etchecolatz empezó a mandarle mensajes,
Bravo picó”, contó el abogado y periodista deslindando su responsabilidad.
“Lo único que causó es tener que escuchar palabras
mentirosas y risas cínicas por parte de un torturador. Y si la idea mostrar
“las dos caras de la moneda” (aunque para muchos, incluyéndome hay una sola),
no hacía falta que el torturado y torturador se crucen. Etchecolatz, Debería
pedir perdón a la sociedad por todas las torturas que infligió, por los
detenidos y desaparecidos que sacó en La Plata con el señor Camps. Además,
no tiene derecho a hablar ante estas cámaras”, enfatizó Bravo.Yo creo que
también el que debería pedir perdón a la sociedad es Mariano Grondona”.
El ex partenaire de Bernardo Neustadt, cada vez que
se refería a Etchecolatz, lo llamó “comisario”, la manera de nombrarlo
reveló nuevamente la postura de este periodista, que fue parte de los ideólogos
del golpe militar con el que Juan Carlos Onganía,derrocó del expresidente Arturo Illia.
En el programa, por más que Grondona se quiso mostrar como
un periodista que no censura y deja hablar a los dos lados, la falta
constante de respeto del torturador al torturado no era silenciada: “¿Quién lo
liberó a usted Bravo? ¡Massera!”, fue una de las tantas barbaridades que dijo el conductor del programa que
tampoco impidió que Etchecolatz publicitase su libro en el hacía apología del
delito, negando su culpabilidad en los crímenes de la dictadura. Con su
cinismo, calificó como “tratamiento de los callos” a los tormentos
que había sufrido el maestro socialista. Bravo y su abogado, lograron condenar al ex comisario que estaba
libre por la ley de Obediencia Debida, por calumnias e injurias.
En 2001- el día que Fernándo De la Rúa,empezó su camino final_ fue elegido como senador nacional por
El maestro
aseguró en aquel momento:"Es una burla a la voluntad popular",
y la atribuyó a una maniobra del justicialismo para sumar otra banca a su
bloque”.Gustavo Béliz, su oponente, era miembro del Opus Dei, sector
ultraconservador de la Iglesia que Bravo enfrentó eternamente.
La síntesis de la
vida del maestro Alfredo Bravo, la dio en el velatorio en el Congreso de la
Nación, Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo:
“Recuerdo cuando comenzó su lucha en el gremio de los docentes, que era
un gremio muy flojo, en el que pocos teníamos conciencia de la lucha.Lo volví a encontrar
como compañero de ruta en la lucha por los derechos humanos. Era un
hombre íntegro. Fue siempre coherente con sus ideales políticos y
sociales”.
Alfredo Bravo, fue un maestro no sólo
adentro del aula,fue ante todo...un maestro de la vida con una actitud consecuente que
no siempre fue comprendida en toda su dimensión.
(Fuentes: Jesica Bossi; Segundo Enfoque. Asamblea Permanente por los
Derechos humanos Delegación La Plata. Agrupación La
Bravo. Martín Granovsky (Pagina 12) Blog Prensa y Etica. Victoria
Ginzberg (Página 12) y Diario La Nación.
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