domingo, 11 de agosto de 2024

Hoy debemos reivindicar, recuperar los valores éticos morales y humanos del general San Martín: la rectitud de conducta, el respeto a la verdad y justicia, la integridad personal; la total y absoluta transparencia (Dr. Antonio Roncoroni)

El 17 de agosto se cumple un nuevo aniversario del deceso del General San Martín, el Libertador de América, acaecido en 1850. Fue el tránsito a la inmortalidad, del glorioso Libertador, Padre de la Patria e intrépido Capitán de los Andes, el general José de San Martín, quien falleció en la ciudad de Boulogne – sur – Mer (Francia), el. Había nacido en Yapeyú (Provincia de Corrientes), el 25 de febrero de 1778. Su imagen noble y valerosa, permanece viva y presente, en el alma del pueblo argentino, y en las mejores y más vibrantes páginas de nuestra historia nacional. Nosotros en la Argentina lo llamamos el “Padre de la Patria”. En Perú, se lo recuerda como libertador de aquel país, con los títulos de “Fundador de la Libertad del Perú”, “Fundador de la República” y “Generalísimo de las Armas”. En Chile su ejército lo ha destacado con el grado de Capitán General. Pero más allá de su gesta libertadora, San Martín es una pieza fundamental en la construcción de nuestra identidad nacional y cabe destacar entre sus muchísimos valores que fue un patriota que nunca se involucró en ninguna guerra civil. Para él lo importante era lograr la independencia de su Patria, Chile, Perú y toda la América Latina. Le esquivó siempre a las peleas y disputas intestinas. Fue un argentino que siempre apostó a que no exista la división. Hoy, debemos reivindicar, recuperar y exaltar, los principios éticos y los valores morales, humanos y espirituales del general José de San Martín: El patriotismo y el amor hacia el terruño nativo, la honradez y rectitud de conducta, el respeto, la verdad, la justicia, la austeridad, la abnegación, la disciplina, la integridad personal y, la total y absoluta transparencia. Hoy, debemos recobrar la conciencia, la mentalidad y la cultura del trabajo, el estudio, el esfuerzo y los genuinos y edificantes méritos; predicando y sembrando con el buen ejemplo y el testimonio de vida. Hoy, debemos aspirar a una sociedad, digna y saludable, sin corrupción ni tampoco, impunidad; una sociedad, con un adecuado sistema de premios y castigos, donde la enseñanza, no iguale o nivele hacia abajo; una sociedad, con una educación que, ofrezca auténticos logros y efectivos resultados; una sociedad, en la que no sigan perdiendo, las personas honestas y laboriosas, que trabajan y luchan, cada día, y por otra parte, ganen y triunfen, aquellos individuos que, violan las normas y leyes, delinquen, evaden sus obligaciones tributarias, viven sin trabajar, e incrementan sus bienes y patrimonios. Hoy, debemos soñar una sociedad diferente, muy distante de la actual sociedad, de las excesivas palabras, la frivolidad y la pavada; las cortinas de humo, que “engrupen a los otarios o giles”; las múltiples promesas, falsas e incumplidas; la frustración, el desencanto, el descreimiento, la amargura y la desesperanza; la recesión y el letargo económicos; el mentido “todo bien”, el “no pasa nunca nada”, el “no cambia nada” y el “ todo queda en la nada”; el “todo da lo mismo”, y finalmente, el triste y lapidario “más de lo mismo…” Pues, no podemos esperar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo, y los hombres, como los árboles, se conocen por sus frutos. Debemos recuperar los valores, el trabajo, la fe, el optimismo y la esperanza, a la luz del arquetipo sanmartiniano. Fuentes: Roncoroni, A. “El legado de San Martín” , Nuestra Revista s/f Costanzo,, C. A (2016)”Reflexión Lunfarda: El ejemplo del General San Martín.